Fontevecchia y Verón: fundamentos discursivos del fenómeno antikirchnerista

Me demoro un momento en un artículo reciente de Noticias, repleto de mala fe y forjado con el modelo de los affiches del far west: “buscados”. Se trata en él de lo que denominan las “usinas intelectuales del gobierno”. Además de estar concebido como una orden de captura, su molde es la clásica retórica del periodismo amarillo: la suficiencia de un saber (“cómo funciona”); la presuposición de una confabulación (“la usina”) y el anuncio perdonavidas de un concepto prejuicioso y potencialmente persecutorio (“ideológica” del gobierno). No nos sorprende esta conocida fusión entre periodismo y cacería. Pero como verdaderas herencias del amarillismo de derecha, mantiene pretensiones culturales. Es necesario entonces hacer otras consideraciones.

La pregunta sobre como se financia la “usina” pertenece al campo del amarillismo semiológico: algo se haría en sigilo, a nuestras espaldas, y necesitamos saberlo. Dicho en otras palabras, este periodismo del bajo folletín es también una degradación de la investigación periodística, convertida en una transposición de lo que se llamó así en el pasado inmediato. No desentrañar secretos y olvidos que afectan a una verdad, sino enmarañar la verdad para que se olviden los efectivos poderes que están en juego. La vieja expresión, amarillismo, forjada hace casi más de un siglo, presupone trabajar con el color más intenso para despertar las sospechas oscuras del folletín.

El sentido general de esta nota obtusa remite al esquema de fondo de la Editorial Perfil: las acciones sociales son investigables, por principio, en nombre de presuponerlas fundadas en una estructura general de corrupción. Quién las investiga es un neocruzado que hereda el amarillismo de la prensa puritana de finales del siglo XIX, en el que se piensa que el mundo solo puede ser redimido por la homilía periodística. Todo ésto como recomposición del capitalismo ascético.

Las excepciones de Walsh en la Argentina y Raymond Chandler o Dashiell Hammett en Estados Unidos –donde la investigación la realiza un hombre débil, juguete de los acontecimientos y que termina pagando el precio de su osadía- no puede ocultarnos que el poder periodístico más injusto y negligente es el que mantiene ahora el arquetipo de la revelación del escándalo.

¿Qué es el escándalo? La palabra proviene del griego skándalon, trampa u obstáculo para que alguien caiga. No deja de tener hoy esa acepción, pero bien entendido, es un reagrupamiento de sentido sobre los hechos presuponiendo su esencia en un insondable aquelarre. Hay que procurar los medios para que destilen lo que “encerraban”, para que suelten su enigma y se perciba la vergüenza de su lenguaje recóndito. Dejar a la vista el escándalo, o ver lo real en tanto escándalo, implica denunciar un lenguaje que no se acomoda a las lenguas habladas por el poder comunicacional más trivializado. He aquí Perfil y sus contratos de lectura, como diría Verón.

Por eso, para este tipo de amarillismo calificado, “escándalo” significa no tanto caer en la trampa, sino que todo hecho es una trampa y debe ser revelado como tal, si es posible, poniendo afiches en las calles contra los réprobos. Y es lo ocurre en los kioskos con la tapa de Noticias. Esa revelación es súbita, pública y supone un juicio sumarísimo por la prensa. La revista Noticias y el diario Perfil son herederos de esta noción del escándalo, pero su aparente novedad es que también la aplican a la vida intelectual. La potencialidad escandalosa de la noción de lo “intelectual” -reconocidamente dificultosa: su mención siempre fue problemática- debe ser también revelada. De ahí las imprescindibles preguntas como “quienes son y cómo se financian”, por un lado, y la atención que se presta a las vicisitudes que presenta el lado querellante del oficio intelectual, valorando los lenguajes que de allí provienen sin el habitual recurso a la “divulgación”. Esta es una paradoja interesante en el caso de Perfil, pues sostiene un interés en los estilos intelectuales y en ciertas aspiraciones de la crítica que no es propio de los sectores centrales de la prensa, que a su vez heredan la tradición de “darle al lector urbano, contemporáneo y de masas, lo que pertenece a su nivel de comprensión”. Este último –la standarización- es el ejemplo de Clarín que no suele admitir niveles propios de la lengua intelectual. Este diario hace ingentes esfuerzos como instancia unificadora de lenguajes, para homogenizar la escritura como acto de dominio pedagógico.

No es el caso de Perfil, que admite la hipótesis de la convivencia de una lengua específica con una lengua general –es decir, un periodismo que acepta planos heterogéneos- pero que suele reservarse el juicio final del escándalo (“cómo se financian”) cuando es necesario destruir un lenguaje elaborado con exigencias singulares con los afectos del lenguaje general de la sospecha. Sin vueltas, se trata del infundio como forma expositiva, la deformación de los actos como intencionada ruptura con la fidelidad narrativa y el arreglo de los hechos a una hipótesis moralizante, último refugio mendaz de esta técnica distorsiva.

En cuanto al artículo de tapa al que nos referimos, titulado Cómo funciona la usina ideológica del gobierno no importa que se desmienta la propia pregunta en el contenido de la propia nota: precisamente esa distancia entre la titulación (las encubiertas operaciones retóricas sobre el texto) y el texto mismo, son un derecho que prácticamente todo el periodismo de masas se ha autorizado como parte de su ética basada en el jurisprudencia del escándalo. Esa distancia es el triunfo del periodismo moderno de masas, ante el fracaso de dirigirse realmente al lector ciudadano en el que había pensado el siglo XIX, que por respeto no era juzgado merecedor de tales distancias irracionales entre el cuerpo del texto y su presentación. Perfil ha abusado de esa distancia y la ha ampliado irracionalmente. Cuerpo y cerebro no se pertenecen: he allí su verdadero escándalo.

