Me dejó de importar el peronismo

Dos temas sobre los que se ha hablado mucho esta semana son: el Peronismo del siglo XXI y el Dialogo,

Manuel Barge hace tiempo que viene haciendo de Nostradamus de lo Nac&Pop. La última de sus predicciones es una versión sudaca de aquel ensayo primermundista «El Fin de la Historia».  El mundo según Manolo se desploma y lo único que queda en pié es Argentina (e ideológicamente el peronismo).

Algunos parecen haber comprendido que el asunto va más o menos por ese carril y  quieren entrar a la historia como coautores de la idea más muy funcional a los intereses de los cuales son portavoces, cuestión que me parece legítima.

Afuera, la crisis parece haber encontrado un piso. Para nuestro país, que China en el mundo y Brasil en la región se perfilen como motores de la recuperación es la mejor de las noticias. De ser así, el viento de cola externo impulsará una vez más nuestra economía.

El camino que ayudaría a superar la crisis por Guillermo Rozenwurcel para LA NACION

Por centroizquierda también vieron la veta y tratan de sentar las bases de un nuevo movimiento histórico pensado para el siglo XXI, claro está sobre la base del tan vilipendiado peronismo, entonces peronizan sus discursos y recitan a Perón y hablan de nutrirse de su historia (a algunos les cabe el «quien te ha visto y quiente ve» ademas de un bien ganado «oportunista). Pero en el fondo no puedo más que aceptar que tal  objetivo es también legítimo.

Fuera de esta carrera por la apropiación de los simbolos y la rica historia de un movimiento están los que analizan el dialogo por un solo costado: el del autor de la idea, las circunstancias por la que arribamos a el, el contenido regresivo de las propuestas o el de inefectividad del mismo.

Soy suspicaz y no se me escapa que uno de sus propósitos es encauzar el rio revuelto hacia las aguas mansas del entretenimiento para políticos que entre las elecciones suelen estar muy al pedo y se prenden en cuanto fragote se pone en marcha. Ojalá que ninguno de los suspicaces -como yo- acierte y el dialogo sea para el bien de todos.

Un más que lúcido Lucas Carrasco,   arroja ácido sobre el rostro de los que creen que hablando se entiende la gente en su versión politica-naif .

La comedia del diálogo despliega, en su ineficacia concreta de set televisivo, las interesantes tácticas del estilismo opositor.

No, si hablan los partidos políticos, no habla el poder, a eso, los radicales le llaman diálogo.

Al cual, por supuesto, no puede concurrir ni Techint, ni Clarín, ni las cinco exportadoras multinacionales granarías. A lo sumo con la vestimenta de la AEA, de la UIA, de la Mesa de Enlace, pueden negociar en secreto, mano a mano con las autoridades estatales, cómo se llevan nuestros impuestos.
A eso se le llama diálogo. Se lo festeja, se lo exalta, se lo bendice en el altar de las virtudes de los dioses.
Es el viejo modelo corporativo, edulcorado con toques de tarta gallega, sinopsis dudosas de lo que ocurre “en los países serios” y otros sudarios, de consumo interno, que solamente dejan fuera, en el mejor de los casos, al 60% de los argentinos. En el mejor de los casos.

Y comparto, pero me repongo y trato de ver el vaso medio lleno y me pregunto que parte de culpa tenemos los que pensamos que el dialogo no es sincero y que ademas es funcional a los que quieren sentarse o arreglar por detras para esquilmarnos.

Me pregunto si estamos preparados para hablar con otros o somos máquinas de confrontar, por que aún no estando preparados podemos empezar a intentar comunicarnos con la otra porción de población con la que estamos enfrentados a ver si de alguna Tambien es una buena oportunidad para ir definiendo lo que cada uno es y a que tipo de sociedad aspira.  O tendremos que esperar otro turno, quizás nunca para construir puentes, marcar canchas, comunicar ideas, ver si la comunidad política que siempre estará inmersa en la lucha por la hegemonía le da al asunto un cariz menos dramático.

Acá una entrevista entrevista de García Marquez al Subcomandante Marcos que algo de luz echa sobre las tinieblas que hay en mi rubia cabecita.

El mundo está compuesto por diferentes, y la relación se tiene que construir entre esos diferentes con base en el respeto y la tolerancia, cosas que no aparecen en ninguno de los discursos de las organizaciones político-militares de las décadas del ’60 y  del ’70.

No hay mesa para sentarse con el gobierno. La tendremos que construir.

Pregunta: ¿El diálogo que ustedes proponen busca la creación de nuevos mecanismos de participación popular para la toma de decisiones o están detrás de decisiones de Gobierno que consideran necesarias para el país?

