Me parece que es hora de meterse, tranquilos, en este debate (no como lo hace Elisa Carrió, claro, porque después sabemos cómo termina la cosa).
El juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni viene defendiendo la idea de una reforma constitucional para instaurar un sistema parlamentario. No es personal el tema: Recordemos que Raúl Alfonsín, perdida la elección del 87, trató de ir hacia un sistema con primer ministro (él, claro). Eduardo Duhalde machacó decenas de veces con la idea del parlamentarismo. Y hay más.
Voy a decirlo con todas las letras y con todo respeto: por momentos parece como un espejismo de abogados que no sé si llegan a evaluar todos los aspectos de lo que están planteando. Si discutimos reelección, discutamos reelección (tengo una opinión al respecto), pero no contrabandeemos parlamentarismo.
No me considero un politólogo que pueda dar cátedra de nada. Pero es sabido qu.e en Ciencia Política existió un debate más o menos extendido (y viejo, por cierto) sobre el tema del «parlamentarismo» en América Latina.
Resumo y reescribo, por ejemplo, algunos argumentos de Dieter Nohlen:
- Primer tema: se trata de un debate que se dio a partir de la inestabilidad de los regímenes democráticos en la región. ¿Es inestable el sistema en la Argentina? ¡Es es-tabi-lí-si-mo! Acá y en toda América del Sur. El último intento de desestabilización fallido en Ecuador habla bastante de cómo está la región con ese tema.
- «Los países con sistema parlamentario son más estables». Sí, claro. Pero hasta la primera mitad del Siglo XX, se produjeron en Europa los mayores horrores que recuerde la humanidad en el marco de caídas y crisis de regímenes parlamentarios. Así cualquiera se copa con la «estabilidad». Después de genocidios y de mandar a morir a las guerras a millones.
- «Los presidencialismos tienden a exacerbar los conflictos, mire Chile 70-73». Ajá. ¿Y si la Europa de los 30s hubiera sido presidencialista? ¿No hubiera habido conflictos? Las crisis de sistema de los años 70 en América Latina se hubieran dado con sistemas parlamentarios también.
- «Debatir sobre las bondades de los sistemas de gobierno en el nivel de los tipos ideales conduce a una grave deformación teórica y práctica«. Du-rísimo. «Los tipos ideales como tales no existen en forma pura ni son ‘buenos’ ni ‘malos‘». Boing.
- Nohlen dice que si se compara el funcionamiento de las formas parlamentarias de la segunda mitad del Siglo XX con el funcionamiento de los presidencialismos durante ese mismo período no estamos comparando bien. Comparamos manzanas contra peras. Además, «se está comparando algo que efectivamente existe con algo que nunca existió«. Tremendo, eh. No me gustaría discutir con este alemán.
- Otra sólida: «hasta el presente no ha sido posible organizar en América Latina un sistema parlamentario exitoso en términos de estabilidad política, lo que, al fin de cuentas, no se le puede negar al presidencialismo».
- En Europa hay parlamentarismos porque eso proviene del constitucionalismo, lo que hace al Parlamento el órgano preminente. En América Latina la cosa viene por el lado de la división de poderes, con lo que el Presidente es la figura central. Diferente también es la situación de Estados Unidos, donde «la formación del Estado se encuentra en un genuino y fuerte federalismo, que desde sus inicios constituye un freno al centralismo». Acá no hablamos sólo de instituciones, sino que estas «se encuentran arraigadas en valores, preferencias y patrones ampliamente compartidos por la sociedad».
- Varias constituciones latinoamericanas tienen elementos parlamentarios, pero en la práctica no han podido establecerse.
- «El parlamentarismo es consensual y el presidencialismo ‘confrontacional'». Guarda: en el modelo parlamentario inglés, llamado de «Westminster» se basa en criterios «de adversary, de gobierno de gabinete, de mayoría y de alternancia, teniendo gran influencia en el parlamentarismo europeo durante muchas décadas». Por otra parte, el presidencialismo en Estados Unidos «tiene rasgos ‘consensuales’ si se atiende al compromiso interpartidos que rige para las decisiones legislativas».
- Pero además, el problema de la falta de estabilidad de los sistemas en América Latina es muchas veces justamente por el exceso de compromiso o de integración, que ha conllevado bloqueo e inmovilismo (agrego a la pasada, veamos los índices de aprobación de Piñera y de la Concertación hoy y cuántos piden un cambio de sistema, justamente por tan «consensuales» los muchachos). «Paradójicamente, la incapacidad de tomar decisiones a este respecto puede conducir a situaciones en que se reclame la mano fuerte, mayor autoritarismo y soluciones dictatoriales».
- Las transiciones a la democracia en América Latina tuvieron lugar con presidencialismos sin mayores problemas.
En una posición más intermedia, pero también crítica del «parlamentarismo de café» (de café de la Facultad de Derecho) están los amigos de los niños y las mascotas peludas Mainwaring y Shugart (con quienes no suelo coincidir por otras cosas que no vienen a cuento), pero que marcan que un presidencialismo algo modificado tiene más chances de funcionar mejor que un parlamentarismo. Señalan -desde su punto de vista- que limitar el poder legislativo del Presidente, promover la formación de partidos que sean razonablemente disciplinados en el Congreso y evitar la extrema fragmentación del sistema de partidos puede hacer al presidencialismo más viable y eso ser mejor que una reforma hacia el parlamentarismo.
