Balance 2009

Siguiendo la línea de la revista Noticias, comienzo el año 2010 haciendo un balance del año pasado, similar al propuesto por el pasquín opositor.

Mejor político: Una buena actuación en las elecciones legislativas y un papel, a mi entender, sobrio, quedando bien con propios y extraños, durante la segunda mitad del año, y con una buena perspectiva a futuro, convierten a Martín Sabbatella en el político del año.
Peor político: Este año creo que perdió definitivamente la brújula. Sus pronósticos agoreros y sus frases desafortunadas hicieron que hasta sus más fieles seguidores la negaran tres veces. Sin duda, la peor política del año es Elisa Lilita Carrió.
Mejor funcionario: Está en la mira de la oligarquía nacional y los medios masivos de comunicación, quizás como ningún otro funcionario, desde hace varios años. Seguramente investigado a diestra y siniestra por los periodistas detectives más sagaces de la patria mediática, y este hombre continúa haciendo bien su trabajo y no se le encuentra ni el más mínimo trapito sucio. A contramano de lo que afirma el millonario Fontevecchia, el premio de mejor funcionario va para Guillermo Moreno.
Peor funcionario: Es injusto esta elección, lo reconozco. Tan solo duró 11 días en su cargo, pero como no hizo absolutamente nada, salvo conjugar creativamente diversos ismos, el peor funcionario del año es el macrista Abel Parentini Posse.
Político más antipático: Se lo ganó con esta cara de orto: Oscar Aguad.
Escándalo del año: Ciro James y Jorge Fino Palacios protagonizaron este escándalo, que lejos de estar terminado, compite a la par en emoción e imprevisibilidad con cualquier libro de Ian Fleming. En un año complicado, el altercado más llamativo, en el que hasta podría estar involucrado el mismísimo Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fueron las escuchas ilegales.
Proyecto disparatado del año: Se terminaba el año. A pesar de que los últimos meses habían sido bastante movidos, la calma parecía llegar. Mauricio veía como el barco estabilizaba su rumbo y podía, al fin, disfrutar de unas felices fiestas junto a su familia. Y aparece este muchacho, un tal Diego Guelar, con el proyecto disparatado del año, una amnistía para los represores. Será el año que viene.
Frustración política del año: Para algunos puede ser cierta ley que coarta la libertad de mercado. Para otros, la mantención de ciertos impuestos que buscan construir una economía más justa. Para mí, no. Para mí, es lo que aún no se hizo: reformas fiscales, agrarias, más distribución, más equidad. Es una frustración, pero, aclaro, pequeña. Porque este año se hizo mucho. Quizás muchos más que en los años anteriores. Pero aún falta.
Mejor periodista: En 2008, tomó una postura en contra del gobierno. Pero este año, coincidió y defendió muchas propuestas del oficialismo, demostrando no sólo honestidad intelectual sino también un coraje del que otros parecen adolecer. El periodista del año fue Víctor Hugo Morales.
Peor periodista: El temporal pasó y las aguas se amainaron. Pero la sospecha, al menos en mi persona, persiste. Si el capturado en video hubiera sido un funcionario oficial, posiblemente no hubiera pasado tan fácil. Este hombre ya no tiene credibilidad, el peor periodista del año, Carlos Pagni.
Mejor empresario: Quién más sino don Carlos. Todos lo critican, pero el tipo puso a todos los empleados en blanco y además sorteó un auto (está bien, él se quedó con el cero kilómetro, ¿pero quién no haría lo mismo en su lugar?). Si todos los empresarios argentinos serían como él, al menos, no habría empleo en negro.
Papelón del año: La defensa de los derechos televisivos del fútbol por parte de ciertos personajes ha sido tan vergonzosa como hilarante. El papelón del año lo hizo Marcelo Lo-más-democrático-es-que-el-que-quiera-ver-pague Bombau en el programa de Mauro Viale.

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