¿Cerca de la revolución?

(Nota publicada en la revista El Estadista)

Y si mañana es como ayer otra vez
lo que fue hermoso será horrible después.
No es sólo una cuestión de elecciones.

El nuevo escenario abierto tras el contundente triunfo electoral de la presidenta Cristina Kirchner genera una serie de interrogantes sobre cómo se darán de aquí en más los conflictos en la arena pública. Aun si tenemos en cuenta que nunca podríamos estar ante puras novedades, es cierto que los viejos mapas para leer la dinámica política parecen haber dejado de servir. Ocurre que la presidenta Kirchner no sólo puede mostrar un caudal de votos récord a su favor, sino que también una enorme diferencia la separa en términos nacionales del resto de la dirigencia. Esto hace que, por momentos, el lugar que ocupa la Jefa de Estado en el sistema político se parezca más al que tienen muchos gobernadores e intendentes en sus territorios, que al de los presidentes del actual período democrático.

Sin pensar todavía en el contenido que podría tener el programa de gobierno de un segundo mandato de Cristina, podría plantearse, a modo de hipótesis, que esa situación de por sí ubica al proyecto político de la Jefa de Estado ante un cambio, frente a una posición que antes no ocupaba. Si miramos hacia el pasado inmediato, parece claro que el kirchnerismo puso sobre la mesa una agenda más audaz –que algunos sectores afines al Gobierno nacional estarían dispuestos a identificar como más “de izquierda”– en momentos en los que vio amenazado su poder. Más allá de algunas acciones resonantes previas, el conjunto de medidas que desplegó el Gobierno
entre 2008 y 2009, ya en una modalidad de “minoría intensa” terminaron de definir una determinada identidad política.

La pregunta que surge es en qué medida la nueva mayoría kirchnerista de 2011 –que como todo éxito electoral es contingente, pero no por ello menos real– no ubica al oficialismo ante una doble realidad. Por un lado, podría pensarse que el caudal de votos le da a la Casa Rosada le otorga mayor poder para “profundizar el modelo” en un sentido similar al de las audaces medidas de los años recientes. Por otra parte, habría  que analizar si el electorado de prácticamente todos los distritos del país, que avalaron a la Presidenta, está pensando en ese estilo, en esa impronta de gestión. ¿Puede un jefe de Estado ir siempre “por delante” de su electorado? ¿Cuando un gobernador o un intendente se impone por un margen de más de 30 puntos porcentuales a sus adversarios políticos, la ciudadanía le está requiriendo un “programa radical”? ¿Es posible encontrar un “programa radical” en las expectativas de amplias mayorías?

Son preguntas abiertas, para las que el kirchenrismo deberá ir hilvanando respuestas posibles. Sobre todo cuando este oficialismo ya ha dejado la impronta de novedad política con la que surgió tras la crisis de 2001 y muestra con claridad a quien lo quiera ver que términos como “gobernabilidad”, “estabilidad” y “responsabilidad política” no le son ajenos. Si se toma como válido este escenario ¿es posible decir que el Gobierno ensaya un “giro a la derecha”, como se escribió en forma apresurada luego de las elecciones? Más bien lo que parece ocurrir es que la Casa Rosada elige ubicarse –o ha sido ubicada por el electorado– “por encima” del resto de los actores políticos. No parece una diferencia poco sustancial. No es lo mismo girar “a la derecha” que estar “por arriba” del resto, si es que se pudiera imaginar categorías ideológicas poco convencionales.

De todos modos, y si la imagen de una Casa Rosada instalada “por sobre” los demás fuera acertada, ¿qué posibilidades tiene el kirchnerismo de seguir afirmando que a la izquierda suya está “la pared”? Es probable, por tanto, que la mayoría de los actores políticos de la oposición, sin elecciones a la brevedad, sin la necesidad de presentar un programa de gobierno demasiado coherente en este momento, opten por intentar
marcar falencias del kirchnerismo “por izquierda”, independientemente de sus propios orígenes políticos.