Bueno, por muchos, más y mejores debates (kirchneristas).
Foto.
Nicolás
¿El Parlamentarismo es el último refugio de quienes son Ideológicamente Progresistas y Socialmente Reaccionarios?
Porque, seamos sinceros, lo que jode es el peso del Conurbano y la PBA.
Nunca, pero nunca, ponen sobre la mesa “Un hombre un Voto”; que en la Argentina solo se cumple para Elegir los Ejecutivos.
En los Legislativos las sobre-representaciones son escandalosas; mas allá de Tierra del Fuego-La Matanza, o las 1ª y 3ª de la PBA.
Los Socialistas en Santa Fe, por demasiado picaros, ahora sufren por no tener la mayoría automática en la Cámara de Diputados, que otorga la Constitución de Santa Fe a quien tenga más votos.
Y no hablemos del mas “Aristocrático” y Autónomo Poder; el Judicial.
Otro si, cuándo se habla de Parlamentarismo, y se deja expresamente afuera a Westminster; ¿De quien hablamos?
¿La Italia del Penta-partito, la mani pulite y Berlusconi?, ¿O de la Vª Republica Francesa y la Republica federal alemana?
Porque no son lo mismo, aunque las tres son Republicas Parlamentarias.
La experiencia del ultimo medio siglo, en los “experimentos” de leyes electorales y reformas constitucionales, indica que NUNCA fueron neutrales.
Se trato de resolver vía expediente, lo que no se construía políticamente.
Como le comentaba a un “austriaco” en un blog ajeno; en Política no existen los almuerzos gratis.
Traducido a la jerga de los Constitucionalistas, lo que Natura non da, Salamanca no otorga.
Un abrazo, y disculpa la rudeza; como conozco el paño se por donde viene la jugada.
Coincido. Plantear el parlamentarismo sin reformar la sobrerepresentacion de las quince provincias menos pobladas es una locura. Las areas urbananas tendrían aun menos poder que el actual (solo en Rusia el «malapportionment» de las zonas menos pobladas es mas maracado que en nuestra federacion). Mientras no logremos el «una persona un voto», no debemos ir al parlamentarismo.
En cuanto a la re-re de Cristina, me permito diferir con el prof. Laclau (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-178005-2011-10-02.html): necesitamos un/a heredero/a que logre mantener el ritmo de las transformaciones post 2003. Eternizar a la Presi es debilitar el cambio. Slds.
¿Qué es la sobrerepresentación? Es considerar que Tierra del Fuego no debería tener 3 senadores (en diputados la cosa es poblacionalmente bastante pareja) o que La Matanza debería tener 3 senadores?
Es decir, el problema, a mi entender, es que el puerto se rodea a partir de sus riquezas (y la construcción de lo que devino el país)de migrantes e inmigrantes que tientan a dejar de pensar el país como país.
¿Está sobrerespresentado Jujuy? Para mí, por el contrario, está federalmente subrepresentado, lo que explica que haya menos pobladores en Jujuy que en La Matanza. ¿Cuál lógica, sino la del puerto, lleva a explicar que un boliviano quiera migrar a La Matanza y no a Jujuy, o un jujeño a La Matanza y no a Tierra del Fuego?
Saludos, corazones.
Escriba, sos un genio, aunque lo parezcas.
la sobrerrepresentacion es por definicion en diputados. los senadores representan provincias. la provincia de bs as tiene 1 diputado cada 220 mil habitantes. Tierra del fuego tiene 1 cada 25 mil. los habitantes de tierra del fuego estan sobrerrepresentados
Sobrerepresentacion es cuando el Movimiento Popular Fueguino tiene un goberna, dos senadores y tres diputados con menos votos que la Union Vecinal de Tigre (digo de memoria, dato de mediados de los 90). Lo importante son las consecuencias: la diferencias de capacidad de inversion publica por habitante de las provincias, que hace que los estados con grandes urbes (principalmente la PBA) sean mucho mas debiles en su capacidad de ofrecer estatalidad. Slds!
pe pe pe peroo… qué tienen que ver los senadores? y qué tiene que ver el lugar de origen? las cloacas para el jujeño que vive en la matanza las paga jujuy acaso?
Manolo felicitaciones, esa es la verdadera discusión. Quieren por la vía «parlamentaria» lograr el sueño húmedo del voto calificado. Que se aguanten, o que hagan política.
quienes quieren eso? Escriba?
Pepe, te respondo acá. No, Escriba no.
realmente no veo la necesidad de mutar hacia el parlamentarismo.
veo allí un debate y un proceso sumamente arduo, en el que no sé a ciencia cierta qué se busca resolver y en el que se corre el riesgo de llevarlo a peor puerto que el actual.
creo más conveniente encarar debates puntuales y que sí sabemos que necesitan ser modificados decididamente y hacia dónde, como por ejemplo, modificación en el ámbito del poder judicial y las fuerzas de seguridad.
Carrió se hizo kirchnerista
«¿Es inestable el sistema en la Argentina? ¡Es es-tabi-lí-si-mo! Acá y en toda América del Sur. El último intento de desestabilización fallido en Ecuador habla bastante de cómo está la región con ese tema».
