Un buen año.

Cuando asumió, en diciembre, CFK dejó en claro rápidamente que quería enfriar las cosas. Bajarle un cambio a la lógica de la confrontación. No por casualidad, el primer referente social que la flamante presidenta recibió fue Monseñor Jorge Bergoglio, acérrimo opositor a la gestión de su marido. De ella, Bergoglio obtuvo la garantía personal de que no se avanzaría en ciertos temas urticantes -aborto, por ejemplo- bajo la nueva gestión. Para ese momento, Ginés González García estaba rumbo a Chile…

El tono general de esos primeros escarceos con el poder residía en la búsqueda de una fórmula que permitiera algún tipo de «pacto social» entre empresarios, sindicalistas, referentes opositores, etc., que fuese más allá de la coyuntura. La promesa de una mayor institucionalidad, en coincidencia con la trayectoria legislativa de Cristina Kirchner, era parte de esa promesa general de diálogo que debía garantizar al oficialismo un tiempo de calma, más propicio para la construcción de una base política sustentable en el tiempo.

El conflicto iniciado el 11 de marzo, con la promulgación de la resolución 125 sobre retenciones móviles a las exportaciones graníferas, se llevó puestas esas ilusiones de paz social. De ese conflicto, el gobierno salió desgastado, debilitado, con una base política fracturada, poco seguro de sus apoyos parlamentarios y menos seguro aún de las condiciones que harían posible su continuidad. La estructura política del peronismo, cuyo control fue imprescindible para pasar el chubasco sin  una ruptura institucional, no alcanzó, sin embargo, para evitar una derrota monumental, en la calle y en el Parlamento, cuyo símbolo reside en el contraste entre la movilización opositora reunida en torno al Monumento a los Españoles y la más escueta y tradicional convocatoria del peronismo bonaerense.

Hacia fines de julio de este año, la sensación general dentro de las filas del progresismo, manifiesta, por ejemplo, en la intervención pública de Carta Abierta, era la de una irrefrenable e irresistible ofensiva de la derecha, que había capitalizado el descontento de los sectores medios urbanos, erosionando decisiva y definitivamente el bien más preciado del estilo kirchnerista de gestión: la capacidad de ejercer la iniciativa a la hora de establecer la agenda pública. Capacidad que había sintonizado bien con un amplio consenso social en torno de temas fundamentales, por lo menos, hasta 2005, para erosionarse, sin prisa pero sin pausa, desde entonces.

Hicimos toda clase de balances. El tono general, inclusive presente en mis apuntes de aquellos días, era de un marcado pesimismo hacia el futuro.

Sin embargo, desde aquel duro aterrizaje en la realidad de una sociedad políticamente partida, el gobierno supo, pudo y quiso recuperar, con sus modos, la sintonía con al menos una parte de la población. Y no lo hizo concediendo, entre otras cosas, porque no había ningún sector, partido o corporación, dispuesto a pactar con un socio tan débil y condicionado.

En vez de ello, asistimos a una gradual recuperación de la audacia oficial. La nacionalización de Aerolíneas, que ahora va camino a la expropiación, fue el primer paso. Había que superar el trauma del Senado. Luego, vinieron la movilidad jubilatoria y, finalmente, la reforma previsional. La mayoría parlamentaria no sólo fue recuperada, sino que se consolidó con nuevos e inesperados socios y aliados. El ala más dura de la oposición, incapaz de solucionar sus divisiones, se abroqueló en torno a posturas de bloqueo que le redituaron poco, y adoptó un rígido sentido común ortodoxo. Apuesta que se reveló problemática en la medida en que la creciente crisis internacional, devenida en crisis de un entero patrón de acumulación, ponía en duda los presuspuestos de dicho consenso antipolítico y antiestatal.

Ayer, el gobierno cerró políticamente el año al instalar la discusión de un paquete de medidas anticrisis que incluyen la creación de un Ministerio de la Producción, incentivos a la competitividad, a la repatriación de capitales en el exterior, y al sostenimiento de los niveles de empleo. Medidas que seguramente conoceremos mejor en el debate parlamentario, pero que marcan, sin lugar a dudas, el trazo final de un proceso de recuperación política sumamente exitoso y saludable, por lo menos, desde quienes creemos que la compulsa por la transformación de la realidad nacional debe continuar, y no renegar, del proceso abierto en 2003.

26 comentarios en «Un buen año.»