Cuando vamos al contenido de las políticas y a las palabras de Cristina Kirchner, el panorama va quedando más claro. En el discurso previo al inicio de su licencia médica, la Jefa de Estado afirmó que le pide “colaboración” a los sectores que “han logrado mejorar su posición” en los últimos años sean estos asalariados o empresarios. Así, por el lado de los asalariados se registran tensiones a ser resueltas con el Gobierno en todo lo que tiene que ver con las negociaciones salariales de 2012 y también en cuanto
posicionamiento de los sindicatos como actores dispuestos a disputar poder político y económico.

Del lado de los empresarios, son conocidas las quejas de distintos sectores por las medidas de control adoptadas por el Gobierno tanto en el mercado de cambios como sobre los mecanismos vinculados al comercio exterior. Cuando la Presidenta puso en marcha la idea de la necesidad de una “sintonía fina” en el país, el mayor impacto se produjo del lado de la CGT. Los mensajes dirigidos a evitar una “extorsión” sindical apuntaban a algunos actores, encabezados por Hugo Moyano. Las afirmaciones de la Presidenta se registraban además en momentos en que entidades empresarias, como la UIA, optaban por una estrategia que parecía más bien reconocer antes que a cuestionar la autoridad política de la mandataria.

Sin embargo, con el inicio formal del nuevo mandato de Cristina quedó claro que el Estado no parece dispuesto a delegar resortes de poder en el sector privado y que, si de mantener la estabilidad de las variables económicas se trata, está dispuesto a cometer “herejías” como imponer mayores controles en la City porteña o en la Aduana. ¿Giro a la izquierda? ¿Giro a la derecha? Nuevamente, la idea de ubicarse “por encima” de los demás actores sociales y factores de poder no parece descabellada, al menos como imagen para dar cuenta de la realidad política.

Sumado a esto, no será fácil tampoco señalar a Cristina como carente de pergaminos peronistas a la hora de plantear sus propuestas a la sociedad. La Jefa de Estado viene de afirmar en su cierre de campaña que su responsabilidad es “articular los intereses de 40 millones de argentinos”, aunque al mismo tiempo, advirtió que “siempre” estará “del lado del combate a la desigualdad, en la defensa de los sectores más vulnerables y la integración social”. Actuar en función de los “40 millones” aunque sin ser “neutral” no es tanto una paradoja sino una mirada propia del lugar que ocupa la política para el ADN peronista. No hay que olvidar que la Presidenta suele referir a la idea de un reparto de recursos entre asalariados y empresarios que se corte en un preciso “fifty-fifty”, una cifra que parecería arbitraria o impropia tanto para un observador de  izquierda, como para uno de derecha.

La idea de la conciliación de clases, muy arraigada en el discurso de Juan Domingo Perón, asoma así como un enfoque adecuado para interpretar la visión que expresa la Presidenta. ¿Cómo se plasmará en forma concreta esta visión durante un año que ya ha requerido del Gobierno decisiones en el terreno económico ante un ritmo de menor crecimiento y una menor holgura fiscal? Habrá que ver si con el inicio de sesiones ordinarias del Congreso comienzan a despejarse las incógnitas o los tiempos de la Casa Rosada marcan otro ritmo.

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Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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30 comentarios en «¿Cerca de la revolución?»

  1. Dijo ayer CFK, en el discurso de reasunción formal del mando: «“En 2011 se tuvieron que importar 9326 millones dólares en combustibles (…) ha caído y mucho la producción (…) el subsuelo es de los argentinos, no podemos volver a las épocas del Virreinato”. Acto seguido les dijo a las Oil Companies: o invierten más y (ademas) bajan los precios o (esto entre líneas) les sacamos las concesiones. Esto es notable. Cristina y su gobierno están interpretando exactamente uno de los mandatos principales del electorado: los recursos, la guita, es del pueblo.

    Y responde así ademas a uno de tus interrogantes: si, su gobierno va por mas. Porque, en realidad, es como dicen los de Ocupemos Wall Street: es el 99% contra el 1%. CFK, Dilma Rousseff, Rafael Correa, son algunos de los ejemplos de que en Sudamérica le estamos diciendo basta a las multis (entre otros factores tradicionales de poder). Queremos nafta barata en Argentina, porque tenemos la materia prima. Y eso significa que ustedes se van a llevar mucho (mucho) menos a sus paises de origen. Pero bueno, gente, la lucha será dura, sabemos que a estos muchachos que manejan el petroleo no les gusta perder ni a la bolita. Que bueno si Binner y Alfonsín, entre otros, salen a apoyar fuerte (como hicieron con Malvinas).