Pensar procesos políticos en períodos cortos (digamos, entre cinco y quince años) tiene sus beneficios, siempre y cuando no nos haga perder de vista que hay estructuras y procesos muchos más amplios. Hoy en día los sistemas políticos en América del Sur parecen estables, aunque habría que ver cuánta de esa estabilidad responde a la coyuntura económica favorable. Sin embargo, hace apenas diez años Argentina atravesó un colapso del sistema partidario, crisis de la autoridad estatal y discontinuidad institucional. Hace diez años que todo va bien, ¿pero eso significa que la estabilidad dejó de ser una cuestión central? ¿No podemos pensar procesos más amplios? No digo trescientos años, pero cuarenta o cincuenta. O más precisamente: procesos y estructuras que sobrevivan cambios coyunturales, especialmente económicos.
jopa,
lo que yo me pregunto es si un sistema parlamentario te salva de un 2001.
yo pienso que la «crisis de partidos de la argentina» está más allá de presidencialismo/parlamentarismo.
creo que se trata de un problema de actualización y reacomodamiento en la relación entre el cuerpo social y los partidos como tales, y menos en la forma en que esos partidos inteaccionan entre sí.
Creo que estaría de acuerdo con lo que decís. Lo que pasa es que pienso que el debate no puede reducirse a los últimos diez años, asumiendo a partir de ahí, como en el comentario original, que América del Sur es una región estable.
La estabilidad, me parece, está en haber procesado las tensiones de masomeno institucionalizada. No solo el 2001 nuestro, las respectivas huídas de Gutierrez y el turco que estaba antes (no me acuerdo el nombre), el mismísimo caracazo, las trapisondas de Oviedo, el caracazo, las guerras del agua y del gas en Bolivia y el asunto de la «media luna», etc. fueron en líneas generales procesadas al interior del sistema sin un despiporre mayúsculo (y no es que haya salido todo joya, eh). Por cosas menos serias han comenzado guerras civiles en otros lares.
concuerdo con que no sirve tomar como referencia un período corto.
auqnue pienso también que conviene más ver y pensar hacia futuro (no tanto hacia el pasado, ni al costado tampoco).
ver qué se quiere conseguir con el parlamentarismo.
qué beneficios tendríamos con un cambio de esa naturaleza. hoy lo veo nebuloso.
Tapones: que el sistema político argentino haya atravesado el 2001 y haya salido de una crisis tan grande con un presidente legítimo y un congreso legítimo no te haba de inestabilidad, sino al contrario. La marca de estabilidad de un sistema no es no que tenga crisis, sino que las resuelva.
maría,
toy completamente de acuerdo.
veo numerosos cambio interesantes para debatir.
este me tienta poco.
«En primer lugar hay que ver si Cristina no puede ser reelecta, si no se modifica la Constitución.»
Afirma el nacionalista-católico-que-opta-por-los-pobres Laclau en Pagina12.
Y si en lugar de re-re-re-elecciones blanquean el deseo de una monarquía absoluta ???
Porque si hay algo que es notorio en este país es la diferencia
entre los usos y costumbres y las leyes positivas.
Especialmente respecto a la Constitución.
¿qué tiene que ver la relección con la monarquía?
todavia no se si a Rib le gusta o no el nacionalismo católico, pero lo tiene muy presente.
Pepe:
No fui yo quien declaró la batalla cultural.
http://es.wikipedia.org/wiki/Kulturkampf
Saludos.
a ver, el nacionalismo católico seria el gobierno (mas precisamente el peronismo) y al socialdemocracia liberal Sarlo no?
Socialdemocracia liberal es un oximoron.
Socialdemócrata es Hermes Binner.
Socialdemocrata es Binner… Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
muy bueno, para el show del chiste. El caudillejo de Rosario un socialdemócrata, ajajaja.,..
y la parte economica del liberalismo?
http://www.lainternacionalsocialista.org/viewArticle.cfm?ArticlePageID=931
no contestó rib sobre en qué se parece la relección a la monarquía.
ok Rib, bien jugada, los nombres que hay ahi me la mandan a guardar.
y la ley de matrimonio igualitario? es irrelevante?
El matrimonio es un asunto de registro civil.
La despenalización del aborto ???
la clavaste en el ángulo.
El problema de los partidos, es que estos se niegan a consolidar algo tan elemental como los fiscales.
Que no son más que adherentes part time, unos 20 días cada 730 días; dos años.
Y a uno por mesa, es el equivalente de 0.30% del total de los electores.
En porteño, “Loco, si no se puede lograr el compromiso de 1 de cada 350, cada 8 domingos, no se puede aspirar a ser un Partido Nacional”.
Es problema extra Constitucional, y los Medios no tienen como resolverlo; y el día que los evangélicos dejen de hacer trotskismo eclesiástico, mas de uno se va a poner a llorar.
Un abrazo
Ja, «trotskismo eclesiástico», concepto pa’guardar.
Por lo demás no es que los partidos ‘se niegan a consolidar los fiscales’. Simplemente no pueden. Traduzco lo que entendí como una ironía.
El problema es otro, los fiscales son la punta del iceberg que muestra que ni algunos militantes tradicionales bancan algunas fórmulas y no están dispuestos a militarlas si no se les consultó a las bases de manera más o menos orgánica. Conozco unos cuantos radicales, p.e. en esa situación.
(Sí, todavía me quedan amigos radicales)
Pero estoy de acuerdo en que el tema no es contitucional sino de participación partidaria y fortaleza de los partidos.
Para evitar susceptibilidades, no veo inconvenientes en que se debatan estos temas.
