10 puntos sobre el estado del populismo regional

La elección de Hugo Chávez para un nuevo mandato el pasado 7 de octubre es una buena ocasión o excusa para pasar en limpio algunas conclusiones de este momento, en el cual el “giro hacia la izquierda” sudamericano cumple catorce años.

1. Los populismos de izquierda actuales son, en muchos sentidos, más exitosos que los populismos clásicos del Siglo XX. Por un tiempo, la ciencia política ha discutido si estos nuevos populismos son “realmente” populismos o si el término debería reservarse para los gobiernos de las décadas de la posguerra, del cual estos gobiernos serían derivaciones. Sin embargo, los “nuevos populismos” actuales ya son (sea cual fuere su destino en un par de años) más exitosos que las experiencias de Getulio Vargas, Juan Velasco Alvarado o Juan Domingo Perón en varios aspectos claves. Son más exitosos desde el punto de vista de su capacidad de mantenerse en el poder: Hugo Chávez lleva catorce años en el poder, lo cual lo hace el populista con más tiempo en el gobierno, con la excepción de Vargas, y si contamos la alternancia entre Néstor y Cristina Kirchner, el kirchnerismo está por cumplir diez años de gobierno, con lo cual habrá gobernado por más tiempo ininterrumpido que el mismo Perón. Han sido también exitosos en su capacidad de sortear amenazas concretas y creíbles a su gobernabilidad (Chávez vivió un intento de golpe de Estado; Evo Morales y Rafael Correa sortearon crisis que incluyeron alzamientos armados y podrían haber derivado en una salida del poder; Cristina Fernández de Kirchner tuvo su propia “crisis de la 125”, la cual, si bien no puso nunca en duda su permanencia en el Gobierno, resultó en un vicepresidente que actuó como la principal figura de la oposición durante el resto de su mandato), y han sido también más exitosos en términos de combinar (relativa) estabilidad macroeconómica con estabilidad política.

2. Estos populismos demuestran que la decisión de la izquierda latinoamericana de aceptar las reglas de juego de la democracia liberal ha sido una apuesta que pagó. Algunos de los líderes de estos movimientos provienen de partidos o movimientos que aunque originalmente rechazaban abiertamente a la democracia liberal, la abrazaron luego. El caso más extremo, Hugo Chávez, saltó a la vida política en 1992 cuando intentó realizar un golpe de Estado en Venezuela (que era, hasta ese momento, el país con la sucesión más larga de gobiernos constitucionales del subcontinente). Chávez pasó varios años en la cárcel por ello y a su salida, luego de realizada su autocrítica, anunció que a partir de ese momento sólo competiría electoralmente. Por su parte, Evo Morales y su vicepresidente, Alvaro García Linera, se desviaron de su trayectoria más radical (que incluía una formación marxista) para volcarse decididamente a la vía electoral, lo cual causó la escisión de una fracción del movimiento encabezada por Felipe Quispe, que rechaza hasta hoy la “farsa” de la democracia electoral. Los gobiernos de Chávez y Morales, sin embargo, como los de Rafael Correa, el de los Kirchner (y también el del PT en Brasil, aunque con una orientación no populista en su liderazgo), mostraron que la vía democrática era un camino posible para la ampliación de las fronteras de la ciudadanía y la integración de sectores como los indígenas, los pobres urbanos, los obreros y los desempleados a la vida democrática. La consolidación de la democracia en el subcontinente debe mucho a esta decisión.

3. La crisis de los partidos nucleados alrededor de la ideología del Consenso de Washington no tiene aún vías de resolución. En Ecuador y Bolivia los partidos de oposición son casi inexistentes; en Venezuela la oposición pasó por las estrategias del golpe, la abstención y la participación electoral aún sin éxito, y en la Argentina, Cristina Kirchner fue reelecta con una inédita ventaja de casi cuarenta puntos con la segunda fuerza. El derrumbe de los partidos políticos “institucionales”, muchos de los cuales además quedaron identificados con la ideología neoliberal que prevaleció en la década del noventa (aún a su pesar, como la UCR argentina), y el fuerte carácter centrípeto de los liderazgos populistas vuelve muy difícil la necesaria reconstitución de las fuerzas políticas opositoras. Esto no significa que no existan en todos estos países figuras y votantes opositores. Muy por el contrario: en todos ellos existen figuras que enconada, casi rabiosamente, denuncian el carácter autoritario, antiliberal y aún hasta decididamente estalinista de los gobiernos populistas.

4. En todos estos países encontramos una extraña combinación: sobrerrepresentación de críticas institucionalistas y ausencia relativa de programas alternativos económicos. Curiosamente, la fortísima crítica institucionalista hacia los populismos por parte de casi todo el abanico de las fuerzas de oposición, de los medios de comunicación masivos y de algunos organismos internacionales es acompañada (y tal vez explicada) por la casi total incapacidad de desarrollar una propuesta económica que se diferencie de lo hecho por los populismos en algo más que las formas. Sin ponerse aquí a cuantificar los déficit republicanos de los populismos sudamericanos de izquierda, hay que señalar, sin embargo, que las poblaciones de sus países demostraron que, a la hora de votar, se orientan por temas distributivos y económicos. Hasta que los partidos opositores no desarrollen un discurso económico propio será difícil que fuercen una alternancia, salvo en el caso de un derrumbe catastrófico de los gobiernos populistas.

5. El éxito de estos nuevos populismos está basado en dos elementos: liderazgos convocantes y políticas redistributivas. A pesar de los ríos de tinta utilizados para explicar el ascenso y mantenimiento en el poder de los populismos de izquierda a partir de conceptos como el clientelismo o la manipulación comunicacional de “las masas”, no hay aquí mucho misterio: el atractivo de estos gobiernos reside en la apelación carismática de sus liderazgos y (más aún) en el apoyo social a las políticas sociales redistributivas implementadas por estos gobiernos, ya sea las misiones sociales venezolanas, el derecho jubilatorio o el Bono Juancito Pinto en Bolivia o la AUH y la universalización de la jubilación básica en la Argentina. Si sumamos a esto la disminución de la pobreza y la indigencia en todos estos países (que acompaña por cierto a una tendencia general de la región) y el éxito percibido en sortear la crisis del 2009, más los recuerdos aún frescos de las crisis del neoliberalismo, no hay necesidad de multiplicar los entes explicativos.

6. Los nuevos populismos no son imbatibles, y la alternancia se dará en algún momento. El fracaso del gobierno de Fernando Lugo en Paraguay y el hecho de que Hugo Chávez enfrentó en estas elecciones a una oposición unificada y a un candidato con buena imagen que, de hecho, redujeron su caudal electoral a menos del 60% del total hablan de que estos gobiernos no son imbatibles y que, en algún momento, el péndulo volverá a oscilar y se producirá la natural alternancia. La pregunta no es, entonces, si estos gobiernos culminarán alguna vez su ciclo, sino de qué manera lo harán. Sería deseable que, como pasó en Venezuela, los partidos opositores se comprometan con la vía electoral para buscar la alternancia.

7. Las amenazas al orden constitucional son de nuevo cuño. Sin embargo, las amenazas que enfrentan estos regímenes van más allá de la pérdida de una elección. Tres amenazas resultan salientes: primero, los enfrentamientos entre el Poder Ejecutivo y los otros poderes, sobre todo el Poder Legislativo. El caso más extremo de esto se vio en Paraguay; sin embargo hay que recordar que también en la Argentina la crisis más grave del kirchnerismo vino de la mano de un conflicto al interior del Congreso. Segundo, los conflictos con movimientos sociales por temas de manejo ambiental y de recursos naturales (como se ha visto recientemente en Bolivia y Ecuador, con temas de minería y protección ambiental). Y, tercero, conflictos con las policías y otras fuerzas de seguridad interior, como sucedió en Ecuador, Bolivia y sucede ahora mismo en la Argentina.

8. El rol de los medios de comunicación y las clases medias. La crisis de los partidos políticos de oposición desplazó el locus de la representación de los sectores opositores a estos gobiernos a los medios de comunicación masivos (sobre todo televisión y prensa escrita). Si a esto le sumamos que sectores importantes de las clases medias de todos estos países rechazan de manera decidida a estos gobiernos sin encontrar, en muchos casos, maneras institucionales de canalizar este rechazo, se genera una situación de perpetuo pero flotante descontento y movilización, que puede ser el sustrato de situaciones de inestabilidad política.

