Un análisis del kirchnerismo porteño

El kirchnerismo tiene, en la ciudad de Buenos Aires, varios factores que obstaculizan (tal vez de manera permanente) su pasaje a mayoría electoral. El histórico antiperonismo del distrito, vocación de sus votantes de constituirse en oposición al oficialismo nacional, la consolidación partidaria del PRO, entre ellos.

Sin embargo, hay un factor al que no se le ha dado mucha atención, pero que tiene su importancia. Me refiero a la falta de una clara hegemonía interna al interior del espacio kirchnerista.

Puede postularse que el kirchnerismo en general, no sólo en la ciudad de Buenos Aires sino en general, está constituido por tres sectores, o tal vez sea mejor decir «corrientes» para connotar un cierto dinamismo, internas. En una típica manera movimientista, estas corrientes se encuentran en permanente tensión, y el equilbrio relativo de su coexistencia es resuelto momento a momento y de maneras ciertamente puntuales y hasta precarias, por el liderazgo político de la hora.

Me referiré a tres identidades: el kirchnerismo progresista, el kirchnerismo puro, y el peronismo no kirchnerista.

El kirchnerismo no peronista o progresista agrupa los partidarios que se integraron al kirchnerismo desde identidades asociadas al progresismo no peronista: muchos de sus principales dirigentes vienen del FREPASO o inclusive hay algunos que provienen del radicalismo concertacionista u otras fuerzas de centroizquierda. Otros, sin embargo, provienen de las universidades, el mundo de la cultura o organizaciones de derechos humanos. Muchos de estos dirigentes tienen hoy pertenencia en kirchnerismo; sin embargo, todos ellos tienen una trayectoria anterior a él y, por lo tanto, ciertas preferencias y maneras de entender el fenómeno político que le son propias. Entre ellas, un discurso articulado alrededor de temas sociales y culturales caros a la cultura política de la clase media urbana (educación, salud pública, cultura), una desconfianza o ajenidad a la política partidaria y un buen manejo mediático, sumado a cierto personalismo.

Por kirchnerismo puro entiendo a los actores que se incorporan a la política desde y con el kirchnerismo, sin una trayectoria anterior relevante (en muchos casos por razones de edad.) Obviamente, el sector más importante de este espacio es la juventud kirchnerista, y sobre todo los jóvenes organizados alrededor de La Cámpora. Esta corriente es interesante en su relación con el peronismo, ya que es posible que si se les pregunta, la mayoría de estos jóvenes se reivindique como peronista. Sin embargo, su acercamiento es hacia un peronismo filtrado, por así decirlo, por la experiencia kirchnerista: en esta lectura, los Kirchner no son sólo otros dirigentes peronistas, sino que son líderes que están al nivel, por así decirlo, de Perón y Evita. En general, esta corriente, si bien ha dado mucho que hablar por los «lugares en las listas» que consiguió, no encabeza aún ofertas electorales relevantes, al menos para posiciones en el ejecutivo.

El peronismo no kirchnerista engloba desde los sindicatos hasta, sobre todo, los gobernadores e intendentes de los distintos distritos. En este caso, se trata de líderes organizacionesl y territoriales que preexistían al kirchnerismo y que, están seguro, seguirán existiendo luego de él. Por lo tanto, si bien reconocen los méritos de este proceso y (en general) prefieren acompañarlo (en algunos casos con sincera convicción, en otros mientras tal conducta sea electoralmente racional), dan la pelea para conservar sus espacios decisorios y mantener con Cristina Kirchner una relación de «primus inter pares,» sin reconocerla (en general) como líder única e indudable del movimiento.

Estas tres corrientes coexisten, rosquean, protestan y arreglan en todos los distritos del país. Lo que vuelve un caso particular a la CABA es que ninguna de las tres corrientes goza aquí de una hegemonía clara.

Vale decir: ni el kirchnerismo puro, ni el kirchnerismo progresista, ni mucho menos el peronismo no kirchnerista puede en la CABA garantizar un piso del 40% de los votos.

Durante años, parecía que sólo podía ser victoriosa aquí una coalición hegemonizada por el progresismo; esta coalición tuvo su última victoria en la elección de Aníbal Ibarra en la segunda vuelta del 2003. Queda claro que no es éste el caso, dada la sucesión de derrotas que listas encabezadas por figuras de este sector ha sufrido en la CABA. (Habría que sumar a la crisis del progresismo porteño el derrumbe electoral que sufrió en las últimas elecciones la UCR, así como también la casi desaparición de la CC.)