Pero creo que algunos piensan que, así como en el 94, la reelección fue mimetizada con la argumentación de que se buscaba morigerar el presidencialismo,ahora la idea del parlamentarismo podría muy bien intentar tapar la reelección indefinida de la Presidenta, en el futuro como Jefa de Estado. Por eso sería interesante que quienes están elaborando proyectos,limiten la posibilidad de reelección del Jefe de Estado, con lo cual se le daría un rotundo desmentido a cualquier idea de Cristina eterna. Uno podría pensar ¿qué clase de sistema parlamentario sería si no se puede reelegir indefinidamente al Jefe de Estado? ante lo que yo les respondería ¿qué tiene que ver el parlamentarismo con nuestra tradición institucional?, máxime que el parlamentarismo menguado del jefe de gabinete no ha pasado de ser un texto muerto de la constitución.-
Concuerdo bastante con esto. No compro en princípio el cambio al parlamentarismo, sí me gustaría que se dé el debate serio. Ahora, en la crisis de los veinte en europa con parlamentarismo o presidencialismo el panorama no hubiese cambiado mucho: Hitler partió del parlamentarismo y lo convirtió en un presidencialismo extremo por métodos en princípio legales… Sí aadscribo a la reelección indefinida, como la que había en EE.UU. hasta que murió Roosevelt luego de su cuarta elección… hasta que los republicanos lograron cambiar la constitución sabiendo que así nunca llegarían a ganarle a un líder demócrata de ese estilo. ¿Por qué un pueblo debe evitar que siga un presidente que lee correctamente la voluntad política de la mayoría? ¿Quién es el legítimo Supremo Republicano al que hay que pedirle permiso para reelegir un presidente legal y legítimamente, ya sea Menem, Kirchner, Alfonsín o Macri? ¿Hay que pedirle permiso a Mariano Grondona?
Y… yo tiendo a pensar como usted. Cuando critican que eso es una monarquía, la respuesta está implícita en que no tienen idea de qué es una monarquía. La reelección no sólo no es republicana sino que perfectamente puede convivir con mayores controles y limitaciones republicanas, si es lo que se busca.
Pero es un debate álgido, interesante de dar, quizá inoportuno antes de una elección, siguiendo a Carrió que, no jodamos, es por ese lado por el que quiere armar bardo para recuperar dos votos.
Basurero mete ficha, está bien. Para debatir. Creo que fortalece más impulsar un nuevo candidato. Me parece que estamos más cerca de lo que pasa en Brasil, por muchas razones, que lo que pasa en Venezuela.
Daio
Las intenciones de nuestros gobernantes tienen un inmenso valor para sus guías espirituales, sus familias o incluso sus psicoanalistas, pero para sus electores son irrelevantes. Lo único que importa realmente son las consecuencias de sus iniciativas. La verdadera pregunta es la de saber si la reforma constitucional del 94 fue una mejora y si nos dió una mejor Carta Magna.
El resto, si Menem lo hizo para poder ser reelegido y seducir jovencitas, si Alfonsín la apoyó para lograr un senador más por distrito sin la incomodidad de tener que ganar elecciones, es anecdótico y sobre todo, tan fácil de afirmar como de refutar.
¿Intenciones?. Me parece que las dos reformas constitucionales en Santa Cruz, fogoneadas personalmente por Cristina, hasta llegar a la reelección indefinida son antecedentes públicos válidos, que escapan al ámbito de una consulta con el analista.
Para Menem y para los Kirchner la reforma del 94 ha sido excelente, permitiéndoles vivir en un régimen de emergencia permanente, circunstancia que se ha seguido manteniendo, especialmente en lo económico, según el proyecto envido al Congreso para renovar por un año más la emergencia económica.
Por supuesto, para algunos serán buenas intenciones, para otros, no tan buenas.
Daio
A alguien le debe interesar que refute lo que nunca sostuve, pero no a mi.
Insisto, a efectos de la política lo relevante es analizar los beneficios generales de una modificación institucional. Si Menem logró comprar más corbatas gracias a la reforma del 94 es un tema para conversar con su sastre.
La pregunta es si la constitución actual es mejor que la del 53 y por qué.
La posibilidad de reelección indefinida, como en Inglaterra, Francia o España es algo para analizar más allá de las intenciones satánicas de la actual presidenta.
Rinconete:
Si la constitución reformada en el 94 era mejor que la del 53, no hay dudas que en lo institucional no. Se dejó de lado la sabia disposición que prohibía la reelección.