9. No hay “gobiernos buenos” y “gobiernos malos” en Sudamérica. La ciencia política gusta de dividir tajantemente a los gobiernos de izquierda de la región entre “racionales” o “moderados” (Chile, Uruguay y Brasil) e irracionales o “populistas” (los demás). Sin embargo, el casi unánime apoyo de los gobiernos de la región a Hugo Chávez, incluyendo un emotivo video grabado por Lula Da Silva, en el cual el líder brasileño le dice a Chávez “tu victoria será nuestra victoria” debe hacernos recordar que, más allá de diferencias de estilo o de liderazgo, los gobiernos de centroizquierda de la región se autoperciben como miembros de un colectivo. Esto no quita, por supuesto, que puedan establecerse comparaciones entre políticas públicas más o menos exitosas según los casos, pero el uso de categorías taxativas y normativamente abarcativas oscurece más de lo que aclara.

10. Vivimos el mejor momento político de los últimos cincuenta años en la región. Luego de décadas de inestabilidad y violencia política, Sudamérica se encuentra hoy con gobiernos electos democráticamente (con la excepción de Paraguay), sin amenazas creíbles de conflictos entre los países, con varios años de crecimiento económico y disminución de la pobreza. Claro está que los gobiernos populistas sudamericanos de izquierda tienen abundantes detractores. No cabe duda de que están dadas las condiciones para que los mismos intenten derrotarlos en las urnas y, sin duda, en algún momento lo harán. Este logro de la democracia de la región, tan básico, es, sin embargo, extremadamente valioso. Sólo cabe disfrutarlo.

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Acerca de Maria

Politóloga. Me interesa la teoría de la democracia y el estudio del populismo.

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72 comentarios en «10 puntos sobre el estado del populismo regional»

  1. El discurso económico propio no existe al menos en este «neo-populismo» argentino. Faltan dólares para la inversión por eso no se puede permitir que los verdes se gasten en consumo supérfluo. Axel ahí lee perfecto la realidad. Falta petróleo y por eso el presupuesto tiene una cuenta deficitaria de miles de millones de U$S en ese insumo totalmente fundamental para que cualquier país se mueva. La moneda se sobrevaluó (o la dejaron sobrevaluar en una mal manejo de la economía) y ahora el país crece menos. Esto de novedoso no tiene nada en la Argentina.
    El simbolismo los tiene enamorados, lo que implica que no se han hecho las suficientes autocríticas en las izquierdas no sólo latinoamericanas sino en todo Occidente y esto termina repercutiendo en buena parte de la repetición de los errores históricos. El campo cultural no hizo una autocrítica suficiente durante los años explícitamente neoliberales. Fidel se va a morir como un Papa Noel romántico. No alcanza con haber descartado las formas violentas para asumir las democráticas. Hay que ir más profundo para encontrar gas y petróleo. Una lástima.

    1. 1) El punto es hacer un promedio de la región, no mirar, siempre, obsesivamente sólo a la Argentina.
      2) Aún con todo eso, estamos mejor que hace 50 años, me parece.

      1. Pedíselas a Menem y a Cavallo que fueron los principales responsables de aquellos años y que hoy se están cagando de risa y diciendo que todo lo malo de aquellos años no fue por culpa de las políticas que ellos implementaron. Igual, más allá de los nombres propios en particular, hoy no existe un partido como lo era la UCEDE, y ese es un avance. El PRO es de derecha pero es otra cosa. Tiene una idea del Estado activo que la UCEDE nunca la tuvo. Aquello de el Estado como meramente molesto para el desarrollo pujante del mercado hoy en día está fuera de órbita. Y eso está bueno. Si queremos armar una serie ahí no podemos no leer un avance o al menos una modificación si no queremos ser optimistas.

        P.D.: En serio, fanáticos va a haber siempre de todos los colores. La joda -y a eso me refiero en mi comentario- es que las hegemonías tengan la madurez de no caer en repeticiones que ya se sabe que no andan. Pero este paso de un punto al otro lleva mucho trabajo, no solo intelectual sino también psíquico. Tan complejo es que en muchos casos lo que termina sucediendo es que los cambios de mentalidades no se dan hasta que no se realizan los pasos de mano de una generación para la siguiente, algo que tampoco es tan así de sencillo como si fuese una carrera de postas en los Juegos Olímpicos.

    2. Troskos, paremos dos años de mover el arco: la crítica a la izquierda era su supuesta negativa a aceptar las reglas democráticas, no porque no sabían encontrar petroleo!

    3. diego el pro es de derecha y punto con todo lo q eso implico siempre; que quieran dar una imagen edulcorada para la gilada es otra cosa.¿cual es el estado activo que proponen? hay que remitirse a la experiencia de estos años gobernando la ciudad autónoma para darse cuenta que es mas de lo mismo.El partido y sus referentes representan al neoliberalismo y atraen votantes, entre otras cosas, recurriendo a derechosos que no quieren admitir que lo son

      1. Piju, el análisis que hacés revela lo que yo había dicho antes: Ese deseo de ser Batman y encontrarse con el Guasón. Para mí es un error, en primer lugar armar ese polo «derecha – izquierda» y subsumir adentro todo lo que en cada momento de la historia aparezca. Es no ponerse a leer las particularidades. Y para peor, negarse a cuestionar dicho esquema en tanto tal.
        Hay que dejar de engolosinarse con esos significantes. Ser «La Izquierda» garpa en el ambiente cultural urbano de las grandes ciudades, es un dato concreto que se ha ido generando a lo largo de las décadas en esta cultura en la que vivimos, Argentina dentro de Occidente como un todo.
        Entiendo que primero hay que mirar las particularidades, más no sea para no pelearse contra fantasmas propios y nada más.

      2. Diego dixit: «La idea del estado activo del PRO que la UCD nunca tuvo».
        Si no me equivoco, el papá del lider del PRO hizo su fortuna, principalmente, como contratista del estado, y cuando no lo fue directamente, recibió todo tipo de ventajas para consolidarse como prototipo del empresario nacional exitoso. El propio lider del PRO heredó el estilo de negocios de papá. Volcado a la actividad política, y ya en cargo de sus funciones como intendente de la CABA, creo yo, no hizo más que expresar esa concepción del estado.
        ¿Cómo ha evolucionado el presupuesto de la CABA en los últimos años? ¿Cómo se gasta ese presupuesto? Me da la sensación de que la «derecha» (por ponerles un nombre) nunca despreció el uso de los resortes de poder que confiere el estado. Ahora, «la idea del estado activo del PRO que la UCD nunca tuvo» ¿Qué sería?
        Ojo. Pido encarecidamente que no se aborde el tema con una perspectiva tipo «Sí, pero Nestor y Cristina…» ‘Ta bien,tengo perfectamente claro que el capitalismo serio que perconizó Nestor y se empecina en construir Cristina choca contra la estructuración básicamente parasitaria de los empresarios nacionales que son convocados a participar de ella. Siempre me pregunté en qué consistiría la burguesía nacional pujante (y todas esas cosas) que supuestamente sirven de base para el desarrollo de proyectos capitalistas «en serio». Pero eso es «harina de otro costal». Lo que yo quisiera que me explicaras, Diego, es de qué se trata eso de «La idea del estado activo del PRO que la UCD nunca tuvo». Me interesa de veras. Si es cierto que esa «idea del estado activo» existe, y si realmente marca diferencias fundamentales con las históricas expresiones de la derecha, más allá de lógicas adaptaciones a coyunturas locales e internacionales, el tema parece digno de ser desarrollado.