Sin embargo, todas sus notas se basan en fórmulas de la pesquisa decimonónica. Los detectives fueron inventados por una noble literatura de folletín de alto nivel, lo que fue denominado por Balzac la “comedia humana”. En el caso de Perfil, gira todo este material de “investigación crítica” de las “usinas” –viejo nombre que las derechas serviles le dan a la cultura y hacia todo lo que los afecta- hacia el amarillismo intelectual y remata con la noción central del grupo editorial: Caras. Hay caras. En efecto, su sinopsis de ideas periodísticas se resuelve en la revista Caras, que juega con la desconexión total de los hechos de las historia en virtud de la presentación del rostro (entendido como ideología resumida de la existencia) como una forma del escándalo. Tener un rostro es un escándalo. Hay que investigarlo.

Y así, rostros al borde de piscinas, fotografiados en sus casas para mostrar las vidas aprobadas, vidas hedónicas que son un signo de oscuro consuelo –antiquísima técnica de los poderes monárquicos, feudalismos que el gran periodismo, verdaderamente crítico supo desnudar y superar- conviven con los rostros de los investigados, de los que cada domingo van a ser enviados al cadalso por Noticias y salvados en el purgatorio de Caras. Estos dos hemisferios complementarios posee la ideología de Fontevecchia. Todo cuanto trata presupone la condena o la salvación de un rostro. Ha descubierto algo fundamental, manejado turbiamente: las caras (o las noticias manejadas como rostros) son nuestro paso por el mundo. Verlos en un trono (“cómo vive tal o cual”) o afichar la ciudad con las fisonomías réprobas (“quién los financia”) es un grosero pensamiento. Amarillento, pegajoso, craso.

Perfil tiene una columna que queremos comentar, la de Eliseo Verón, respetado profesor de una vastísima trayectoria, del cual recordamos sus comienzos en Cuestiones de filosofía (una gran revista de comienzos de los sesenta, de la cual salieron solo tres números), sus lecturas de Merleau-Ponty, luego cambiadas por las de Levi-Strauss y luego una imaginativa semiología, una pletórica teoría del discurso, que sin embargo, poco a poco lo fue llevando hacia fuertes compromisos empresarias que no le quitaron su calidad intelectual sino –al menos para mí- su capacidad de interpelar a su tiempo y a los núcleos problemáticos mas vívidos de la época. No decimos más, pues si decimos que cada mención de un nombre en los dominio de Fontevecchia es una denuncia que va hacia las mazmorras metafóricas o hacia la salvación hagiográfica, no incurriremos en el mismo estilo. Y recomiendo que siempre lo hagamos para elevar el nivel de relaciones críticas entre todos, se trata de quien se trate.

Verón, junto a Silvia Sigal, había escrito hace muchos años un libro muy importante, Perón o muerte, fundamentos discursivos del fenómeno peronista, en el que analizaba una lucha dantesca – no una comedia humana sino una divina comedia- entre Perón y los montoneros, a través de la configuración enunciativa como retórica general de la existencia política. Magnífica y arbitrario, el libro deshistorizaba la lucha pero por otro lado, la politizaba en extremo, pues sostenía que la hipótesis de partida, un peronismo compartido entre distintas interpretaciones del mundo, solo podía ser un malentendido que después resulto en una guerra. Consecuencia inevitable de una gran conflagración hermenéutica, basada en apropiaciones y desvíos de grandes narraciones que finalmente establecerían la fusión entre lenguaje y muerte.

El libro hoy podría ser escrito de otra forma, pues ideas como el malentendido y la figura del lenguaje como sujeto de las prácticas tienen valor duradero, y es obvio, están en toda la filosofía antigua y contemporánea. No inventó nada nuevo Verón pero lo expuso convincente y polémicamente, a la luz de los años alfonsinistas, que venían a reproponer la relación entre discurso y ciudadanía, expurgando malentendidos y dándole transparencia a la relación entre lenguaje y poder, esto es, creando ciudadanos y no figuras de guerra. ¿Fue así o no pudo ser así porque estas atractivas teorías del significado del lenguaje no pueden sin más resolverse en una pobre teoría política liberal?

Quizás no resumo bien un libro complejo, pero quiero ir a lo que ahora me preocupa. El artículo, o “columna” –según la denominación habitual- de Verón en Perfil. Sale el mismo domingo en que la revista Noticias nos fulmina contra el pasredón de los kioskos porteños. Su título es Hagamos política, y apelando a una asociación que llama inconsciente, cita al filósofo Jacques Ranciére para afirmar una curiosa tesis que sin dudas está en Rancière, pero tratada por Verón a pedir de boca de ese número de Perfil. Se trata, lo más finamente que se pueda decirlo, de llamar votar contra el gobierno (que hace, como todos, un tipo de política que Rancière ha llamado, recuerda Verón, de “policía”), pero no de un modo en lo que harán muchos ciudadanos, que como se sabe serán muchos, sino diría, -perdón por la redundancia- de una manera destituyente. Como esta palabra tiene sabor filológico, y ahora es de uso habitual, no veo mal recordarla.

Verón nos dice que en nombre de un festejo de la contingencia política, verdadera forma de irrupción en la disparidad social, habría que producir la cesura de la relación entre competentes e incompetentes. Se lo haría mediante una pregunta que llama provocativa y escandalosa: “¿y si la democracia fuera el poder de cualquier persona, la afirmación de la contingencia de toda dominación?”. Por lo que una regla de azar, tirar lo dados para ver quien ocuparía el máximo poder (dice estar pensando en la próxima elección legislativa), resolvería el hiato entre la política y la disparidad social que origina toda administración. Llama entonces a hacer uso de ese golpe de dados mallarmeano, diciendo sin duda respetar el republicanismo, pero se trata ahora de impedir que los “incompetentes” sigan gobernando.