    1. «Esto es notable. Cristina y su gobierno están interpretando exactamente uno de los mandatos principales del electorado: los recursos, la guita, es del pueblo.»

      Sin dudas ya nos metimos en el siglo del simbolismo. En realidad, a la fecha, a la hora que estarás leyendo esto, Cristina no interpretó nada, dado que el petróleo argentino sigue siendo español, brasileño y chino (ahora que se vendió panamerican).

      Los recursos mineros, por más que el kirchnerismo se harte fácil de ésta discusión, ejemplifican que el rumbo de la Presidenta en éste sentido no deja de ser simbólico. A veces, caricaturesco, si tenemos en cuenta que ya están operando en varios puntos cordilleranos.

      Con respecto al resto de los recursos, hagamos un repaso rápido: los recursos pesqueros han disminuído sin cesar desde los ’90 (gracias a Felipao Solá, Menem, DLR y luego nuestros beneméritos). La depredación es ley, los cupos son un pingüe negocio y negociado entre millonarios y políticos, el recurso es lo de menos en la lista de prioridades a cuidar.

      Los recursos madereros están (no me refiero a bosque nativo sino cultivados), pero no se pueden utilizar en muchos casos (caso Corrientes), dado que los costos no le dan a nadie (el problema ahí radica en Camioneros y sus aprietes).

      El recurso de la energía alternativa existe a lo largo y ancho, pero evidentemente no garpa también como el petróleo. Eso sí, nos olvidamos que desarrollando éste recurso, al ser menos contaminante, también cuidamos los otros recursos.

      En fin. Hasta que efectivamente no sucedan las cosas preferiría que nadie cante victoria. Encerrar una realidad inexistente en abstracciones de «simbolismos, rumbos, interpretaciones correctas» es de necio.

      1. Coincido con tu diagnostico y con los hechos que relatas.

        En lo que no coincidimos es cuando se debe empezar a «cantar victoria» (que, si te interpreto bien, no es haber llegado a la meta sino poder decir que hay un gobierno de izquierda -o peronista, si preferís).

        Lo que yo percibo -seguramente vos dirias que en un exceso de optimismo o de ingenuidad o de necedad- es que la clase politica sudamericana se esta poniendo los pantalones largos, con acciones concretas que buscan mas recursos para el estado y para las mayorias. Es decir, lo opuesto a simbolismos (Un ejemplo reciente: Rousseff haciendo echar al presidente de Vale por querer despedir empleados).

        Quizas es cuestion de no ser impacientes, de no pedir tanto. La cosa es lenta, de hecho se viene armando desde la democratizacion en los ochenta. Tenemos para quien sabe cuanto tiempo y cuantxs presidentxs antes de poder completar toda la lista de reformas que vos bien pedís.

        Recordemos que «hasta un camino de mil millas empieza con un solo paso». Vamos por el paso diez, ponele, falta un monton, si. Pero, me parece, los pasos se estan dando.

      2. Aprecio la paciencia de tu respuesta.

        Quiero aclarar, o mejor dicho, ahondar en el significado de lo que dije:

        – Con respecto a «cantar victoria» no me refiero a una cuestión de poder de una bandera en particular ni de un sistema de gobierno ya conocido. Gobierne el que gobierne debe entender que los recursos naturales de un país – sobre todo en latinoamérica – no son para despilfarrar, regalar ni depredar. Son para explotar de manera conciente, adulta, programada y sostenible en el tiempo. Deben constituírse como lo que son: un regalo de la tierra que nos debería permitir vivir mejor, concientes de que no sólo debemos sacarle rédito sino prolongarlos en el tiempo. Yo no quiero pobreza generalizada sin tocar recursos como tampoco quiero riqueza concentrada dilapidándolos. Tampoco apunto a una dicotomía entre lo público o lo privado (salvo excepciones importantes como el petróleo, el gas, la pesca, la energía nuclear), sino una estandarización en el aproximamiento a la explotación de recursos. Poner límites y hacer cumplir las condiciones.