      3. Prol, hola qué tal. Ante todo coincido con vos en que el modelo de empresario parasitario dentro del cual podemos ubicar perfectamente al viejo Macri, hoy en día sigue existiendo en la Argentina a toda escala. El empresario argentino debería ser otra cosa. Pero por eso mismo, no considero que ser heredero de las fortunas que esa lógica viene emanando sea suficiente como para equiparar proyectos políticos que ha escala discursiva son diferentes. Ojo, con esto lo que menos quiero es perdonar -digámoslo de alguna manera- los delitos que a nivel civil esa actitud empresarial conlleva: Todos presos, aunque en la práctica se complica porque queda poco más que el Padre Farinello.
        Yendo al tema de distinguir los procesos políticos que se van dando através de la historia, fijate que el discurso del Pro es muy diferente de aquel que reinaba en los 90’s. María Julia Alzogaray poco tiene que ver con las chicas modernas, activas y con perfil ético de Macri. No hablan ni de revoluciones ni de cambios drásticos en la estructura social, pero no es lo mismo el discurso pro-activo de Michetti con la frivolidad privatizadora de María Julia. Mauricio Macri mismo hace spots publicitarios dentro de hospitales públicos. Fijate también cómo sacan chapa con el tema de los 180 días de clase, cuando en los 90’s eso les chupaba un huevo: el que no pueda pagar una escuela privada qué se joda, y listo. Desde el concepto que emite el Pro está bueno que lo público funcione, sea eficiente, más no sea para que así, de ese modo, el mercado pueda funcionar bien. Lo de Álvaro Alzogaray encarnado por el menemismo era directamente derrumbar todo lo que sea estatal porque molesta. Topadoras de Dominguez en las villas de emergencia, esa era la idea. Cortar con todo lo que no sea eficiente de una vez y para siempre.
        No es lo mismo. Y te digo más, si nos ponemos a decir que es lo mismo desde Julio Argentino Roca hasta Macri cualquiera te puede decir que el kirchnerismo tiene mucho de eso en lo concreto. Características reales que siempre están independientemente de que se lo quiera lucir o no. O sea, la cultura política argentina se va moviendo, en muchos casos para bien. Nunca se puede pedir que una cosa pase de blanco a negro de un día para el otro. El Pro tiene funcionarios que se criaron en la UCEDE, así como también los tiene el kirchnerismo, así como también tiene fanáticos menemistas y duhaldistas, es así porque sigue siendo política y es una utopía para culaquier sociedad que efectivamente «se vayan todos». Lo importante, me parece, es que estas permanencias internas no nos nublen la mirada.

      4. Diego. Sigo sin entender. Si me decís que la diferencia entre la UCD y el Pro deriva de que el Capitán ingeniero era un intelectual orgánico de la oligarquía mientras que Macri es un advenedizo llegado a su posición por los vericuetos del testaferrismo que recorrió su papá, te sigo con gusto. Quien sea capaz de desarrollar esa línea será depositario de mi atención. Pero a la idea de «Estado activo del PRO» francamente no le veo consistencia. Sigo tus ejemplos.
        “discurso pro-activo de Michetti” ¿Podés definirlo en sus ideas centrales? ¿Podés citar cuáles son las políticas concretas en las que se materializa?
        “spots publicitarios dentro de hospitales públicos” ¿Vos viste cuál es el estado de los hospitales en esta bendita ciudad? Hace tiempo que la palabra “ideología” es tomada como sinónimo de “verso” o “blablá”, y hay veces que se entiende el por qué.
        “sacan chapa con el tema de los 180 días de clase” parece más un castigo al gremio docente que una política de estado destinada a lograr igualdad de oportunidades (Deterioro edilicio, caída de los salarios, reducción presupuestaria mientras aumentan los recursos destinados a la educación privada y una larga lista de etcéteras)
        “Desde el concepto que emite el Pro está bueno que lo público funcione”. Lo tuyo ¿es profesión de fe o contás con argumentos que te avalen? Dicho de otra manera, ¿Qué entendés por eficiencia? Pongo un ejemplo: innumerables semáforos que llevan meses y meses con los foquitos quemados sin que nadie parezca tomar nota del tema, algo que no sólo está muy a la vista sino que no parece muy complicado para quien se pretende un as de la gestión.
        Sigo pensando que el modo en que el presupuesto se ha venido confeccionando y la (sub o sobre) ejecutando (según el caso) dice mucho más sobre la idea de estado que tiene el PRO que el discurso de Durán Barba puesto en boca de los principales referentes del PRO.

      5. Prol, a ver si nos entendemos. Ante todo no creo en un concepto de ideología que esté atado al gramscianismo ni a ningún criterio de cuño marxista que derive directamente el pensamiento o el discurso de la persona a su orgien social. Por eso lo de intelectual orgánico de la oligarquía me parece que no corre como categoría explicativa. La oligarquía así como niguna otra referencia a clases sociales corre como fuente de explicación de los discursos. La oligarquía no habla, es una categoría descriptiva nacida en la cuna de las ciencias sociales que no tiene ningún anclaje ontológico con la realidad material. Hablan las personas, que por lo general en política tienen intereses y los defienden, pero primero debemos escuchar qué se está diciendo para luego armar todo el cuadro de situación de diferencias políticas que efectivamente se están dando en determinado lugar, en determinado momento histórico. Las clases sociales sirven como material explicativo, pero no tienen ningún anclaje ontológico dentro de ninguna formación social ni económica. Esto, por supuesto, no quita el hecho de que haya pobres y ricos. Material empírico concreto. El hegelianismo marxista ya no explica nada. Debemos partir de lo concreto y nada más concreto que un discurso para analizar las ideologías.
        Yendo ahora al otro asunto, seguro que los hospitales públicos de la Ciudad están en mal estado, pero eso a Macri le da vergüenza, lo oculta. Su retórica incluye hospitales buenos. Él quiere que la gente crea que los hospitales están bien, esto es muy diferente a acallar el tema de la salud pública como pasaba en los 90’s. Bajar a lo concreto para analizar ideología (que es lo que aquí estamos haciendo) convierte a la cuestión en algo difuso. Sin ir más lejos porque los hospitales que dependen de la Nación también están en mal estado. ¿Qué hacemos en ese punto en donde todos los hospitales están destruidos? ¿Decimos que todos los gobiernos son de derecha? ¿O nos inventamos una acrobacia retórica para decir que los hospitales que dependen de aquel gobierno que saca chapa de nacional y popular no están tan mal o que sí están mal pero que no importa tanto porque la chapa cura todo? Por eso mejor es analizar las identidades de cada partido para ver qué son.
        El tema de los 180 días de clase es otro asunto en donde el Estado de la Ciudad quiso significar que con ellos la educación pública va a mejorar, y se puso como meta algo directamente cuantificable como lo son la cantidad de días en las escuelas de los chicos. O sea, te puede gustar más o menos, pero el tema de la educación pública está en la agenda del Pro. Es un tipo de estado que puede no gustarte, pero es la presencia del estado en la sociedad y puesto a referendo de esta, no se trata de un estado subterráneo. Esto con la UCEDE no pasaba, en ese partido se vendía un estado malo que había que achicarlo y un mercado bueno que debía ser ampliado y listo. Con el Pro el discurso incluso alcanza ciertos grados de explicación para convencer. Te explican por qué las bicisendas están buenas y van a ser para mejorar la vida en la Ciudad. Después te puede gustar o no, les podés creer o no, pero eso es un estado activo.
        Para terminar repito, gobiernos que no estén a la altura de sus propios discursos, todos. A ningún gobierno le andan todos SUS semáforos. Pero ningún gobierno dice que va a hacer estaciones de subte y en vez de eso hace helipuertos. A lo sumo le pasará como a Macri que quedó en deuda con sus propios votantes.