La piel del artículo de Verón es interesante, su glosa de Rancière es aceptable, su argumento resulta atractivo y nos ilusiona con un trato complejo con la materia que invoca. Como siempre. Pero ahora –también habla de escándalo de este pensamiento, en el sentido de que se halla en un lugar que no tiene lugar: aceptamos- lleva el argumento hacia una convocatoria que no hubiera deslucido hace algunos meses en el Monumento a los Españoles –aunque Rancière, estimable filósofo, es francés- y la resuelve en un contingencialismo absolutista que termina volcando una interesante filosofía en una vulgar maniobra semiológica. Ante las elecciones, nos estaría sugiriendo que del conjunto de cuarenta millones de habitantes, y que no sufra el republicanismo, elijamos a uno al azar. La prosa es fina, la intención es grosera. ¡Quizás sale él! ¡Qué lo nombre de ministro a Fontevecchia! ¿O habrá que aplicar también el azar para los ministros, si es que hay ministros?

Así como en Fundamentos del fenómeno peronista se lo ponía a Perón entre la opción del lenguaje autotransparente o la muerte –el análisis era sin duda interesante- ahora a Kirchner se lo pone –muchos años después, mucho más rápido, sin tanto artificio y apenas como un rápido comentario al autor de El desacuerdo- como un falso experto, un impostor que dijo estar capacitado, con lo cual “los fundamentos del fenómeno kirchnerista” vienen a coincidir con lo que Perfil viene diciendo hace rato. Ya se sabe. Hay que sacarlos rápido, no entienden la relación entre expertos y azar, disfrazan de gobernabilidad la urgencia (¿cómo, a Verón no le gustaba el azar, una forma del decisionismo y la urgencia?). Nada nuevo: ¡Fontevecchia y Rancière, un solo corazón! El sakándalon se ha consumado. Próxima entrevista de Caras: Rancière. Un hombre que nunca hubiera ido al Monumento anteriormente referido.

No estoy enojado sino un poco resignado, aunque la vida y la historia deberán refutar estas tosquedades, aún revestidas de una capa de finura intelectual. Escribo esta nota tan solo para los amigos y para que circule –quizás con la benevolencia de éstos, por los medios habituales de reproducción en cadena. Ya Ricardo Forster puso en su lugar a los mequetrefes. Solo tengo para agregar que la miserable nota manoseadora, no solo tiene el error de inducir a una idea de lo intelectual que debería resolverse, según ellos, en ideas “no deshonradas” por cargos (en vez de suponer que ciertos cargos pueden cargarse, valga la redundancia, de fuerza intelectual), no solo apila situaciones falsas armadas con prejuicios persecutorios, sino que infama a una figura como David Viñas, quien no participa de Carta Abierta aunque nos enriquece continuamente con su diálogo y su amistad. La verdad, sus noticias no tienen cara, no son buenos ni de perfil.

52 comentarios en «Fontevecchia y Verón: fundamentos discursivos del fenómeno antikirchnerista»

    1. acabo de enterarme: lamentable. Duhalde es un inimputable y Verón, em este casol y en este otro que comenta gonzález, lamentable. Si chochea, término espantoso, que chochee en un geriátrico. O que se dedique a leer las obras completas de Romain Rolland. Duhalde, no. nunca. Y ya que estamos: Duhalde, nunca más.

  1. Digamos que las condiciones de produccion de discurso del maestro Verón ( entre su comodidad económica actual, su enorme capacidad intelectual y su vieja discusión con el Toto )y nuestras propias condiciones de reconocimiento ( las ciscunstancias históricas actuales, nuestras realidades y nuestras formaciones culturales) habilitan la circulación.

    Las conclusiones que las saque doña Rosa.

  2. Mi profe de teoría política (doctorado con Laclau) solía decir «hay pocos libros que no sirven para entender el peronismo. Si ustedes no quieren entender el peronismo lean Perón o Muerte».

    Verón se cae cuando no puede resolver la materialidad y su relación con el lenguaje. Para el si no está en los medios no existe. Que se destape un vinito y deje a la humanidad tranquila, sus cinco minutos de fama pasaron y estuvieron muy bien…

  3. horacio todas mis felicitaciones por tu articulo eso es lo que debemos hacer contestar cuando nos atacan siempre envidio tu verba honestamente no se como enebras las frases continua asi

  4. perfil es opositor al gobierno…supongamos q si…y??? cual es el problema???.

    al fin y al cabo no los veo rasgandose las vestiduras por el oficialismo a ultranza de pagina12.

    q el titular de la revista noticias llama a «no votar al gobierno»…aja..no podriamos pensar lo mismo del titular de pagina12 de hoy…»no votar a macri»???…por q en un caso esta bien y en el otro mal???

    por q en el primer caso,es un periodismo q responde a «oscuros intereses»…y en el segundo,es una muestra de periodismo «nacional y popular»???.

    me imagino q si se falsearon datos o hay informacion erronea los perjudicados podran actuar judicialmente no???

    por q algunos dudan de carta abierta???,a ver,si llega sartre a una de las tertulias de CA y todos se quedan calladitos y solo atinan a aplaudir,lo entenderia…es sartre¡¡¡

    ahora,si llega el nestor,y todos se quedan calladitos y se dedican solo a aplaudir…yyyyyyy…me da q pensar…(ya se q admiran al nestor,pero convengamos…un intelectual de la ostia NO ES¡¡¡)

    (a proposito de la proxima pronunciacion de CA,habra alguna mencion a la alianza rico-kirchner en san miguel???…o «el fin justifica los medios» como decia maquiavelo???).

    en fin.