  1. Ezequiel: varias cosas me hacen cierto ruido y me generan dudas.
    1) La promoción al rango de ministra de un cuadro de la UIA no me deja muy tranquilo. La experiencia enseña que estos ministros han sido generalmente la quintacolumna del capital mas concentrado dentro del gobierno.
    2) Lo que denominás, con modales y vocabulario de «progresista blanco» (perdón), repatriación de capitales es ante todo una ingenuidad, es como acariciar al tigre cebado. Y además, inútil. Ningún capital va a volver. Hay que evitar que se vayan, y para eso se apreta, no se afloja.
    3) Lo que llamás «incentivos a la competitividad» es convalidar el saqueo al salario indirecto, es decir, va a contrapelo de una medida sana como la re-estatización de la jubilación. Es desfinanciar las cajas y aumentar a futuro la participación de los aportes de trabajadores y consumidores (vía IVA) en la integración del haber jubilatorio. O sea, por cada peso que debería aportar el capital al sostenimiento de las jubilaciones, ahora pondrá menos. Cuesta creer que la medida vaya en el sentido de la «redistribución del ingreso» ¿Se acuerdan? Ese concepto hace unos meses era nuestra punta de lanza. ¿Que pasó? ¿Tan alegremente aceptamos que la crisis la deben pagar los trabajadores? Eso es someterse a la extorsión del capital. Y si bien no voy a ser tan necio como para expresar que es lo mismo el capital aplicado a la industria que el que se dedica a mirar crecer los yuyos, ambos deben ser marcados de cerca y a presión, si no te pintan la cara como el Inter a Estudiantes.
    4) Una importante inversión en obra pública va en el sentido correcto, pero si no se acompaña de otras medidas, que deben ser simultáneas, pueden atentar contra el objetivo declarado en el apartado 2 (dos) y 3 (tres). La construcción, con su gran influencia en el nivel de empleo y gran parte de sus compras en bienes no transables «recalienta» la economía y acelera la inflación. Esto no es un «mal» por definición. Ciertos niveles de inflación son inherentes e inescindibles del crecimiento del conjunto de la economía. El tema es hacia dónde se dirige el poder de compra de esa masa salarial. Si no se contiene el alza de los «bienes salario» (alimentos sobre todo) se corre el riesgo de que en pocos meses tengas a los capitalistas nuevamente presionando para obtener un tipo de cambio competitivo. Un control de las importaciones, con barreras arancelarias de emergencia, tipo de cambio diferenciado, límite a las remesas de capital y barreras para-arancelarias es tan importante como la obra pública.
    Saludos, seguro que mañana la seguimos !

  2. Udi:
    yo comparto algunas de tus dudas. Por ejemplo, lo del Ministerio de la Producción no es bueno ni malo en sí mismo. Vamos a ver para qué sirve. En principio, es posible que se dedique en lo inmediato a evaluar un paquete con algunas de las cosas que pedís en el punto 4. Específicamente, lo arancelario. En ese punto, los intereses de los trabajadores y de los industriales tienden a ser coincidentes, no va a generar conflictividad. El hecho, por otro lado, de que absorva parte de cancillería, me parece que se refiere a la promoción agresiva de las exportaciones (pero ese es un laburo a más largo plazo).
    Con el tema de la «repatriación de capitales» me parece que lo peor que puede pasar es que, por deficiencias explicativas, el eje se traslade a la «cuestión moral». Los porcentajes mencionados son los punitorios sobre el capital ingresado o declarado. Es decir, es independiente su pago de las cargas impositivas que le corresponderán después, según el caso, como a cualquier otro capital. Es, en definitiva, la promoción de una facilidad para el blanqueo, con rebaja, pero sin eliminación de los punitorios. Esto es central.
    Después, sinceramente, yo desconfío de la efectividad que pueda tener la medida. Creo que se apunta, principalmente a una cuestión puntual: en general quienes exportan no liquidan el total de las divisas que obtienen. Siempre dejan algo sin declarar, a partir de que subfacturan, y lo meten en algún banco «serio» de algún país «serio». Resulta que los bancos «serios» de los países «serios» les están reportando importantes pérdidas, lo cual motiva una especie de pánico y corridas (contracción de las inversiones o salidas lisas y llanas del sistema financiero). En esa contracción, el capital busca refugio. No le importa tanto ganar como no perder. Entonces se les facilita un poco la cosa a los muchachos para que la declaren a bajo costo. Lo peor que puede pasar es que no sirva para nada. El costo es cero.
    Me quedan un par de cosas más, pero ya lo hice un poco largo. De última, si se da, la podemos seguir después.
    Saludos a vos y Ezequiel.

