Curso avanzado de periodismo

El relato de Horacio González que transcribo aquí abajo lo tomé de un mail que anda circulando. Un productivo ejercicio de intertextualidad es leerlo después de pasar por esta nota:

Un viejo amigo, que encontré de casualidad cenando solitario en Pippo -ni preciso aclararlo, el de la calle Montevideo, aunque ahora se escribe con una sola p-, me regaló una pequeña confesión, luego de que yo me acercara a su mesa y ambos intentáramos reincidir en el viejo género de la nostalgia fácil. La facile malinconía, lanzó él, como invitando a reírnos de nosotros mismos.

No lo veía hace más de veinte años, de modo que ni citamos al famoso tango que invoca esa cifra metódica (haciéndola dudosa, declarándolo una “nada”), ni exploramos con demasiada osadía un pasado que para los hombres de nuestra edad se presenta trabajoso. Esos intercambios no pueden ser más que titubeantes y el afecto pretérito corre el riesgo de agotarse rápidamente, convirtiéndose en una grave señal de esterilidad rememorativa, a no ser que estemos dispuestos a más. Como ser: hablar en serio. ¿Pero quién lo intentaría? Pueden surgir ocultas desavenencias, lógicas opiniones sobre el presente, pero imposibles de compartir. Echarían tierra sobre un encuentro necesariamente fugaz, y por eso mismo, grato. Nunca elogiaremos lo suficiente a un pasado que aparece como una ráfaga repentina y se escabulle quedamente, en un tris. Se lo agradecemos, pues pasa rápido sin incomodarnos con su oscura redundancia.

Por eso, ya me retiraba cuando él me espetó: “Raro encontrarnos acá, como dos perdidos en la noche, como si quisiéramos recuperar el último resplandor de algo que ya fue, en estos manteles de papel que, no lo neguemos, ya son falsos. ¿No son un decadente manierismo de lo en que en su momento, mirá vos, era un alegre signo de rusticidad que evocaba utopías mayores?”. Me sorprendió esa inesperada reflexión a borbotones, por lo que automáticamente acerqué una silla y me senté a su lado. Sabía que venía una confesión. No me había equivocado. Y es así que me dijo: “Estoy haciendo un curso avanzado de periodismo de post-ideas, basado en el reciclamiento de ciertos estilos del periodismo de los años 60, en uno de los grandes diarios nacionales, perdoname que no te diga el nombre aunque resulte obvio. El tema surge de la necesidad de crear un formato adecuado a la lucha política, que golpee en uno de los temas más profundos de la época, la legitimidad de los gobernantes. Se actúa con la hipótesis general de acusar a los gobernantes o a los políticos que interesa poner en la picota, de pérdida de autenticidad, para lo cual se proponen técnicas de redacción donde se imaginan ciertos diálogos con personas arrepentidas, ex-militantes o ex-guerrilleros, lo que sea, como voces autorizadas que denuncian la impostura reinante…”

Me ví obligado a decir algo y me escuché pronunciar, un poco forzadamente, estas palabras: – “¿Y cuál es el problema?, a la presidenta y su marido le tiran con munición gruesa. En muchos escritos que salen a diario en la prensa, los consideran locos; un comentarista de televisión intenta una actuación de médico de cabecera, hace muecas severas y dictaminantes. ¿Te acordás de esos adorables matasanos que venían a nuestras casas cuando éramos chicos y nos retaban con terroríficos padecimientos si no hacíamos tal o cual cosa? Ahora los forenses del set se la pasan diciendo que el poder enferma y al mismo tiempo encubre la enfermedad… a esta altura, ni te preocupés por eso.”

No hice bien en decirlo. Mi amigo tenía un problema de aquellos que suelen ser denominados “éticos”. No pronunció esa palabra tan majestuosa pero lo entendí perfectamente. No le gustaba lo que veía, parafraseando a un conocido político. Como si yo apenas hubiese movido una brizna desdeñable de la realidad, él prosiguió:

– “No, esto es otra cosa, ahora hay técnicas más avanzadas, superadoras. Decirle loco a alguien da algunos resultados, pero no garantiza más que un primer escalón significativo de agravios… ¿entendés?”

No, muy bien no entendía, pero me encontraba ante un lenguaje desconocido, dicho apenadamente frente al papel de estrasa del mantel de Pippo, pero no en aquellos años en que reinaba la filosofía de los signos que impartía Eliseo Verón, sino en un absurdo año 2009. “El primer escalón significativo de agravios”… evidentemente eran clases que mezclaban ciertos atisbos de psicología social con semiología a la violeta, pasadas por infinitos cedazos de márketing político especializado.