    1. Leandrito, das pena.

      Mira el video de Nestor en CA y fijate que pasa con el tema Rico.

      Ahorrate la réplica de que los choripanes ese día no alcanzaron para todos, ya sabemos a que altura llegan tus intervenciones.

    2. Perdón, estimado literato macrista leandro o como se llame, ¿en su teclado las letras «q», «u» y «e» no pueden ir nunca juntas?

      No sé si tendrá razón en sus dichos, por que no pude leer su texto plagado de monógrafos (ni si quiera monosílabos) guturales.

      Me pregunto si su capacidad de análisis de la realidad política (y de la otra) es tan elemental como la que muestra al manejar el teclado de su computadora (es una hipótesis nada más).

    3. Nunca, en ninguna parte de su obra, dijo Maquiavelo «el fin justifica los medios». Si tenés la cita decime dónde está, sino ahorrate comentarios, sobre todo si son entrecomillados.

  5. 1) Artepolítica se va para arriba.

    2) Me di cuenta que la diferencia entre un intelectual y los demás, es que a nosotros nos salió decir «Fontevecchia la puta que te re parió». Y a González este texto.

    3) Si yo fuera Fontevecchia estaría llorando en mi casa sabiendo, al lado de esto, lo insignificante que soy.

    1. 1- Artepolítica es un centro de reunión de obtusos chupamedias.
      Un oficialista es algo injustificable en esta realidad política, salvo que reciba una tajada de la torta.

      2- Considerar a Gonzalez un intelectual es risible.
      Pero es natural, al mismo tiempo: ser fan del gobierno coincide con carecer por completo de neuronas despiertas. De ahí que sea fácil maravillarse con un tipo que hilvana tres frases sin caer en estado catatónico.

      3- Este es el punto más hilarante. No requiere acotación, salvo congratular a tomás por una tann fértil imaginación. Ciencia ficción claro, pero imaginación al fin.

  6. Leandro:
    Qué bien que disminuyeron tus puntos suspensivos. Ahora, con un poco de mayúsculas y acentos, apertura de signos de pregunta y de exclamación, cierre de los mismos sin repetición, y la palabra ‘que’ completa, alcanzarás una legibilidad perfecta.
    Comento algo de lo tuyo:
    El problema en este caso no es que Perfil sea opositor, sino que Perfil menciona a gente con cargos docentes y de investigación -del Estado, no de un gobierno, y desde hace años- como si fueran pagados por ‘este’ gobierno. Es una ‘deformación’, no una información.
    Otra deformación es decir o insinuar que NADIE puede apoyar al gobierno por convicciones. Esto simplemente choca con el sentido común. Nunca hubo fuerzas políticas que no tuvieran a un núcleo de gente convencida. ¿Por qué esta debería ser la única excepción?
    Además, el tipo de intelectual que frecuenta ese ambiente no es precisamente el de los intelectuales enriquecidos por su proximidad al poder…
    Una pregunta oportuna sería: si sos intelectual o comunicador y en lugar de un gobierno te bancan empresas privadas ¿sos honesto, limpio y libre? ¿Por qué?
    Un detalle más: hay una diferencia enorme entre Perfil/Noticias y Página 12.
    Pero es sólo una diferencia técnica: en Página 12 los títulos expresan lo mismo que el cuerpo de la noticia.
    En las reuniones que mencionás, por lo que he leído, las veces que fue NK no hubo silencio sino animadas discusiones.
    Raúl C. (ex RCW)

    1. Raúl C.: comprendo su intención pedagógica, hasta se nota el cariño que pone Ud. en ser didáctico, pero…no se gaste. Tomelo como si un virus hubiese infectado AP.
      Saludos.

      1. Mi emoción coincidiría con Ud., pero mi razón me invita a seguir discutiéndole a los Leandro y que sigan participando. Por eso viene muy bien la lección de Raúl.

    2. Gracias Raúl C. por contestarle tan bien a Leandro. Me ha ahorrado el trabajo, porque en ese caso lo es. Coincido en un todo y más: ya se le ha contestado a Leandro sobre el particular en otros comentarios por otros post, pero sin embargo insiste sin leerlos.
      EL tema es no sólo la ética periodística y los límites profesionales, es la desidia de ciertos medios.

    3. Me molestan los tipos que no dejan pasar una.
      Los errores de tipeo del tal leandro son tan evidentes, que los que se regodean corrigiéndolos me dan risa. (Y nadie notó que «de la Hostia» va con H)
      ¡Qué pluraridad, señor! «Gracias Raúl C. por contestarle tan bien a Leandro. Me ha ahorrado el trabajo»

    4. No solo para Raul, sino a todos los gansos cósmicos que carentes de réplica recurren a la gramática o al empleo del teclado para desmerecer.

      De acuerdo, este Leandro no es un lírico.
      Pero la miopía política que ustedes detentan es de un patetismo sublime.
      Me pregunto si perciben que son ustedes los menemistas del siglo xxi.

      Las defensas estériles que tratan de esgrimir para justificar un gobierno sin proyecto, sin rumbo, copado por la corrupción y la torpeza, pleno de autoritarismo, sodomita de las libertades de prensa, y carente del más nimia idea sensata… hay gente en la historia, que ha estado implicada en causas dignas. Y ustedes son «kirchneristas»? Eso es lo que presentan?

      Eventualmente, serán un sinónimo más en el diccionario, detrás de la palabra «patético».

  7. «…una denuncia que va hacia las mazmorras metafóricas o hacia la salvación hagiográfica.»