  3. Udi: aunque el balance era más político que económico, y en ese sentido rescato la colaboración de Mariano, respondo tus dudas en la medida en que me sea posible.
    Premisa de mi respuesta: vivimos bajo la lógica del capitalismo, que supone que la inversión privada, alentada o no por el Estado, es la generadora de empleo.

    1) La opción del gobierno ha sido dar a los empresarios la posibilidad de establecer barreras arancelarias y para arancelarias antes que ceder directamente en el TRC. Ellos lo pueden voltear, si así lo desean, y su vocación «nacional» ya la conocemos.
    Lo cierto es que hay dificultades incipientes, debido a las devaluaciones en Brasil y en México, y en principio, uno preferiría evitar un salto brusco del tipo de cambio, porque eso precisamente alienta los saltos de precios en los bienes salario, que son exportables.

    2) Para impedir que los capitales huyan, primero hay que tenerlos. La Argentina creció a tasas chinas desde 2003 sobre la base del ahorro interno. Hacia el futuro, cuando pensamos en energía, infraestructura, y por qué no, deuda, vamos a necesitar otras fuentes de financiamiento. El efecto de un eventual fracaso es como mínimo neutro: las ventajas son para los que vuelvan.
    Y los bancos de los países centrales se están cayendo. Algo va a venir.

    3) El desempleo tampoco le hace bien a la redisribución del ingreso. En este esquema, hay que alentar la inversión.

    4) Las exportaciones agropecuarias están en baja, aunque también la superficie sembrada. Es cierto que el plan es riesgoso, pero prefiero ese riesgo a costa de mantener el crecimiento macro. Si crecemos al 4% en 2009, quiero monarquía constitucional para los K.
    Hoy por hoy, el riesgo inflacionario existe de hecho. Pero es factible controlarlo.

    Después sigo, pero lo que pedías al final de tu intervención es exactamente el camino en el que estamos.

  4. Si, Ezequiel, vivimos bajo la lógica del capitalismo, que ya demostró sus límites. En realidad vivimos bajo la lógica del capitalismo argentino, con sus diferencias. Ya que suponer que todos son iguales sería «trotzkearse», con su estulticia implícita.
    Pero eso no quiere decir que no se pueda avanzar hacia mayores cotas de redistribución, a través de una carga impositiva más progresiva. Y las medidas no van en ese sentido. Caramba, si no sería como aceptar la premisa de la publicidad de Visa: «Vivís en este mundo, necesitás visa».
    Pues no, me resisto, mi premisa es «Vivo en este mundo, necesito cambiarlo». Con el condicionante, para mí clarísimo de que ninguna hipotética «revolución» justifica el hambre de un solo chico hoy. En ese sentido recomiendo (aunque casi seguro ya lo has leido) a Samir Amín:
    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76484
    Aqui el egipcio retoma su idea-fuerza de 1987, si mal no recuerdo: «La Desconexión».
    Aqui: http://video.google.com/videoplay?docid=-7277247559629599681
    hay alguien que también tiene algo que decir al respecto. Sobre todo al final de su discurso, que tuve la buena fortuna de presenciar…para poder contárselo a mis nietos.
    un abrazo

  5. Udi:

    Yo también estuve ahí, aunque por ahora me conformo con contarlo a los alumnos intersados.

    La economía argentina tiene una orientación exportadora de la que depende buena parte del crecimiento actual. No incentivar esa producción, a través de rebajas impositivas, rebajas aduaneras, etc., sería liquidar la generación de empleo. No la futura, la actual.

    Acuerdo con vos en la necesidad de una reforma tributaria, pero por ahora la existente se parece bastante a la economía a la que fiscaliza: abierta, vulnerable, poco integrada entre sí, etc. Recauda poco, y lo hace mal.

    Estas son las medidas. En este esquema, no tenemos mucho más instrumental a disposición para evitar que el desaceleramiento destroce todo lo logrado hasta ahora.

    Eso sí, si encontrás un millón de argentinos que piensen como vos, podemos hablar de una economía diferente. Porque las condiciones bajo las cuales se toman las decisiones de política económica son, valga la redundancia, políticas y culturales. Lo que llamamos hegemonía.

    Pensar que el capitalismo argentino posee vicios particulares que lo alejan del «verdadero capitalismo», el «buen capitalismo», el «capitalismo de entrepreneurs», etc, amén de obviar los altos grados de eficiencia de nuestra economía exportadora, introduce una distorsión que implica abstraerse de los condicionamientos políticos y sociales (análisis de situación, relación de fuerzas) que, entre otros momentos de nuestra historia, vimos ESTE año.

