Replicar las replicas 8,8 veces

(Publicamos este texto que nos envían desde España sobre el terremoto chileno. Artepolítica.)

1° “Se” han nombrado y mostrado muchos orificios después del terremoto en Chile. “Se” dicen muchas cosas. “Se dice” es un gran orador, escribe por las tardes y nos vela mientras dormimos. Es la transparencia de los medios. Desde hace al menos 40 años, la función de la televisión y de los periódicos sometidos a la estructura televisiva, es despolitizar los acontecimientos o, lo que es lo mismo, someterlos a una lógica policial y transparente. Los medios siempre han funcionado en “estado de catástrofe”.

1,7° Tal vez sea importante pensar esto si consideramos que la Concertación (coalición que gobernó Chile los últimos 20 años) ha sido la opacidad de la derecha. Para la Concertación no eran necesarios los medios: su figura completa se instalaba en el medio. ¿Qué decir sin el filtro de la Concertación si ahora tenemos la transparencia de la derecha en medio de la transparencia de los medios?

2° En la primera Trienal de Chile del año 2009 se monta la exposición “El terremoto de Chile”. En la página www.trienaldechile.cl todavía puede encontrarse una estética sismológica, la proyección de un arte geopolítico. El texto del curador menciona a Baudrillard, pero no alude a su tesis sobre la “forma sísmica”.

2,8° Decía Baudrillard en Las estrategias fatales que el “estado de catástrofe” se ilustra en la forma de catástrofe congénita de la era de la simulación: la “forma sísmica”, aquella en la que el suelo falla y desfallece. “Los seísmos son el réquiem de la infraestructura”. No es el diluvio, no es el fuego del cielo, tampoco la destrucción nuclear ni el terrorismo.

3° La “forma sísmica” adopta formas culturales y formas mentales. Las formas culturales, dice Baudrillard, se diferencian por las formas de catástrofe de cada ciudad: en Nueva York, King Kong o el black-out. En Los Angeles, la falla horizontal: Earth Quake. ¿Y en Chile? Una forma cultural es no saber qué hacer con los restos y los escombros. Instalar fosas en cualquier parte, poblar el sótano, tirar los restos al mar. Bombardeo a La Moneda: la forma de la catástrofe es la caravana de la muerte y el retiro de televisores.

3,3° Otra adopción cultural es la forma de poner el pie en el mundo. Raúl Ruiz dice que caminamos inclinados, que parecemos mareados, zigzagueamos en las veredas. Tambaleamos y chocamos con quien viene de frente en la acera, pero también vamos arrinconando hacia el costado a quien nos acompaña. El país es apenas una tenue franja que está sesgada y poner un pie es una manera de confesar que «ser alguien es estar inclinado». La lógica de la ebriedad es el gesto cotidiano de la forma sísmica.

3,7° La forma mental es la reconstrucción en medio del hundimiento intersticial: introducir flexibilidad, acuosidad en las estructuras, volatizar las instituciones para que no toquen el suelo. Es el tipo de reconstrucción de la “modernidad líquida y neoliberal”: en los intersticios habitan microorganismos acuáticos.

3,9° Podemos reparar en esta forma mental de la forma sísmica al estudiar la prensa chilena: se trata de repetir la reconstrucción neoliberal después del terremoto de 1985, sólo que ahora la suspensión de la política no se puede hacer con el terror de Estado, sino con la dramatización del desastre a través de los medios.

4° El “estado de catástrofe” de los medios. Bourdieu decía, en Sobre la televisión, que la televisión capta “todo lo que puede suscitar un interés de mera curiosidad y no requiere ninguna competencia específica previa, en particular política. Los sucesos tienen el efecto de crear un vacío político, de despolitizar o de reducir la vida del mundo a la anécdota”.

4,1° Antes del reciente terremoto, los medios ya funcionaban en estado catastrófico: “una presentación carente de vínculos de los acontecimientos que no se distinguen realmente de las catástrofes naturales” (Bourdieu). Este “complejo catastrófico” de los medios “no está hecho para movilizar y politizar”; al contrario, sólo contribuye a aumentar los temores, desconfiar de lo público, aplaudir lo policial e insistir en el neoconservadurismo. Con el temor al mundo en general, todo resulta inaprensible y queda la impresión de que la política es un asunto de expertos. Los medios han preparado el gabinete de Piñera.

4,3° En consecuencia, la catástrofe es la catástrofe dramatizada por los medios.

4,5° La dramatización televisiva consiste, primero, en llegar antes que el Estado y celebrar ese acontecimiento para preparar el sentido de la reconstrucción pública. El Estado nunca llega a tiempo. En segundo lugar, consiste en la suspensión de la política para preparar la forma de la reconstrucción privada. Iniciada antes del cambio de gobierno, esta suspensión favorece la velocidad sin demora política, el neoliberalismo. “Restaurar la política de los acuerdos” era ya inventar una catástrofe que no existía, una tragedia sin lugar en cuya sombra era necesario unirse, consensuar, suspender la política.

4,7° Tercero, la dramatización televisiva consiste en introducir el anonimato y el miedo para preparar la reconstrucción social. La conmemoración del ingreso de los militares por parte de los medios exhibe la desconfianza en la ciudadanía: diluirla en el anonimato y en la incapacidad. Las redes sociales existentes son “héroes anónimos”, tal como dice Piñera por televisión. Y la nueva Intendenta del Bío Bío exclama: “Ojalá los militares se queden para siempre”.

