En esta nota, Caparrós dice que no sabe por qué escribe. La postura: el escritor que no le encuentra sentido a la actividad y, luego, a la vida. El opio de Baudelaire hecho tedio. La post-modernidad, que le dicen. Dice, entonces, que envidia a los que sí sabían, a los que escribían por algo. Que, en definitiva, todo tiempo pasado fue mejor. Ahora, en esta otra nota (aunque previa), el escritor ya sabe por qué escribe: para decir no sólo que todo tiempo pasado fue mejor, sino que mejor que se quede en el pasado.
Sería torpe, canalla y cobarde –y no estaría lejos de la tapa de hoy de Crítica –decir que Caparrós brega por enterrar el pasado. No creo, además, que lo esté reclamando. Quizás el reclamo, la postura, la idea, sea traer el pasado como reliquia. Hay que extrapolar de raíz, pide Martín. La única manera de hablar de los desaparecidos, la verdadera la pura la “neutral” y objetiva (¿otro más que se traga el cuentito de la objetividad, él, tan amante de su subjetividad?), es decir que fueron guerrilleros, que quisieron tomar el poder, que lo quisieron hacer a través de la lucha popular. No importa caer, en el camino, en la trampa del “fueunaguerra”. No hay problema con decir que Menéndez tiene razón, que éramos terroristas. Para Martín, entonces, si se quiere reivindicar a los tipos que fueron secuestrados, torturados y desaparecidos, la única salida es construir el país que ellos habían querido construir. Y sino, nada, chito la boca. Demoler la democracia construida, porque aquellos queríamos el socialismo, y lo queríamos por la lucha armada. Treinta años pasaron al pedo: si se quiere nombrar a los desaparecidos, primero hagan el país que ellos quisieron construir, hace treinta, cuando las cosas eran tan, tan distintas. Pero juzgar a los militares, eso es “pura política”, utilización de la memoria.
El pensamiento es, en el fondo, retrógrado. Implica que al pasado hay que emularlo o enterrarlo. Que para ponerse la escarapela el 25 hay que esperar el año que llueva, hacer tiras celestes y blancas y apretar tipos en el Cabildo para sacar a patadas en el culo a los españoles. Que sigamos tirando aceite caliente a los ingleses: que si vamos a cantar seamos Gardel o nos callemos. Es, de alguna manera, una concepción –en términos nietzscheanos –casi anticuaria de la historia: no darle vida al pasado, someterse a él, minar la vida presente, decir que todo aquello –que por supuesto era mucho mejor, más comprometido y puro, como se encarga de aclarar Martín en las páginas de la novela A quien corresponda –no puede ser nombrado ni repensado sino se cumple a rajatabla aquél mandato de la patria socialista. Juzgar a los militares torturadores y hacer negocios con países del mundo, capitalistas ellos, es una contradicción horrenda. Lo que no dice Martín, y estaría bueno que lo haga, es qué hay que dejar de hacer para ser más puro: si sacarse la supuesta careta, declararse asquerosamente capitalistas y dejar de juzgar a los militares. Y que nos explique por qué esos términos son contradictorios, de paso.
(Y, además, que no sea contradictorio decir que escribe “porque no está mal ser escritor, porque se gana algo de plata y un poco de respeto, un par de viajes, la admiración de algunos”. No, eso no es traicionar el pasado, sino un sinceramiento snobista que sí vale)
Parece una sorpresa, y es pura estrategia retórica porque nadie cree que Caparrós peque de ingenuidad. Como si las organizaciones de los ´70 hubieran nacido de un repollo; como si, también, no hubiesen resignificado el peronismo. Como si Firmenich no hubiese dicho, alguna vez, que fusilaron a Aramburu para que alguna vez, Dorrego lo fusilara a Lavalle. Pero pareciera como si recién se lo contaran: el discurso político (re)significa el pasado. Y la forma de hablar del pasado nos explica cosas del presente. Si de ese pasado se habla así, con los torturadores y genocidas en la cárcel, a mi hay algo que me entusiasma más del presente que si no.
Sorprende el anatema del cambio que realiza Caparrós, seguramente creyendo que es «consecuente» levantar las mismas banderas que hace treinta años. Pero paradójicamente, no lo veo militando bajo la consigna de que el poder nace de la boca de un fusil, lo veo escribiendo y adquiriendo reconocimiento (y unos morlacos también) por representar a esa «conciencia indignada» que busca restituir en la memoria el lugar de la guerra.
El problema, claro, es que eso no fue una guerra. Una cosa es reivindicar la lucha armada en su contexto: esto es correcto. La sociedad argentina de los años setenta estaba atravesada por dos décadas de violencia institucional. Más preocupante es tomar el discurso del opresor tal cual es. La guerra moderna presupone dos bandos, enemigos, en general incluso dos Estados. Eso no fue una guerra: fue una masacre. Los derechos porpios del combatiente en una guerra no fueron ignorados en casos puntuales, sino que de modo sistemático se trató del modo de pelearla.
Eso no nos vuelve inocentes, claro está. Fue este gobierno, aunque no importe demasiado, el primero que pisó el campo minado de decir que los militares eran solamente el mascarón de proa de ciertos grupos civiles. Y si Caparrós tardó tanto como dice en comprender eso, no llama la atención que no comprenda tampoco el lugar que cabe a la lucha armada en el relato.
