No es fácil votar con sentido estratégico. Más fácil es votar por entusiasmo, por amor, por nociones calientes. Votar con sentido estratégico requiere maduración política, racionalidad; capacidad de organizar mentalmente un escenario que supere la mira de corto alcance.
De este modo, el voto de muchos de nosotros, y por causas no necesariamente distintas, puede tener un sentido estratégico.
Fortalecer la sumatoria de votos del gobierno nacional.
Esto no es (ni puede ser) lineal, claro. Pero sí, un voto con ese sentido, es un voto distinto a la estrategia de la oposición al gobierno nacional, de quienes buscan debilitarlo.
Es un voto que busca fortalecerlo, darle, además, el timón en la amplia red –predominante pero no exclusivamente al interior del peronismo- que conduce.
La oposición eligió, en casi todos los territorios, la táctica de nacionalizar y bajar la apuesta de qué se vota. Algo, en sí mismo, contradictorio. Pero eficaz. En otros territorios (apenas tres o cuatros ciudades), los que menos necesitan de una política distributiva y, por el contrario, no los beneficiaría; la oposición, aunque terminará meando en el mismo tarro de la oposición mayoritaria, eligió la táctica electoral de bajar la apuesta al mismo tiempo que municipalizar las elecciones.
Nunca es fácil suponer un termómetro. Nunca es definitorio un análisis sobre las relaciones de fuerzas; los alcances y posibilidades (ya no sólo la voluntad) de que los gobiernos y las fuerzas políticas, profundicen o achiquen sus miras. Nunca es fácil saber si el lenguaje ideológico de un gobierno es el mismo que nosotros leemos: ni siquiera los funcionarios de ese gobierno suelen ponerse de acuerdo sobre su propia dinámica, su propia orientación. Los gobiernos, las fuerzas partidarias, las clases, la sociedad; no son categorías; ni buscan categorías. Las categorías los buscan a ellos. Las categorías persiguen el fino encanto de un gobierno, una fuerza partidaria, una clase social, que se acomode al talle que la moda va fijando.
En fin.
Demasiadas salvedades como para decir algo concreto. Pero, como siempre, igual se intenta. La pulsión del análisis político (y el decir concreto), aún a sabiendas de la imposibilidad de su completud, es celosa, histérica, obsesiva; y necesaria. Una relación algo enfermiza, para estos tiempos posmodernos.
El sentido estratégico del voto, dicho con la frialdad invernal de la racionalidad; por más que matizado con contextos regionales; datos económicos, variables partidarias; por más y más de eso, nunca puede convocar con entusiasmo. Se opone, propusimos, al entusiasmo. Cosa jodida, si las hay.
Porque no todos votan por sus intereses concretos y materiales: ni mucha “clase media” que considera adecuado el populismo, ni mucho sujeto social del populismo– candidato férreo a la sociología dura-, vota por lo que sería su espacio de representación.
Por eso se necesita entusiasmo. Por eso se necesita la pulsión de decir algo concreto.
Y compatibilizar un sentido estratégico con la búsqueda del entusiasmo, con todas las cuitas tácticas, opacidades y retrocesos, es complejo.
El remanido, y quizás aún vigente, argumento de votar no votar por la oposición, ya que plantea una visión del mundo anclada ni siquiera en el Pellegrini real, sino en un Pellegrini contado por la revista Anteojitos y releído con la rebeldía de Lanata y aceptado por un Féliz Luna que se moderniza; ese argumento, es válido. Pero, ciertamente, no alcanza. Igual, hay que tenerlo en cuenta.
La oposición que suma más en el contexto opositor del total nacional es la de la orientación de centroderecha del Acuerdo Cívico y Rural. La de los patrones, estancieros, garcas de alto voltaje, y si se quiere, también la ya un poco olvidada coartada de los pequeños y medianos millonarios de la Pampa Húmeda. Es el Tema de la lechería, que no arma partidos, sino corporaciones. Les dicen, Acuerdo Cívico y Social, suena más perfumado. Corporaciones no da con “lo nuevo”.
Los votos que apunten a debilitar el gobierno nacional, sea cual sea la plataforma electoral y las escurridizas “propuestas”; en tanto apuntan a debilitar al gobierno nacional, sumarán en el relato simbólico al Acuerdo Cívico y Social del PRO. Porque así está diseñado el sistema electoral, la dinámica de los tres poderes estatales, la amplia geografía, y el imaginario que prima y primará en los intérpretes del país oficial. Que, rara cosa en décadas, no es el oficialismo. Ajá: intérpretes del país oficial y oficialismo, no son, esta vez, la misma cosa. Y ese es el sentido estratégico del voto. Hoy, acá. Ampliar esa brecha; darle fuerza al oficialismo, debilitar al interpretacionismo oficial. Al tema de la lechería: ese significante vacío donde cabe decir cualquier cosa, donde se entrelazan Pellegrinis con Anchorenas, Don Zoilos y glifosato. Toda esa basura. Que hace sufrir a tanta gente, del campo, del interior,dicho sin comillas: gente de carne y hueso.