Sin embargo, queda claro también que en la CABA el peronismo puro no cuenta tampoco con la posibilidad de ganar por sí solo una elección (como sí lo hace en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Formosa o La Pampa, por ejemplo.) Las fórmulas «peronistas clásicas» encabezadas por Jorge Telerman y por Jorge Todesca no llegaron a convocar más que a un puñado de votantes.

Se da así una aparente suma cero: si una fórmula progresista no alcanza hoy, por sí sola, para ganar, y es además rechazada por los votantes peronistas (rechazo que en el 2009 se manifestó en el voto peronista a Pino Solanas), tampoco parece que, por si sola, alcanzase para ganar aquí una fórmula más clásicamente peronista.

Tal vez esto hable de una situación pasajera, que puede revertirse con trabajo y liderazgo; y tal vez esto hable de una imposibilidad estructural relacionada con las características de la ciudad de Buenos Aires. .

Acerca de Maria

Politóloga. Me interesa la teoría de la democracia y el estudio del populismo.

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31 comentarios en «Un análisis del kirchnerismo porteño»

  1. María, ¿y no será que hay una hegemonía kirchnerista no peronista en la CABA, que hace difícil buscar el voto que ritondo le empaqueta a mauricio?

    1. Medio como que no. En todo caso, la forma de explicar el «voto que Ritondo le empaqueta a Mauricio» es analizar la base electoral «de» Ritondo. Te recomiendo un artículo sobre la inserción territorial del PRO en http://nac-pop.blogspot.com/2011/07/el-pro-un-partido-de-masas.html
      Muy pocos hicieron hincapié en la masa clientelar del PRO, para muchos es invisible dado la escasa «experiencia de campo» en este ámbito. El peronismo que no transó con el kirchnerismo, tiene incidencia real en el territorio. También lo tiene la UCR, con muchos punteros que entraron a planta permanente del Estado durante la Jefatura de De La Rua y hoy son PRO de primera línea gracias a Larrosa, Palmiotti, Angellicci.
      La cuota a pagar para contar con la «lealtad» de cada puntero es alta, en todos los casos, implica meter por la ventana a mucha gente. La posta es que más allá de la cuota, si usas los servicios de los muchachos firmás suscripción de abonado.
      Claro que es importante la estrategia de marketing político, pero todo consultor sabe que hay siempre un poco de política tradicional que escapa a estos métodos. Hay una parte de los pibes de 20 para arriba que te va a votar por la cara, pero también hay un parte importante que ni siquiera pasa por donde vos pusiste los afiches o cambia de canal cada vez que pasan tu spot. Ambos «públicos» son importantes, dicen los consultores, ambos tienen lógicas diferentes.

    2. Puede ser, pero no creo. «Hegemonía» significa, en este contexto, que todos aceptan las decisiones del líder, aunque no las compartan. No veo que nadie tenga semejante autoridad aquí.

      1. Ok, María, lo pensé como dirección moral y política, la posibilidad de establecer el marco discursivo, por ejemplo.

  2. Buen post para intentar comprender cierto panorama porteño. En la CABA se da con mucha fuerza una construcción política basada en figuras, más que partidos. No hablo de que en la práctica no existan punteros y militancia (claro que los hay), pero lo que se trata de construir electoralmente es el apoyo a personas, más que a estructuras. Eso, desde mi punto de vista, es grave porque termina reduciendo el análisis a características individuales de los candidatos, más que a sus cosmosvisiones, sus propuestas, la fuerza política que representan, etc, etc. Por otro lado, hay una demanda social que tanto el kirchnerismo como la centroizquierda no k rechazan, o la asimilan mal, que es la famosa «inseguridad». Mientras sigamos pensando (y diciendo) que es un invento mediático, se sigue cavando un foso con amoplios sectores sociales. Macri, en ese contexto, aparece como alguien a quien le importa la seguridad, y el kirchnerismo, con las frases del estilo «sensación de inseguridad» o con las idas y vueltas por el Indoamericano, coloca a Macri como una víctima, como alguien que quiere «solucionarle los problemas a la gente» y no lo dejan. Macri desarrolló una policía porteña, y eso es visto como un gran avance para muchos porteños. El kirchnerismo relativizó siempre esas medidas, o cuando el progresismo dominaba la Ciudad, nunca llegó a activar algo semejante. Uno de los errores que genera moverse dentro del microclima progre/kirchnerista es pensar que la inseguridad únicamente es una cuestión inflada por los medios (aunque así sea) y que no tiene encarnadura en muchos sectores. El problema justamente es que en muchos sectores es una demanda, y no solamente en Barrio Norte, como erróneamente queremos creer.
    Por otro lado, el PJ pudo ganar en Capital, en 1993, en pleno apogeo menemista. O sea, el PJ pudo ganar en Capital, pero cuando se volvió explícitamente conservador y «primer mundista». Si mal no recuerdo, también ganó Perón en Capital las presidenciales de 1973. Y más de una vez en la Capital los oficialismos nacionales ganaron mientras gobernaban: a la ya mencionada victoria del PJ en 1993, se le pueden sumar los triunfos radicales en las legislativas de 1985, y las victorias de la Alianza en el 2000, para jefe de gobierno porteño, y las legislativas de 2001.