    «Consecuencia inevitable de una gran conflagración hermenéutica, basada en apropiaciones y desvíos de grandes narraciones que finalmente establecerían la fusión entre lenguaje y muerte»

    «…y la resuelve en un contingencialismo absolutista que termina volcando una interesante filosofía en una vulgar maniobra semiológica»

    La pucha! Creo que a mis 62 años voy a tener que tomar un curso acelerado de «comprensión de textos». Yo, que creía haber leído y vivido bastante de la política de las últimas décadas…

    1. El barroquismo de los otros no justifica la estulticia propia. Diría HG.
      Udi, más campechano, dice (en buena compañía) Fontevecchia la puta que te re parió.

    2. «cada mención de un nombre en los dominio de Fontevecchia es una denuncia que va hacia las mazmorras metafóricas o hacia la salvación hagiográfica»

      En la retórica de Perfil sólo hay delincuentes y santos.

      No es tan difícil.

    3. yo entiendo y comparto que González dice: ¡Sos un botonaso pagado por Perfil Fontevecchia!

      Otra interpretación que se me ocurre es, por ej.:

      1. «cada mención de un nombre» = lista negra que el tipito hace

      2. «en los dominios de Fontevecchia» = en Perfil, que es su zona habilitante

      3. «es una denuncia» = es una botoneada

      4. «que va hacia las mazmorras metafóricas o hacia la salvación hagiográfica» = objetivo de enterrar o exterminar la producción intelectual de unos en pos de exaltar la santidad y pulcritud intelectual de otros.

      Queda así: «la lista negra que el tipito hace en Perfil, que es su zona habilitante (de poder), pretende botonear con el objetivo de enterrar o exterminar la producción intelectual de unos en pos de exaltar la santidad y pulcritud intelectual de otros.»

      Cierto que es complicado, ¡estos intelectuales de los decires!.

      Pienso que es importante que cada uno sostenga y use sus vocablos y formas como le plazca pero que no niegue los vocablos y formas de los otros, es que por ahí podemos estar pensando cosas parecidas o no.

      saludos

      1. Gracias Celina por tomarte el trabajo de «traducírmelo al sencillo».
        Tal vez hubiese podido hacerlo yo mismo recurriendo al diccionario (de hecho desconocía el significado de «hagiográfico»).
        Pero en realidad mi observación apuntaba a que si la política tiene que ser para todos, el lenguaje también debe ser para todos. Eso no significa banalizar el idioma reduciéndolo a algunas decenas de vocablos. Apuntar más alto sí, pero pontificar desde la estratósfera me suena a limitar la discusión política a una selecta aristocracia intelectual.
        Saludos.

    4. No me cabe duda que podrías hacerlo.

      Sólo estaba jugando para ver qué carajo entendía yo y te lo mandé nomás, muy lejos de lo que dice ironicamente Pablo más abajo, no tengo ni puta idea si es eso lo que gonzález quiere decir.

      Parece que Don Perfil Botón Fontevecchia entendió bastante y respondió algo a no sé quién (creo que a lanata). Parece que se armó un revuelo bárbaro entre la inteletualidá.

      De lo que sí estoy segura (con perdón de la palabra, diría Pablo) es que a vos o a mí, Don Perfil Botón Fontevecchia, en el mejor de los casos nos hubiera ignorado y en el peor, en lugar de dedicarnos una carta a secas, nos hubiera dedicado una carta documento … ¿capisco?.

      saludos.

  8. Menos mal que el problema no era con la Brujita Verón. Después de los injustos silbidos que se comió el sábado en el partido, que lo metiesen en un quilombo con Fontevecchia hubiese sido demasiado.

  9. Mingomaltese, le recomiendo que, a modo de inciación en la prosa Gonzaliana, comience con un pequeño gran paso: puntuación y mayúsculas. Ahora en serio: está bien que González responda, es una pena que lo haga tan enmarañadamente, como nos tiene acostumbrados. Por otro lado, la nota de Noticias tiene, es cierto, un montón de problemas. Yo no la escribiría, o al menos no la presentaría como la presentan. Pero ¿que pretenden? Es Noticias! Y lo mismo se podría decir de quienes critican el oficialismo de Página/12. ¿Qué pretenden? ¿Es Página/12? La democracia argentina tiene el periodismo que se merece, esa es la triste realidad.

    1. ramikro, tu obviedad encubre una mala leche asquerosa, y como sospecho te conozco, cada día provocás más verguenza y me pregunto qué carajo pensaba (eso es excesivo) cuando escuchaba lo que decías, vivillo, vividor

  10. Lo de Perfil es una trastada irresponsable, pero el papel de Forster en el reportaje que le hizo Fontevecchia hace algunas semanas fue patético http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0343/articulo.php?art=13013&ed=0343

    Una de las perlas fue cuando Forster confesó que lo único que había leído «con cierto interés» sobre conflictos agrarios era «La cuestión agraria» de Kautsky. Como siempre, su discurso está lleno de aire y es incapaz de responder ninguna pregunta de manera concreta.

    González, en cambio, estuvo mucho más hábil y pudo enfrentar a Fontevecchia con argumentos:

    http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0285/articulo.php?art=9056&ed=0285

    González es un intelectual. Forster es la nada.

    Lo de Perfil esta semana, de todas maneras, es de una irresponsabilidad absoluta.

    1. Me cuesta acordar con lo que decís. A mi, por su estilo ampuloso, me resulta más difícil sostener la lectura de los textos de Gonzalez que los de Foster. Pero confundir estilo con capacidad es un error, al menos en el plano intelectual.
      Los dos son grandes pensadores del quehacer nacional, oponer uno al otro cuando tienen importantes convergencias me parece que no aporta nada al debate.