“Sí –prosiguió mi amigo- ahora se trata de tejer acusaciones sofisticadas, como que los gobernantes se inventan un pasado Se conciben situaciones con personajes falsos pero que hacen el papel de auténticos, para que declaren a su vez que son falsos los que serían intolerables si fuesen auténticos. Me explico: este new journalism se presenta como superador de los que décadas pasadas habían imaginado los herederos argentinos de Truman Capote y Tom Wolfe … ¿te dás cuenta? superar a estos dos monstruos, o a sus ilustres seguidores de Primera Plana… pues bien, estos nuevos experimentos de post-semiología política toman de punto a quienes ya sabés, a los que te jedi…

-Hacía décadas que no escuchaba esa expresión- interrumpí.

– Me entendés perfectamente. Los enfocan o los focalizan para sugerir de mil formas, por goteo, con ensayos sesudos o articulitos al pasar… todo vale, que son impostores. Dicen que es letal para la vida política. En la era de los “productos genuinos”, sea un Ipod o una batidora de cocina, decir que algo es una impostura, parecería un golpazo ilevantable. Y corresponde a ciertos modismos de la alta academia: “la invención de un pasado”. Está todo pensado. El método recomienda ensayar fantaseando con supuestas declaraciones autorizadas, por ejemplo, una ficticia reunión en el Sheraton Hotel, un inexistente “restaurante del centro”, o sino la existencia “de un amigo mío que militó en el partido comunista” -¿me seguís?-, se le da veracidad y proximidad, precisamente a la acusación de falso, hecha por personajes fantasmales que surgen de su consentida derrota personal. Este modismo de la escritura se llama “de lo falso a lo verdadero para declarar apócrifo lo verosímil”.

-“Complicado”, ensayé yo.

– “No querido -ahora recordé que hace dos décadas también me trataba así-, no, qué va a ser complicado. Son diez lecciones: Tecnología-Crítica a la Invención de un Pasado, I y II; Metodología para Imaginar un amigo Ex-Comunista Proveedor de legitimidad al Engendrum, I y II; Encuentros Fraguados en Viejos Restaurantes I, II y III; Situaciones Ficticias I (tr.: Fictional situations) (“El caso del viejo montonero”, tr.: “the old montonier case); Figuras Ficticias II “Glosario de citas Oportunas de Borges” (tr.: opportune Borges´s citations) y por fin, Taller de Tesis. Yo estoy ya en esta instancia final, de ahí que se acrecienta mi confusión. Preciso parar la olla, querido, pero no quiero que mi profesión quede alterada por estos estilos que invocan viejos prestigios, ahora lanzados contra experiencias políticas que, podemos compartir o no, se exponen sin más a que sean erosionadas…”

¡Cómo hablaba mi amigo! Mezclaba expresiones como “parar la olla” con palabras como “erosionada”, una de los sesenta y la otra de los noventa. Buen engendrum. No sé como me desligué de esa conversación, a la que poco aporté. Salí acongojado de Pippo –o debo decir tan solo Pipo-, y de pronto recordé un reciente artículo periodístico que había leído en La Nación donde se acusaba a “los Kirchner” de “inventar un pasado”, escrito con elegancia –sí, pero ahora sabía que siguiendo las recomendaciones de esa Escuela de la Sombras, pues se aplicaba incluso the opportune Borges´s citation, ¿no decía acaso crear un “ilusorio ayer”?- y se seguía a pies juntillas toda la metodología que mi amigo me había explicado. El tema que primero había acosado a altas plumas argentinas, por fin era manufacturado con diálogos simulados y fictionals situations. ¡Cómo no me había dado cuenta antes! La presidenta y su esposo, falso, todo falso, como cuando en México, el gran escritor Blaise Cendrars buscaba lo novedoso, y no podía más que exclamar… connu… connu… Todo conocido. Con la misma facilidad, se dice aquí que todo es falso… faux… faux… Se pasa por alto que la memoria actúa siempre con cierta ilusión retrospectiva y se fragúa la hipótesis de que eso se hace para pactar con el “progresismo”, incurriendo en sofismas tramposos. No otra cosa es mofarse de un sector cultural cuya crítica exige mayores recaudos y cuya actualidad problemática se encuentra hoy en gran medida en las antípodas del gobierno, no como “progresismo falso” sino como “centroderechaverdaderamenteprogresista”, y en una mayor cuota aún, formando el volumen respetable de los lectores del mismo diario antecitado.