        – En cuanto a la necedad, fue una dureza. La palabra optimismo también puede ser utilizada para describir la situación. Por otra parte, no olvidemos que Rousseff en Diciembre decretó la expansión de la frontera agrícola en el Amazonas en unas 25 millones de hectáreas. Chau pulmón, hola soja, justamente en un lugar donde el equilibrio ecológico es muy finito. No hubo tintas medias ni nada en ésa medida.

        – La cosa es sin dudas lenta, lo que me asusta es que va demasiado lento. No estamos hablando de cosas muy complejas. ¿Qué dificultad hay en pedirle a las mineras extranjeras que, primero, garpen en consecuencia y segundo, usen métodos menos destructivos? Te aseguro que la minería no deja de ser rentable por hacerla sustentable. La megaminería sí, la minería no.

        En fin. Considero, de vuelta, que todo va por el camino simbólico. Se le puede gritar a Shell, Repsol y Petrobras en cámara, cagarlos a pedos y todo lo que quieras, pero el recurso sigue siendo de ellos mayoritariamente. El que domina y controla la situación no necesita gritar, menos para alcanzar un simbolismo. A menos que el simbolismo que persigue sea únicamente proselitista, claro está (y ahí está Beder y muchos más).

      3. Me parece perfecto aumentar la exigencia en todos los temas que marcas. Son carencias a las cuales el sistema politico tiene que darles respuestas en los proximos años. Queda la pregunta si la mejor manera de exigir mas a lxs politicxs no es reconociendo y apreciando los avances, aun si nimios, para entonces si pedir más y mejores politicas publicas. Slds.

    2. Seria de necios (ya que es la palabra del conflicto) no reconocer que la practica actual de la política requiere de extremar al máximo la estrategia a lo fines de lograr los objetivos trazados.
      Suponer que la toma de decisiones, a pesar de contar con casi el 55% del electorado, solo requiere de poner la bala donde ya se puso el ojo, es desconocer la realidad de la gestión publica.
      Pensar que se puede afrontar varios frentes sin esperar tener bajas o trabas es utópico. Acá como en la primera guerra mundial, se lucha encarnizadamente por un metro de trinchera, y cada contrincante merece el máximo de los respetos.
      Hoy el gobierno lanza a la palestra un debate acerca de las petroleras esperando tener la repercusión necesaria para afrontar este tema. La pregunta es:
      ¿puede al mismo tiempo romper con Moyano y atacar a las mineras?

      Yo estoy convencido que a pesar del 55%, la distracción que provoca la crisis en países que habitualmente hacen lobby por sus empresas, y esta avanzada regional sobre los recursos naturales, no son suficientes para corregir de un plumazo todo lo que le exigimos a este gobierno y fuimos incapaces de exigir a otros.

  2. Ayer hablaba, en la puerta de una clínica en Morón, con un cumpa ex monto.
    Me decía que sus dos «pibes» (30 años + o -) eran talibanes ka, según su propia definición, pero que el con poco más de 60 años vividos y 4 décadas de laburo para comparar, les repetía constantemente que deben tener en cuenta que la redistribución verdadera todavía no empezó.
    El titulo Nicolas, me llamó la atención por lo pretencioso: «Revolución», nos falta Rodrigo de la Serna y empecemos a filmar.

    1. Depende de para quién no ha empezado, Omar. Es todo muy relativo. Abrazo. Y no me salte a la yugular, por favor, que a mí los cumpa de la Desca me acusan de muy ortodoxo porque banco a los Beder, Gioja, Insfran y De La Sota. Y yo no tengo problemas con que me llamen ortodoxo, jaja… Abrazo.

      1. Obvio Pablo, pero en promedio no empezó, hasta 2007 se recuperaron (re-cu-pe-ra-ron que no es poco) millones de puestos de empleo, eso terminó.
        Y…
        1) para los que fueron incorporados la redistribución ya empezó.
        2) Para el que tenía laburo, debe estar planteandose que antes no había inflacion, cobraba en dolares y colegir que vivia increiblemente mejor en los 90.
        3)Para el que se quedó afuera (tambien para los que les cuesta incorporarse al mercado de trabajo) le es indistinta la decada del 90 que esta.

        Para los últimos dos casos la redistribución no llegó.
        Cuantos son unos y otros?
        Vale que el kirchnerismo sea desde 2007 hasta aqui y por los proximos años»conservador» de lo que hizo? donde quedó la profundización?