      1. Primo Louis, copio dos preguntas a Forster del reportaje de Fontevecchia. Una sobre la caracterización social de los sectores rurales y otra sobre la vista gorda que hace el gobierno acerca de los intereses mineros y el juego. Ambas discuten temas fundamentales, podemos convenir. Ante ellas, Forster es incapaz de dar una respuesta concreta. No me molestaría que lo hiciera en un estilo difícil, como creo que hace González. Mi punto es que, en mi opinión, Forster es incapaz de decir algo substancial. Pueden ser compañeros de ruta con González, pero eso no quiere decir que tengan la misma capacidad de argumentar:

        —¿La Federación Agraria se alía con la Sociedad Rural y ya no es aquélla del grito de Alcorta porque se aburguesó, y hoy ya son dueños cuando menos de pymes, y a la vez la Sociedad Rural se empobreció y ya no abundan los latifundistas de principio de siglo, o sea, cada vez hay menos diferencias de clase?

        —No quisiera meterme en un terreno de debate técnico-económico sobre la composición social del mundo rural. Ojalá pudiese, el único libro que leí con interés sobre el mundo agrario es La cuestión agraria (N.d.R.: Carlos Kautsky, 1903), hace muchos años. Quiero decir, a mí me importó el campo cuando se discutía la reforma agraria, pero en la Argentina nunca se discutió. Yo creo que definitivamente es muy probable que el Gobierno no haya leído la nueva escena.

        —Vuelvo a la pregunta que originó esta catarsis. ¿Es injusta la desconfianza del ciudadano cuando observa que se critica la renta extraordinaria del campo pero no la de la minería o el juego, ambos negocios relacionados con empresarios amigos del Gobierno? Además, no olvide que ya pasaron seis años de gobierno.

        —Su pregunta es una pregunta importante que incluso yo me hago. Me preocupa ese ciudadano medio porque me preocupan los mecanismos de construcción de la opinión pública. Para hablar de ciudadano medio hay que hablar del concepto de opinión pública, de la relación de los medios de comunicación. Por lo que fue el menemismo, la sociedad había tendido a un modo complejo de la despolitización. Incluso en el “que se vayan todos”, que pudo haber sido leído por algunos como una frase refundadora de la política emancipatoria, yo tiendo a leer, como diría en este punto Casullo, más bien una profunda e intensa visión antipolítica de vastos sectores medios de la sociedad. Se acusaba a Kirchner de ser confrontativo, de buscar la hegemonía y de que no había libertad de prensa. No vamos a poner en discusión el concepto de hegemonía, que no es ninguna mala palabra en política. La hegemonía es parte del proceso a través del cual un modo de pensar y de actuar de la política intenta capturar mayores facultades para realizar sus proyectos.

  11. Perdón, estimado literato macrista leandro o como se llame, ¿en su teclado las letras “q”, “u” y “e” no pueden ir nunca juntas?

    No sé si tendrá razón en sus dichos, por que no pude leer su texto plagado de monógrafos (ni si quiera monosílabos) guturales.

    Me pregunto si su capacidad de análisis de la realidad política (y de la otra) es tan elemental como la que muestra al manejar el teclado de su computadora (es una hipótesis nada más).

  12. Ramiro, estoy de acuerdo que «Perfil es Perfil» y que «Página/12 es Página/12» (por suerte!) pero no en que «La democracia argentina tiene el periodismo que se merece, esa es la triste realidad».

    La realidad no es triste, es sólo la realidad, creo que dijo un gallego con doble apellido. Y la realidad es que la «objetividad periodística» no existe, simplemente porque sería utópico pretender que existiera. El sólo hecho de poner en primera plana una cierta noticia y no otra ya termina con cualquier pretensión de «objetividad».

    Pero lo que sí se puede pretender es honestidad intelectual, aún cuando se expresen posturas particulares. O como leí en algún lado: «veracidad» en lugar de una pretendida pero inalcanzable «objetividad».

    Yo creo que el artículo de Horacio apunta justamente a eso: más allá de que Fontevecchia tenga derecho a defender sus opiniones como expresión su sincera visión de la realidad, ¿es NADA MAS eso lo que hace? ¿O un análisis «entrelíneas» podría acaso detectar que no piensa mucho de lo que igual dice, pues en realidad persigue un objetivo específico? (Por ejemplo: convencer a sus lectores de algo que cree que no es verdad, pero que le conviene que ellos piensen).

    Fijate que yo no niego que Fontevecchia y Verón tengan ideas genuinas y que muchas veces, talvez la absoluta mayoría de las veces, las defienden con honestidad. Pero justamente: ELLOS SI NIEGAN que el grupo político que está en el gobierno TENGA IDEAS. Según ellos sólo se trata de una asociación ilícita que quiere mantener el poder por el poder mismo y eso a toda costa. Para ellos el kirchenrismo es como «el tío cosa»: «detrás del pelo sólo hay más pelo». ¿Puedo (¿podés?) creer en la honestidad intelectual de alguien que pretende convencernos de algo así?

    Pues TAL COSA, es decididamente MUY SOSPECHOSA.

    Que «Fontevecchia et.al» NO sean capaces de admitir ni siquiera algún interés político genuino en el kirchnerismo habla muy mal de la honestidad intelectual del medio que dirige, Perfil. Pero por otro lado, no creo que se pueda decir lo mismo de Página/12. Obviamente que no es «objetiva» (por suerte!), como no lo es nadie, ya lo dije. Pero sí creo que es un diario veraz.

    Saludos,

    MV.

  13. Estoy de acuerdo que la objetividad no existe, pero tambien es necesario calificar la discusion y el argumento. Es decir, bajo el lugar comun de que no hay objetividad en el periodismo (q te lo reconoce hasta Wiñazki!!!) se argumenta de que todos los medios son operadores politicos berretas… Y no es asi, al menos afuera de Argentina. Si bien de la industria periodística de EEUU se pueden decir muchas cosas en cuanto a males endémicos, estrecha relación con el establishment, etc., etc., etc., hay varios puntos en que se diferencian de lo que hacemos nosotros.