5° Lo que viene después de la catástrofe es desmantelar el Estado, criticar su demora, puesto que es incapaz de prevenir y operar en emergencia. Las catástrofes son reconstruidas por gobiernos de derecha. Alessandri en 1960, Pinochet en 1985, Piñera en 2010, descontando que el mayor desastre político, el golpe de estado, es la tesis acabada de la reconstrucción por destrucción. A la centro-izquierda le queda la corrección de la reconstrucción.

5,6° En Crítica de la razón cínica (1983), Sloterdijk estudia lo que denomina el “complejo catastrófico”, surgido de cuatro vertientes: la postguerra, las crisis económicas, el mito de la revolución y el mito del pueblo. El Estado que nace después del golpe de estado es la catástrofe normalizada y, según esa traza, tenemos dos ámbitos de “complejo catastrófico”: para cierta izquierda en la última elección la idea fue producir un “terremoto político” con la derrota de la Concertación, llevar al extremo la normalización de la catástrofe como ocasión de la política. En la derecha, el “complejo catastrófico” permite reducir lo humano a la estructura carencial como ocasión de la suspensión de la política: «práctica del vacío como economía de mercado», organizar la escasez en la abundancia de la producción. «País más pobre» dice el nuevo Ministro, abultando las cifras del desastre, como revela un estudio de IM Trust.

5,8° Hay que tener una fe muy profunda en la capacidad de “resistencia” del pueblo para suponer que el estado catastrófico de los medios encuentre su “límite o su antídoto en el cinismo activo de los espectadores, ilustrado en particular por el zapping” (Bourdieu). Esta es la ilusión escolástica de cierta izquierda.

6° “Mostrar lo que pasa” o la transparencia. Todo un período político ha estado infestado mediáticamente por la lógica de la transparencia (estatal), tocando el límite en el que un “estado transparente” es al mismo tiempo un Estado que no existe. ¿Por qué extrañarse por las dificultades del Estado en una emergencia? Acaso por eso Bachelet definía su programa sobre la base de un Estado que no existe en la Constitución chilena, el “Estado social y democrático de derechos”. Hace tiempo que no tenemos realmente Estado; tenemos el deseo de lo que podría ser.

6,8° La otra desaparición o el anonimato. La pura transparencia es la desaparición del “quién”, y el paradigma de la “transparencia eficiente”, esa que vendría del sector privado y de la derecha, la experimentamos cuando, borrado el “quién”, nos contesta una empresa cualquiera con una voz grabada en un call center que está en todas partes y en ninguna.

7° El anonimato, entonces. Los off the record, “un funcionario dice que”. “Se dice” tiene una doble tensión: la primera aparece allí donde hay un exceso de singularidad. Este “se dice” es el nombre que economiza la generalidad. La segunda tensión parece indicar no un exceso sino algo escurridizo que asedia los procesos de individuación. Es la traducción del “Ello”. En este escenario se mueven los medios.

7,1° El canal de Piñera, Chilevisión, habla de “los héroes anónimos tras el terremoto”. De eso se trata: proyectar la supuesta transparencia de los medios como transparencia congénita de lo social. A la inversa, el “se dice” sería la encarnación de todos los “se dicen”, el medio sería el médium. Estamos tan informados que no vemos nada; estamos tan registrados que la individualización es el derecho al anonimato. El encapuchado es el elogio del sistema.

7,4° Nadie aparece ahora no en las masas “amenazantes” sino en el anonimato masivo. Nadie es el consumidor. Nadie se mueve en los no-lugares. Nadie es el cliente anónimo, la estadística, las “fuentes” periodísticas. Ahora se es masa sin ver a los otros. Retirado, Nadie protesta con discreción, escribe en internet sin la obligación de firmar, ahorrándose la exposición pública y la inscripción electoral: Nadie es el anonimato difuso del cinismo, promovido con arrebato en la prensa. Nadie es un procedimiento: “no camina, se desliza; no propone, insinúa; no replica, rezonga; no se queja, sonríe” (Octavio Paz).

8° “Golpearon a mi puerta el 6 de agosto: ahí no había nadie y nadie entró, se sentó en una silla y transcurrió conmigo, nadie” (Neruda).

8,8° “Si la Transparencia se observara a sí misma / ¿Qué observaría? / La Transparencia no podrá nunca observarse a sí misma” (J. L. Martínez).

Acerca de Ivan Flores Arancibia

Becario Erasmus Mundus ECW. Postgrado en Filosofía, Universidad de Valladolid/Universidad de Salamanca.

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2 comentarios en «Replicar las replicas 8,8 veces»

  1. Ivan, gracias por tus eruditas reflexiones. Te invito a ver en acción lo que la derecha chilena vos proponés que ensaya, en pleno acto en la ciudad de Buenos Aires. La pseudo-gestión de Macri es el espejo donde puede mirarse los chilenos y descubrir la farsa y el engaño en plena evolución. Un abrazo

  2. La verdad Iván no se si en realidad soy un autoincomprendido, o a la inversa… igual me queda la sensación de quien no comprende y me da miedo entender algo tan simple como esta revelación y si nadie asume la crítica y concibe un ataque medular hacia mi postura (postura en tanto gesto de subordinación) asumiré que nadie ha comprendido y por eso replica mi ignorancia, aunque no dejará de ser anecdótico y revelador el hecho de que nadie y solo nadie comprenda, para esto un caballero italiano, tal cual Perogrullo en la otra península, voceaba a izquierdas y derechas: «Ma… va fanculo».

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