¿Por qué era sabia? Porque siempre existe la pretensión monocrática de quienes mandan. Pretensión monocrática: es decir, las que conciben el ejercicio del poder político con carácter permanente y exclusivo. En nuestra sociedad, ya se ha denunciado, ha existido y existe actualmente, la pugna entre el principio de legitimidad del gobierno limitado y los residuos persistentes que conciben el poder como una relación totalizadora sin freno ni control.- Esa cultura hegemónica se concentra especialmente en el Poder Ejecutivo, es allí en esa suerte de principado republicano, donde suele estallar la ambición de poseer el gobierno en forma vitalicia.- El principio de alternancia pacifica entre el gobierno y la oposición, estipulado por el orden constitucional, es un obstáculo incómodo y, lo que es más graves, incomprensible para quienes gobiernan y sus seguidores. Al ser incomprensible naturalmente no se puede entender que existan quienes se opongan al cambio constitucional, buscando toda clase de rebuscadas interpretaciones para tratar de entenderlo, y en realidad parte de razón parecería existir porque la tendencia a la perpetuación, lamentablemente, no es patrimonio exclusivo de un partido en especial, sino de todos los que arriban al gobierno.-
Recordemos que Francia es una república parlamentaria,España e Inglaterra, monarquías constitucionales parlamentarias. Nada que ver con nuestra tradición.-
En la parte de los derechos, no hay dudas que se avanzó con la reforma de 1994.-
modestamente,mas alla del sistema,parlamentarista o presidencialista,lo que pesa es la calidad de los lideres-representantes,y esto deriva de la sociedad misma.Como estamos,es preferible»mantener el equilibrio de poderes».En cuanto a la prematura re-reeleccion confio en la inteligencia de la presi para generar reemplazo sin abandono de su tendencia.Incluso un posible cansancio,solo neutralizable si capta la necesidad imperiosa de mantener la linea sin encontrar continuador.Y esto depende,otra vez,de la sociedad misma.Y que me explique el Charlie por que hizo el ultimo comentario sobre la lili.
Como siempre se aprende leyéndolo a usted.
Disculpe mi vicio profesional (de planificación) mis preguntas serían: ¿a dónde queremos llegar? y ¿cuáles son los problemas para llegar hasta ahí? Una vez resueltas estas preguntas mi siguiente pregunta sería: ¿por qué el parlamentarismo resolvería esos problemas?
Existen mil temas detrás de esta discusión, que no es nueva.
Esta discusión surge siempre que viene una elección con la oposición sin saber bien qué hacer para cambiar las cosas a su favor. En este sentido, el diario La Nación hablabla de esto casualmente en 2007:
http://www.lanacion.com.ar/913796-parlamentarismo-vs-presidencialismo-cual-es-el-mejor-modelo-para-la-argentina
Por otro lado, en este caso quizá la discusión tiene nuevas aristas que pueden ser bien interesantes: se advierte que la transformación social de la Argentina para una mayor inclsuión social e igualdad social (ese es el objetivo), puede verse en problemas si no se corrigen algunas estructuras que permitan continuidad en las transformaciones (ese sería el problema). Así surgen opiniones como ésta:
http://www.pdeqdigital.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2818:reforma-constitucional-a-la-medida-de-cristina-casi-imposible-peeeroooo&catid=58:editorial&Itemid=386
Mi sensación es que la cultura política argentina atenta contra el parlamentarismo. Nadie en el ejecutivo la levantaría por otro lado, a menos que ese sea el camino para consolidar convicciones, entonces ya no se trataría de sostener el poder por el poder mismo sino de lograr una estructura institucional que sostenga un camino de inclusión permanente. La prensa concentrada jamás aceptaría ni media convicción en este gobierno. Pero yo lo hago, la acepto, la observo y la milito.
El debate es interesante. No tengo una opinión sólida tomada pero es interesante pensarlo, iniciar un debate serio al respecto. Gracias por lanzarlo.
Me parece un debate interesante en el momento menos oportuno y con las disposiciones políticas menos ecuánimes, si es que tal cosa fuera posible.
Darlo en los términos en que usted plantea Escriba, no sólo es interesante sino que permite contrarrestar la línea que está empezando a plantear la oposición. Pero me temo que por darlo se les dé entidad a políticos como Carrió que, «sabemos cómo termina la cosa».
Saludos
Si recurrís al «all variables held constant» (si mantenés constante el desarrollo económico, por caso), los dos sistemas de gobierno no tienen mayores diferencias en cuanto a la estabilidad democrática. O sea, ningún comparativista debe elegir los países más desarrollados para un caso y los menos desarrollados para ejemplificar el otro. Si comparamos los parlamentaristas Finlandia y Alemania con los presidencialistas Ruanda y Guatemala, el resultado es uno. Si comparamos los presidencialistas Estados Unidos y Uruguay con los parlamentaristas Etiopía e Irak, bueno, creo que los resultados son otros. El sesgo metodológico te compromete bastante.
En mi caso, tengo una leve inclinación hacia el parlamentarismo, pero justamente por todos los argumentos que se toman de los pelos para cuestionar al presidencialismo. Prefiero un sistema de gobierno que, en principio, fortalezca las mayorías en los dos poderes (aceitando la toma de decisiones y clarificando la accountability). Nada de diálogo y consenso. Y eso sí que lleva, más adelante, a la discusión de la reelección indefinida, con la cual también estoy de acuerdo. Privilegio la posibilidad de los votantes de premiar y castigar a los gobiernos. Pondero más ese valor de la democracia.
Si se piensa en un cambio de presidencialismo a parlamentarismo, que hagan esa prueba en otras latitudes. No encuentro ningún incentivo para que seamos un experimento de laboratorio de mis colegas. Ni el sistema de partidos ni la estructura de funcionamiento de los principales partidos argentinos encajan tan fácilmente con un sistema parlamentarista. El cambio debería venir por otro lado, me parece.
«No encuentro ningún incentivo para que seamos un experimento de laboratorio de mis colegas.» Ay, como me gustó esta frase.
Divina frase
Totelmente de acuerdo con el reparo al tipo de comparaciones que se usan para descalificar uno u otro. Agrego un dato: el sistema partidario nuestro de los últimos años tiene parecidos, por su intermitencia y desprolijidad, al italiano: onservemos entonces la historia italiana… ¿Cuál es el promedio de duración de los gobiernos italianos?