      6. Demasiados temas, Diego, todos muy interesantes, pero acabo de podar las plantas que tengo en el fondo de mi casa y no resisto la tentación de seguir con la poda, así que me voy a restringir a “La idea del estado activo del PRO que la UCD nunca tuvo”. Si ya la definiste, confieso que se me quedó por el camino.
        «Hablan las personas, que por lo general en política tienen intereses y los defienden, pero primero debemos escuchar qué se está diciendo para luego armar todo el cuadro de situación de diferencias políticas que efectivamente se están dando en determinado lugar, en determinado momento histórico». Cando decís «hablan» entiendo que «no» te referís «exclusivamente» al discurso. Si fuera peronista te diría que la única verdad es la realidad, pero como no lo soy… en fin, ya te lo dije.
        «Yendo ahora al otro asunto, seguro que los hospitales públicos de la Ciudad están en mal estado, pero eso a Macri le da vergüenza, lo oculta. Su retórica incluye hospitales buenos. Él quiere que la gente crea que los hospitales están bien, esto es muy diferente a acallar el tema de la salud pública como pasaba en los 90′s». Lo que eso indica es que ha cambiado el clima de época, pero no me sirve para definir la concepción Macrista (o Procista, si preferís) del Estado. (nota al margen: ¿en serio creés que a Macri le da vergüenza algo?).
        «¿Qué hacemos en ese punto en donde todos los hospitales están destruidos? ¿Decimos que todos los gobiernos son de derecha? ¿O nos inventamos una acrobacia retórica para decir que los hospitales que dependen de aquel gobierno que saca chapa de nacional y popular no están tan mal o que sí están mal pero que no importa tanto porque la chapa cura todo? Por eso mejor es analizar las identidades de cada partido para ver qué son». Está muy bien, pero por este camino te vas por la tangente sin haber definido el punto en cuestión, es decir la concepción macrista del estado (en cambio, aún en la conciencia de que los hospitales nacionales están para la mierda, y no sólo los hospitales, existe una cantidad de líneas de acción política que definen más o menos bien cuál es la concepción kirchnerista de lo que significa un estado activo, por sus éxitos, por sus fracasos, por sus posibilidades, por sus limitaciones, pero por sobre todo, por sus objetivos – aclaración: sólo contrasto, no me interesa meterme por este camino, muchos ya lo hicieron con más argumento e información de los que puedo suministrar, incluso en este blog)
        «El tema de los 180 días de clase es otro asunto en donde el Estado de la Ciudad quiso significar que con ellos la educación pública va a mejorar, y se puso como meta algo directamente cuantificable como lo son la cantidad de días en las escuelas de los chicos. O sea, te puede gustar más o menos, pero el tema de la educación pública está en la agenda del Pro». Me sigue pareciendo un argumento duranbarbista. Me da la sensación de que los 180 días son una consigna que el clima de época le impuso al macrismo y no un interés que surja de su concepción del estado. De lo contrario habría implementado una batería de medidas que brillan por su ausencia (no hablo de éxito o fracaso sino de objetivos). Si su preocupación por el tema se restringe a prolongar el ciclo lectivo hasta el 28 de febrero a las 18:30 hs, a mí no me cierra que esto sirva como ejemplo de Estado Activo.
        «Esto con la UCEDE no pasaba, en ese partido se vendía un estado malo que había que achicarlo y un mercado bueno que debía ser ampliado y listo. Con el Pro el discurso incluso alcanza ciertos grados de explicación para convencer». Me voy a permitir citar una expresión de tu primera intervención en este post (no te lo tomes a mal, aseguro mi buena leche): «El simbolismo los tiene enamorados». ¿No te cabe?
        «Después te puede gustar o no, les podés creer o no, pero eso es un estado activo».Insisto en las contradicciones flagrantes que implican la evolución del presupuesto y su implementación a lo largo de la era macrista. Y esto no es algo en lo que podés creer o no como las consignas electorales. Para mí define la concepción que tienen del estado con muchísima más precisión que cualquier discurso.
        «Para terminar repito, gobiernos que no estén a la altura de sus propios discursos, todos. A ningún gobierno le andan todos SUS semáforos. Pero ningún gobierno dice que va a hacer estaciones de subte y en vez de eso hace helipuertos. A lo sumo le pasará como a Macri que quedó en deuda con sus propios votantes». Me viene de perillas. Subtes, helipuertos, túneles. Todo lo que tiene Macri para mostrar se reduce a obra pública realizada sin la menor planificación, cualquier inversión que involucre a las empresas constructoras contratistas del estado viene bien (¿de dónde era que venía Macri?). ¿Sirve, la obra?, adelante. ¿No sirve?, adelante. Fijate que hasta en el tema de la vivienda demuestran por dónde viene su concepción. Abrieron una ventanilla del Banco Ciudad para el otorgamiento de créditos hipotecarios en términos similares a los que pautaría cualquier banco privado. ¿Vivienda social? Cero (a pesar de contar con presupuesto, a pesar de haber recibido el compromiso del gobierno nacional de poner un peso por cada peso que pusiera la ciudad). Lo que campea es la construcción de edificios de monoambientes para la especulación o de edificios de categoría para los sectores acomodados. Y no me digas que Ibarra o De la Rúa no lo hubieran hecho muy diferente, porque es cierto, pero no me sirve para entender a qué te referís cuando hablás de “idea del estado activo del PRO.
        A ver si puedo sintetizar. Tu idea de «Estado Activo» me parece tan difusa que resulta aplicable a casi cualquier de partido en el gobierno. Ni alsogaray ni Cavallo dejaron de ejercer todo el poder que les confería el control del Estado, incuso para destruirlo (o para subordinarlo, para ser más preciso, nadie destruye una herramienta de poder), desde el empréstito 9 de julio hasta el corralito. Nadie llega al Estado dispuesto a no utilizarlo en beneficio de su propio proyecto político, y todos se ven obligados a negociar con los distintos sectores de la sociedad. Desde esta óptica, éxitos y fracasos sirven para establecer la concepción que cada uno tiene del Estado. Y no me caben dudas de que entre Alsogaray, Cavallo y Macri existen enormes diferencias. Ahora, disculpá mi ignorancia, ¿me podés definir en cinco o seis proposiciones qué entendés por «idea del estado activo del Pro que la UCD nunca tuvo»?
        Si no te gusta que hable de Alsogaray como intelectual orgánico de la oligarquía, cambiémosle la denominación. Llamalo conspicuo vástago del patriciado nacional, o ponele el nombre que te guste. Creo que se entiende. En cambio, que Macri surge como representante de la patria contratista me parece que es un poco más fácil de aceptar. ¿No?
        Me vas a decir que no es bueno personalizar, pero me da la sensación de que estos dos emergentes pueden dar un par de piolines desde donde desenrollar la madeja (si es que a alguien le interesa hacerlo). Aclaro que no estoy postulando nada, se trata de no mucho más que una intuición.

      7. Lo que decís del Banco Ciudad me viene regio para ejemplificar lo que te estoy queriendo decir: El Banco Ciudad es un banco público que el macrismo lo usa de modo DIFERENTE a como a vos te gustaría que se use. Seguramente en el Pro no se cree que valga la pena inmiscuirse con conceptos como el de «vivienda social», eso no anula que le pongan pilas al banco público que manejen ni tampoco que salgan a publicitar la labor que éste realiza. La UCEDE, por su parte, hubiese propuesto que se privatice el banco y listo. ¿O no se privatizaron bancos provinciales de hecho en los 90’s? Es otra concepción del Estado. Está claro que son 3 visiones diferentes acerca del rol del estado en donde la del Pro es la de un banco activo, dando créditos y recibiendo depósitos. Como te vengo diciendo, ese tipo de banco público te puede gustar o no, pero eso es harina de otro costal.
        Y otra cosa, si también como decís vos las diferencias entre los personajes que venimos tratando se debió simplemente a que hubo un cambio en el clima de época, bueno, ese vientito se llevó todo. No hay nada esencial transhistórico que se deba buscar debajo de la alfombra así como si fuese un gen en las especies animales que en el fondo hermane a Macri con Alzogaray. Todo lo que hay es lo que aparece. Ese tipo de búsquedas es sentarse a ver cuando aparece el mayordomo en escena para enseguida condenarlo como el asesino de la novela que nos está tocando leer en este momento. Después sí, se pueden buscar afinidades en la genealogías a las que remiten sus discursos, pero eso es otra cosa, además de que como también te dije antes, también vas a encontrar afinidades ideológicas no solo entre ellos sino también con partidos y personas que hoy en día los denostan a ambos. Pero así y todo, si vamos a fijarnos qué decían acerca del rol del estado cada uno de ellos, no vamos a hallar genes que los unan en un porcentaje demasiado grande como para decir que uno es hijo directo del otro.
        Entonces, lo que el macrismo obliga a hacer en materia de educación, por ejemplo, es debatir contra «los 180 días de clase», no contra la «destrucción de la educación púbica» porque debatir contra esto último es debatir contra un rival que en concreto no existe hoy en día. Habrá qué plantear propuestas para mejorar la educación teniendo en cuenta que hoy por hoy los chicos tienen 180 días de clase. El tiempo cambia y cambia todo.