    1. Ojo: la intervención del Ejecutivo Nacional en el sur ahora es muy grande (vivo ahí y lo veo con mis propios ojos.) Pero se hizo demasiado tarde.

  3. El PJ ganó en el 93 pero por por muy poco, sacaron un 32,50% los radicales el 30% y el frente grande el 13.65%

    Fue un caso muy particular, como las últimas elecciones en Mar del Plata donde perdieron los radicales por ir divididos en 3, Radicales de la UCR, Radicales K, y Radicales con Carrió, si iban juntos ganaban por mucho.

  4. Che , los militantes del Evita están enojados con los de la Campora porque se sintieron desplazados en los puestos y en las preferencias de la presi y están laburando a desgano o con mucha onda de crítica contra cabandie … que carajo pasa ?, alguien sabe algo? … cuenten che … es cierto que pelearon cabandie con los sabatella- ibarra?
    Cuando empezamos la campaña ? porque no llamamos a los pibes de los barrios de provincia que los ayuden 15 días … despues de las elecciones ,pase lo que pase, ya tendríamos algo armado mínimo para empezar/seguir . Sin militancia no vamos a poder hacer nada contra él = Macri es menem con ojos claros
    Necesitamos militantes para que le avisen a los amarillitos de la CABA que esto termina en un estallido.
    Que continuar con el niño mauri nos obliga a preguntarnos : sin hospital público cuanto te va a salir una prepaga????????’
    sin escuela pública … cuanto te va a aumentar la privada.?????
    Nadie se salva solo .
    Los militantes tenemos que estar ahí para hacerselo saber.
    Para ahorrarles el suicidio. No hay islas. No se puede votar para atrás.
    «tengo que aprender a volar entre tanta gente de pie. Tengo que aprender a ser luz entre tanta gente de atrás.»L:A: Spinetta.

  5. Y también está Larroque que odia a Cabandié por ser un paracaidista que le tiraron de buenas a primeras como «el pollo a cargo de toda la conducacción». Algo para lo que había estado militando el cuervo desde el colegio secundario q se lo terminan dando a alguien que, guste o no, un año antes del discurso en la ESMA tenía tanto de militante como el sapo pepe (y no el pepe firmenich justamente).
    Ciertos cercanos a Larroque además quedaron muy calientes con el cierre de listas, ya que Cabandié digitó a los suyos ya que «la ciudad es mía» según él. Y estos pibes de la Cámpora entonces celebraron el mal resultado en legisladores y comunas, porque les da pie a mostrar que Cabandié no puede manejar la orga como el mandamás único en Capìtal.
    Cosas así son las que pasan con los internismos (sin contar el Evita que desde hace AÑOS que insultan por lo bajo a la Cámpora… cualquiera que haya militado en la JP Evita sabrá de todos los apodos y sobrenombres que les inventaron a estas gentes «yuppies de la militancia»). Obvio que los malos números electorales acentúan la situación y hay mucho pase de factura.
    Porque al fin y al cabo Cabandié NO es toda la Cámpora (ni la Cámpora Capital); ni la Cámpora es toda la Juventud militante ni mucho menos … por más que los medios exageren y hagan creer eso

  6. Alejandro:el complejo tema de la inseguridad no es solo porteño,aunque creo que la mentalidad de la mayoria porteña se preocupa mas por sus posesiones,como corresponde a la clase media que confunde ser con tener,y padece panico ante el mundo exterior,pasto para los psicologos.Por otra parte,lo que es dificil de hacer entender es la exageracion que hacen los medios de las situaciones de violencia y hurto,que es un modo permanente de»informar»,sobre todo en TN.Se impone el miedo,y no se aceptan dichos oficiales,ni se compara con otras latitudes.Mas todavia,todos queremos que resuelva el problema la policia y la justicia,sin reconocer que es de TODOS la responsabilidad,que la educacion entendida como relacion social,es basica para avanzar en la solucion.Y que la violencia esta en el lenguaje y empieza en casa.

