El periodismo, de mal en mejor

La primera década del Siglo XXI encontró a la actividad periodística en una profunda crisis. No pocos periodistas deben desarrollar su tarea en un ambiente de suma precariedad, con salarios y condiciones de trabajo que no son los adecuados para desarrollar productos de calidad. Lo vemos a diario: incluso figuras reconocidas del ambiente periodístico, con responsabilidades importantes en medios de comunicación multiplican su tarea en diferentes formatos, medios y programas. ¿En todos esos ámbitos apuntan a desarrollar trabajos de excelencia? Para decirlo de otro modo, ¿los columnistas de los grandes diarios del mundo, tienen además programas de cable y de radio y son comentaristas también en el noticiero de la noche?

Otro fenómeno de estos tiempos se da a partir del protagonismo de los empresarios de medios en la definición de la línea periodística de sus compañías. La perforación de cualquier estándar de profesionalismo en el grupo de medios que se enfrenta al Gobierno nacional por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual parece ser un ejemplo de ello.

En forma paralela, la falta de pericia para cerrarle la puerta a los lobbies económicos, es un elemento que completa el panorama. La tradicional responsabilidad de separar periodismo de publicidad se convierte, a veces, en una pieza de museo ¿Podrían haberse realizado en diversos medios, por caso, tantos vaticinios de una crisis energética que nunca llegó, desde 2003 a esta parte, si se hubieran «filtrado» con mayor profesionalismo, las opiniones de partes interesadas en ese sector de la economía? Un fenómeno conexo parece ser la multiplicación de columnas, programas radiales y televisivos de «periodistas agropecuarios», que más se parecen a «bolseros» de publicidad de ese sector que a hombres de prensa.

Un efecto que resulta de estas múltiples situaciones es que la discusión y el reflejo de lo que ocurre en el ámbito público no alcanza con los medios de comunicación. Con el discurso de los medios en crisis y los partidos políticos con sus vidas internas muchas veces cercenadas, un número relativamente pequeño pero creciente de periodistas, profesores universitarios, profesionales de las ciencias sociales, funcionarios, trabajadores estatales o simples interesados en la cosa pública se han volcado a las herramientas que provee Internet para hacerse una idea más completa de lo que ocurre, reflexionar al respecto y conectarse con personas que tengan intereses similares sobre estos temas.

Los blogs y las redes sociales -en lo que hace a la discusión pública- no tienen aún un público masivo, pero son cada vez más tenidos en cuenta por gente que está buscando más y mejor información sobre el país, su política, su economía y su sociedad. ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Es como dicen los medios? ¿Cómo puedo interpretar lo que pasa en mi país o en mi región? ¿Cuál puede ser el futuro que nos espera? Acerca de todo eso se discute en Internet, en un clima de muchísimo mayor respeto y altura que el que muestran los sitios de los medios que deciden abrir comentarios de lectores sin tomarse el trabajo de moderarlos.

Este nuevo espacio amplía la esfera pública y la enriquece, aunque no reemplaza -ni busca hacerlo- la necesaria tarea del periodismo tradicional. Son los periodistas los que deben tomar nota de la crisis en la que se vio sumida su actividad. Con profesionalismo, orgullo, trabajo, sentido común, más y mejor gremialismo, un oído más puesto en la gente que en el poder político y económico es posible aún recuperar una prensa más creíble y acorde a las necesidades de la sociedad.

(Publicado en Miradas al Sur)

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Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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6 comentarios en «El periodismo, de mal en mejor»

  1. Escriba: Me suena a una expresión de deseos. Lo que veo no se le parece en nada, y por fortuna cada vez dependemos menos de ellos para saber lo que sucede en otras partes. Es liberador no necesitar de un intermediario que nos cuente lo que ocurre, ni que nos digan de qué debemos hablar. Peer-to-peer es el futuro, y será un amasijo informativo interesante de develar por nuestros propios medios. Sin agenda setting ni spin doctors. O con trillones de ellos, que para el caso es lo mismo. Perdón por todos los anglicismos, pero aún no hemos fabricado estos conceptos en nuestro idioma. Y es importante hacerlo, porque lo que no tiene nombre no existe.

  2. A tono con el post, me sorprendio en el blog de Sietecase como contaba que, sabiendo que la ley le afectaba intereses al canal, le ofrecieron al canal informar sobre la ley de medios pero sin dar su opinion, Aclara sietecase que al canal le parecio poco porque al final adelanto el cierre del programa.
    Pero me sorprendio que ni Sietecase detecta lo importante de esa concesion que el narra casi como razonable. No dar su opinion es una enorme influencia, por falta, sobre el publico. La opinion que uno se forma de un tema tiene influencia directa por la opinion de los lideres que seguimos y respetamos. Si estos van a dar su opinion cuando coincida con el interes de A y callar cuando no, eso solo, genera un efecto fenomenal de opresion. No hace falta mucho mas para manipular la informacion publica.

    Lo digo sin critica a Sietecase a quien considero un tipo con independencia por encima de la media. Solo que hemos naturalizado un nivel de independencia pauperrimo.

  3. Eduardo: no sabemos cómo va a evolucionar todo esto, pero se necesita, como dice elbosnio gente confiable que te lo ordene. Muchos. Que lo vayan ordenando y que sea el propio lector el que vea cuáles son los que considera los mejores en eso.
    Saludos

  4. Recomiendo unos parrafos sobre del politologo Alan Fonseca, publicados en http://www.anarquiacoronada.blogspot.com
    empieza asi…. «Entre las cosas que se creían perimidas hace apenas unos años, estaba la legitimidad del periodismo. Su rol y su autoridad estelar. Algunos, incluso, se animaron a decretar su fin a manos de las nuevas tecnologías (proliferación de blogs, cronistas amateurs y nuevos soportes de escritura e información). Esa figura tan mitológica y moderna del periodista -que va del militante heroico al analista político y del trabajador de prensa al opinólogo tout court-, asentada fuertemente en el brillo de un nombre y en la firma como marca, parecía no resistir al tembladeral de la crisis de la representación» pero…….
    Saludos!!

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