Llegué a Montevideo y Corrientes preocupado, retraído. Los últimos viandantes ni parecían desesperados ni destellaba en ellos el antiguo demonio de la noche. Pensé en otra cita de Borges. “Todo era falso, salvo un par de detalles y ciertas circunstancias”. No, la cita no era así, era parecida, mi memoria no es buena. Y menos luego de una conversación que excedía aquella facile malinconía. Pero al llegar a casa, me propuse escribir una historia falsa siguiendo las recomendaciones de las materias que estudiaba mi inconsolable amigo. No me fue difícil. ¡El curso era efectivo! Simular un encuentro con un viejo amigo, fraguarlo en un viejo restaurante, etc., etc. Agarré mi plumín y comencé: “Un viejo amigo, que encontré de casualidad cenando solitario en Pippo…”

Horacio González (alumno avanzado)

Acerca de balvanera

Daniel Freidemberg. Argentino, nacido en 1945 en Resistencia (Chaco), residente desde 1966 en Buenos Aires, actualmente en el barrio de Balvanera. Más información en el blog "días después del diluvio".

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19 comentarios en «Curso avanzado de periodismo»

  1. Me contó un viejo montonero que el ejercicio de la profesión de kirchner como cobrador de deudas hipotecarias de aquejados por la 1050 en realidad era una pantalla.
    En realidad le daba letra al CELS para la defensa de los militantes perseguidos, incluso muchos escritos y habeas corpus presentados por Alfonsin y otros abogados en realidad habían sido redactados por el lupo, y enviados desde Rio gallegos por encomienda a la terminal, camuflados en una caja de alfajores.
    En 1977, incluso participó en las marchas de las madres en la Plaza de Mayo, disfrazado de madre con una peluca y un pañuelo en la cabeza.
    Astiz se había encarnizado en identificar a esa madre alta, bizca y narigona, pero nunca pudo y de bronca secuestró a las monjas.
    Salvo mi amigo montonero, todos los demás testigos del heroico accionar de nestor, incluídos sus referentes en la orga, fueron asesinados por la dictadura. así que anda por la vida sin poder hacer bandera con sus acciones heroicas.

  2. «Todo el mundo necesita enemigos», decía un alguien que Daniel`probablemente recuerde. Yo agrego: «Suelo elegir a mis amigos por los enemigos que tienen». (Aunque eso me condene casi siempre a poner en mi fiesta de cupleaños y en la urna a «los menos malos»).

  3. ¿Sonreir? Me lo imagino agazapado sobre el teclado, con la vista clavada en la pantalla, la derecha sobre el mouse y la respiración anhelante, esperando que aparezca alguna ocasión, cualquiera, para actuar de inmediato, como si en cumplir con esos desahogos le fuera la vida…

  4. Muy bueno Balvanera. Pregunto: ¿Esos muchachos de Perfil, La Nación y Crítica que pasan su vida escribiendo contra los Kirchner no tendrán un poquito de vida? ¿Cuánta se llevarán de la Embajada o de los agronegocios por cada artículo en el que los critican o demonizan de alguna manera? Porque lo que más me hace sospechar no es una crítica que pueda ser legítima -porque no son perfectos, está claro-, pero cuando alguien me dice que todo lo que hace una persona lo hace mal o si lo hace bien es porque tiene ocultos intereses detrás le desconfío.

    Un abrazo grande.

  5. y mira brian fijate el tratamiento de pagina 12 con Macri….pocas veces vi algo tan patetico es IGUAL que La Nacion con el Kirchnerismo.

  6. Pepe: a los cinco años es normal que uno, cuando le echan algo en cara, responda: ese niño también lo hace. Presumo que usted ha superado esa tierna edad, pero permítame decirle que no se nota.
    Saludos

  7. 5 años? exageraste un poco andres.

    llamativo que te parezca tan tonto siendo que es el principal argumento pro Kirchner de la mayoria de AP.

    si Kirchner hace algo malo, «los medios» tambien lo hacen o se recuerda que esos medios son los que en tal momento tal cosa, la oposicion es peor, etc.

    pero es cierto cuando salga el tema dire lo que creo que pagina 12, pero permitime preguntarte, fuera de agenda, vos no lo ves asi?

  8. Aunque fuera cierto que P 12 tienda a ver mal todo lo que hace Macri (y en buena medida es cierto), no hay comparación, ni de lejos, con lo que hacen con los Kirchner Perfil, La Nación y Crítica, por el modo en que lo hacen. Al lado de la saña, la insistencia, los recursos tramposos, los inventos, las campañas de rumores, los modos aviesos de titular (y a veces directamente de mentir) y todos los etcéteras a que recurre esa santísima trinidad, lo que hace P 12 es un juego ascético y puritano. Si a eso le agregás que básicamente la santísima trinidad corre acorde con los canales de TV privada y casi todas las radios, el término «igual» resulta un poquitín exagerado.

  9. yo no veo que critica sea ciegamente opositor, escribe artemio, caparros no es ciegamente opositor,tampoco bonasso ni otros columnistas, las noticias que callan la nacion y clarin estan en critica la mayoria de las veces.