    1. Isabel, yo concuerdo en lo que decís. No creo que sea algo porteño la preocupación por la inseguridad. A lo que apunto es que hay un déficit de las corrientes de centro izquierda en la manera de abordar y comunicar sus posturas sobre ese tema. Y por más que hablemos de planes sociales, cuando asumís una gestión te toca conducir una fuerza policial. ¿Qué ese hace con eso, desde una perspectiva no derechista? Ese es el dilema.

  7. No me convencen las explicaciones del resultado en CABA que giran en torno a la «extrañeza de la porteñitud». Porque al final el porteño es ilustrado o facho o antiperonista según quien lo diga, a los neuquinos los MPNizaron en el jardín de infantes (¡y sin embargo el MPN pierde SMAndes!!!), los fueguinos votan raro porque tienen frío y los santiagueños porque están durmiendo la siesta.
    Me inclino a pensar que los resultados de la CABA se deben a que la mayoría de los porteños se sintió mas/mejor interperlada por la propuesta macrista que por la del FPV.
    Eso nos lleva a dos opciones:
    1) O bien realmente el FPV no puede ofrecerle una propuesta al porteño más interesante de la de Macri. Porque en el modelo de país que propone los intereses porteños no son los que privilegia, o porque en el armado electoral nacional es preferible ser no-porteño (una ciudad que ya suma menos del 10% del padrón) o por lo que sea.
    2) O bien el FPV si tiene una propuesta superadora y ha sido incapaz de transmitirla. Tal vez por creer en la extrañitud de los porteños (¿es tan distinto Macri de Scioli o de Reuteman?).
    Me inclino por la segunda opción, pero es una opinión nomás.

  8. No se puede conducir con un látigo en la mano, el destrato hacia dirigentes por quienes creen que la política del peronismo porteño se maneja desde la rosada, está dando sus malos resultados.No es solamente el reparto de las listas para las elecciones, sino que además parte de un relato que a mi juicio es sesgado sobre la política y la militancia de los 70 y que se inicia con la idea hoy tan difundida que la JP «eramos los de la tendencia», idea que habrá que revisar y que se repite hasta hoy pero convertida en una farsa. Pero una farsa que invita a un debate sobre el papel de las organizaciones populares y el papel de la militancia barrial en este caso.Podemos tomar por ejemplo que en barrios como Flores, se milita casi exclusivamente en los márgenes del sur de este barrio (donde tiene presencia Dante Gullo y donde además su hijo fue electo comunero),esa idea de que se tiene que militar en los viejos territorios con presencia histórica peronista, dejando de lado los lugares mas céntricos en donde predominaba el voto radical y hoy casi de exclusividad del macrismo. El peronismo porteño debería replantearse un tipo de militancia territorial en los lugares en donde el voto le es esquivo, pero fundamentalmente el peronismo de la CABA tiene que reencontrar la identidad que alguna vez tuvo, y que terminó desecha por las imposiciones de la rosada. La experiencia de Erman Gonzalez en los 90 como de Juan Cabandié en estos tiempos son un ejemplo de esa falta de independencia del peronismo en la capital

  9. Me parece que a favor de un analísis de los segmentos que componen el voto kirchnerista habría que contemplar a los sujetos políticos construidos a partir de la ruptura del círculo de silencio y la embestida mediática post 2008. Ahí hay un segmento dinámico, duro y que se transforma en una experiencia superadora del progresismo K, ,más politizado, más comprometido, menos flexible, y como experiencia superadora del progresismo ocupa su lugar y lo relega a espacios menos importantes.