Como historiador, no niego el argumento de Caparrós sobre lo que estaba en juego en los setenta, pero me parece insólito que pretenda, como acto de «reparación», instalar en una sociedad bastante menos homogénea de lo que imagina, un relato sin culpables, pues todo relato sin inocentes, finalmente, es eso. La reconstrucción del Estado de Derecho fue, qué duda cabe, una victoria. Tal vez no la que buscaban los desaparecidos -aunque yo no me atribuiría su voz-. Pero el grueso de la sociedad lo percibe como un logro, y ahí es donde Caparrós recae en el elitismo vanguardista que no cabe cuestionar a nuestros muertos -porque era la praxis dominante en aquel entonces-. Sí, en cambio, sorprende en quienes vivieron los últimos años de nuestra historia -con el triunfo por las urnas del proyecto neoliberal en tres ocasiones- la insistencia antes en el «error colectivo», que en la necesaria autocrítica, en la revisión de los métodos. Negar la realidad como punto de partida del análisis no conduce a nada, salvo, tal vez, a ese sentimiento de esterilidad que es lo único genuino en Caparrós.
Buenísimo tu comentario Ezequiel (podríamos hasta intercambiar y que tu comentario sea el post!).
No sé, por ahí dijeron (no me acuerdo de verdad dónde) que hay gente que necesita ser original todo el tiempo.
Muy bueno el post Tomás, a mi me cayó muy mal la columna de Caparrós por lo que decís y porque ignora supinamente a todos los que fueron asesinados sin ser parte de la lucha armada (docentes, periodistas, etc) e incluso a los que se llevaron para saquearles las propiedades. Creo que es cierto que de alguna manera les da pié a nuestros nazis para que sigan insistiendo en que esto fue una guerra. Por suerte Strassera en su alegato en el juicio a las juntas enterró más que contundentemente ese razonamiento falaz. Creo que no está de más recordarlo.
Abrazo
Un poco largo, pero a quien le interese leer la explicacion por parte de un marxista, de porque fue una guerra, recomiendo este link:
http://flabian-nievas.blogspot.com/2008/03/la-guerra-contrarrevolucionaria-en.html
Cuando Caparrós se refiere a los setenta categoriza e impregna de desconfianza, de cierto mal olor que por lo menos me jode y no me parece que sea una lectura constructiva.
Sus laburos oscilan entre la recopilación de opiniones sobre historias de otros (je, animémosnos y VAYAN!) y el don de «la oportunidad» (que termino en esa voluntad con tantos tomos y pesos ) lo que no le confiere a su opinión sobre el riesgo que otros corrieron la categoría de Verdad.
En sus escritos no define en política, sino que desde algunas fotos arma una peliculita , donde por supuesto él siempre lo supo y los demás son todos unos pelotudos.
Cuando sale La Voluntad, resultó interesante leer de «esas cosas» , leer sobre La Organizacion , fue un golazo editorial y punto.
Hoy hay muchos y mejores testimonios que aportan para entender esto de los setenta.
Igual, lo que escribió ayer Caparrós suena como decir lo apropiado según la ocasión.
En su nota “En honor a la famosa memoria” dice lo que siempre quise leer: “(Es curioso: al repasar este repaso, veo que cada vez que, en la historia argentina reciente, los Kirchner tomaron posición sobre algo serio, yo estuve del otro lado. Por eso, al fin y al cabo, no me extraña seguir estándolo” y digo: Y SÍ , SIEMPRE ESTUVISTE DEL OTRO LADO. (http://64.233.169.104/search?q=cache:t4isSFZjyuMJ:www.criticadigital.com.ar/index.php%3Fsecc%3Dnota%26nid%3D5983+critica+digital+caparros&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=ar)
Se arroga ser “el preceptor” de una Historia : decir quien estuvo presente, quien ausente y quien llegó tarde, quien se queda libre . Y digo: me suena grotesco lo que expresa, grotesco y diría más , insolente y provocador ,lo que insinúa.
Escuchar a los Compañeros que han participado comprometida y nominalmente en los 70(más allá de cualquier ridícula calificación de castigo recibido que pretende Caparrós : exilio- exilio en el exterior- cárcel,etc) – sean hoy oficialistas u opositores – me resulta interesante, los valoro y los respeto. Acuerde o no con lo que expresan valoro la Palabra de Militante , de ninguna manera puedo considerar a este triste opinólogo el rol que pretende asumir .
Y me da la horrible sensacion de que se le escapa entre líneas un enorme: estoy vencido, pero tengo trabajo de escritor.
No le demos rango de lo que no es : militante.
Me parece bien todo lo que dicen pero, pregunto ¿es tan importante la opinión de Caaparrós como para creer que instala cuestiones auténticas?.¿No conviene practicar un poco de higiene mental y dejar de atender a lo que dice este fatuo? Total si queremos leer siempre están Borges, Cotázar, Rozenmacher, y otros. Ah, y también Horacio Quiroga,cuyo ejemplo es muy recomendable para el que sucumbe al tedio vitae.
Ahora, digo yo, yo, que tengo 34 años y en el 73 tenía 3, ¿no puedo querer que se juzgue en encarcele a Menéndez, nomás por el hecho de sostener el estado de derecho? Los derechos humanos también son cuestión de las generaciones post-83, y antes que nada, porque la democracia es ante todo nuestra.
No, MEC, porque parece que Martín caparrós quiere convertirse en vocero no oficial de los muertos.
Cosa muy conveniente, dado que los muertos no contestan. Me resulta detestable…
Quiero agregar que a mi, a diferencia de Ezequiel, no me sorprende Caparrós. Y añado, como prueba, su artículo de hoy, tan, tan, pero tan ingenioso sobre la conferencia de prensa de ayer de Cristina – a quien el «escritor» Caparrós llama en sorna la «Sra, Presidenta», como si no lo fuera y el otro día la llamó Gata Flora, como si lo fuera.