    Ojalá que el paquete funcione. Si no, vamos a tener problemas. No sé qué tan serios (Mariano demostró que la recaudación en pesos está bien: el problema es encontrar dólares), pero lo suficientemente serios como para que tengas un país más regresivo, más injusto, con mayores índices de pobreza e indigencia. Y sí, el Estado capitalista está para esto, mientras cuente con los recursos.

  6. Si, los condicionantes son obvios y conocidos. Pero eso no quiere decir que me alegre y diga que es un buen año. Una medida en el rumbo incorrecto se puede entender por esos condicionantes, pero no por eso será una buena medida.
    A ver si me entiendo: yo no dije que el capitalismo argentino difiera de algún «capitalismo modélico». No existe tal, salvo en la cabeza de los neoclásicos, si se les concede la honestidad…Dije, y repito, que las particularidades del capitalismo argentino tornan ilusorio pensar que su modelo de acumulación, extractivo, dejará de colocar sus excedentes en el exterior. Allí operan pautas culturales a las cuales definí, en su momento, como: «El discreto encanto de la burguesía argentina».
    Por otra parte, si pensás que nuestra industria es eficiente es porque no la conocés desde adentro. No lo fue y no lo es, su «eficiencia» depende del pulmotor del tipo de cambio. No hay escala suficiente para que lo sea a nivel de actores globales. Salvo que, como ellos, propongas que la eficiencia venga dada por la obtención de una mayor tasa de plusvalía. Al respecto: dos ejemplos.
    1) La eficiencia de nuestras exportaciones agroindustriales se basa en la ventaja comparativa d enuestro suelo, clima y bajos salarios. Sus inversiones son ínfimas. Su I&D es inexistente, Mastellone paga royaltis por desarrollos franceses e italianos.
    2) Aluar exporta energía, barata y subsidiada por todos nosotros. La integración de su costo operativo anda en un 5% para materia prima, un 5% mano de obra y un 90% energía.
    3) Las automotrices…bueno, para muestra basta un botón: sus ingenieros locales deben solicitar permiso a las casas matrices hasta para modificar la tinta de los planos…no hablemos de un diseño o un material.
    un abrazo

  7. Udi:
    Cuando digo que no deben obviarse «los altos grados de eficiencia de nuestra economía exportadora», me refiero básicamente a la economía agropecuaria, cuyos precios relativos siguen altos.
    Por otra parte, último llamado para correctas lecturas del post: este es un balance político que contrasta tres momentos

    a) diciembre 2007
    b) julio 2008
    c) diciembre 2008.

    La evolución favorable, inesperadamente favorable, es la del gobierno entre b) y c), luego de la caída entre a) y b). No es un balance de las medidas económicas anunciadas ayer, sino del período posterior a la derogación de la 125.

    Finalmente, si mantenemos el nivel de empleo y aguantamos el crecimiento en el 4%, para mí es un buen año.

    PD: A propósito, ¿dónde consigo cálculos de la evolución de plusvalía relativa y absoluta en 2003 – 2008? ¿Alguien hace esa cuenta?

  8. Sobre las «ínfimas inversiones» en el sector agropecuario / agroindustrial, te recomiendo que te actualices. Es un sector completamente moderno, que funciona con una flexibilidad altísima, con muy altos niveles de mecanización, y con rindes de inversión similares a los de cualquier país del globo. No mayores: el mito de la feracidad pampeana dejalo en el ático.

  9. Sobre automotrices, obviamente, hay un proceso de deslocalización productiva que es un poco distinto de esa industria orientada exclusivamente al mercado interno de los tiempos de Frondizi. Una industria que, sorprendentemente, tenía excelentes acoples de escala pese a contar con un mercado relativamente reducido (¿Schvarzer? ¿Kossacoff? ¿Gerchunoff? ¿Basualdo?).
    Hoy, la estandarización es el precio de la integración global -esencialmente regional- del circuito productivo. Lo que producimos tiene que calzar con las partes construidas en México y Brasil. Y por otra parte, el costo salarial en las plantas de SEVEL está abajo del 7%.

    Nuevo réquiem para ver si, por una de esas casualidades, discutimos el post. Si querés discutir teoría del valor, fenómeno, pero vas a tener que explicarme cómo encajan el conocimiento y los servicios en ese esquema.