¿Si el peronismo de derecha puede entroncar, desde su bien lavada barbarie, con la europeizada derecha corporativa del acuerdismo cívico? Quién sabe. Hoy por hoy, es más probable que arrimen el bochín ahí, que a una propuesta que huela marrón chavista.
El candidato lo pondrá la derecha corporativa; la frugalidad vendrá de la reencarnación de Doña Rosa en Lagente; lo que el malón sume o divida y debilite al adversario principal de la derecha, bienvenido: muchas gracias.
Porque, sencillamente, el kirchnerismo no desaparecerá por diseminación; por revelación mística de su inmaterialidad, por abandono del último aliado, porque será el “matrimonio presidencial” el último que apague la luz: eso es un cuento. Gobernará otra formación política, cuando se las arreglen para que Cobos haga un interinato, o cuando ganen las elecciones.
No se eligen diputados ni senadores. Eso dicen los que quieren correr el eje del debate antes de las elecciones: se plebiscita el capital simbólico del gobierno. Apuesto lo que sea.
Que los interpretadores oficiales digan hoy, antes de las elecciones, que sólo se eligen diputados y senadores, es una táctica electoral. De ellos. Como la crisis terminal de la lechería, como la necesidad de exportar trigo (obvia y previsible, si no se baja la rentabilidad de la soja, para que esas tierras también roten en cultivos; pero esto no se aclara, se vuelve a la nebulosa de los significantes vacíos; y la vulgar mentira, claro está) Es una táctica electoral. Legítima, cómo que no. Pero que revela el sentido corporativo de esos intereses, una mezcla entre monetaristas nostálgicos con federales de la provincia de Chicago; empresas que exportan utilidades y un sector de las clases medias a las que efectivamente les conviene una alianza con estos intereses.
Se está definiendo si el oficialismo consolida y profundiza una alianza con los sindicatos, que debería ampliarse hacia todos los trabajadores, o cierra como la utopía duhaldista de la clásica ingobernabilidad nacional: con las patronales de la UIA, la Mesa de Enlace, la AEA y con escandalosas e ilegales piñatas para banqueros y privatizadas. Que posterga la interna de la cúpula del capital, mientras pueda descargar sobre la espalda de los trabajadores la máxima explotación. Pero en un contexto global: esto es, en un contexto de exclusión y centralización del capital; con nodos divergentes por fuera de las lógicas estatal-nacional.
No se vota lo que el oficialismo hizo mal; sino que se pone en juego lo que hizo bien. Más que nunca.
Por fuera del amplio dispositivo del oficialismo el voto será usado en la lógica de los intérpretes oficiales después de las elecciones. Eso es seguro; eso es lo que hay que pensar. Eses es, a mi criterio, el sentido estratégico.
Esta abstinencia de certidumbre, de “seguridad jurídica”, de reinado de la tecnocracia, este compás donde primó el conflicto, la crispación, la duda de los que siempre tuvieron la manija, les quitó hasta las ganas de esperar. Tienen sed, tienen hambre. Quieren paz, quieren administración, quieren estadísticas confiables.
Cada vez que ellos quisieron paz, quisieron administración, república y hasta democracia, la Argentina se hundió en sus horas más negras. Es la historia. La real. La que ellos nunca sufrieron. Da bronca percibir que tan poco se hace un simple recuento histórico del chamuyo institucionalista: los muertos que esconde en el ropero; contrastando el sostenimiento de las mayorías nacionales y populares de la institucionalidad de verdad. Da bronca. Pero es lo que hay.
Ahora han redoblado, como nunca, sus anhelos: un país atendido por sus propios dueños. Vaya utopía.
Pero esa es la gran esperanza blanca. Eso es Macri, De Narvaez, Reutemaaan, Urquía; la Asociación Empresaria Argentina: síntesis conceptual de la utopía pellegriniana ; de esa Juvenilla nacional de la placidez pampeana; ese buen gusto de un almanaque con Molina Campos de salvapantallas de la notebook. Eso que los distingue. Un pañuelo al cuello. Una sonrisa canchera. Las muy católicas ganas de “venir a la política para ayudar”. Si hasta sus divorcios son bendecidos por Bergoglio.
Quién lo diría: el abuelo homónimo de Federico Pinedo (socialista, dicho sea de paso), que podrá asesinar a un senador nacional, pero jamás divorciarse, no podría creer cómo ha avanzado la más rancia derecha: ahora es democrática, jodona, moderna, práctica, y, por cierto, progresista. El sueño de Federico Pinedo (abuelo) al fin se hizo realidad: lo personifica su nieto, Jefe del Boque de Diputados del PRO y, si dios quiere, pronto Ministro del Interior.