    1. Un diario como el NYT puede apoyar a uno u otro candidato pero nunca te va a escatimar una nota de investigacion critica. Nunca. Y menos silenciar cosas que salen en otros medios.

    2. En general, es mucho mas serio q lo que se hace. Busca una nota con menos de tres fuentes, busca una nota en la que no se incluya al menos dos puntos de vista contradictorios, busca una nota como las de Perfil que te venden humo con la tapa nomas, busca una nota con datos falsos, busca una nota con datos falsos que una vez expuestos no reciban como respuesta del medio una retractacion, correction, etc. No vas a encontrar.

    3. Un diario no te silencia temas como hace Pagina12 (claro que, cuando no puede mas, cede). Argentina tuvo y tiene buenos periodistas, muchos estan en Noticias, muchos en Pagina (tapas notwithstanding). Verbitsky, sin ir mas lejos, es uno de los mejores periodistas de investigación del país, lamentablemente ahora adopta posiciones críticas veladas casi que pidiendo permiso, estoy seguro que por una convicción personal de él y no otra cosa, convicción que estimo equivocada pero así es la cosa, cada cual ve las cosas como quiere y puede.

    Justamente, en esas pequeñas normas de ‘profesionalismo’ esta la diferencia. Soy de los que creen que Argentina tiene enormes déficits institucionales, y es realmente deprimente que señalarlos conlleve en algunos sectores una acusación de que sos de derecha o algo así. Lamentablemente, como dijo alguien el otro día, decir que apoyas principios republicanos se vuelve un insulto. Eso nos separa más que muchas cosas (p.ej: estamos de acuerdo en juicios x derechos humanos, redistribucion del ingreso dame mas, plata para los pobres, plata en educacion y salud, etc.) Pero vemos las cosas diferentes, y me parece que hace falta tiempo para que el panorama se aclare y podamos todos pensar mas tranquilos.

    Pero en fin, los deficits institucionales que señalamos (que incluyen, si, el clientelismo pérfido de salir a repartir calefones a cambio de votos) nos dan como consecuencia natural el periodismo que tenemos. Incluidos, en la misma bolsa, Noticias y Pagina y todos los demás. Al menos así, lo veo yo (que ironía). Saludos.

    PS: repito q el periodismo de EEUU tienes muchos males q seria largo discutir aca, para que no me vengan con eso.

  14. El escrito de Horacio no hace más que poner sobre la superficie discursiva, lo que muchos «intelectuales», «periodistas», «vecinos», «ciudadanos» y «¿doña rosa?» no quieren escuchar, ni hablar y mucho menos leer. El texto de Horacio estimula.

    La nota de la «Revista Noticias» es una verguenza. Es «escandalosa» para los periodistas que todavía creemos que se puede hacer periodismo de investigación por fuera de «Telenoche Investiga», «La Liga», «Ser urbano», por nombrar algunos programas masivos de televisión de aire.

    No es facil seguir el texto de Horacio, pero eso lo hace interesante; es un texto que provoca, que estimula, que enoja, que jode, y que a uno siempre le queda la sensación de un escrito complejo pero productivo. Un escrito que invita a leer y que necesita de otras lecturas para avanzar en nuevos textos. Textos nuevos que deben agudizar más las complejidades que tiene el texto de Horacio.

  15. He leido varias cosas escritas por los llamados «intelectuales K», y especialmente por el señor Horacio Gonzalez y el estilo es tan asquerosamente rebuscado que la unica conclusion que saco es que cada uno de ellos carece de algo importante en su vida, y usan su conocimiento de las palabras como herramienta para pavonearse ante quienes se atreven a leerlos. Esta nota que acabo de leer solo reafirma mi forma de verlos.
    Bien podrian decir que para entenderlos hay que tener un nivel intelectual acorde. Yo leo, entre otros, a Sabato y a Borges, quienes seguramente tienen (o tuvieron) un intelecto superior al mio, y comprendo perfectamente sus escritos.
    Me considero medianamente culto, soy ingeniero en electronica, leo al menos 2 libros por mes, 1 o 2 diarios todos los dias y no miro ni a Tinelli.
    Y si con una educacion universitaria me resulta tan complicado entenderlos seguramente el problema no es mio.
    Hacen una continua demostracion de lo inflado de sus egos, me recuerdan a un compañero de trabajo cuya vida es un desastre, bebedor, mujeriego y eternamente endeudado. Sin embargo todas las semanas viene a mostrarnos a todos algo nuevo que se compro, a cada rato saca su celular de 1300$ para que todos lo veamos, nos habla de su auto 0Km y de los viajes que hace con el. Los que no lo conocen pronto se alejan mirandolo con asco, y quienes lo conocemos sentimos lastima por el y por su necesidad de mostrar lo que tiene.
    Simplificar sus escritos no los harian ver menos «intelectuales», los harian ver mas inteligentes. Una idea no sirve de nada si el ego y la soberbia impiden expresarla correctamente.
    Una nota como esta, que posee mas de 14.800 letras, se podria haber escrito con menos de 8.000 manteniendo el sentido, expresando en forma mas entendible la idea del autor y sobre todo ahorrandonos el tedio que significa leerla a quienes nos interesan las ideas ajenas y no queremos ver a otros presimir de su capacidad para memorizar diccionarios.

    1. «Yo leo a Sabato y a Borges …
      seguramente tuvieron un intelecto superior al mio …
      comprendo perfectamente sus escritos …
      Me considero medianamente culto …
      soy ingeniero en electronica …
      leo al menos 2 libros por mes …
      1 o 2 diarios todos los dias …
      no miro ni a Tinelli …
      con una educacion universitaria …
      el problema no es mio.»

