¿Y dónde está la política?

Contrariamente al diagnóstico de los apólogos de la politización (ya sea en su versión carperil o cartaabiertista), la principal consecuencia del conflicto con el campo es la desaparición de la política de prácticamente todos los niveles de la vida pública argentina. La más importante muestra de esto es, obviamente, el hecho de que la «recuperación» del gobierno nacional haya sido posible debido a la incapacidad de todos los otros actores políticos para capitalizar la crisis (1). Pero hay otros fenómenos que hacen patente la pérdida de centralidad de la política. Uno de ellos es la triste posición a la que quedó reducido uno de los mejores cuadros de este gobierno durante la semana pasada: la denuncia mediática de un complot como única respuesta a un episodio cuyas condiciones de posibilidad evidentes están dadas por la crisis del sistema de transporte metropolitano de pasajeros. Sobre la torpeza de esta puesta en escena ya se ha escrito en otra parte. Lo que me interesa aquí es subrayar que donde hay denuncia no hay política. Lo sabemos por Carrió, por Monner Sans y por toda la denunciofilia vernácula: es imposible acumular políticamente a través de las denuncias, ya sean judiciales o mediáticas. Más aún si se es gobierno.

A su vez, el descarrilamiento de Fernández visibiliza otro de los fenómenos que indican el relegamiento que ha sufrido la política en estos últimos meses: el pase a la clandestinidad de casi todo el gabinete nacional. Los únicos dos funcionarios con visibilidad pública son los púchinbols de los multimedios: los secretarios Moreno y Jaime. Es cierto que esto ya venía pasando, pero se acentuó luego de la salida del cuadro revolucionario Martín «Confiscaoligarcas» Lousteau. El nuevo ministro de economía, por caso, sólo emerge de las profundidades para recibir la orden de cancelar la deuda con el Club de París y cosas por el estilo. Todos sabemos lo terrible que era cuando el ministro de economía valía más que el presidente. Pero en un gobierno que pretende revertir las consecuencias de la exclusión social, al menos los ministros de Trabajo y Desarrollo Social deberían ser figuras con una exposición que les permita dar cuenta de los avances en ese sentido.

El cuarto fenómeno que marca la pérdida de gravitación de la actividad política es el escenario de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras se suceden graves crisis en sectores clave como la educación y la salud ninguna fuerza política de la oposición articula políticamente a las Víctimas del Macrismo. Salvo que en 2009 se vaya a votar por Facebook, sería interesante que al menos algunos de los legisladores opositores muestren algún viso de liderazgo que les permita iniciar un proceso de acumulación política capaz de ponerle un freno social (y eventualmente electoral) al ataque macrista sobre todas las áreas de interés para los sectores populares porteños.

Si no me equivoco, la situación de la ciudad capital se repite en varias provincias. Lo que lleva nuevamente al primer fenómeno enumerado: la imposibilidad de todas las fuerzas para acumular políticamente. Dicho más fácil: después del conflicto por las retenciones nadie suma. Y sumar (o articular intereses, o agregar demandas, o incluir actores, o como quiera llamarse) es la tarea central de la actividad política. Entonces, si nadie suma, si no se agranda o modifica el campo de juego y la cantidad o pertenencia de los jugadores, no hay política.

Tan sólo ahora vemos qué distinta que es la situación actual al Termidor autoimpuesto que muchos pensábamos que iba a ser el gobierno de CFK. Porque una cosa es parar la pelota para capitalizar políticamente los logros económicos y sociales obtenidos durante los cuatro primeros años. Y otra llegar a un empate tácito, no pactado, propio de un quinto set con los dos contendientes acalambrados. Pero justamente, al igual que en el tenis, en la política no hay empate: a la larga alguien pierde. Y con la no política (que es, en última instancia su forma más vil, más degradada) pierden los que necesitan de ella, los que no tienen otra manera de inscribir su voluntad, sus deseos en el cuerpo social que no sea a través de las mediaciones democráticas. Los que no pueden actuar a través de sus empresas, de sus medios de comunicación, de sus lobbies, de sus embajadas.

Lo lamento por las visiones optimistas de la conflictividad, pero lo único que nos dejó el conflicto por las retenciones es un desierto político, una especie de arena movediza en la cual las conquistas que había que consolidar corren un fuerte peligro de hundirse.

1. No es casual que use este término: una de las principales conexiones entre el sistema capitalista y el sistema democrático es el hecho que tanto los capitales individuales como el capital social -fuerzas políticas y sistema político- solo pueden seguir existiendo a través de su reproducción ampliada. Esto, que es bastante obvio para el caso del capitalismo, suele ser olvidado como determinante fundamental de la dinámica democrática. Al respecto puede leerse a Dryzek, para quien la democracia sólo puede existir a través de su constante expansión, etc.