Encargado, quizás, de dar las gracias a todos los que (hoy) debiliten al único contrincante que les quita el sueño; el único adversario que los hizo asustar (y apenas; pero cómo se asustaron, carajo!) así que bien vale un Muchas Gracias cordial y campechano; en nombre de la gente como uno. Muchas gracias. Pero al rato, nomás; colgarán, jocosos, un cartel: el que fía hoy no atiende.
Sonreirán. Y los eternos inocentes defraudados, ni recordarán haber leído (si es que alguno lo hizo) esto que terminé de escribir.
Brillante Lucas!
A triunfar, a triunfar?
Excelente Lucas!
Un abrazo
Muy bien, Lucas. Un abrazo
Impresionante, Lucas.
(Pero te van a decir que este gobierno vetó la ley de glaciares y no nacionalizó la renta petrolera y minera; esperarán que lo haga el gobierno elegido por AEA).
Saludos
Notable.
Puf.
Lucas
Muy bueno, y certero lo de Pinedo, quieren volver al 3 de Junio del 43.
Un abrazo
Apruebo,por santafesina y mas por el texto…y la cerveza….
¡Chapó! Me quedo con esto «Ahora han redoblado, como nunca, sus anhelos: un país atendido por sus propios dueños. Vaya utopía.»
Excelente
«No se vota lo que el oficialismo hizo mal; sino que se pone en juego lo que hizo bien. Más que nunca.», esto es el núcleo. «Me critican por que lo hice mal, pero me quieren voltear por lo que hice bien», creo que dijo el General. Creo que por ahí pasa toda esta cuestión.
Muy bueno, Lucas, siga así.
un abrazo
Muy bueno Lucas. Pero…pero…está muy bueno.
Excelente. Sin palabras.
Ya tenemos nuestro marechal me parece.
Jeje, gracias che.
Carrasco puro!
¿Quieren volver al 3 de Junio del 43? Me parece que estuvimos volviendo pasito a pasito desde hace 40 años. La Derecha Goberno desde Isabelita en adelante. El golpe del 76 fue de derecha, y en democracia se alterno en gobiernos peronistas y radicales, ya que las estructuras de estos partidos asi se lo permite.
Este gobierno no esta exempto, llega al poder con el 23% porciento de los votos y hay que buscar concenso. Se sostiene el modelo agroexportador sojero Duhaldista y la derecha acompaña. El punto de infleccion es la 125, que sostiene el modelo pero les quita rentabilidad. Ellos no necesitan de ninguna figura polita ni de ningun partido en particular para sostenerce, siempre estuvieron donde estan, desde hace mas de 40 años.
En materia economica no mucho va a cambiar si gana otro partido respaldado por la derecha, ya que nada se cambio en este campo desde la salida de la convertibilidad. Este es su modelo.
Saludos.
Long life Peron.
Muy bueno, es verdad, los que odian a este gobierno lo hacen por lo que hizo bien, se ve que las cosas que hizo mal no son tan graves.
Eso es bueno.
Felicitaciones Lucas.
No se, el post es brillante, eso esta clarisimo.
Tan claro como eso de «No se vota lo que el oficialismo hizo mal; sino que se pone en juego lo que hizo bien.»
Pero entonces…por que me quedo gusto amargo al final del trago
Carrasco: tengo un dolar hecho un nudito en la billetera y una planta de soja que le regalaron a mi hijo en una visita al INTA de Castelar que está creciendo chiche bombón gracias al esfuerzo mio y de toda mi familia (sin ninguna ayuda del estado), te imaginás que ni en pedo voto a Kirchner.
Fuera de broma, muy bueno el post
Lucacs, ya entendí no hay que votarlo al Lole,pero ¿ y la lechería?.
saludos
Excelente, redondito. Muchos párrafos hay que se destacan en el texto excelente en lo general, pero algunos son espectacullares, en sus múltiples acepciones, buenos y visualmente geniales. Vamos por un voto estratégico entusiasta y entusiasmado. Mis respetos.
(…)»Esta abstinencia de certidumbre, de “seguridad jurídica”, de reinado de la tecnocracia, este compás donde primó el conflicto, la crispación, la duda de los que siempre tuvieron la manija, les quitó hasta las ganas de esperar. Tienen sed, tienen hambre. Quieren paz, quieren administración, quieren estadísticas confiables».(…)
Extraordinaria frase que sustenta parte de mis hipótesis sobre la no-modernidad, ¿la puedo citar?
Donde firmo para afiliarme al lucarrasquismo?