  10. Si, Ezequiel: entendí, claro, no me creas tan obtuso. Es tu balance, y te da positivo. Supongo que si, que podés considerarlo asi. Yo seguiré sosteniendo que la recuperación de la iniciativa política haciendo lo que le conviene al enemigo nunca será positiva.
    Por lo demás, me refería:
    1) A la «agroindustria», no a la exportación de yuyo. No hay alli I&D nacional, mal podría decir que es eficiente. En cuanto a las exportaciones agropecuarias: Mariano T. ya ha volcado esos pareceres. La mecanización, flexibilidad y rindes se obtienen sobre la base de una composición bajísima de mano de obra en sus costos, los desarrollos en maquinaria agrícola se dan en el área de sembradoras, el más soft. Los fierros pesados (tractores, cosechadoras) SON IMPORTADOS, en un 80%. El gasoil subsidiado, y una carga impositiva que se elude o se evade. Es ecológicamente insostenible, porque no repone los componentes nutritivos de la tierra, y obtiene sus rindes gracias a la aplicación de veneno indiscriminadamente rociado. Quitá todo eso y los capitalistas agrarios no subsistirían 3 meses en un entorno competitivo schumpeteriano. No son eficientes, serán, en todo caso, eficaces.
    2) Automotrices: son simples armadurías. John Deere, que pomposamente ha hecho el anuncio de una inversión de 11 M U$D, compra para hacer 1200 motores por mes aprox. 60 M U$D al año. de esos solo el 20 % es argentino, es decir: 60 / 12 = 5 M, el 20 % es un palito verde. Una Pyme compra más.
    ¿Y podés decir que esos motores son argentinos?
    Motores, cajas de velocidad, componentes electrónicos son todos importados. No hay diseño nacional. Hoy en dia el Torino sería imposible, y Orestes Berta sería un burócrata o un «Ingeniero industrial», eufemismo para capataz calificado.
    En cuanto a datos sobre plusvalía y teoría del valor para el conocimiento sos vos el que va a tener que explicar dónde lo ve en este modelo productivo.
    De todos modos, como ya dijiste, no da para mas. Tu posición es clara, y espero que la mia también.
    un abrazo

  11. El tema, Udi, es que la UIA no es mi enemigo. Ni mi amigo, tampoco. Es un factor de poder ineludible en una sociedad de mercado: no se puede construir sin ellos.

    Aspectos como el empleo, la inversión (que es siempre esencialmente privada), y el consumo mismo dependen de la predisposición de los empresarios.

    «Eficiente» no es sinónimo de «lindo», es lograr un objetivo a costos relativos bajos. Hay sectores del agro muy eficientes, como hay sectores de la industria muy ineficientes que dependen del gasto fiscal. Pero lo cierto es que la esencia del keynessianismo es ésta: proteger la inversión, proteger el empleo (en cualquiera de los dos órdenes, según el modelo teórico).

  12. Sobre la plusvalía recuerdo un ejemplar del periódico «El Aromo» de RyR hacia fines. No lo compré así que no recuerdo cual era. Astarita, Katz, EDI y la gente del PO calculan los porcentajes. Supongo que comunicándote con ellos te informarán algo.

    Artemio decía esto hace poco:

    «La devaluación que hoy se pretende instaurar resulta de la no convalidación empresaria de los niveles de participación creciente de los trabajadores en la distribución funcional del ingreso que, como se observa en el gráfico siguiente, pasa del 34,6% al 41,3% en el lapso 2003/2006 y un intento de restaurar el equilibrio perdido con respecto al nivel medio de tasa de ganacia esperable en el sector formal, cuestionado por el crecimiento sostenido del alza del costo laboral por UP medida a partir de 2002.»

    También dejaba estos dos interesantes graficos:

    http://4.bp.blogspot.com/_ZeeLp9OkVRA/SPqZsuzhFqI/AAAAAAAAIYU/ydt72JuoS2o/s1600-h/2.JPG

    http://3.bp.blogspot.com/_ZeeLp9OkVRA/SPpY4C3-Y1I/AAAAAAAAIYM/h9SPznqt82Y/s1600-h/1.JPG

  13. Básicamente el modelo keynesiano promete socialización de la inversión y sostenimiento del nivel de actividad.

    El kirchnerismo no es keynesiano. Si este plan de Obras va bien podría acercarse a él, pero no lo es.