Lo que los grandes poderes de turno evitaron acá (antes de 1983) es que el pueblo sea quien cambie los gobiernos fallidos, y apelaron a los golpes de estado. A partir de 1983 se hizo con golpes de mercado, movilización popular o elecciones libres. Después de 2001/2002 parece que superamos las anormalidades y nos encaminamos hacia los cambios de gobierno rutinarios y aburridos a partir del cuarto año, aunque haya reelección. No veo razones prácticas ni de fondo para evitar la reelección indefinida de un presidente… salvo que el «Supremo Republicano» Mariano Grondona o Elisa Carrió nos diagnostique evitarlo…
y no es cuestion de»idiosincrasia»,como pretende por ahi Sebrelli,sino de como se van dando las condiciones de gobierno en la sociedad en la historia,donde»todo cambia».
Semipresidencialismo ya!!! No podemos pasar del Presidencialismo al Parlamentarismo. Hay que diluir un poco con soda. Escriba, explique Sartori, che.
abrazo
Mmmmm… tampoco, no sé.
Parlamentarismo en un sistema político con partido maomeno hegemónico me da partido del congreso nacional indio que, a efectos prácticos, es partido único.
Guido
No menciones a los Compañeros la India, porque tendríamos suicidios en Masa.
No es solo un Partido Dominante, sino que también es una Dinastía; los Nehru-Gandhi.
Un abrazo
Lamentablemente en nuestro pais este tipo de debates en torno al sistema politico esta plagado de una profunda ignorancia, tal como paso con la pretension de imponer la boleta unica, los argumentos son producto de un total desconocimiento, el uso de terminologia que no guardan su real significado al usarse livianamente degradan la discucion y obviamente (y no hay que escandalizarse por esto)el deseo de llevar agua para el molino propio a los proponentes de semejantes modificaciones, transforman el debate en una parodia.
A mi modo de ver nuestro sistema politico precisa ajustes en determinados lugares, tanto en lo que respecta a las competencias de los poderes, quizas atenuar determinadas facultades del presidente (ej: veto parcial) otras eliminarlas (ej:indultos), otorgar facultades al legislativo (ej:voto de censura a ministros)y precisar detallamente la conformacion y eleccion de la CSJ, cuestiones que precisan una reforma constitucional, por el otro fortalecer a los partidos politicos con medidas que castiguen el transfuguismo, el impedimento a la conformacion de bloques parlamentarios producto de alguna difrencia partidaria, como asi tambien flexibilizar las PASO para que permita un juego al interior del partido que sirva de estimulo a sus militantes (ej: eleccion de un congreso que consagre formula o solo la elegir el primer candidato y que la eleccion del compañero de formula sea posterior)y que permita una representacion de las minorias partidarias.
Manolo y cía: Me la paso hablando de los seis senadores que suman San Luis y Catamarca, ponele. De locos.
Disculpe, pero esto no lo entendí.
Hay un argumento más, generalmente esgrimido por Zaffaroni, en favor del parlamentarismo. El tema de que todo gobierno parlamentario es intrínsecamente fuerte toda vez que cuenta con mayoría (porque sino, claro, no es gobierno). Es un poco tautológico el argumento, pero además es sólo verdadero en términos téoricos, porque esa mayoría – sobre todo con representación proporcional y este sistema de partidos – es sí o sí una coalición armada ad hoc. Que no es lo mismo que mayoría propia. Hay que pensar cuánta estabilidad implica un gobierno de coalición. ¿Cada cuánto estamos dispuestos a cambiar el gobierno?, ¿cada una, dos sanciones de leyes?
Coincido con el compañero Montes, como politólogo quiero verlo a esto un día. Como argentino, prefiero que prueben en otro lugar primero, yo miro.
Tomás, ése es el argumento fuerte (y coincido) del parlamentarismo. PERO: ¿acaso el meollo del asunto no es la duración de los mandatos (no confundir con la reelección, que para mí -como en el parlamentarismo- tiene que ser sin límites), es decir, la regla de que tienen que durar las presidencias, gobernaciones, etc, 4 o 6 años? ¿Porqué no facilitar los mecanismos, además del Juicio Político, que supone una anormalidad previa, para la revocación de mandatos por parte de los legislativos? No es tan complicado, habría que estudiar la forma. Sería, incluso, más divertido y complejo, si a la par se revocaran todos los mandatos de los legisladores que solicitan el llamado a elecciones. Y que pueda participar el Ejecutivo que se ve afectado.
Es una idea.
Porque yo, tengo propuestas. Como Binner, que es progresista. Con propuestas.
Jeje.
Sí, me parece que mucho de esta discusión después queda en la letra chica, y las prácticas informales. Es una discusión lo de la duración de los mandatos, sobre todo en presidencialismos, no te incentiva para armar mucha coalición a largo plazo.
Como dice De Nárváez, es ya, es ahora, es tuya (?)
Estimado Don Escriba, me dejó intrigado con el párrafo: “Si discutimos reelección, discutamos reelección (tengo una opinión al respecto), pero no contrabandeemos parlamentarismo”, ¿nos comparte su opinión sobre una posible re-re, res indefinidas o cualquiera de sus combinatorias?.
PD: el martes se perdió una gran cena :)
Terminé muy tarde con mis tareas habituales, me imagino. Creo que estamos más cerca de la forma en que Brasil resolvió las cosas, que de la forma en que las resuelve Venezuela. Por muchas razones.