    «casi todas las radios»? seran mitre y continental, no se cual mas, radio 10 no…..

    seguramente los K tienen mas medios opositores, pero bueno tiene razon andres no es cuestion de hacer una competencia.

    saludos

  10. Pepe: no creo que me hayas visto a mí entrar en ese juego de los reproches mutuos. Yo digo lo que me parece mal y listo.
    Desde la invención de la escritura, los que escriben tienen alguna determinada relación con el poder (el poder en general, no sólo el gobierno que sea). Ningún medio es neutro, objetivo o «independiente». Como las sociedades son redes de relaciones de poder, con distintos poderes en pugna, los medios tienden a favorecer a algunos y desfavorecer a otros, según su propia ubicación en esa red. Ninguno escapa a esta realidad, así se trate del Boletín Libertario de Villa del Parque (espero que no exista y no me vengan a protestar).
    Con respecto a Crítica, es verdad que tiene algunos columnistas kirchneristas arrepentidos, como Bonasso. El New YOrk Times es tenido por propios y ajenos como el órgano de los «liberals» norteamericanos, pero escribe el ultraconservador Kristoff. El New York Post es de derecha recalcitrante, pero publica columnas de Susan Estrich, una especie de progre a la yanqui.
    Esun juego habitual, que permite mantener la ficción del «medio independiente». Pero Crítica es un diario cerradamente opositor y a la búsqueda de cualquier dato, cierto o falso, que permita pegarle al Gobierno. Pero, y Balvanera tiene razón, Crítica, Perfil y La Nación no son sólo opositores, lo que los distingue como sañudos es el modo de tratar los temas. No es casual que sean los medios que dieron espacio a las vergonzosas pelotudedes de Nelson Castro sobre la salud de la Presidenta.
    Con respecto a Macri, yo aplaudo lo que sea que tienda a perjudicarlo. No lo oculto. Lo que puedo decirte es que, con tal motivo, reviso con cuidado todas las notas de Página 12 sobre el tema y, te aseguro que soy capaz de detectarlo, no he visto que caigan en falsedades flagrantes o en distorsiones groseras. Que le buscan el pelo al huevo, sí. Que exageran, también. Pero, para igualar a Perfil y Crítica, les sobra profesionalismo. Justo es decirlo, La Nación también, en su postura, se las arregla para mantener un poco más de elegancia (salvo por los dinosaurios que escriben sobre economía).
    Saludos

  11. gracias andres por explicarme como es el periodismo, pero ya sabia que no hay emdios independientes ni objetivos….no tengo 5 años..

    sostengo que Critica no es un diario furiosamente opositor y no solo porque ponen un Kirchnerista haciendo el viejo truco de «la excepcion que confirma la regla», a menos que tengas una buena cantidad de mentiras que haya publicado critica solo para perjudicar al gobierno….a vos te parece que caparros escribe desde lo que ustedes llaman el enemigo?te parece «la derecha»? te puede no gustar pero de ahi a calificarlo como pateticamente opositor…yo no la veo.

    despues perfil hace con todos los gobienros lo mismo, investigaciones casi ridiculas y bizarras del poder proque ahi esta el negocio, con menem tambien tuvieron problemas.

    te das cuenta que de ciertos diarios (donde trabajan miles de periodistas) no hay critica alguna que ustedes acepten por el medio de donde viene?

    saludos.

  12. Pepe,
    P12 ha criticado, en ocasiones con cierta complacencia quizas (o sin odios evidentes), muchas de las cosas que aqui y alla se le endilgan al gobierno actual y al anterior y hemos criticado aun desde los espacios oficialistas o afines a las politicas de los K.. y lo han hecho Wainfield, Verbitsky, Pasquini Duran y otros columnistas que no señalariamos como de derechas..
    Ahora, no lei ni una nota ni un comentario elogioso o siquiera aprobatorio de ninguna de las medidas que se han tomado en los ultimos 5 años de los gobiernos de K y de CK..
    Critica y Perfil publicaron en los ultimos meses notas y colmnas de opinion que destilaban odio y racismo, ni que decir de mentiras en titulares y declaraciones de «funcionarios muy cercanos a K que pidieron reserva de sus identidades»..
    La cobertura que hicieron estos dos diarios, junto con las de Clarin y La Nacion, son un buen ejemplo a contrastar respecto de lo que hizo P12..
    (En P12 las notas de Opinion, estan encuadradas en otro color, y, por ejemplo, durante el conflicto por la 125, se publicaron opiniones de Bussi, de Pino, de R Fraga… Vos leiste alguna de Forster o de E Mocca en La Nacion o en Critica?)
    No ver eso es mala leche…
    Por otro lado, y respecto de la cobertura que se hace de las decisiones tomadas por el gobierno de la CABA, P12 nunca involucro cuestiones vinculadas con la sexualidad, la salud mental ni la salud de Macri…
    Con reproducir las declaraciones de los propios funcionarios («despacito y en silencio») alcanza..
    Saludos
    Sebas

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