  14. A ver, Zequi,

    En la democracia burguesa siempre habrá gente más rica que otra, pero son inaceptables la miseria, la marginalidad, el desempleo crónico o el analfabetismo como sustento de ese privilegio de las élites.

    Derechos civiles más hambre no da como resultado más democracia

  15. Julián:
    sobre marginalidad, Brasil, Chile, Ecuador… y una larga lista de países, los de la región y los de otros lares, dicen otra cosa.
    Cuando hablamos de plusvalía, no hablamos de tasa de ganancia, y viceversa. Ese es un error muy frecuente que se comete entre los economistas de izquierda, a partir de cálculos que son todo menos serios. La plusvalía es la diferencia entre la remuneración obrera efectiva del obrero por su trabajo, de acuerdo con las necesidades socialmente necesarias para la reproducción de la fuerza de trabajo, y la parte apropiada por el capitalista merced a la propiedad de los medios de producción. Trabajo realizado, pero no pagado.
    La tasa de ganancia incluye ese componente, pero es una relación entre la inversión, el coste salarial, y el plusvalor.
    Ahora bien, estar en condiciones de calcular la plusvalía en dinero sería erróneo, entre otras cosas, porque la plusvalía se mide por tiempo.

    Eso sin mencionar los problemas de la teoría del valor cuando la aplicás fuera del ámbito de la producción. Para Marx, los servicios se apropiaban de una porción de la plusvalía, pero esta se generaba en el ámbito de la producción material. Comercio y finanzas, no. Todo el debate entre Laclau y Wallerstein sirvió para establecer ese punto, y por ende, para mostrar que el concepto era, como mínimo, muy poco operativo.
    Los amigos de R y R siguen leyendo Dialéctica de la Naturaleza como guía epistemológica, por ende no los cuento como fuente seria. Están más cerca del pensamiento teológico.
    En cuanto a la afirmación de que el kirchnerismo no es keynesiano, bueno… podemos discutir si es o no desarrollista (Lozano dice que lo es), pero negar su sustento «keynesiano» va más allá de mi interés polémico.

  16. Neo-desarrollista es un adjetivo que es correcto… con todas las limitaciones del desarrollismo.

    Los amigos de RyR son lo más pasable del trotkysmo, mire que decirles teólogos es al menos contradictorio cuando el décimo punto del GEN dice «disciplinar al capital» (te agarré :P)

    Muy buena la explicación que das. Lo que no me queda claro es por qué razón «Dialéctica de la Naturaleza» te parece un libro sin fundamentos epistemológicos.

    Dame 3 razones de porqué el kirchnerismo es keynesiano, más bien es una ortodoxia sui géneris la suya. Y no vale hablar de la política salarial

  17. Bueno, pero, pero, peeeeeero… el desarrollismo, en cualquiera de sus variantes, apostaba a recetas keynessianas de regulación mercantil: mercado financiero, mercado de trabajo, tipo de cambio, etc. Le das al kirchnerismo, sin discutir, el terreno más elevado, y le querés sacar el llano.

    La mayor parte de las regulaciones del mercado que hacen a lo que podríamos llamar el modelo K son Keynesianas.

    1) Mercado cambiario: tipo de cambio flexible pero administrado, tal cual lo recomienda Keynes en su Tratado sobre la Reforma Monetaria.

    2) Mercado de trabajo (sí, es como que me digas que pruebe la distancia a la luna sin usar telescopio): regulación salarial constante teniendo en cuenta el poder adquisitivo y por ende sosteniendo la demanda efectiva.

    3) Planes de inversión pública: el gasto estatal expansivo es patente Keynes, porque apunta a sostener el nivel de empleo. Todo plan de infraestructura, obras públicas, tareas intensivas en fuerza de trabajo, son per se recomendaciones keynesianas para mantener el nivel de actividad.

    Y podría seguir la tarde, la noche, el día de mañana… el modelo de crecimiento inflacionario basado en la transferencia de recursos del sector exportador tradicional con vistas a la promoción industrial, los controles de precios, los controles de exportaciones e importaciones -control de cambios, actualmente en vigencia-…

    Más complicado, pero creo que se puede sostener de todos modos, es asegurar que el modelo K sea netamente desarrollista. En tanto el motor de las políticas públicas es el sostenimiento de la inversión, antes que del consumo, uno diría que sí.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Baron_Keynes

    http://es.wikipedia.org/wiki/Keynesianismo

    http://es.wikipedia.org/wiki/Desarrollismo

    http://es.wikipedia.org/wiki/Aldo_Ferrer

  18. «disciplinar al capital», ni siquiera combatirlo: esos son mis pollos!!! :P

    Julián:

    En Dialéctica de la Naturaleza, Engels sostiene que hay una sola epistemología para los eventos naturales y sociales, es decir, que la dialéctica era también la filosofía predominante en el campo del conocimiento natural. Cae así en la trampa del positivismo.