Saludos
Lo que no termino de entender -creo- es porqué este tema ahora es un tema. Según veo hay dos posibles ejes: la estabilidad de un sistema democrático, o la posibilidad de entrar en un sistema de reelecciones indefinidas por una vía alternativa. No habiendo ruidos sobre la estabilidad de nuestra democracia, ni siendo esta una prioridad entre los argentinos, sólo me queda pensar que es una forma de encarar la re-re desde otro ángulo y por eso ahora hablamos de algo que decidimos ignorar por décadas.
Por el otro lado, lo veo a Zaffaroni hablando del tema la semana pasada con ustedes (tema que arrastra desde hace tiempo) y ahora a vos, por lo que entro en conflicto con mi párrafo anterior, ¿cómo es?. Todo está tan claro y encaminado que nos buscamos cómo entretenernos? #queVuelvaLaMentalista
Abrazo!
Honestamente, me parece que hay que estar demasiado al pedo para ponerse a plantear semejante pajereada en vez de mirar el real problema del Poder Judicial que tiene en su propio entorno.
Por el otro lado, es natural que las cosas se planteen en el siguiente orden:
1. Identificar el problema
2. Proponer soluciones al mismo
aquí se invierte: Propone soluciones formales a no se sabe cuál problema ni para qué. Hacer centro en el formalismo, en el «cómo», es bien de radicha y Zaffa se contagió. Se ve que están bien al pedo, porque sinó se ocuparían de los problemas reales, no sobre el devenir del universo.
Bueno, éso se nota y así les va.
No se si ‘es al pedo’ pero concuerdo en que no veo claramente el planteamiento del problema e insisto en que es seguir una línea des-carriotizada a la cual no le veo sentido, más allá que esté consignada en el programa del FAP. No sea cosa que al platear reforma constitucional para un parlamentarismo estemos ‘contrabandeando’ reforma del Poder Judicial…
Por lo demás, el post tiene por título «aguante la ficción». Algo quiso decir don Escriba con eso. Y discutir siempre me resulta interesante.
«No sea cosa que al platear reforma constitucional para un parlamentarismo estemos ‘contrabandeando’ reforma del Poder Judicial…»
A ése sí que habría que meterle mano…
Bien, Eduardo!
me quedé con una frase de escriba.
«Si discutimos reelección, discutamos reelección (tengo una opinión al respecto), pero no contrabandeemos parlamentarismo».
ya dije que me parece que sería una distracción y tal vez un terrible error llevar este debate adelante en el ágora política. no sé qué problemas promete solucionar el parlamentarismo.
pero sí creo que vale la pena un debate sobre la re re, más allá del kirchnerismo.
teoricamente la circulacion de elites y de lideres es un reaseguro democratico y de establidad social.Lo que pasa es que la democracia posmoderna funciona deficitariamente,r5esulta aparente.La gente esta en otra cosa.Los marxistas ven la causa en las crisis capitalistas.Y lahistoria nos muestra que el avance popular parece que solo se da con gobiernos autoritarios…
y las reeleciones son rasgos autoritarios.
¿¿¿¿????
JA!
sì, claro, genial… «quieren que siga yo? si la mayoría me vota, yo sigo».. terrible autoritarismo!
Cuando uno piensa en una reforma constitucional de este calibre, no lo hace (o no deberia hacerlo) pensando en el ahora ni en los proximos años. Se supone que se tiene que desarrollar una arquitectura institucional que soporte varia crisis y vueltas politicas. Desechar el argumento de la estabilidad que supuestamente supone un regimen parlamentario porque hoy latinoamerica es «es-ta-bi-li-si-ma», es un pensamiento muy cortoplacista. Quien sabe que puede pasar de aca a 40 años?
Por otro lado, la Argentina particularmente, tiene un sistema realmente tan estable? Nos olvidamos que hace 10 años atras tuvimos 5 presidentes en una semana? La democracia es estable solamente porque no hay golpes de estado? mmm… Como hubiera sido la historieta, si hubieramos tenido un regimen parlamentario en el 2001? Se hubiera escapado De La Rua en helicoptero?
Es lo que pensé. Afortunadamente, saltó el fusible y descomprimió.
No me quiero imaginar lo qué hubiera pasado si «el poder» hubiera sido un cuerpo anómico como el legislativo, donde cambiar 100 legisladores no mueve las agujas.
Este post ya atrajo la atención y ¿las iras? de los amigazos de LLP. Todo tiene que ver con todo…
Saludos.
Y bueh
Claro que sí, cómo no va a atraer su atención, si están desesperados. Creo que no tenemos alternativa: debemos debatir los tópicos del establishment, si no no lo sería. La gobernabilidad (o la horrible palabra «gobernanza»), la estabilidad, la institucionalidad, la división de poderes, muchísimos «títulos» de este tipo lo son. Pero la trampa cultural es debatir estas cosas con el lenguaje de ellos, olvidando los debates mayores. El andamiaje institucional y legal argentino es lábil, cambiante y movedizo, pero no por bondades o problemas de «forma», sino porque acompaña, más o menos en tiempo real (en realidad es mucho más compleja la cosa) los resultados cambiantes de las pujas sociales que se dan en la lucha política real, con fuerzas más o menos objetivas que los determinan (la proporción de gente que tiene trabajo, la marcha de los negocios de corto plazo, tantas otras) y participantes subjetivos que intentar encarnarlas, o no tienen más remedio que hacerlo: partidos, líderes, sindicatos, etc. Una característica histórica de Argentina es la velocidad, lo vertiginoso de los cambios; esa característica responde a, o fue causando que, el cargo de la Presidencia reúna mucho poder administrativo en ciertos momentos.