Caparrós no da para mas pero me encanta putearlo por jodido.
Maria genial tu pregunta .Yo tampoco soy setentista (tengo 42 años tenia 7 ) pero no les voy a pedir pasaporte para opinar , desear ,putear y alegrarme si se cuadra.Desde 2003 hubo una apertura hacia este tema que personamente me parece sano sin embargo hay muchos y muchas pretenden hacer un test de saliva para saber si una opinion vale per se o por haber sido militante, victima y si no familiar directo de alguno/a y tampoco me banco eso.La familia setentista no es facil aunque los quiero.-
«donde se hace agua, Caparros quiere ser aceite». Lo unico que encuentro en este sicario, es la eterna diferenciación de lo politicamente constructivo. Ya estoy un poquito con los huevos hinchados, y lo triste es que en los 70, equivocado o no, manipulado por la realidad de hoy, él y muchos peleaban por algo, hoy escribe por guita, por eso es un sicario banabero.
Esta mañana, leyendo la nota de Caparrós sobre la conferencia de prensa, me quedó un sensación como de «ya leído». A ver si me entiendo: como que ese estilo, esa ·pose» de estar de vuelta de todo, me «sonaba» de otro lado.
Ahora, leyendo el post y los commnts me vuelve la sensación.
Intentaré describirla: algo de náusea, violencia moral, un poco de asco y poco (muy poco) de vergüenza ajena.
¿Cuánto falta para que Caparrós escriba en La Nación ?
Y de repente me pareció entrever de dónde venía esa sensación antes referida: Sebrelli. El inefable J.J. Ese que de taaaaaaan marxista que era llegó a la conclusión que mientras no se haga «LA» Revolución (que otros harán, se colige) hay que ser capitalistas en serio, o sea, como dice el Diego, libremercadistas a ultranza, manchesterianos y defensores de «LA» Libertad. (Si un chico de 6 años quiere limpiar parabrisas en una esquina no debemos coartar su libertad de hacerlo).
O quizás le quepa a Caparrós ser el Martínez Estrada de esta generación, pero creo que no le dá el piné.
Más bien me parece que es la contracara de Kirchner en cierto sentido. Ambos están purgando su culpa (entiéndase: lo que «ellos» creen su culpa) por no haber muerto heroicamente hace treinta y pico de años.
Por esa época (año ’79) un amigo, bastante mayor, uruguayo militante por más de tres décadas del PC y periodista de «Marcha» me dijo muy descarnadamente: «De qué te culpás, boludo, de no estar muerto?». Me llevó tiempo procesar esto. Algunos, como Caparrós, decantaron por el odio. Odio a aquellos que por estar muertos son necesariamente mejores que él. El querría ser como ellos, pero esto es irremediable. Sobrevivió, y – para la cultura que nos permeaba en esa época – esto era un estigma. Los mejores morían, los que sobrevivimos lo hicimos por que no valíamos tanto como ellos.
Todo esto, en relación a Caparrós, no tiene la menor importancia. El tipo no lo vale. Sostengo que de haber triunfado los movimientos revolucionarios de los ’70 en Argentina Caparrós sería un personajillo de tercera o cuarta. Pero esto es ucronía, y de la más barata, añado, algo autocrítico a esta hora.
Sí, para terminar, me da algo de miedo que algunos jóvenes hoy en día reivindiquen a los militantes de las organizaciones guerrilleras de la década del ’70 como ejemplos éticos. Morir por una causa está al alcance de cualquiera, pero eso no asegura que el muerto haya sido ejemplo de nada. En algunos caso sólo de alienación. Se sabe, la angustia pequeño burguesa no tiene fondo. Y a propósito de esto les pego un poemita que perpetré en estos dias: salud !
Resistencia
Uno de estos dias, me levanto temprano.
Miro por la ventana y me resisto.
Digo, hoy, resisto, o sea,
a ver amigo si me explico:
resisto a los que vienen por mi pellejo,
aguanto los rebencazos que me propinan,
resisto las ganas de mandar todo al carajo,
me visto y resisto, y me voy para el trabajo.
Subo al bondi y resisto, el empujón agrio.
Bajo y camino, y resisto, el frío que me acobarda.
Llego a la fábrica y resisto, a la sirena que me apremia.
Resisto frente a la máquina, me meo y resisto,
a parar la producción me resisto, aguanto ¿Vió?
Las ganas de mandar todo a la mierda, resisto.
El dolor en la espalda, lo resisto. Al dolor,
al grito del capanga, lo resisto. ¿Me explico?
A comer mal y poco y de parado, lo resisto.
A correr por un baño sucio, lo resisto.
Una hora y otra más, las resisto. No sea cosa.
Que la quincena venga flaca, lo resisto.
Espero en la esquina, es de noche y resisto.
Resisto dormirme de parado, sin putear resisto.
Me alquilo y resisto. No me vendo y resisto.
Y asi termino mi dia, lo resisto. Me duermo,
pero antes, como en un sueño, me digo:
Hoy me resisto.
udi, julio de 2008
El horrible lugar mental desde el q escribe siempre Cacarros es de una verguenza q no espantaria a sus actuales lectores, que ni siquiera son progres.Ya solamente lo leen los fachos como Menendez desde la carcel o debajo de la cama.