    La Teoría Crítica y los pensadores marxistas antipositivistas de entreguerras, como Lúkács, en cambio, reducen el ámbito de validez de la dialéctica «a la sociedad y a la historia recelando, en oposición a Engels y Lenin, de la veracidad de la aplicación de la dialéctica en la naturaleza. “Esta limitación del método a la realidad histórico-social es muy importante. Los equívocos que se originan de la exposición engelsiana de la dialéctica se apoyan principalmente en el hecho de que Engels –siguiendo el falso ejemplo de Hegel- extiende también el método dialéctico al conocimiento de la naturaleza; mientras que en el conocimiento de la naturaleza no se hallan presentes las determinaciones decisivas de la dialéctica: la interacción entre sujeto y objeto, la unidad de teoría y praxis” (Lukács “Historia y conciencia de clase”).

    http://www.nodo50.org/cubasigloXXI/politica/gongora1_310105.htm

  19. Te dejo una producción histórica de Fabián Harari, uno de los más serios historiadores de R Y R…

    http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=7097

    …notablemente similar a Mitre, con algunos detalles negativos. Por ejemplo, que en mayo de 1810 no había nación: la nación debe rastrearse, al menos, a su constitución jurídica. Segundo, confunde una revolución con lucha armada… ¡cómo le pegó el argentinazo a este muchacho! Mientras que Engels, en carta a Bloch (1890), señala el papel revolucionario de las constituciones, al definir los aspectos básicos de la infraestructura material.

  20. No valía hablar de política salarial.

    El punto del mercado cambiario es cierto, pero falla con la tasa de interés por lo que lo tomo como negativo. En el análisis keynesiano hay mecanismos de control de la oferta monetaria que el kirchnerismo ni sueña (aunque lo de la AFIP de obligar a inscribirse a los golpista de mercado está bien). No ha habido crédito hipotecario en todos estos años y la tasa de interés no tiende a bajar, no me convence tu argumentación en este punto. El control de cambios no es un control de cambios estricto, hay obligación de liquidar dólares y eso es lo más efectivo. Esperemos se profundice el control de la oferta de divisas. También te recuerdo que este Gobierno ha dejado correr libremente contra la moneda nacional a los garcas de la City durante mucho tiempo. Sigue habiendo derecho a desconfiar.

    En el punto de las obras públicas me convence menos aún. Justamente el kirchnerismo no se ha caracterizado por una gran política de obras públicas. Yo quiero un plan quinqunenal y quiero planificación de obraje (eso es keynesianismo, hasta Onganía lo hacía che…). Ahora salieron con esto, veremos en que queda. Hasta entonces veremos. También es notorio que se financien las obras públicas con deuda, con empréstitos externos (BID, BM, etc) antes que con superávits de cta. cte. o emisión.

    No hay controles de precios, nunca los hubo Eze, no me corrás por izquierda cuando en verdad vas por derecha. Los precios no se han congelado nada, hasta el alfonsinismo era más duro con los remarcadores que Willy Moreno, no sólo no hay control sino que hay convalidación de aumentos vía mentir en el índice oficial. Los organismo de protección al consumidor siguen en la neblina y el Estado sigue actuando como sis e tratara de mediaciones entre clientes y el fuera un participante neutral que no hace nada, repitiendo la lógica noventista.

    Luego hablás de la transferencia de ingresos del sector primario al industrial cuando la situación no es tan lineal. No es el desarrollismo clásico esto, la transferencia de ingresos no se produce cien por cien gracias a las ganancias extraordinarias y a que la industria argentina no logra superar su techo.

    Muy buena la cita de Lukács. Con respecto al carácter teológico de la forma de pensar de algunos fulanos, me retracto, en vista de tu pertenencia al glorioso e inveteradamente firme Movimiento Nacional, debí haberlo tomado como un elogio, ya que no sólo el glorioso Movimiento Nacional es un permanente amigote de los siervos del Tirano de ROma, sino que su consigna máxima es la obediencia al Líder basada en la Fe de la Voluntad del Soberano. Que grande sos…

  21. En el segundo número de Contraeditorial se publicó una crítica más dura a Harari (¿o es la misma?) que creo es muy atinada. No me tirés con munición gruesa Meler, que ambos sabemos que este ha sido un «buen año».