      2. OMIX:
        Dos precisiones.
        Podemos cuantificar el grupo 2): es parte del 12 o 13% que votó a Duhalde (no todos) extrapolado a toda la población. Digamos un 10% de la población total.
        A este grupo le gustaría la política de los 90 más que la de ahora, pero pensar que piensan que vivían ‘increíblemente’ mejor… es realmente increíble. Por lo menos, teniendo en cuenta las cifras de cambio de vehículos y de turismo, entre otras cosas.
        El grupo 3) incluiría al porcentaje actual de desocupados, alrededor del 7%.
        Pero no se puede decir que les da lo mismo la década de 1990 que la de ahora. Ahora está la AUH.

    1. Para mi, «por encima» refiere a la consolidación del liderazgo luego de la distancia sideral en votos con respecto a cualquier otro dirigente,desde lo ideológico es claro que Cristina ocupa el centro desde mucho antes de las elecciones y por lo tanto le van a pegar por izquierda y por derecha, lo de revolución es el típico título vendedor
      que tanto le gusta al Escriba, deberian contratarlo de un diario para editor.Desde ya que el post es muy bueno.

  3. si,»por encima»resulta pretencioso y autoritario.Debe querer sinificar mas bien»adelante»respecto a la defensa de los intereses mayoritarios con realismo y pragmatismo.Creo que esta vez Terschuk expresa su deseo,mas que lo que vivimos.Es una esperanza de avance,pero de ahi a»revolucion»estamos a 100 años luz.

  4. El artículo tiene una profunda raigambre maquiavelista en el mejor sentido de la palabra. Maquiavelista porque piensa la política en términos de una partida de pocker. Mantener el poder es lo primero, de eso no quedan dudas al leer el texto. Después -como forma de limitación impuesta a sí mismo- aparece el lado ético de la cuestión. La «izquierda» y «la dereCHa». Hay que ser de izquierda para dormir tranquilo. Si detrás del kirchnerismo solamente está el revoque de la pared, sería todo un alivio.
    El artículo es maquiavelista porque se mueve en términos abstractos. No aparecen políticas concretas que habría que implementar. Estas están referidas implícitamente pero bien resguardadas dentro del cajoncito donde se guardan las actas de los requisitos y las metas que hay que tener para ser de izquierda. Dicha acta no se discute, la izquierda es tratada como algo ya establecido. Lo que hace que quede la mesa limpia para que se ejecuten las estrategias personales para la partida en la que están en juego las llaves del cajón en donde las actas implícitas están guardadas. Lo que obsesiona es ocupar el lugar de la izquierda dentro del arco político local. La ética son las actas que ya se trataron en otros tiempos y en otros lugares que no son la esfera pública y masiva.
    Los huecos oscuros que acosan al texto son los de las posibilidades más allá de la potestad por sobre la política circunstancial. Si no se es «más de izquierda» es porque de ese modo se pondría en peligro el poder de aquellos que gobiernan. De allí que las consignas del cajoncito son negociadas solamente a cambio de asegurar la continuidad de los nombres en el poder. Una vez en ese lugar, con la hegemonía de los significantes bajo el brazo, todo lo demás puede tomar formas distintas que la izquierda no estará en juego porque la izquierda será aquel que consiguió encarnarla.

  5. Lo único que creo que puede decirse con relación al 54% es que la gente votó no sólo un accionar político pasado, sino también quién de los candidatos eran confiables a futuro.
    El gobierno está para gobernar, más allá de lo que algunas fracciones del electorado deseen, y so no se sienten representados por algunas medidas, no creo que sea la muerte de nadie. Es imposible quedar bien con todos en todos los momentos.
    Giro a la izquierda, giro a la derecha? ni lo uno ni lo otro. Luego de la reunión del G20 el gobierno tomó clara conciencia que la mayoría no tenía la más mínima idea de como salir de la crisis (desde ese momento hasta ahora la realidad avala esta presunción) y comenzó a poner las barbas en remojo desde el punto de vista de la mal llamada «caja».
    Como la mayoría de las acciones que toma este gobierno (al cual apoyo), las toma mal, comunica mal, no tiene en cuenta los tiempos reales de la implementación de las mismas, etc. etc. Creo que el mejor ejemplo es lo del Sube, para qué el 10 de febrero si podés empezar el 1° de marzo? y de paso no generas ansiedad en la gente; de paso podés ir anunciando un plan del blanqueo del subsidio, digo no?
    Correr por izquierda siempre te pueden correr, el tema es si la carrera existe.