      8. Te formulo la pregunta de otro modo, a ver si se entiende. El estado activo de Macri ¿qué activa? Ojo, no es un pregunta retórica, no lleva en sí la respuesta de que no activa nada, tomala en modo literal. ¿Cuáles son las líneas que definen al estado activo de Macri? Porque decir que le ponen pilas al Banco Ciudad, es más o menos lo mismo que decir que «Va a estar lindo Buenos Aires». Si el Ciudad no hace otra cosa que seguidismo de la banca privada, más que un Estado activo, diría que, al menos en este punto, es un Estado pasivo, se parece un poquito a hacer la plancha. Cuando se inició la UCD, y mucho antes, con su antecesor «La Nueva Fuerza», la concepción del estado incluía un cacareo eficientista que llegaba incluso a ponerlos en contradicción con sus intereses de fondo. YPF, Fabricaciones militares, Somisa y otras empresas del estado debían ser «eficientes» (entre otras cosas por motivos ligados a la seguridad nacional). Además, era inaceptable que esas empresas subsidiaran a la sociedad vía precios cómo lo haría un estado peronista. Entonces ¿Qué se hacía? se subían los precios y de ese modo las empresas resultaban fortalecidas, con lo cual los argumentos para su privatización se depreciaban simétricamente. Hasta que en el 76 se dieron cuenta del error conceptual y cambiaron la estrategia. Para privatizar era necesario destruir primero. La concepción misma fue cambiando en función de las circunstancias, pero, me parece, era posible establecer sus líneas generales. Lamento ser repetitivo, pero ¿Cuál es la concepción del estado Macrista que no se parezca a hacer la plancha a ver si se sacan la grande en las próximas presidenciales? Porque si es por actividad, me parece que en los 90 el cambio drástico que se produjo en la economía argentina no hubiera sido posible sin la intervención furiosa del estado. Desde ese punto de vista, se trató de un estado sumamente activo. ¿A qué modelo de sociedad propende el Estado «activo» macrista? (pregunta que debe ser tomada también en modo literal, por favor).
        Aclaración respecto de tu interpretación: «Y otra cosa, si también como decís vos las diferencias entre los personajes que venimos tratando se debió simplemente a que hubo un cambio en el clima de época». Nunca dije, ni de cerca, tal cosa. Releé lo escrito.
        En fin, Daniel, me ha dado mucho gusto haber tenido este intercambio de ideas con vos.
        Ci vediamo.

      9. El estado activo de Macri activa –y acá sí estoy “bajando” del todo a lo concreto material como a vos te gusta –sin ir más lejos un banco público que no está fundido y que da ganancias, que funciona como banco de una manera que puede no gustarte pero que allí está. Es un banco estatal. Después, si vos lees ese funcionamiento concreto como “hacer la plancha”, bueno, me parece que es una interpretación muy subjetiva de tu parte que de ninguna manera puede asimilarse a negar la presencia del Estado en la sector bancario, más no sea para dar ganancias que serán sumadas a las arcas públicas.
        Después, un estado destinado a destruir al estado (digámoslo así) no puede entrar a ser considerado como un estado activo en los términos que venimos discutiendo. Un estado activo es un estado al que se le asigna un rol permanente en la sociedad. Porque si se acepta tu acepción del asunto se acaba la discusión porque siempre habría “estado activo”. ¿Por qué te cuesta tanto aceptar que puede haber muchos tipos de estados en la sociedad contemporánea? El mundo no es tan cuadrado como para que tenga lugar el concepto liso y llano de “estado vs mercado” que a su vez diferenciaría claramente “izquierda y derecha”.
        No me importa la conciencia de Macri ni la de nadie. Me importa lo que veo, lo que aparece en concreto. A Macri lo veo como un político que en su plataforma se enorgullece de chapear con que el sector público de la economía funciona bien, no que reemplaza al mercado sino que lo acompaña, lo veo hablando bien de un sector público que dinamice al mercado, que lo ayude a incrementar la riqueza de la sociedad. A parte de eso me parece que no tiene espesura teórica suficiente el análisis basado en tomar el discurso de un partido político y dividirlo entre “cacareo” e “intereses de fondo”. ¿En qué tenemos que creer previamente a leer esas propuestas de esos partidos para establecer que tienen intereses de fondo y en que lo que me están diciendo no los representa ni a ellos mismos? O sea, Macri diga lo que diga para vos ya está condenado. Primero se le cuelga el cartel de “representante de la derecha” y una vez con esa chapa ya está, listo, ya perdió la batalla simbólica en tu subjetividad. Pero lo que yo vengo afirmando es que primero hay que escucharlo, luego analizarlo, para finalmente y sin ningún compromiso al final salir a decir que es de derecha. Porque fijate que tu argumentación acerca de los cambios de “la derecha” en más de medio siglo en la Argentina imagina a ese sector como algo sólido y transhistórico, sólido y fiel a una esencia de sí mismo, que yo te digo que es una construcción hecha en libros que no tiene sustento en el mundo real. Y el error justamente es porque primero se encana al que sea “la derecha” en cada momento y luego se lo pone esa fila que en la breve descripción que vos hacés arranca con Sommisa y Fabricaciones Militares, llega al golpe del 76 y relee lo que vos mismo pusiste: “Hasta que en el 76 se dieron cuenta del error conceptual y cambiaron la estrategia.” ¿Quiénes son los que se dan cuenta? ¿Los mismos que habían fundado FM? ¿No estaban muy viejitos ya para ese año? ¿Y por ejemplo con Mauricio que tiene 55 años más o menos, él seguro que no estaba el día que se inauguró Sommisa? Y si no más fuesen los mismos seres humanos con los mismos DNI, ¿al plantear eso de que “se dieron cuenta”, no estamos suponiendo una suerte de think tank que planea lo que determinado grupo social va a querer hacer en cada momento de la historia? Pero aún más te digo, ¿con eso de que se dieron cuenta, no estamos suponiendo al sujeto humano como idéntico a sí mismo siempre a lo largo de los años, así como si yo me di cuenta ayer que la camisa que me puse no combinaba con la corbata? Porque para el caso valga y sobra el propio Néstor Kirchner, ¿no? ¿Dónde lo pongo, fomentando privatizaciones o puteando contra ellas? No me importa por qué hizo y dijo cada cosa en cada momento, me importa que la historia real marca ese notable cambio en su manera de ver la política económica del país. Cuando estaba Somisa pujante acá hubo un estado interventor y luego se planteó destruir toda esa presencia estatal, lo que constituyó un panorama totalmente diferente en el que en buena medida todavía estamos insertos. ¿Por qué tendríamos que poner al kirchnerismo a la izquierda de aquellos que fundaron Somisa? Es algo para pensar, ¿no? En lo concreto se pelea por los lugares dentro del esquema político, para el kirchnerismo poder chapear con la izquierda es algo que le garpa, nuevamente, más allá de lo que sienta o de lo que piense cada uno de los integrantes de ese grupo político. Nadie quiere ser de derecha, nadie quiere ser identificado de ese modo.
        Es todo más fluidito en la vida real, las listas duras se nos hacen añicos a los pocos años aún dentro de las biografías de las mismas personas, mucho más todavía si queremos armar un siglo coherente entre fanáticos de River y fanáticos de Boca. Querer que una lista que vaya desde Roca hasta Macri tenga coherencia es imaginable solamente dentro de una camisa de fuerza.
        Pron, estás cayendo en un hegelianismo que cree comprender la Historia a través de unas pocas categorías madre y ese es un gran error.

      10. Suponer que yo digo que Alsogaray y Macri son exactamente lo mismo lleva a no explicar claramente cuáles serían las diferencias, y por consiguente, para no explicar claramente en qué consiste el Estado activo de Macri, temas que me interesan cinceramente. Ese interés es el que daba sentido a esta discusión. Transcribo párrafos extraidos de mis comentarios:

        Me interesa de veras. Si es cierto que esa “idea del estado activo” existe, y si realmente marca diferencias fundamentales con las históricas expresiones de la derecha, más allá de lógicas adaptaciones a coyunturas locales e internacionales, el tema parece digno de ser desarrollado.

        así que me voy a restringir a “La idea del estado activo del PRO que la UCD nunca tuvo”. Si ya la definiste, confieso que se me quedó por el camino.