    «Además, che, estamos haciendo casi todo lo que hubieras querido, y más, a inicios de año, y ni en pedo pensabas que íbamos a hacer. Dale, reconocé eso, al menos :P
    Ni nosotros lo podemos creer.»

    Lo reconozco Eze, pese a mis pruritos, lo reconozco, lo que si no creo verdadero es aquello del «nosotros», digo, la infleucnia de «ustedes» y toda la gente de buen corazón dentro del kirchnerismo es ínfima

  22. ¿Y por qué existe este fenómeno? ¿Por qué, de pronto, una iniciativa de la CTA recibe apoyo de la CGT, del gobierno, y se avanza en un tema tan delicado como el reconocimiento de un derecho?
    Esto no es entre malos y buenos. Nunca lo fue.

    En cuanto a Harari, la crítica de Contraeditorial no la conocía (no conozco la revista). Sé que la hizo Di Meglio, pero muy concentrado en los aspectos teóricos. Yo iría por el camino de la localización historiográfica.
    Veo que alguien recogió la mesa redonda. Interesante.

    http://argentina.indymedia.org/news/2008/10/631010.php

  23. Creo que llego un poco tarde, pero me gustaría comentar sobre algunos puntos que destaca Julián.

    Me parece que lo de la tasa de interés no es una «falla». Es una consecuencia de la resistencia a convalidar un ajuste a la baja del tipo de cambio nominal, que fue la tendencia hasta el conflicto con el campo. Las tasas en pesos son importantemente más altas a las tasas en dólares, lo cual desincentiva el ahorro en dólares. El círculo se cierra con que, siendo altas y todo nominalmente hablando, las tasas en pesos son negativas (te pagan 12% por un plazo fijo, y la inflación anual es del 20%). Esto eleva la propensión marginal a consumir (es menor la guita que se destina a ahorro, porque rinde más comprar un bien durable, digamos un auto o un inmueble). Entonces, el esquema se basa en un sobrecalentamiento de la demanda agregada vía consumo, que es el motor del crecimiento de la economía en estos años.
    En todos los casos, la política cambiaria tiende a evitar los desbordamientos para un lado y otro. El tipo de cambio es el precio más flexible de toda la economía. El resto, ajusta más tarde. Con lo cual una corrida contra el peso hoy puede derivar en un tipo de cambio nominal de 4.40, pongámosle, mientras el resto de los precios ajustarán paulatinamente, generando una inflación cuya inercia no se para más que con una recesión tremenda. En el caso contrario, una baja del tipo de cambio nominal por sobreoferta de divisas (situación anterior al conflicto con el campo), hubiese enfriado al punto de que el menor sacudón internacional te mete de lleno en recesión, con pocas herramientas para defenderte. Ahí hay un mérito del Gobierno a destacar, al no haber enfriado «a pedido», vía ajustes del tipo de cambio.

    Sobre obras públicas tendría que ver números, pero se me hace que el nivel de inverisón pública fue, en estos 5 años, de los más altos históricos, aunque discrecional y arbitrario (es decir, sin planes al estilo Onganía). Respecto de la financiación de las mismas: si bien es cierto que se contrajo algún que otro crédito con las entidades que señalás, también se encaró obra pública con recursos genuinos vía recaudación. El caso del superávit de cuenta corriente, sólo permitiría que el gobierno encontrara divisas en plaza para financiarse vía créditos en el mercado (con tasas más altas que las del BM, etc.).

    Y el tema de los «controles de precios», no hay que confundirse tomándolos como la única herramienta de regulación de los precios. Meter en cana a los remarcadores es para la tribuna. Las regulaciones más efectivas son las que afectaron en este tiempo a los combustibles, los productos agroindustriales, los servicios públicos. Fijate que en los momentos de subas internacionales, al mercado interno se trasladó mucho menos (se desacoplaron precios). Ahora, con tendencia a la baja en el mercado internacional, pequeñas subas en el mercado interno permiten reacoplar, sin que se afecte tan fuertemente a los eslabones más débiles de la cadena de producción y comercialización (con retenciones móviles este efecto hubiese sido más notorio para los productores agropecuarios).

    No sé si dejo demasiado claros así los puntos de vista que quiero resaltar. Hay tantos temas, de tan largo tratamiento, que da para discutir durante meses. El tema de Udi y la competitividad de la industria, por ejemplo.
    Abrazos

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