Cuando leia La Voluntad pensaba:¿como compañeros q combatieron por una sociedad mas justa le dieron a este mercenario su testimnio unico?.¿Como es posible que un relato politico tan vital pueda ser convertido en un largo cuento de aventuras de final pesimista?. ( yo creo que fue un proyecto de Anguita que este transformo en dinero)
Al menos Galimba dentro de su locura tuvo los huevos para bancarse el personaje hasta el final.Pero este Cacarros le presta la memoria de los desaparecidos a la Oligarquia y eso me parece algo inadmisible.Trabaja la literatura desde un lugar muy loco:el derrotado que admite que todo lo hizo porque…asi es la juventud viste?…y lo que es inadmisible es que no vayamos a la redaccion de Sanata a gritarle a este sujeto en su propia cara y en masa todo lo q pensamos de cada oracion que escribe….
Caparrós es, sin duda, un escritor con destino de La Nación. Sin embargo, no sé si lo que quiere es instaurar «un relato sin inocentes». A mí no me parece mal que cada tanto se sepa por qué se mataron 30.000 personas. Sin dudas que ofenderse con Kirchner es ridículo, propio de un periodista confundido. Pero no me pasaría tampoco a la contraria para decir «la reconstrucción del Estado de Derecho fue, qué duda cabe, una victoria.» Es una frase un poco inocente, que soslaya la función histórica de esta dictadura: reenviar el país al modelo agroexportador, mediante una suspensión temporal de algunas potestades burguesas. Una vez cumplida la tarea, por supuesto que hay que volver a la democracia. Yo estoy de acuerdo con esto que dice Caparrós.
Aunque ya dije que Caparrós me cae pésimamente mal, por antikirchnerista ciego y editorialista involuntario del gorilaje mediático, me parece que hace bien en asimilar «democracia» a «democracia burguesa» y rescatar el carácer no-democrático-burgués de las guerrillas de izquierda. Y me parece que tampoco está tratando de volver incriticables a los militantes de los setenta. Lo que dice es que levantarlos como buenos demócratas es erróneo. Por supuesto que su comentario, en el contexto actual, puede ser tonto, porque oponerse a la política de DDHH por la sola razón de que se hace desde un gobierno burgués es en general inútil. Pero me parece que su eje es encontrar que los militares no sólo buscaron evitar el socialismo, sino purgar la matriz productiva nacional de sus atisbos manufactureros. Sin dudas que uno puede querer la cárcel de Menéndez sin querer el socialismo, o al menos el socialismo de la FAR o Montoneros o ERP (suponiendo que esos socialismos fuesen parecidos). Pero los que digan que quieren meramente la «democracia», tendrán que reconocer lisa y llanamente que esta es la «democracia burguesa». Acepto de buen grado que hay que defender a Cristina de las bravatas regresivas de la SRA, pero ya que estamos con un tema tan amplio, podemos darnos el lujo de menguar nuestra identidad con una democracia que de «nuestra» no tiene nada. Esta democracia es el resultado natural de una matanza política y un desmantelamiento económico organizado desde el Departamento de Estado. No hay razones para rescindirla a manos de Miguenz, pero tampoco hay razones para enorgullecerse.
La calidad de los comentarios en este espacio es muy alta y por eso me detengo a leerlos, y por eso tambien me voy a detener a responder el tuyo udi.
Vos pareces poner en duda que: «Los mejores morían, los que sobrevivimos lo hicimos por que no valíamos tanto como ellos.»
Eso es así en terminos generales. No caben dudas. Es históricamente indiscutible.
Y luego escribís este párrafo lamentable:
«Sí, para terminar, me da algo de miedo que algunos jóvenes hoy en día reivindiquen a los militantes de las organizaciones guerrilleras de la década del ‘70 como ejemplos éticos. Morir por una causa está al alcance de cualquiera, pero eso no asegura que el muerto haya sido ejemplo de nada. En algunos caso sólo de alienación. Se sabe, la angustia pequeño burguesa no tiene fondo.»
Lo de la alienación me parece una falta de respeto. Además tratar de mezclar alienación con «angustia pequeño burguesa» en la lucha de los 70 es una infeliz gansada.
Te pido por favor que pienses antes de escribir.
También estas diciendo que te «da miedo que los jovenes reivindiquemos el ejemplo ético de revolucionarios de los 70».
¿a quién queres que reivindiquemos?
«Morir por una causa está al alcance de cualquiera»
¿qué significa esto?
Y tu poema no me gusta. Da la sensación de «resistencia pasiva», cosa que me parece contradictoria, además infeliz y triste.
Con respecto a Caparrós, bueno, no lo leo ni me sorprende. Me bastó escucharlo hace tiempo en algun reportaje. No vale nada. Además: «Dime para quién escribes y te dirè quien eres»
Muy de acuerdo con el post y la mayoría de los comentarios.
Agregaría que Caparrós, al igual que muchos de «los nuestros» cae en el error de identificar a «los setentistas» con la guerrilla. Pero la opción armada fue apenas una de un arco bastante grande movilización social y política. Y la dictadura (y antes las tres A) cayó sobre todos, en especial en los militantes obreros.
Algunos reflejos pasan de una generación a otra. La violenta descalificación moral del pobre Caparrós no hace más que adelantar que en otro contexto algunos habrían aplaudido su ajusticiamiento por traidor al pueblo.
Para mí tiene algo de razón en los siguiente.