        Está muy bien, pero por este camino te vas por la tangente sin haber definido el punto en cuestión, es decir la concepción macrista del estado (en cambio, aún en la conciencia de que los hospitales nacionales están para la mierda, y no sólo los hospitales, existe una cantidad de líneas de acción política que definen más o menos bien cuál es la concepción kirchnerista de lo que significa un estado activo, por sus éxitos, por sus fracasos, por sus posibilidades, por sus limitaciones, pero por sobre todo, por sus objetivos – aclaración: sólo contrasto, no me interesa meterme por este camino, muchos ya lo hicieron con más argumento e información de los que puedo suministrar, incluso en este blog)

        “Después te puede gustar o no, les podés creer o no, pero eso es un estado activo”.Insisto en las contradicciones flagrantes que implican la evolución del presupuesto y su implementación a lo largo de la era macrista. Y esto no es algo en lo que podés creer o no como las consignas electorales. Para mí define la concepción que tienen del estado con muchísima más precisión que cualquier discurso.

        Desde esta óptica, éxitos y fracasos sirven para establecer la concepción que cada uno tiene del Estado. Y no me caben dudas de que entre Alsogaray, Cavallo y Macri existen enormes diferencias. Ahora, disculpá mi ignorancia, ¿me podés definir en cinco o seis proposiciones qué entendés por “idea del estado activo del Pro que la UCD nunca tuvo”?
        Si no te gusta que hable de Alsogaray como intelectual orgánico de la oligarquía, cambiémosle la denominación. Llamalo conspicuo vástago del patriciado nacional, o ponele el nombre que te guste. Creo que se entiende. En cambio, que Macri surge como representante de la patria contratista me parece que es un poco más fácil de aceptar. ¿No?

        Lamento ser repetitivo, pero ¿Cuál es la concepción del estado Macrista que no se parezca a hacer la plancha a ver si se sacan la grande en las próximas presidenciales? Porque si es por actividad, me parece que en los 90 el cambio drástico que se produjo en la economía argentina no hubiera sido posible sin la intervención furiosa del estado. Desde ese punto de vista, se trató de un estado sumamente activo. ¿A qué modelo de sociedad propende el Estado “activo” macrista? (pregunta que debe ser tomada también en modo literal, por favor).

        Si releés mis comentarios completos, podrás apreciar que mi principal interés en el asunto estaba movido por la curiosidad. En fin, no dejo de pensar que sería interesante si alguien fuera capaz de definir. “La idea del estado activo del PRO que la UCD nunca tuvo”. Quizá alguien ya lo haya hecho y nosotros no lo sepamos. De lo contrario, te cabrá el mérito de haber sido el primero en plantearlo.
        Un abrazo

  2. Creo que no se puede soslayar en el análisis de esta última década la enorme mejora en los términos del intercambio para todos los paises de Unasur,la prueba de stress para los populismos sudamericanos seria seguir gobernando con una caida abrupta del precio de los comodities y políticas redistributivas menos generosas.

    1. Si, yo sé eso. Pero me parece importante que eso se haya traducido en redistribución y descenso de la pobreza y la desigualdad. No siempre sucede: sólo hay que mirar Perú, por ejemplo.

      1. Real, largá el manual de talibán k por los menos el viernes a la tarde.

        Hablamos en General de Unasur, todos los paises crecieron,todos acumularon reservas,todos mejoraron su balanza comercial

        Casualmente todos exportan comodities cuyos precios se fueron a las nubes. Si queres hasta te digo que la soja y el maiz son los que menos subieron .

        Pero el contexto fue,es y seguirá siendo favorable para todos independientemente del modelo económico que tengan.

  3. En términos generales estoy más que de acuerdo. Quizás con una excepción: la primera parte de la afirmación del punto 5). Más que nada, es una cuestión de énfasis. Yo pondría menos la mirada en «el líder» y más en las posibilidades (más o menos profundas y con diferente peso en cada caso) de participación política en el aparato del estado de fracciones sociales relegadas del poder político (movimientos sindicales, campesinos, indígenas, etc.)

    Ahora, siempre me queda una duda: ¿qué serían los «populismos»? ¿A cuál de todos los sentidos del término te estás refiriendo?

  4. No creo en esta summa teológica de populismos americanos
    1) Chavez es militarista patriarcal. Cristina tiene un gobierno matriarcalista con las FFAA en contra.
    2) No considera la geopolítica actual que en cada uno de los casos es distinto, especialmente a partir de la soja y otras yerbas.
    3) No creo que la clasificación izquierda derecha sea la mas feliz para calificar a los populismos reinantes, salvo que de paso le pega un toque a la izquierda que la hace funcional a la derecha. El populismo reinante no se caracteriza por seguir tal o cual política sino que es mas bien pragmático. Salvo Chavez que es un militar y puede ser lo que él quiera. Justo Chavez qeue es el distinto a todos por su tradición clásica militarista.

    1. Por su cercanía regional y sus relaciones económicas a nivel mundial, la geopolítica latinoaméricana es un problema común para todos los países de la región, más allá de lo que produzca cada uno específicamente.

    2. ¿Que FFAA?
      ¿Es joda no? Leiste el presupuesto? el 80% de lo que les tiran se va en sueldos (magros), Los Boy Scouts de Don Bosco tienen màs capacidad operativa en la actulidad.

  5. Con respecto al punto 9. No hay “gobiernos buenos” y “gobiernos malos” en Sudamérica.

    No creo que ver a Lula respaldando a Chavez demuestre necesariamente que los Gobiernos sean iguales o que no puedan diferenciarse. Los países tienen intereses, y ya vimos en el pasado países y líderes apoyando opciones muy diferentes a las que ellos mismos representaban. Sin ir más lejos Lula tiene una magnifica relación con Fidel Castro y eso no significa que Brasil sea igual a Cuba o que él sea igual a Fidel.

  6. con respecto al texto de Maria.Si,reconozco que tienen nuestros populismos bastante pragmatismo,pero esta carateristica historico-social de nuestro tiempo resulta justificada precisamente por su intencion redistributiva.Hay que preguntarse nuevamente si estas formas de izquierdas son las unicas viables en los paises donde se habla de populismo.Creo que esta bien decir opo por oposicion porque esta no tiene mas posicion que oponerse.Esconde su intencion economica porque sabe que si la revela pierde las elecciones,y hasta se disfraza de izquierda mas extrema.

    1. Isa, lo del pragmatismo es una descalificación gratuita más de la gorilada. ¿Hubo algo más pragmático que Lenin y Stalin o Mao en el poder. Pero como eran correctos señores autodefinidos marxistas, nadie les dijo pragmáticos. ¿Y hay alguien más pragmático que mi comandante Fidel? Ah, pero es Fidel, cómo le vas a decir pragmático. En realidad, habría que discutir qué se entiede por pragmático. Los gorilas lo usan para la porquería de siempre: somos pragmáticos porque no tenemos ideales y nos vendemos por un chori y un tetra. Ellos son idealistas, no se venden. Se alquilan, solamente.

  7. Muy de acuerdo con el texto, pero no me cierra la fusión que se hace del populismo y de la izquierda, que no siempre van por el mismo lado. Es cierto que a diferencia de Europa, en América los populismos suelen ser de izquierda, pero nunca tuvieron demasiado problema en aceptar las reglas democráticas, porque de hecho siempre fueron fuertes en ese juego.

    Creo que la izquierda, de cara al populismo, jugó un papel muy disímil en cada país y en cada momento de los diferentes procesos. Sólo hace falta mirar acá en Argentina todo el arco de izquierda y sus vaivenes.

