Vamos al Congreso

El gobierno se acordó un poco tarde de sacar la gente a la calle. Suena medio a manotón de ahogado recurrir al pueblo cuando se lo precisa, en este caso porque los reaccionarios se pusieron todos de acuerdo en y, entonces, hay que darles una respuesta. Que hay que dársela, claro.

Algunos sectores sostienen que el Gobierno con lo del martes a la tarde, busca ganarse al progresismo para las elecciones de 2009. Supongo que algunos kirchneristas ven en esto la necesidad del pueblo movilizado, y otros, una buena idea para desviar la atención de una o dos cuestiones básicas. En primer lugar, la absoluta inoperancia a la hora de resolver el conflicto con los garcas del campo.

De todas maneras no podemos evaluar, cada uno de nosotros, como pueblo, evaluar nuestra asistencia o no por el mayor o menor número de politiqueros que buscan rédito partidario.

Si estoy profundamente convencido que la semana pasada ha sido decisiva para que comprendamos que estamos divididos cuando en la vereda de enfrente lo tienen todo muy claro.

Ellos saben que tienen que empezar a apretar y a amenazar para confundir, desmovilizar y asustar. Nosotros no sabemos, todavía, renunciar a banderas partidarias o sectoriales, en aras de objetivos comunes.

Ellos saben que hay que inventar, como sea, un clima desestabilizador y probabilidad de anarquías y caos en puerta. Nosotros franeleamos: yo soy un peronista del conurbano y voy, yo soy un socialista porteño y no voy, yo soy de la CTA así que estoy espiritualmente pero no voy, yo soy del Club de Cultura Socialista y no voy por un “prurito”, y yo soy peronista y voy, y punto.

Ellos manejan la inmensa mayoría de los medios de comunicación y saben hacerlo.

Ellos saben que en la calle pierden y por eso se van lejos, al concheto Palermo.

Creo que esté martes hay que ir a la plaza del Congreso.

No pienso ir a hacérles el juego a los peronistas. Ni a ningún otro partido. Cuando uno está seguro de sus convicciones no tiene por qué pensar que está sirviendo a alguien, sino a si mismo. Y en casos como esté, ayudando a la conciencia colectiva.

El martes voy a ir, y no lo haré para apoyar la crisis energética, ni para olvidarme del costo de vida según Indeklandia, ni para justificar la falta de decisión o la complicidad para no afectar a los monopolios y los oligopolios ni para perdonar las promesas incumplidas. Todo eso, y todo lo demás, no lo voy a apoyar ni a justificar ni a olvidar ni a perdonar, ni en la Plaza ni en mi vida cotidiana.

Simplemente voy a ir a Congreso a juntarme con los peronistas, los radicales, los socialistas, los comunistas, los movimientos sociales, la CTA, los progresistas sin partido, con las Madres, con los independientes y con todos los argentinos capaces de entender que ante nuestra desorganización y ante el reagrupamiento cada vez más sólido de las fuerzas conservadoras, ayudados por la quietud oficial frente a las injusticias sociales, la única que nos queda es mostrar que somos un despelote pero que también somos muchos.

Y muchos que, además, no nos conformamos con un acto, sino con un estado de movilización permanente. Porque está de mañana tiene que ser la última vez que se nos convoca teniendo atrás un largo período de desmovilización popular.

No hay nada más efectivo y hermoso que el pueblo en la calle. Y queremos estar en la calle por la democracia. En la calle contra De Ángeli, contra la Rural y la CRA. Pero también, mañana o cuando sea, contra la extranjerización de la economía y la usura de la Patria Financiera. Mañana o cuando sea que haga falta, el pueblo movilizado para respaldar medidas de fondo que afecten intereses poderosos.

Mañana y cuando sea, no una vez cada tanto.

Empecemos este martes, y no paremos más