  10. Creo que el análisis que debe hacerse es simple: la CABA es un distrito históricamente reacio al peronismo, sumado a la pésima estrategia de campaña Kirchnerista, no puede esperarse más que resultados magros en las urnas. Podemos agrega casos coyunturales que ayudaron a esta mala elección K: Shocklender e Inadi, y las enormes contradicciones (¿o bajada de linea presidencial) de Filmus al no asistir al debate en Todo Noticias. También las medidas electoralistas como el vuelco de gendarmes y prefectos a la zona sur.
    La clave del candidato del oficialismo nacional en estas elecciones fue su alianza por colectoras: La lista encabezada por Cabandié logró el 14 por ciento de los votos, la otra mitad la aportaron Ibarra y Sabatella.

    No es una cuestión de liderazgo político dentro del distrito, los vicios históricos del PJ a nivel nacional(clientelismo, rosqueos, corrupción, patotas, falta de diálogo con el gobierno opositor en este caso)aplicados en la ciudad tiene hartos a los ciudadanos de la CABA, y contra eso no hay medida pre-electoral que lo resuelva. Esta es la imposibilidad estructural a la que hace mención la autora, un muro creado por los mismos que hoy intentan escalarlo o derrumbarlo. Y si el problema es a ver quién toma la posta (K progres o Cámpora) la mitad del primero es IBARRA, o sea, cromañon, y la imagen mediática de los militantes de la cámpora es un grupo de muchachos que rosquea para ligar algún puesto en el ejecutivo no te suma demasiado. Un saludo.

  11. Copio un comentario que hice mas temprano en otro post:

    Vengo de Capital Federal, de entrevistar a muchos portenios, pues mi conclusión es que mas o menos el 70% votó a Macri por mantener el bastión opositor a Capital Federal y hacer un voto bronca a Cristina. Eso lo llamo gorilaje. El otro 30% que entrevisté, lo votaron por verdadera convicción, a pesar de que lo defendía por algunos temas triviales como las bicisendas o temas profundos como la policía Metropolitana, por que mal que les pese al oficialismo, es un logro de Macri, por mas que tenga sus defectos.
    La característica en la tabla de logros de Macri es el metrobus, no se donde meterlo y por favor no me contesten jaja.
    Respecto de la gente con la que hablé, los que odian el gobierno de Cristina lo hace por una cuestión de que los mira como tremendos corruptos, pero miran el ahora y no de donde venimos. O sea, opino que ven los problemas actuales, pero no ven los problemas que solucionaron y no le dan merito a nada. De la mitad de los que hablé de este grupo de personas, opinaron que no se ven representados por ningún político y consideran que todos son por igual de corruptos.
    Otro detalle que observé es la cantidad de dinero invertido a cuestiones visuales en la campania, o sea Macri a empapelado de amarillo la ciudad y ha puesto su cara por todos lados, mucho más que Filmus en los cuales en lugares centrales no he encontrado otra cara mas que la de Macri. Acá me parece que los globitos no es el único golpe de efecto.

  12. Quizás un análisis posterior, aunque ya saliendo de la falta de construcción del kirchnerismo en CABA que por la volatilidad del votante podría haber sido posible -a mi entender-, sería uno que permitiera esbozar una idea de por qué solo el PRO capitaliza los votos que otros no captan. Debo reconocer que no respeto al PRO ni como modelo político ni de gestión pero, sin embargo, es llamativo que quienes otrora votaban a la UCR u a otras fuerzas con un armado o un discurso mucho más consistente (a mi criterio) hoy voten al PRO sin ningún miramiento.
    Me niego a entender que el único análisis posible para esa situación sea que que los porteños son antiperonistas o que el marketing del PRO todo lo puede. Celebro cualquier tipo de lectura que proponga una mirada distinta.
    Saludos!

  13. maría,

    muy interesante, como siempre.

    pregunta: interpreto que según tu perspectiva las fricciones entre la diversas corrientes hacen mella, de manera tal que se pierden votantes del espectro. pero tengo la sensación de que el voto perokirchnerista, con las tres corrientes incluidas, no debe estar muy por arriba de estos guarismos de filmus ¿me equivoco mucho con este pálpito? es decir, la pregunta es: ¿te parece que las fricciones dañaron al punto tal que muchos peronistas/progresistas/kirchneristas decidieron optar por macri o pino antes que por la fórmula del FPV? ¿en qué proporción? esto es importante porque permitiría saber qué cantidad de votos podrían llegar en la segunda vuelta al FPV si subsanara sus internas.

    de lo que estoy seguro es de que las disputas internas dañaron la campaña y por lo tanto se perdió la oportunidad de llegarle a los que no son decididamente del palo y creo que ahora es un poco tarde para ganarlos a estos. de lo que no estoy seguro es de que hayamos perdido muchos votantes «propios», digamos, en ese pequeño fragor de inetrnas.

    saludos!