    1. Tenés razón. No podés subir las tarifas antes de subir los sueldos. Grave error. Peor aún si se hacen con groseras fallas técnicas que terminan generando ambiente de quilombo y tedio en la gente.

  6. Creo que hasta ahora, a Cristina no la dejaron gobernar. Empezó con la valija de Antonini Wilson, y al poco tiempo la Guerra del Campo, terminando con la pérdida en las elecciones, lo que le costó correr descalza sobre brasas ardientes. Recién ahora puede empezar a mostrarse relajada, recuperando una buena mayoría en el Congreso. Lo único que la tiene acotada (y a todos) es el contexto de la terrible crisis internacional, para lo que se está preparando a toda carrera para ahorrar dólares, con la quita de subsidios y la sustitución de importaciones. Esta última medida no es sólo para ahorrar dólares, es una medida muy jugada, porque vuelve a apostar al mercado interno, y vuelve a apostar a la industria argentina y a la creación de empleo. Por lo que toca a mi rubro, el ambiente está eufórico, las fábricas invierten en maquinaria creyendo en el Gobierno que las preparó con tiempo para ello, y ahora ya no están dando abasto con los pedidos. Cuento esto porque veo en la crisis internacional una de las oportunidades para cerrar nuestras fronteras de importación y volver a tener una industria nacional que nos abastezca, igual como sucedió después de las guerras mundiales.
    Queda en adelante mucha incógnita. CFK dijo que ansía llegar al «pleno empleo» para lo que falta algo más de dos dígitos. Hasta ahora podemos saber que Cristina es keynessiana, pero no sabemos si es de izquierda. Néstor Kirchner fue el que dijo «a la izquierda nuestra no hay nada». Ella dijo que no creía en la división de clases, por lo que pienso que no es de izquierda, y que va a tratar de aplicar la idea de armonización de clases, lo que muchos creemos imposible. Pero como ahora no existe el factor militar, a las clases oligárquicas y capitalistas les va a resultar más difícil mostrar su disgusto, salvo tratando de atraer a Cristina a defender sus intereses poniendo tope a los salarios, como ahora mismo está sucediendo. Hay que ver si Cristina tiene tanto interés como Néstor en afianzar las relaciones latinoamericanas, y tal vez por agradar a los sectores de poder internacional se aleje de Hugo Chávez. Todo se verá. La película está por empezar. Yo lo único que deseo es que haya una sucesión que garantice que no se va a perder nada de todo lo logrado. Veremos.

    1. Excelente Eva, lo único que voy a agregar es que todo proceso por mas marcado que parezca, se torna dinámico. Y estoy convencido que el gobierno de Cristina no va a ser la excepción.
      Creo que si existen sectores oligarcas dispuestos a seducir a Cristina en pos de sus intereses, no podemos sentarnos a esperar si la presidenta termina comulgando con estos sectores o no. Si decide seguir con el rumbo trazado por Néstor o bien decide pegar un golpe de timón.
      Debemos por nuestro lado seguir traccionando y tratando de imponer la agenda diaria de discusión tratando de llevar este gobierno hacia el puerto de llegada que se estableció antes de zarpar y que los reales beneficiarios sea la gente que deposito con su voto incondicional todas sus esperanzas .
      Lograr esto depende en gran parte de todos y todas.

      1. Yo por mi parte, cumplido un apoyo acrítico durante años desde el primer día, siento que ahora puedo relajarme de cerrar filas para exigir a mi gobierno que cumpla mis expectativas coherentes con su línea general, como el aborto por ejemplo. Si Cristina está en la vereda de enfrente, yo presionaré con toda mi fuerza para lograr algo tan coherente con todos los derechos que repartió este gobierno. Saludos.

  7. Yo no estoy viendo ningun «giro a la derecha» de CFK. El estatuto del peon rural y las reglamentaciones para girar dolares son un claro ejemplo.

  8. Pingback: 5-2-12

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