      Disculpe Sr. Miranda, le hago unas preguntas ¿quién más se pavonea? o ¿quién se puede pavonear más? o ¿le duele el ego?.

      Actuar con humildad no es virtud fácil, al menos para mí, y acá me han enseñado y he aprendido algo en ese sentido.

      Por ej. si Ud. se pone a escribir de electrónica, a muchos no nos alcanzarían ni Borges, ni Sábato, ni el diccionario siquiera …

      Reconozco que tampoco puedo comprender plenamente, certeramente, profundamente, el 99% de lo vertido por González, sin embargo no considero que el objetivo del escrito sea el que Ud. dice «pavonearse», muy por el contrario. González dice que le escribe a sus amigos y que circule (como cada uno quiera o como sea), en ningún momento dice: Ud. debe entender, saber y conocer todo.

      Interpreto que Ud. coincide con “darle al lector urbano, contemporáneo y de masas, lo que pertenece a su nivel de comprensión” como dice el escrito. Yo todavía lo estoy pensando.

      Saludos

      1. Me revienta tener que coincidir con el Sr. Maidana. En mi caso no soy ni inyenieri, ni manya papeles, apenas un peroncho del conurbano y a medida que me interno en la lectura del señor Horacio Gonzalez (no es el primer texto que leo de el) el apoliyo que gana a partir de la decima o duodecima línea. Y el problemon es que cuando por casualidad cae en mis manos algun numero de noticias (nunca lo compro) lo entiendo perfectamente. Conclución, con este tipo de defensores perdemos por goleada.

  16. «Ya Ricardo Forster puso en su lugar a los mequetrefes. Solo tengo para agregar que la miserable nota manoseadora»

    oia que paso aca??
    millones de letras combinadas sin decir nada simulando una aparente calma y sobre el final se me desbarranca asi Horacio?? pero que lastima si ya estaba terminando podria haber aguantado unos minutos mas…..

  17. Si uno es cortesano con el poder, y vaya si los muchachos de CA lo han sido, debe esperar el vuelto. O creen que el país anda como anda por Fontevecchia??? La culpa es de C5N (los cinco años de N y C).
    El peronismo convertido en una monarquía hereditaria, que vergüenza !!! Para que eso pudiera ocurrir era necesario (¿¿¿y suficiente???) que un grupo de escribas y adulones le dieran sustento (CA).
    A bancársela, cortesanas y panegiristas. La historia va a hablar de vos, horacio, y te va a tratar como lo que sos: un cortesano, hábil en las sibilinas artes de escriba.

  18. Les dejo la respuesta de Fontevecchia sobre este asunto.

    Frente a los conceptos de Alabarces, Jorge Lanata le ofreció a Fontevecchia responder en el mismo diario. El director de Perfil le escribió una carta a Lanata que salió publicada esta semana:

    Querido Jorge: Comenzaré siendo brutalmente sincero: no sabía quien era Alabarces, ni tampoco había leído aún la nota de Noticias sobre Carta Abierta porque los viernes y sábado escribo doce horas por día y los domingos, me repongo. Como vos sabés, dirijo sólo el diario Perfil y todas las otras publicaciones se manejan con amplísima autonomía: son más de veinte revistas lo que hace imposible que una sola persona las supervise a todas».

    Pero en el diario Perfil yo mismo hice reportajes a los principales académicos de Carta Abierta: González y Forster, y me consta que quedaron satisfechos. Con Vertbitsky mantengo una cordial relación (me llamó la semana pasada para agradecer la difusión en Perfil.com a su proyecto de despenalizar calumnias e injurias) y a Feinmann le tengo afecto personal (este domingo en el suplemento de Cultura de Perfil destacamos que José Pablo es el único escritor que encabezó simultáneamente los dos rankings de ventas: ficción y ensayo, con Timote y La filosofía y el barro de la historia). De la misma forma tengo mucho respeto por la universidad pública argentina: este año me anoté para hacer una maestría en la UBA y no en alguna universidad privada».

    Respecto del diario Perfil de 1998, como bien vos decís en tu mail: «pagamos todo lo que teníamos que pagar». Fueron 10 millones de dólares de indemnizaciones por solo por tres meses de trabajo, no existe ningún otro antecedente en el periodismo argentino. Tampoco nadie que escriba regularmente en cualquier publicación de Perfil lo hace sin cobrar honorarios: la propia Afip se encarga de que todo aquel que acumule 24 firmas ingrese a la planta permanente y en esta editorial todas las notas salen firmadas. Por último, deseo transmitirle a Alabarces que comprendo sus prejuicios pero espero que el paso del tiempo le permita conocernos mejor y merecer su consideración. La publicación de estas líneas alcanza para aclarar todo.

    Un fuerte abrazo.

    Jorge Fontevecchia

  19. Tanto palabrerio y enredo semantico, y la mencion inevitable del cuco Clarin, no alcanzan a explicar porqué si era tan trascendente y urgente la reforma de la ley de radiodifusión (uy, remarcar siempre que es de la dictadura, aunque tuvo incontables reformas y agregados de 1983 a la fecha) que los intelectuales de Carta Abierta propugnan, se esperó seis años desde que asumió K, para buscar recien hoy con desesperación su tratamiento en medio de elecciones legislativas? Salvo que preguntarse esto sea también destituyente. Perdón.

  20. Qué pena !cuánta mediocridad! opinan de politica y de arte ? No lo parece. Creo que tienen que aprender a leer y a respetar a la gente de Carta Abierta aunque les moleste la intelectualidad.Acaso a sus ideas la producen con el estómago ? ja ja .Hay gente que se merecen a Fontevequia y a Verón.
    Cuando vuelva la derecha van a aprender tardíamente, lo que vale la libertad y el compromiso de intelectuales del fuste de los que cuestionan. como diria Bertold Brech ya será tarde.

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