    1. Estoy de acuerdo. Es decir, hoy por hoy creo que queda claro que el techo de votantes puros kirchneristas es más o menos 30%.
      Pero no es esto lo que me preocupa, sino la posibilidad de hacer una estrategia adecuada para el futuro, armando un bloque sólido en la Legislatura y un armado territorial que sea más que la suma de sus partes.

      1. un armado territorial implica que bajen los suficientes recursos para insertarse allí donde no existe el voto peronista-kirchnerista- progre(?),repito lo que vengo viendo desde hace tiempo: no se puede militar solo en los barrios en donde impera la épica y la historia del peronismo de capital,y cuando hablo de peronismo de capital no estoy hablando del 2% del electorado históricamente peronista, creo que hay que replantearse la idea de un armado territorial que apunte a los sectores de los barrios un poco mas acomodados que es en donde se pierde siempre(y en donde se creció mas numéricamente en habitantes). Esa vieja idea de que hay que militar solo en el sur de la ciudad (flores por ej.), ya no sirve, hay que llevar la propuesta un poco mas arriba y para eso se necesitan recursos y una militancia(?) mas activa.

  14. No creo que sea la falta de hegemonía de una de las 3 corrientes lo que no permite a esta oferta política convertirse en mayoría electoral. Creo que se trata más bien de la falta de acercamiento a la cosmovisión del porteño, en todas sus variantes. Cada sector apuntó a su público habitual, que en estos momentos son minoría. El «aparato» del PRO leyó mejor las demandas porteñas y eso les permitió ganar. Sí la falta de hegomonía puede haber hecho que la campaña se deslizara por ejes diversos y resultara en argumentos insuficientes para ganarle al PRO.

    Podría agregar un detalle más a las corrientes, el peronismo no K es bastante heterogéneo, algunos más peronistas clásicos, otros simples chantas y otros con muchas cercanías con el peronismo PRO (y con terminales en funcionarios nacionales aunque parezca raro). Estos últimos, si bien orgánicamente estaban con Filmus por abajo le aportaron votos a los amarillos porque de esa manera cobran por algún lado. Así es difícil armar una propuesta convocante.

    1. Desgraciadamente el kirchnerismo adolece del mismo mal que padecía en los últimos tiempos toda la dirigencia política argentina, la falta de sustentación en las bases. La confusión en la generación de poder los lleva a privilegiar la construcción superestructural, ortopédica, de dirigencia. Se trata de llevar una máxima atribuida a Perón: «construir, aunque sea con bosta». A su máxima expresión. Sería bárbaro que la Cámpora, por ejemplo, tuviese sustentación en las barriadas más pobres, pero no es el caso. Y la lógica del poder, fogoneada por las necesidades electorales los lleva a concesiones éticas reñidas con el más elemental de los principios de subsistencia política. Para ejemplo el caso de Tomada negociando con Pedraza el destino de sus intereses, luego de la muerte de Mariano Ferreyra. Cuando la más elemental de las disquisiciones sobre subsistencia política llamaba a la toma de distancia de semejante entuerto, mínimamente, si no se contaba con la voluntad política de resolverlo mediante la justicia. Me ha tocado participar de reuniones en una entidad, en la que se discutía con representantes de una villa cercana, el aporte a una actividad cultural. Y al mismo tiempo se ponía énfasis en otra actividad que consistía en la conservación de un local vacío de participación, pero potencialmente capacitado de tenerla. Cualquiera que tuviese el mínimo de percepción política se daría cuenta de que ambas cosas bien podían llevarse de la mano, sin embargo la ceguera de esta gente conspiró contra ambas actividades. No existía la voluntad de «trabajar» con los sectores más humildes de la población local, enarbolándose a priori una diferencia cultural de dudosa existencia. Hasta que no se tenga en claro que «construir» solamente se puede sobre bases sólidas, la política seguirá siendo esto, un conjunto de dirigentes rosqueando en un sentido u otro.

  15. La Ciudad siempre fue un distrito gorila. Habría que buscar un armado más transversal, pero sin perder las bases peronistas. La fórmula Filmus-Tomada se quedó a medio camino de todo.

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