Como siempre, politiquita. Parole, parole, poco contenido, cuanto menos mejor. La perejilada aplaude, no lo leyó, lo pesa.
Cuantas mas palabras, mas pesa, mas aplauden.
Luquitas, por que no te dedicás al periodismo, y te ganás unos manguitos con tu laburo?
No hay más contratos, hermano, la caja hace agua, desfondada.
Cuando leo a estos che pibes de la palabra, me dan ganas de probar los gerentes del otro lado.
Por ahi los otros hablan menos y hacen más.
Amigos, ya tuvieron su cuartito de hora (andy dixit).Que les parece si ahora laburan unos añitos?
Raf: ¿¿¿poco contenido????
qué feo eso de la perejilada,
se dice y escribe «la gilada»,
no usés derivados de origen genocida
a no ser que te guste?
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Carrasco: impresionante pulsión comunicacional.
Firmo la adhesión al carrasquismoluqueano
Si fuese «democrática, jodona, moderna, práctica, y, por cierto, progresista», ¿por qué tanto problema?
Si eso fuese así, es para festejar.
De lo mejor que he leido. Gracias Lucas
Muy bueno,coincido solo como para aportar algo creo que hay algun error tecnico (en lo agropecuario)pero coincido en general
«¿Si el peronismo de derecha puede entroncar, desde su bien lavada barbarie, con la europeizada derecha corporativa del acuerdismo cívico?»
No lo dudes, son iguales y hasta se parecen. Cuando no alarman, aburren.
Brillante!!!
yo creo que al kirchnerismo le faltaron obras productivas y de desarrollo concretas… al menos acá en la patagonia… No llegó nada…. La obra de Chihuidos I ( Hidroeléctrica ) no aportaron, todavía están en veremos con los del MPN neuquino … Contribuyeron sí a la pavimentacion de la ruta de la linea sur en Río Negro… junto con el gobierno radical K de Saiz… pero sólo una parte…. Válido sí lo de la estatización de las AFJP, lo de los derechos Humanos, lo de la integración latinomericana… eso sí es válido… pero perdieron mucha energía peleando con el campo, sin una buena estrategia ( si hubiesen tenido una buena estrategia con la 125 ganaban, pero la herraron de entrada al elegir de viceprecidente a cobos… buscaron a un boludo… y quien pone a un boludo como vice es medio boludo…. lo de la 125 planteó un debate interesantísimo y perdieron por errores propios… porque lo platearon como una patriotada de los patria libre y no como una estrategia de desarrollo de modelo de pais…)… y bueno… de hidrocarburos ni hablar… de ley de desarrollo energético ni hablar… y eso que estuvieron ya 6 años…. pero bueno… si ellos FUERON PARTICIPES NECESARIOS DE LA ENTREGA DE YPF A MANOS PRIVADAS EN LOS 90… QUE SE PODIA ESPERAR… Le están errando tanto que están dejando venir a la derecha del PRO, como alfonsín dejo que se venga el neoliberalismo de los 90, por sus errores y hechar la culpa al prójimo…. utilizan ahora la misma estrategia que el Menemismo… ellos decían o nostros o la hiper… los k dicen o nosotros o los 90…. es decir hay que votar por miedo…. por miedo a lo peor…. y meter miedo a la poblacion es propio de los milicos… de los menem y ahora de los k…. una pena … pero no los voto…
Yo tampoco los voto. La estrategia del miedo por suerte medio la abandonaron por una campaña gráfica eficaz. Pero me acuerdo del veto a la ley de glaciares, la falta de obras concretas para erradicar problemas sociales de raíz (promesas con fecha cierta hicieron muchas, pero de esas acá por ejemplo, llegó una sola que se hizo con crédito del Banco Mundial), el cansancio de seis años de discursito por izquierda simultáneo a los arreglos turbios con pulpos corporativos por derecha (monopolios de juego, extensión indiscriminada de licencias a medios, incluso algunos de Clarin y de AmericaTV, prorroga de 40 años! a las petroleras), capitalismo de amigos, el obcecado y desastroso manejo de la crisis del campo, la ausencia absoluta de planificación industrial y economica de cualquier tipo, el INDEC, un gabinete sin figuras con peso propio postLavagna, la actual falta de voluntad e ideas para resolver los problemas agropecuarios, los que siguen profundizandose y los vamos a sufrir todos en breve (tambos, ganadería, cada vez más forzado monocultivo sojero ante la falta de rentabilidad del resto), el autoritarismo, la intolerancia, el SiNestor y el autismo, etc. Lo que no les perdonaré nunca es que por exclusiva culpa suya, bastardearon un discurso legitimo, progresista y le están regalando todo a la derecha, cuyos exponentes encima tampoco parecen tener muchas ideas ni propuestas.