El diálogo significa simplemente acordar las reglas para que la disputa que se da entre ellos y nosotros sea en otro terreno! . Lo que está en la mesa del diálogo no es el modelo económico. Lo que está en juego es cómo nos vamos a disputar eso. Es algo que Vicente Fox tiene que entender. Nosotros no nos vamos a hacer foxistas en la mesa. Lo que la mesa tiene que construir es que este pasamontañas salga con dignidad y que ni yo ni nadie tenga que regresar a llenar esto de parafernalia militar. El reto es que no sólo tenemos que construir la mesa, sino que tenemos que construir al interlocutor. Tenemos que construirlo como un hombre de Estado y no como producto de la mercadotecnia o del diseño de los especialistas de imagen. No es fácil. Era más fácil la guerra. Pero con la guerra lo que es irremediable es mucho mayor. En la política siempre se puede remediar.

«El proceso no se construye con fotos, sino dando señales, sentándose y dedicándose a eso».

En nuestro pais estamos ante una situación parecida, nos enfrentamos dos bandos que creian tener la razón, y en la que pugnaban¡mos por imponer nuestra voluntad,  no hay mesa, la política solo es una de ellas y habrá que construir otras y luego esmerarnos para que se dialogue en cada uno de ellos.  Si no lo hacemos nosotros, otros lo harán y entonces tendremos que ir como invitados o no ir como hacen hoy algunos a los que no nos alcanzan las manos para pegarles.

Es imposición de la realidad, la miopía fue nuestra por no haberla instalado en la agenda.

Quizas no sea posible aplicar uno solo de estos dichos del Subcomandante a la realidad argentina. Si es asi disculpen.

De todas maneras ¿será este dialogo otra oportunidad perdida?, ¿cargaremos sobre nuestra conciencia esta nueva frustración por la que no apostamos, por la que nos jugamos, a la que vemos con muy mala leche?.

Y es ese construir la mesa y a los interlocutores, hasta el construirse uno mismo lo que hace apasionante a este dialogo que trasciende al gobierno K y a nosotros mismos.

Por supuesto que la sola posibilidad de sentarnos con aquellos sospechosos de presentarse al dialogo para imponer privilegios para las corporaciones irrita. Tenemos que hacerles cambiar esa idea, a la vez tenemos que cambiar esa idea nuestra de llevarlos al paraiso a patadas en el culo y sin tener la delicadeza de rodear nuestro accionar con un relato atractivo y movilizador.

Cabe la posibilidad de que el interlocutor se esté replegando y llame a su manera a un arsmisticio, pero no quiere ser humillado. Pensemos en la posibilidad de una vueta hacia atrás, pero no seamos paranoicos, tanto que cada dias escribamos un capitulo de la profecía autocumplida de la vuelta del neoliberalismo.

Supongamos que Omix sea un tipo que no se deja llevar por las pasiones y por un momento le deje de importar obsesivamente el peronismo, entonces le importarán otras cosas, aunque no crea en un dialogo que sea sedante de las contradicciones que deberemos resolver a la manera tradicional, pero disimulando.

Ese Omix superado (que no existe aún, pero que está haciendo su mejor esfuerzo) pregunta:  ¿Importa mucho quien instaló el tema o importa que el dialogo está instalado como un valor y por lo tanto hay que poner lo mejor de uno para que sea fructífero y útil?

Acerca de OMIX

Omar Bojos / Bonaerense, moronense, peronista conurbanero y defensor de los compañeros con quienes militó en tiempos un tanto más difíciles que los actuales (gracias a Dios)

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3 comentarios en «Me dejó de importar el peronismo»

  1. El tiempo pasa.Las elecciones fueron.El resultado esta a la vista.Se enfrentaron dos»modelos»de desarrollo economico y dos»estilos»de llevar la politica:confrontar o consensuar.El consenso se lograria mediante el dialogo.Si se hace por debilidad(no por conviccion)o como estrategia de dominio y o entretenimiento,esta por verse.Yo deseo que sea por conviccion y fortaleza de principios,y que sirva para desenmascarar a la oposicion,lo vengo diciendo.El A.C.yS.,por ejemplo y el mismo Narvaez nos quieren vender que son mas populistas o de izquierda que el peronismo por las cosas que a veces pretenden…

  2. Omar:
    Ese Omix no va a existir, por suerte. Importan las dos cosas, pero sobre todo ver qué hacemos nosotros con la iniciativa política, para dónde rumbeamos. Hay trozos -así, de carnicería- de la agenda opositora (SI, con el subsidio a la niñez y/o subsidio universal) que vale la pena implementar, porque nos darían oxígeno con los movimientos sociales (tomame la palabra en esto: los necesitamos como necesitamos el oxígeno), y permitirían al sector formalizado incidir en el salario mínimo con otra relación de fuerzas.

    Un abrazo,
    EM

  3. Por el «diálogo» se empieza. Después, se negocia y se consensúa, en el caso de que el diálogo sea fructífero. Si no lo es, no sé… ahí la veo más fulera.
    Es una tarea de corte y confección, cuyo producto será más o menos el próximo modelo.
    Coincido con Meler: hay que ver a quién le compramos los paños.

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