Es la diferencia entre Carlotto y Bonafini:
Una cosa es reivindicar a los inocentes, y pedir justicia desde la postura de condenar al terrorismo de Estado que es más grave que el terrorismo de un pequeño grupo armado, y otra es decir que el pequeño grupo armado hacía bien en hacer lo que hizo. Porque en la segunda postura ya no estamos hablando de derechos humanos, sino de revancha. Y ahí si es medio de mantequita pedir carcel imprescriptible para los represores, si reivindicás la violencia de los de tu bando.
La postura correcta desde el punto de vista de los DDHH es condenar a toda la violencia pasada, y pedir carcel para los represores porque los delitos de lesa humanidad no prescriben como los del llano.
Y en eso de que eran los mejores (los quemurieron) no estoy totalmente de acuerdo, yo tenía 16 años en el 74, que fue el año en que cada uno se jugó para un lado distinto, y a muchos de los «más grandes» los conocí en dicursos y reuniones grandes(nunca fui a una reunión «chica») que hacían en mi colegio y me llamaban la atención por lo soberbios y sobradores que eran. Eran los que la tenían clara, los que se las sabían todas, los que cuando uno iba ellos habían ido y vuelto tres veces, y tenían 20 o 25 años. Me acuerdo un debate por las muertes de Rucci y Mor Roig, esos tipos me terminaron dando asco.
Incluso era interesante cuando se chicaneaban entre los de la tendencia y los troskistas de UJS. No tengo ninguna duda de que si hubieran ganado habrían fusilado a mucho más de 30.000.
Parar terminar, estoy convencido que eran unos hijos de puta con todas las letras, pero el estado no tenía derecho a hacer lo que hizo, y ni hablar de los miles de inocentes que no estaban en esa y que fueron torturados y «aniquilados» de la misma forma.
Muchas gracias a todos por los comentarios. Por ahí alguien pedía no tanta saña contra Caparrós, y la verdad es que no la hay. La idea es debatir la idea madre de un par de artículos de Caparrós, y creo que se está haciendo acá: desmitificar la idea de que para juzgar a genocidas y torturadores hay que hacer la patria socialista.
Saludos, y gracias a todos.
Mariano: ¿Conocés alguien de 20 o 25 años que no se las sepa todas? Eso de que eran unos «hijos de puta» habla de quién lo dice, no de ellos. Por que omitís deliberadamente la causa por la que se jugaba cada uno. A saber: la solidaridad y la justicia por un lado, y el egoismo y la codicia por el otro.
Yo también tenia 16 años en ese año. Y tomé partido, como ahora, por la solidaridad, la justicia, el amor y la vida. Con errores, falacias, crímenes – también, claro – pero a favor de un mundo que fuera mejor para todos. No solo para los dueños de los medios de producción.
Me parece que no tenés nada que ver en este debate, y no es que quiera censurarte. Simplemente que en tu elección, allá por esos años, te pusiste del otro lado. Podés opinar, claro, pero esa opinión, en este tema, para mi es la del enemigo. Asi que la leo como quién lee La Nación, para saber qué dice el enemigo y tener más en claro – si cabe – de qué lado no hay que ponerse. Ah, y a tu estado de «derecho» burgués ya demostraste cuanta importancia le das cortando rutas y desabasteciendo a los pobres sobre todo. Lo defendés cuando te sirve.
Gabriel: es lógico que mi poema no te guste. Es bastante malo, por eso dije que lo «perpetré». Pero lo de «resistencia pasiva» me parece que es un tópico que rebuscando entre los últimos textos de Walsh te esclarecería mucho más.
Puede ser que adhieras a algún tipo de resistencia más heroica. Bueno, son opiniones. Pero algo me hace sospechar que no conocés en profundidad eso de levantarse a las 5 de la mañana para agarrar el bondi, etc.
Creo que el tema da para mucho mas, excede sobradamente una opinión a la ligera sobre Caparrós, seguro. Y creo, también, que este espacio merece un tratamiento mas respetuoso. No estaría de más recordar ciertas reglas: http://www.taringa.net/posts/arte/890767/El-arte-de-la-discusi%C3%B3n-(alejandro-dolina).html
Udi: Vos sos uno de los que me refería con la exageración en la condena a caparrós. La seguís teniendo clara, flaco, que querés que te diga.
Lamentablemente, para juzgar a los genocidas necesitaron de la conformidad de los burgueses como yo, porque ustedes son muy pocos, tanto en los 70 como ahora. Son mejores que todos, pero son pocos. Y lo mismo para hacer reformas, necesitan la conformidad de más gente que tu grupito iluminado, y esa gente es burguesa, le gusta comprarse un autito, lee Clarin o la Nación y escucha Mitre o Continental o radio 10, y aborrece la violencia.
«Solidaridad y justicia» vs «egoismo y codicia», así ves la cosa, en esa época se separaron los que decían que para cambiar la Argentina había que matar gente, y mucha gente. Y los que no veíamos esa necesidad, que por supuesto eramos absoluta mayoría, aún en el Nacional Buenos Aires.
Y averiguá lo de la 1050, los remates en Rio gallegos, y describí por que lado se jugaron los que nos gobiernan, si por la «Solidaridad y justicia» o el «egoismo y codicia»
«so no fue una guerra: fue una masacre. Los derechos propios del combatiente en una guerra no fueron ignorados en casos puntuales, sino que de modo sistemático se trató del modo de pelearla.»
durante la segunda guerra mundial el imperio japonés no reconoció a sus prisioneros de guerra como tales, o sea, no les reconoció sus derechos. Los mató de hambre, los mató con trabajo forzado, los usaron para prácticas de bayoneta ¿Fue una guerra?