15 comentarios en «¿Y dónde está la política?»

  1. Medio rebuscado el post Ale, Es como que quería llegar a decir eso pero le falta sustento,
    Despues de la retirada de la escena de un sobreactuado Nestor y Cristina, es lógico que exista un vacio, (del gobierno)
    LA oposición nunca estuvo tan activa como ahora. Es como el cuento del ciego que le daba caramelos al perro para ubicarle el hozico.
    No hay actores porque no hay elecciones actorales, son legislativas, el que sobreactua corre el riesgo de quedar pegado con el gobierno (Carrió) o con «los políticos».
    Pero los que verdaderamente hacen política estan por lo bajo tejiendo como locos, es mas todos ya hablan del postkirchnerismo.
    Por eso creo que su mirada es bastante simplista

  2. Alejandro; Muy bueno y oportuno el blog, en la Capital el partido Peronista no tiene actividad, solo grupos como Carta Abierta intentan algo. saludos Hector

  3. Totalmente de acuerdo: que se hable «de política» (y hasta esto es dudable) en la sobre mesa de casa durante tres meses, no significa en sí mismo un mayor grado de politización si no hay fuerzas que puedan sumar políticamente eso que pasó.

    Saludos, buen post!

  4. No la veo. ¿Ausencia de política comparado con qué? ¿Con los años felices del Nestorismo? Si entonces era igaul. Los ministros desdibujados, la oposición perdida. Desde la crisis de 2001 que solo se hace política desde el Gobierno. ¿O no?
    Más que «pérdida» me parece que hay «continuidad». Con los problemas que habá antes, claro. Los mismos, más o menos.
    Saludos

  5. En líneas generales estoy de acuerdo con los puntos que marcás, pero no con el diagnóstico. Especialmente acuerdo con el segundo punto(«donde hay denuncia no hay política»)y con el cuarto, no veo por ahora un liderazgo adecuado para enfrentar al macrismo en capital. El primero lo veo relativo, la oposición estaba extremadamente débil y ahora se recupera un poco, la no capitalización me parece producto de la debilidad anterior. El tercero me parece difícil de evaluar, aunque me inclino un poco hacia el lado de tu análisis. Lo extrañamos a Alberto poniendo la cara en todos lados, es posible que todavía su reemplazo, Massa, no haya dado mediáticamente lo que se esperaba de él. Tomada aparece un poco y Alicia K. nunca asomo, no es nuevo. El caso claro en favor de tu análisis es el de Economía que se escondió y no hay manera de encontrarlo. Pero hay algo que no mencionás y me parece contrario a tu análisis, es la hiperactividad del congreso en temas que son importantes. Esto para mi es un signo vital de la política, por eso si bien coincido en líneas generales con los cuatro puntos, no coincido con el diagnóstico de «desierto pólítico».

  6. Escriba, comparado con los años felices del Nestorismo también funciona. Porque es cierto lo que decís, pero ahí al menos el gobierno sumaba: radicales, socialistas, orgas sociales, sindicatos. Ahora NADIE suma.
    Y esto vale también para Sergio, porque el punto del Congreso es bueno. Pero esa hiperactividad no se traduce en nuevas articulaciones políticas. Entonces puedo tomar ese buen punto como un punto más de mi diagnóstico.
    Saludos

  7. Tampoco la veo. Por el contrario, hablar de política sigue siendo hablar de lo que hace o deja de hacer el gobierno, pero ahora, desde las corporaciones, hay oposición manifiesta. Siempre fueron opositores agazapados en cuanto no es «su» gobierno, pero ahora osn manifiestos.

  8. Muy interesante el post, Alejandro. Coincido en parte y es lo que decíamos después de la derogación: si lo único que se logró es «nos movilizamos» estamos fritos, ese hacer político debe traducirse en posiciones, en construcción política. La hay? coincido en que parece ser poco, aunque es posible (como sugirió charlie) que se esté haciendo política bien en la base, me gustaría ver que dice manolo.
    Lo que si veo es un retroceso a «la política como representación de corporaciones», lógica que en algún punto parecía, sino desterrada, al menos contenida.

    La reproducción, el crecimiento del campo de la política se da en la medida en que los actores logran a través de ese juego y de determinadas reglas legitimadas, aumentar su capital. Eso no sucedió, por ejemplo, en el conflicto del campo. Las equivalencias construidas (no la «corporación del campo» sino los actores con los que hizo equivalencias, que es donde se ve la política) tuvieron como conquista «hacer perder al gobierno» y nada más. Y es donde se ve que tan colgado no era cuando decíamos que esa «construcción de equivalencias» era «alienada»: porque sus intereses objetivos no estaban en juego, no lograban un incremento en sus capitales, apenas un debilitamiento en la posición de gobierno.