      1. María: 1) ¿qué y quién define qé es izquierda y qué es derecha? ¿el po es de izquierda porque se define de izquierda? ¿la sd de la república de Weimar era socialfascita porque el PKD la definía así?
        2)dejando de lado la opinión de los bolcheviques, ¿el populismo ruso era de derecha? Más complejo todvía ¿Andrew Jackson, el que dio orígen al nombre, era de derecha o de izquierda?
        Cuando se extienden así los conceptos, se los vacía. En AP pasa con dos cosas, con clase media y con poulismo.

      2. Para la Argentina de hoy, el término «populista» ha sido definido por Ernesto Laclau en su libro «la Razón Populista».

        Quienes nos hemos tomado el trabajo de leer ese plomífero bodrio literario de justificación del decisionismo karlschmittiano y de indulgencia hacia los dictadores (¿o debería decir gobernantes emancipados de sus pueblos?), consideramos que la ideología allí formulada es sin lugar a dudas una variante de facismo mussoliniano.

        Por cierto que Laclau es un filósofo muy menor y que el hecho de asignarle la responsabilidad de la definición de populismo a alguien que apenas puede redactar es una generosidad de mi parte.

        Pero dado que la presidente de la nación lo ha tomado como su filósofo/ideólogo de cabecera y ella se considera populista, a confesión de parte relevo de pruebas.

        Izquierda o derecha no son definiciones de ideas políticas, son una suerte de garrote verbal que se emplea principalmente con el objeto de injuriar.

        Las ideas políticas, como todas las ideas, se definen por sus objetivos y metodos de adquisición y utilización del poder.

      3. #####################ZXC: a esta altura ya deberías saber que me recago en Laclau y que cada vez que me lo nombran me broto, que lo leí y me reemboló, y por suerte se lo llevó mi hijo para criticarlo seriamente, según él, mirá que uno cria hijos para que se tomen semejantes pelotudeces en serio. Realmente, lo único que concluí de esa lectura es que el señor ese debería releer a Marx y a Gramsci como mínimo, para empezar. Lo del fascismo mussoliniano es casi pintoresco. Me recago en la idea que tenga la presi sobre ese reverendo dolabu, ya bastante con que eligió a un genio como NK, tan genio que se levantó un pedazo de hembra como esa. Y ahora que ya vomité: agradezco la gastada, pero ¿me podrías decir segun tu leal saber y entender y no el de Lacló al que cuesta mucho entenderlo, qué daermi en polvo es el populismo, y por gastarme, explicarme también qué carajos es la izquierda en este país, y también la derecha?
        Danke

      4. Alpargatas:

        JaJaJajaJAJAJA!!!!!

        Buenísima la respuesta, viste que gastada con tono doctoral.

        Sabés que pasa, los que algo hemos estudiado la historia, como vos o yo, sabemos que lo IMPORTANTE, lo que tracenderá, es lo que los gobiernos y las personas HACEN y no lo que han declarado que querrían hacer o ser.

        Y para que algo tracienda hay que haberlo hecho primero.

        Yo me río de esta preocupación teórica por tratar de definir el populismo.

        En cambio me tomo en serio a los que hacen cosas concretas para eliminar el hambre, para educar, para curar o que lucha para que todos tengan su vivienda o que no se prohíba la voz de nadie, pero de nadie, ni siquiera de los que detesto.

        Yo no soy de izquierda, soy socialista, es decir priorizo la solidaridad por sobre el orden o el derecho al lucro y actúo en consecuencia.

        Soy un socialista de raíz liberal, no porque lo digo, sino porque en mi vida personal actúo de ese modo.

        Conozco muchos que se declaran conservadores y en la vida real actúan como generosos socialista y también furibundos revolucionarios de verba progresista e inflamada que en la práctica son lo mas egoístas y mezquinos que he visto.

        Fidel Castro no es de izquierda ni progresista, es un comunista convencido, lo que quiere decir que para llevar a cabo su proyecto ha tenido que tomar muchísimas veces deciciones extremadamente impopulares que consideró necesarias.
        Hoy yo no apoyaría es modelo pero jamás le negaría que tiene sustancia y coherencia.

        Es realidad no teoría

        Decir que se es de izquierda es una pose vacía y cómoda de las clases medias liberales y decir que se es populista es la pose vacía y cómoda de las clases medias nacionalistas.

        ¿Se preguntan acaso si HACEN lo que dicen ser?

        De Milagro Sala jamás se me ocurriría dudar de sus convicciones, porque su obra está a la vista,
        ¿es necesario definir si es populista o no?

        A Andrés Larroque o a Máximo Kirchner como a La Cámpora en general nadie les conoce obra alguna, por eso están tan preocupados por determinar límites y contornos ya que no hay nada hecho que hable por ellos.

        Vos que has estudiado la Guerra Civil Española seguramente, como muchos, habrás llegado a la conclusión que si no hubieran matado a Jose Antonio Primo de Rivera a lo mejos la guerra civil podría haberse evitado.

        Pero como en la chicana que te mandé hace unos cuantos posts para probarte, la mayoría solo recuerda que fué el fundador de la Falange Española y hace una asociación teórica Falange = Fascismo.

        ¿Era un populista Jose Antonio?
        ¿Era un facista?
        O mas probablemente, era una persona, con todas las contradicciones de clase y posición y a la vez la convicción de la necesidad de cambiar un orden injusto.

        Nunca sabremos lo que podría haber sido porque no fué.

        Finalmente y termino con esto, comportarse como un autoritario si es un problema y a mi entender es en esto en lo que habría que poner el foco.

    1. Sorry, y me debés la del Zorro, así que contestá derecho: cuando hablás de populismos europeos incluís al nazismo, a Paquito y a Mussolini. Si sí ¿porqué no al Almirante Horty y a Ante Palevic, y porqué no a Stalin y a Mao?

      1. Mmmmm… me la pusiste servida: Ahora en vez de son todos comunistas, son todos populistas.¿entonces la democracia es una exquisiteez?
        Fuera de eso, ¿Franklin Delano Roosvelt también era populista?

  8. Creo que este post se asemeja algo con el anterior:

    ¿En nuestro momento de mayor maduración y estabilidad de la democracia latina, estamos llegando a ser una sociedad liberal? ¿Cada cual (de aquellos que pasaron de la pobreza a formar parte de la clase media) cree que sus logros personales se los debe a sí mismo y no a los procesos populistas actuales?
    ¿Sobre que cimientos descansa esta maduración y estabilidad democrática? ¿Sobre la segunda pregunta?

    La responsabilidad de los nuevos partidos políticos, acabadas las estructuras anteriores (bipartidismo en Argentina, por ejemplo), de sustentar esta estabilidad, a través de la búsqueda de un nuevo y emancipador proyecto económico es importante para tal fin.
    Si no hay contrapesos institucionales (o si existen pero no son respetados por los ejecutivos) que se busque una base electoral nueva.

    En particular para la Argentina, creo que decantará en lo que vemos en Francia o España: dos partidos, uno de izquierda, otro de derecha (o centros, como prefieran) disputándose el poder con coaliciones con partidos menores. Los representantes de la derecha aquí ya sabemos quienes son, en 2015, el sector de la centro izquierda se disputará con el Pro, la conducción del país.

    Es acertado el post sobre quienes quieren demonizar esta situación en la región, pero son los mismos que quieren vender sus productos aquí, solo que buscan impulsar dirigentes con una idea realmente libecomercial.

  9. Muy buen post. Gran poder de sintesis y claridad de ideas.

    Una duda: Es justo decir que el gobierno de Paraguay no fue electo democraticamente? Siendo Franco otrora Vicepresidente electo y siendo la destitucion hecha por un poder Legislativo tambien electo por la ciudadania? No estoy discutiendo si la destitucion fue justa o no, ni la discusion sobre el tiempo de preparacion de la defensa de Lugo, sino que la consideracion de que el gobierno de Paraguay no fue democraticamente elegido me parece cuando menos, polemica.

  10. Algo que viene siendo señalado y es común también a los populismos de la nueva izquierda latinoamericana es que en sus éxitos también está la semilla que puede favorecer la alternancia.