No quiero decir necesariamente que lo pasó acá durante la dictadura haya sido una guerra. No me parece tan fácil de decidir. Si vamos a calificar como «no guerra» a conflictos en los cuales un bando sistemáticamente niega el estatus de combatiente legítimo a su contrincante, vamos a tener que alargar bastante la lista de «no guerras».
yo estoy bastante de acuerdo con Caparros, si cambio su manera de ver las cosas, cual es el problema? a alguien le consta que le esten pagando para que piense distinto? donde dice caparros literalmente que el pasado hay que enterrarlo a menos que hagas lo que los desaparecidos querian? me parece que se refiere a usar esa memoria recurriendo a bajezas y utilizando el pasado como argumento para todas sus «batallas» actuales,recordando de cada «enemigo nuevo» que hacia en los años 70, como si fuese importante y como si elllos hubiesen hecho algo muy loable, haciendoles comer todos los sapos (como el del golpe que se venia recientemente) a todos los progres, porque como criticar al gobierno si en definitiva esta «luchando contra la oligarquia».
saben lo que pasa? para uds la historia de la dictadura es esta:
todos eramos felices, los trabajadores tenian 45 por ciento de la torta de la riqueza, no habia problemas en el pais ni violencia y de repente llegaron de marte unos milicos asesinos apoyados por las grandes corporaciones, la oligarquia y el imperio dispuestos a intaurar el «neoliberalismo» de la unica manera que puede ser instalado, matando 30.000 personas que lo unico que hacian era «luchar por un mundo mejor».
uds ignoran que la mayoria de la sociedad argentina queria el golpe o que cese la violencia, no solo la oligarquia y la demonizada clase media.
Tambien tienen una mirada romantica de la guerrilla, es mentira que no luchaban por la democracia? no, es verdad, no es obvio que tenian una inclinacion totalitaria y en muchos casos un autoritarismo militar? ustedes creen que hay muertes malas y muertes justas? que el que mata a un guerrillero es un asesino hdp pero el guerrillero que mata a un policia o milico es un luchador?. No, no me estoy olvidando del contexto de las cosas, pero traten por una vez en la vida de debatir con alguien «de derecha»(les digo porque me ha pasado) que les diga que a un amigo de el la guerrilla le mato a un hijo o que pusieron una bomba y mataron a su esposa, que le van a decir? «igual los milicos mataron mas» «se lo merecia porque el padre era un empresario inescrupuloso».
yo no veo que Caparros hable de «dos demonios» porque Caparros sabe que durante los cuatro años de mayor represion (76-80)no hubo una guerra sino un estado dictatorial asesinando a un «enemigo interno» que no era solo los «teroristas» sino tambien la ideologia,etc,etc
la misma vision romantica y estupida que tienen con la guerrilla y el golpe, la tienen con Cuba, parece que las dictaduras, los fusilamientos y la censura solo les jode si el dictador es de derecha.
gabriel
quienes son «los mejores» de los 70? los que murieron? porque son los mejores? porque tenian huevos para matar y enfrentarse «al enemigo»?
por otra parte averiguen la definicion de genocidio.
saben porque triunfaron en Europa las ideas politicas(no economicas) liberales despues de tanto años de lucha?? porque se dieron cuenta que la mejor idea para gobernar es una democracia donde haya tolerancia a todas las ideologias y no totalizar al pais bajo una ideologia situando a los que piensan distinto como el enemigo a vencer. Eso es lo que hizo la junta argentina, lo que hizo Fidel y lo que hubiesen hecho los guerrilleros Argentinos.
Uy, uy, uy. ¡Qué despelote que se armó! Y si habilitamos una sección especial para que cada uno publique in extenso su opinión ?
Sí, me parece que armé lío. No era mi intención.
No tengo tiempo para responder a todos los comentarios, disculpen. Saludos, gracias a todos por comentar.
Bueno, yo no era ninguna pendeja en los 70. En el 76 tenía 28 años, no 16, como tenían los pendejos en ese entonces, como Mariano T. Porque en esa época tener 16 era ser un bebé total. Y eso fue lo terrible de la guerrilla, agarrar a los bebés y meterlos en una locura demencial, enferma y reventada.
Pero la guerrilla no fue sólo una locura que les agarró a unos loquitos, tambièn fue una secuencia de la historia, fruto de muchas cosas que pasaron con mucha violencia anterior desde el partido militar socio de la SRA, y de los planes de los EEUU, casi era lògico que sucediera, casi era lògico que el devenir de la historia se apropiara de nuestros jòvenes para inmolarlos en una lucha siniestra. Era difìcil resistir a plegarse siendo muy jòven. La Libertadora, la proscripción del peronismo (un corsé absurdo a la sociedad impedida de ese modo de hacer polìtica), una generación o dos nacidas en el afán de revancha, y una opción cubana de tomar el poder con las armas, frente a la otra opción de vivir una vida de mierda, no eran buenas opciones. El fusilamiento de Aramburu fue el primer signo del origen de estas cosas. Así se comenzó a simbolizar la lucha contra el poder militar definitivamente instituìdo en la Argentina. A estos locos que se inmolaron como Rodolfo Walsh y Paco Urondo, a esos locos les debemos no ser hoy una sociedad imbècil y disciplinada.
Claro que la mayoría no estábamos con ellos. Y no estamos arrepentidos, y volverìamos a no estar con ellos. Pero nosotros no hicimos nada bueno ni nada digno en cambio. Nosotros no sentimos que teníamos una opción. Nos resumimos, nos apartamos, nos pusimos en ningùn lado. Porque la opción demente no era una opción para nosotros, decidimos esperar algo mejor que no llegaba.