    Por otro lado, si las relaciones entre actores constituyen el campo y los actores no se inscriben en el mismo y prefieren competir por otros capitales (pongan aquí el nombre del capital que quieran, lo mismo da) difícilmente se produzca esa reproducción ni funcionen “las reglas del arte” político, en términos de aumentar capital en juego. Se facilita el trasvasamiento de capitales (ya que la politica per se no vale) y entonces los “outsiders” pasan a estar legitimados: haber sido un empresario exitoso habilita a ser pensado como un “mejor” actor en la política “porque no persigue fines políticos” o porque “ha tenido éxito en lo que hizo”.
    Esto puede ser considerado un “retroceso”, aunque me pregunto si alguna vez desde la vuelta a la democracia no fue así.
    Saludos!

  9. Muy interesante el post, coincido con gran parte de lo expresado.

    Por otra parte, debo confesar que acabo de pasar más de 10 minutos buscando a Wally y todavía no lo encuentro….

  10. Charly, creo que esos que usted dice que tejen no tejen nada, toda rosca superestructural que no cambia en nada al juego existente.
    Primo, coincido con usted. Lo de los outsiders es una consecuencia de este proceso que ahora se agudizó.
    Facundo, yo tampoco encontré a Wally. Lo que quiere decir que la imagen figura correctamente mi tesis de que después del conflicto en Argentina hay menos política que en Corea del Norte.

  11. La política «la hace y la deshace» el Gobierno a través de sus decisiones gubernamentales. El tiempo de conflictividad política que se vivió durante el lockout agrario se debió precisamente a la decisión de confrontar y exponer el significado político de la confrontación que tuvo el Gobierno. La oposición con representación partidaria lo único que exhibe es un raquitismo de ideas que la obliga a montarse en cualquier evento que se oponga a algo; no tiene una respuesta superadora para la agenda que plantea el oficialismo. La idea de conflictividad pasaría más por una cosmovisión de la política: la que la ve como antagonismo de intereses sociales, o la que la ve como el espacio donde debe reinar el consenso y el acuerdo «de absolutamente todo».
    LUCIANO

  12. La denuncia politica es funcional a esta democracia mediatica en la que vivimos, pegados al tele viendo votaciones, juicios y denuncias como las del ministro de justicia y, tambien a la presidenta, que en un tiempo daba un discurso al dia. Asi se construyen televidentes, no actores politicos. Los intereses politicos reales de los actores politicos reales se manejan en un espacio cerrado, lejos de las camaras y los discursos. A macri, por ejemplo, le consultaban su opinion sobre el pago al club de paris, a lo que responde que para él, la deuda debia ser financiada en cuotas con la intervencion del FMI, el periodista le pregunta porque y responde «no se, porque si». Yo creo que si le preguntan a cristina fernandez dice lo mismo. igual, da para una semana de debates televisados que no llegan muy lejos porque discuten la economia dentro del modelo capitalista, que es casi el nivel de discusion que hay en el senado.

  13. Me parece excelente el post y estoy de acuerdo con el espíritu, el NADIE suma. El Nestorismo sumó, hizo política, pero no parecía tan complicado reunir aliados con tamaña fragmentación de los aparatos y los partidos y la economía que se recupera de toque y te llena la caja, quién no fue K en el 2005? Los problemas de ese tipo de construcción quedaron a la vista con la derogación de la 125, y en eso tiene un punto lo que plantea Escriba.
    Por otro lado, me parece desmedida la irritación con carta abierta. Son intelectuales, clase media alta, porteña que banca el mismo proyecto nacional y popular que vos, que va a la plaza con Sabatella, Heller y Yaski y vos los bardeás?! Están de tu lado chabón, aunque no la tengan tan grande. La apoligización de la política aparece en el discurso para contraponerlo con el pensamiento neoliberal y destituyente (o golpista si vos preferís..) que subyacía a las arengas camperiles pero cuando Nestor fue a verlos lo bardearon por la cta, el indec, el tren bala, etc. así que no creo que piensen que la política es buena en sí. TODOS (y empezando por lo K, que son gobierno) tendrán que mejorar su construcción política y fortalecer los discursos pero entiendo que si están del lado del campo nacional y popular, suman.

  14. «lo único que nos dejó el conflicto por las retenciones es un desierto político, una especie de arena movediza en la cual las conquistas que había que consolidar corren un fuerte peligro de hundirse»…. es una buena definición de la realidad, de nuestra historia y de la etapa. SI es lo unico que nos dejó, de todos modos no está nada mal. ¿que esperábamos?

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