    De todas maneras, para que esa alternancia ocurra, primero las oposiciones deben construirse alrededor de un discurso e ideario propio: el institucionalismo es anacrónico y propio de quienes se opusieron a los populismos de posguerra.
    Para ser nuevos, para encontrar un cauce, deben abrazar algunos de los principios de los populismos de estos tiempos, como mantener la mejora en la distribución, planes sociales, el rol del Estado y la macroeconomía. Algo complicado, si vemos en nuestro país que durante muchos años sólo se construyeron como contracara del oficialismo.

    Saludos.

  11. Interesante. Un par de observaciones. Sobre el caso argentino, no por obsesión sino por falta de datos sobre los otros procesos.

    Me parece que el 2 no aplica en Argentina, el peronismo ha sido siempre fuertemente electoral.

    En 5 me parece que el factor económico es el fuerte. De paso se me ocurre que eso es uno de los aspectos que tendría ‘de izquierda’ este modelo, una tendencia a generar algún tipo de redistribución de la renta por medio de la intervención estatal. El otro aspecto tendría que ver con la reivindicación de ciertos bienes culturales. Digo en función de lo que planteaba J.K.

    6, 7, 8 y 10 son cruciales y van juntos. Sin duda va a haber alternancia. Si esa alternancia es limpiamente electoral (dados 7 y 8), coincido con 10. No parece del todo claro hoy por hoy.

    1. ############## Creo, en base a lo que intercambiamos en el post anterior, que el tema de la alternancia es un tema abierto por varios motivos, pero el más importante sería, si aceptamos que son de izquierda los partidos que se proponen como objetivo prioritario irrenunciable, por encima de todo compromiso, una política de igualación social y cultural, y la disminución de las desigualdades políticas, sociales y culturales, que la alternancia debe tener un ancla que no permita un retroceso en este punto. Si la alternancia se plantea dar marcha atrás es esto, estamos como en la República española 1932-36.

      1. megustanlasalpargatas:

        Ojalá tengamos un escenario de cosa juzgada para ciertas conquisstas. Hoy por hoy, no me parece que los ‘aspirantes’ tengan dentro del horizonte de lo ‘incorporado’ la mayor parte de las medidas tendientes a intervenir para redistribuir. Por un lado, por lo que se ve en los discursos. Hace unos posts, Escriba planteaba una serie de puntos que en que consistiría el programa de ‘la derecha’ que circulan, se reclaman, pero nadie parece querer asumir directamente. Pero que circulan, circulan (contra la AUH, contra el gasto en Educación, contra el manejo previsional, etc.). Por el otro, en el de los hechos, la pata que parece ser la electoralmente más firme de ese espacio, el PRO, en su breve intervención en el subte me parece que dejó claro cuál es la voluntad con respecto al redireccionamiento de recursos por medio de la intervención estatal.

        De todos modos, mientras jueguen por adentro del sistema, hay un freno para la marcha atrás, porque no van a querer dilapidar lo electoral enseguida… Pero no estoy seguro de que todos compren jugar por adentro hoy por hoy. Ojalá me equivoque.

  12. Sobre el Punto 3
    Decir que el Peronismo no es un partido «institucional» (despues de haber gobernado 32 años desde su irrupcion hace 64), de los cuales 20 corresponden a los ultimos 29 años de democracia continua. Y decir que a su vez no se encuentran identificados con el «Liberalismo», considerando el 50% de esos ultimos 20, (descontando las caripelas en comùn con ambos Gobiernos). ¿No es un poco forzado? ,Digo al menos en el caso Argento la explicaciòn seguramente deberia ser otra.

  13. La política es la disputa por el dominio de las cosas que se convienen como públicas, o compartidas. O también, la lucha por definir las reglas que van a convenirse para una difícil convivencia que incluye colaboración, competencia y conflictos de diversa racionalidad. Estoy seguro de que la política puede definirse, a un nivel abstracto, de modos exquisitamente precisos; supongo que los que piensan en estas cuestiones toda su vida van llegando a resultados al respecto.
    Pero la cosa se mueve, sin embargo. También hacemos política por el uso de las palabras; política también es una disputa por el significado y el alcance de una serie de términos, que a su vez son ladrillos con que se construyen los argumentos de esa misma discusión. Enredado y endemoniado, ineludiblemente. Definir el significado y alcance de esos términos es, como se dice en el barrio, marcar la cancha.
    Esos términos son unos cuantos. «Política» es el primero. «Estado», «democracia», «instituciones» son objeto de debate continuo. Por supuesto, también «economía», «clase social».
    ¿Por qué no iba a pasar con «populismo»?
    Estoy seguro de que en la ciencia política el término ha sido objeto de inteligentes discusiones, y debe estar descripto operativamente de modos que anulan todas (o la mayor parte) las ambigüedades propias de una conversación común. Estoy seguro de que entre cientistas sociales no pierden el tiempo ya con discusiones sobre «significado» de populismo.
    Pero esas discusiones de claustro, con la innegable influencia que generan, están muy lejos de ser el modelo de las formas que adquiere el uso de los términos en la calle, nuestra cancha.
    Me sentí tentado primero a discutir la pertinencia de su uso, ya que el término populismo está muy, pero muy meneado por el discurso dominante en la propaganda mediática. Y ahí sólo es un insulto, que afinca en la legendaria lectura de derecha de lo social, sesgada por un elitismo sin contenido más allá que el de la dominación de clase. Populismo, en las editoriales de la Nación, significa: engaño, demagogia, somos mejores, mirá que grasa. De igual modo, en las lecturas de la intelligentzia de izquierdas, no significa algo muy diferente: malversación, error, gatopardismo, falta de programa.
    Pero después llegué a darme cuenta de que, como todo el resto de las cosas, el significado del término debe ser disputado políticamente. Con audacia, con ideas, consecuentemente, para volverse interesante y descriptivo.
    Porque en definitiva, lo que está en juego es la palabra «pueblo». Si logramos darle un contenido que exprese en toda su vitalidad el impresionante juego colectivo de fuerzas que constituyen lo social, si logramos un enlace emocional con la aventura común que vaya más allá del rendimiento de la Selección de fútbol, si entendemos que el individuo simplemente no puede existir fuera de su contexto, que lo define; si creemos que somos un pueblo, seremos un pueblo.

    1. #################Agrego: es crear una visión NUESTRA, de nuestro modo de ver la democracia, la organización social y la cultura. Ni el liberalismo ni el nazibolchevismo -alias marxismo leninismo con todas sus variantes divisibles cada una por tres- tienen por qué ser nuestros modelos.

      1. Gracias Alpargatas, y coincido en que lo que nos define es la tarea de crear nuestra visión.
        Pero no me confundo. El marxismo no es ninguna tontería de salón. Los mediocres pequeñoburgueses que se insuflan con imaginarias «clases trabajadoras» para lo de siempre, que es creerse mejores (pero en clave de «izquierda»), esos tilingos que vos definís (un poco imaginativamente) como nazibolchevismo, no son el marxismo.
        Como vos bien decís con lo de «alias», por otra parte.

      2. Sí, están los nazibolcheviques ytambién los dolabus o los que se hacen que te vienen con que la lucha de clases y la extracción de plusvalía es cosa del pasado, que no dividamos, ondas de amor y paz loco, please. Después cuando hay un cordobazo descubren que algo andaba mal o que los agitadores están en todas partes.

      3. Pero sí, don Sile, alguno de esos le debería haber ido a hablar a Mohamed Alí en sus buenos tiempos de pesos, contrapesos y de que la discriminación era cosa del pasado, así conocían una buena mano negra.

  14. Populismo, populismo, populismo. Creen que repitiendo esa palabra hasta el cansancio logran explicar algo? Creen que la política en Latinoamérica se reduce a la dicotomía abstracta y maniquea «populismo vs. institucionalismo»? Qué presunción ridícula. Las etiquetas rápidas del discurso periodístico no bastan para comprender la historia y la política. Antes de pretender dar lecciones de política estudien algo más que los diarios. Y si van a reducir todo a «populismo/no-populismo» al menos lean a Laclau.

  15. me gusta el ultimo comentario de DONNANTUONI sobre el significado del termino populismo y pienso que es un rasgo politico que corresponde a una protodemocratizacion que merece ser superada.

    1. ¿Protodemocratización? No sé por qué no democracia a secas.
      Y merece ser superada, por supuesto. Pero, ¿en qué dirección?

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