Pare de comprar humo, este debate es esteril. El «parlamentarismo» no es una posibilidad nisiquiera tomada en serio porlos propios impulsores, se trata solo de morigerar los efectos del «lame duck» (que seguro hacia fines del año que viene empezarán a blandirdesde las tapas de los diarios) mientras ganamos tiempo para ver como tomamos el control del PJ. Cosa que por cierto Uds. no nos están ayudando nada para logralo cuando en una de cada tres frases quieren separar kirchnerismo de peronismo y se corren de los espacios que abrimos para que entren a ayudarnos desde adentro. Igual vamos a conseguirlo, arrancamos en 2003 sin Uds. y luego se fueron sumando (sobre todo luego de la 125), se bajarán muchos de nuevo y luego, como ya lo hicieron cuando vieron las acciones de gobierno, se volveran a subir. Siempre fue así la ardua pelea del peronismo de izquierda con los sectores medios progresistas y bienpensantes ;)
Como escribió María, el sistema presidencialista resistió a una de las peores crisis de nuestro país conservando legitimidad y continuidad institucional. Fue una gran prueba piloto que preferiría no volver a ensayar. Cuando veo el funcionamento de nuestro parlamento no me imagino que la ciudadanía gane aumentando su responsabilidad ejecutiva.
Históricamente nuestros dramas no han sido por liderazgos políticos desmesurados sino por liderazgos políticos truncos. La continuidad indefinida de liderazgos se encuentran en las corporaciones, con una renovación infinitamente menor que la del Ejecutivo nacional, un ámbito ultracompetitivo.
Frente a esas corporaciones, que históricamente han colonizado el Estado, prefiero un Ejecutivo fuerte, legitimado por el voto directo y no un presidente parlamentarizado.
Pero a diferencia del amigo Nagus, sí discutiría la reelección indefinida, como en Francia o España.
Buenísima la presentación de Nicolás.
1. El parlamentarismo no es solución definitiva al problema de la estabilidad del régimen
2 No existe el parlamentarismo sino que hay muchos y muy diferentes.
3 Entre estos hay que observar con atención la experiencia de aquellos ordenamientos, como el alemán, en el que la remoción del jefe de gobierno exige mayorías muy amplias y positivas (es decir que converjan en la propuesta de quién tiene que reemplazarlo)
4 El punto fuerte del parlamentarismo es el final del mandato fijo. Da para muchas reelecciones o para un ajuste institucional en medio del período (hubiera venido muy bien en 2001, aunque lo que sucedió no fue muy distinto: parlamentarismo de facto)
5 No estoy muy convencido de que en la región tengamos una alta «estabilidad». Ecuador y Bolivia varias veces, nosotros en diciembre de 2001, entre otros, muestran que el presidencialismo tiene muchos problemas, aunque, claro, el parlamentarismo no los resuelva mágicamente.
La expresión «parlamentarismo de facto» es sencillamente brillante. La política siempre encuentra el modo.
Anacrónico: Son buenos los puntos, pero no le quitan la situación de «experimento» al parlamentarismo en América del Sur. El sistema alemán siempre es visto como el mejor, pero para poder armarlo, te la regalo. Hay que cambiar el sistema electoral, así de memoria me acuerdo que habría que cambiar drásticamente el número de legisladores o hacerlo «móvil».
Abrazo
Tengo que revisar un poco la biblioteca, caro Nicolás. Pero me parece que lo que obligaría a cambiar el número de legisladores sería adoptar el sistema electoral alemán (mitad proporcional, mitad mayoritario) y no la adopción del régimen parlamentario. Sí, la falta de experiencias de parlamentarismo no deja de ser un problema. Pero la posibilidad de bloqueos mutuos entre Ejecutivo y Legislativo y la rigidez de la duración de los mandatos -problemas de nuestro actual sistema- ameritan una buena discusión.
Claro, en ese caso es el sistema electoral. Lo que me parece es que el nivel de «bloqueo» no depende de la Constitución. El gobierno nacional entre 2009 y 2011 estuvo lejos de estar «bloqueado», por más que tuvo problemas en las Cámaras. Pero para eso está el veto en todo caso y también los DNU controlados por el Congreso, que está todo en la actual Constitución.
Para mí los problemas «institucionales» de la democracia nuestra están más vinculados al «federalismo» que al andamiaje institucional del Gobierno nacional, que funciona bastante bien. ¿Cómo «baja» la democracia a nuestras provincias y municipios? ¿Qué posibilidades institucionales tiene el gobierno federal de adecuar algunas políticas provinciales cuando las provincias se vuelven demasiado autónomas? ¿Qué mecanismos de control y participación hay en las provincias y municipios? ¿Qué pisos electorales hay en las provincias y municipios?
Para discutir
Abrazo
Los vetos, creo, no son solución al bloqueo mutuo, sino parte de ese bloqueo (en este caso del gobierno al Congreso). Y los DNU son una solución muy precaria, además de que es más difícil voltearlos en el Congreso que aprobar una ley. Coincido completamente con el tema de la democracia «subnacional» que está bastante débil entre nosotros.