Ahora, Caparròs viene a querer decirnos a nosotros que no tomemos la lucha por los Derechos Humanos porque no estàbamos con ellos. Que se vaya al carajo. Si algo bueno dejaron los pobres que dejaron sus huesos en tumbas NN es haber provocado esta lucha por los Derechos Humanos que asumimos todos TODOS, con todo el derecho que nos cabe, aunque Caparròs se piense dueño de la guerra cuando se le canta y dueño de la paz cuando se le canta cambiar de opiniòn y volverse un turista eterno con los bolsillos llenos de dinero burguès contra el que peleò cuando era un loco pendejo como tantos.
Que Caparròs se calle la boca, y no se meta en la resoluciòn de los problemas civiles que han quedado en la mesa gracias a los locos buenos y a los locos malos. Ahora nos toca a los CUERDOS terminar con el tema de la Sociedad Rural enquistada en el golpe eterno, con o sin milicos.
no creo que Caparros quiera que no se siga la lucha por los derechos humanos( que no es solo lo que ocurrio en los 70)
por otro lado estoy totalmente de acuerdo con Caparros cuando dice que que los guerrileros despreciaban la dEMocracia burguesa, la misma democracia burguesa que todos festejamos en el 83, la misma democracia burguesa que juzgo con el debido proceso legal a los represores…y nos jactabamos de que los represores tuvieran antes y ahora el debido proceso dmeocratico al juzgarlos que no tuvieron los guerrileros…..ustedes creen que los montoneros «el enemigo ni justicia» hubiesen hecho eso? y el ERp?
En su momento, cuando salió la nota sobre la condena de menendez, en una entrada de Banya, postee:
A mi la nota de Caparrós me pareció excelente. Pero comentandola con una amiga (que festejó la carcel común de Menendez y salió a cacerolar hace un par de semanas) me di cuenta que se olvida de algo. Caparrós olvida, o prefiere olvidar, que la historia debe ser reescrita si pretendemos que sea apropiada por todos.
Si el discurso de las organizaciones de DDHH logró una hegemonía es justamente porque no señaló con el dedo a la clase media y así le permitió ser apropiado por ella.
Y tomó treinta años justamente porque Caparrós tiene razón: la gran parte de la sociedad se alegró con el golpe de Estado. Necesitó este tiempo para olvidarse de eso, para exculparse de eso y decidir que debe haber juicio y castigo. La lucha fue antes que nada una lucha en el plano social y discursivo que judicial o político-burocrático.
Fue necesario vaciar de particularidad la historia para que todos pudieran apropiarla, para que el discurso de las organizaciones fuera universal.
A Caparrós no le importa, el prefiere reivindicar su diferencia y está en su derecho. Yo prefiero que la historia se reescriba y que haya juicio y castigo. POrque sino hay universalización, no hay Nunca Más.
Tomás: Me parece que a lo que refiere Caparrós es a otra cosa. Concretamente, me parece que le da en las pelotas el uso que los Kirchner hacen de los 70 y los desaparecidos, siendo que en aquella época ambos forjaron un notable ascenso económico y de relaciones. La misma crítica que le tocó en su momento a Sábato y su acomodaticio sillón en la Conadep.
Coincido con Caparrós en todos los puntos que enumera y con algunos post de aca arriba.
saludos
[Comentario eliminado: múltiples seudónimos (Ignoramus, Merluza, Mojarrita, Congrio y Lafauci)]
http://artepolitica.com/moderacion-de-comentarios-y-entradas-en-la-comunidad/
Es verdad que existe cierto «discurso unico», favorecido por el oficialismo actual, con respecto a la dictadura, que cualquier que cuestione ciertos aspectos, va a quedar como un facho videlista lector de Seprin, un ignorante o va a sufrir el insulto del «mainstream» intelectual y academico.
Cuestiones como si hubo o no 30.000 desaparecidos, no son importantes en si mismo por la discusion numerica, porque Videla no va a ser mejor tipo por haber desaparecido 30.000 o 9.000 personas. Pero si son importantes saber las personas y las historias que hubo detras de estos desaparecidos anonimos, que nadie sabe si efectivamente existen o no, que nadie se toma el trabajo de investigar ni reclamar justicia real, mas alla de lo discursivo, tal vez por miedo a descubrir que no hubo 30.000 desaparecidos y recibir el insulto y descredito o por desinteres, pero que en definitiva, es una historia incompleta y pero aun, un tabu que nadie quiere confrontar por miedo a quedar pegado y asociado a la derecha golpista.
La nota de Caparros es otro ejemplo de esto. No se si hubo una guerra o no efectivamente. Y definitivamente no fue una «guerra civil».
Pero para los militares fue una guerra. Y para los guerrilleros tambien fue una guerra.
Creo que la intencion de Caparros y me parece muy honesta, es ver desde otro punto de vista, fuera del que se enseña y se suele querer pensar, ciertos aspectos de la decada del 70.
Eva: todavía manejás la misma condescendencia. Debe ser un tic generacional.
Pero parece que tenés la idea fija del agro y no te la quita nadie. Y eso no es generacional, es una fobia particular.
Muy bueno el post. Alguien por ahí dijo si no era darle demasiada entidad a caparros, pero lo cierto es que el tipo es figurita y tiene cierto peso en al opinión pública que se interesa por estos temas. Como dijo otro post, hay gente que necesita ser original todos los días; y caparros, al igual que Lanatta ya forman parte de ese «mundilo», alimentado por una soberbia a de acero. De hecho ojalá nunca lo intente, pero si se quisiera suicidar se sube a la cima de su soberbia y se arroja al vacío.
Salutti
Udi:
Te aclaro, porque lo pones en duda, que en el lugar de los explotados tengo voz y voto. Si no, no hablaría al pedo. Pero no por eso tengo que pensar o sentir como vos.
Eva Row:
no,no,no,no…
En el granma iban 80, a los pocos dias del desembarco eran 12.
Si no hubiese quedado ni uno solo, ¿te hubiese parecido «una locura demencial, enferma y reventada»?
¿El conflicto de los misiles en cuba te pareció «una locura demencial, enferma y reventada»?
Pareciera que a las ideas que no podès comprender tendes a llamarlas «locura demencial».
Y lo de «locos que se inmolaron como Rodolfo Walsh y Paco Urondo», una falta de respeto. Además es una falta a la verdad por el uso de la palabra inmolación.
El conflicto de los misles fue bastante demencial, me parece.
A ver, no puedo responder de a uno los comentarios por falta de tiempo y capacidad. Pero agrego tres cosas para debatir.
1. Tengo 22 años y cuando la dictadura terminó no tenía ni un mes. «No la viví» y me hago cargo. Eso no me inhabilita para opinar, alegrarme, ponerme triste o militar en una organización de DDHH. Una de las consecuencias de la globalización y el neoliberalismo fue, justamente, individualizar las luchas: que el tipo que pelea por su salario y el vecino que le pusieron una antena de celulares no piense que tienen algo en común. La de los DDHH, además, es especialmente universal, nos compete a todos nos guste o no.
2. Caparrós no me cae especialmente mal. Empezaría por otros tipos. A lo que voy es a una idea por detrás que ya la repetí hasta el cansancio. Algunos estarán de acuerdo en que eso existe y otros no, ese es el debate, pero no el tipo como tal. Esto sí me parece más grave: se está condenando a un tipo especialmente peligroso de la dictadura. Y digo peligroso porque, quizás junto a Massera, fueron dos de los tipos que tenían un proyecto político más allá de la restauración de cierto orden. Eran, quién puede saberlo (no me gustaría hacer contrafactualismo como quien afirmó aquí -impunemente -que los militantes setentistas hubiesen fusilado más de 30.000), Pinochets en potencia. Gracias a que los otros no tenían un proyecto político propio la salida fue escandalosamente patética y hoy los tipos están siendo juzgados y presos. No me hubiera gustado, por ejemplo, escuchar el versito a la chilena de que «al menos ordenó la economía». Se está juzgando todo eso: y lo que vos tenés para decir en un matutino bastante importante es «ah pero nosotros no queríamos la democracia, no hablen en nombre de nosotros». Habiendo tantas cosas para decir del kirchnerismo vos lo corrés por la política de DDHH. Me parece pavo, chicanero y funcional a unos intereses peligrosos.
3. Ya que estamos hablando de Chile. No se puede evitar, en cualquier discusión histórica, hablar del contexto. No se puede, en este tema, decir «dejando de lado el contexto…». El contexto existía. Chile del ´73 existía, la vía pacífica al socialismo no era una posibilidad real, seamos sinceros. Y la militancia tenía -además de Cuba y el Mayo francés y Vietnam y la descolonización africana -en su país vecino el ejemplo práctico más evidente.
No sé. Cosas que se me ocurren para discutir. Saludos y gracias a todos.
Caparros es un genio dejense de joder
no se mi me contestaste a mi pero igual opino
lo del neoliberalismo, los DDHH y e individualismo es ridiculo, mezclaste todo.
el liberalismo (no se que lo diferencia del neoliberalismo) hace enfasis en el respeto a las libertades civiles, el estado de derecho y la libertad de expresion con lo cual no es contrario a los derechos humanos. Despues que sea individualista es otro tema, pero no tiene que ver con los DDHH.
yo estoy de acuerdo que se juzgue a los milicos, porque cometieron delitos de lesa humanidad, no me queda claro si Caparros no quiere que se juzgue a bestias como Echecolatz o el turco Julian o si le parece mal el aprovechamiento del gobierno de ese pasado para cuestiones actuales y triviales.
no creo que haya crisis de sobreproduccion d criticas al gobierno, se le pueden criticar otras cosas y tambien esta me parece. A vos te parece bien que hable de grupos de tareas porque 10 gauchos le tiren huevos a la puerta de Agustin Rossi?
yo no creo que haya ordenado la economia Pinochet y aunque lo hubiese hecho eso no implica que no haya que juzgarlo, no se a que te referis cuando decis «se esta jugando todo eso»
entiendo lo que decis del contexto pero en Argentina la mayoria no apoyaba a la guerrilla, igualmente la violencia en casi ningun caso es justificable.
Caparros es un escritor extraordinario. Porque no le puede decir sra. Presidenta?
Algo que me queda claro en este post (de los mejores que he leìdo en la existencia de Artepolitica) y sus comments es la reivindicacion de los muertos de Caparros.
He leido la Voluntad y es brillante. He leido el texto sobre «La Sole» de Caparros y es brillante. «La historia» me aburriò en el capìtulo 2.
Conclusiones:
1) Caparròs es un escritor fascinante cuando escribe sobre los muertos.
2) Caparròs es un pelotudo. Porque solo cree en los muertos y porque ademas no lo hemos visto comentar en este post.
Eva: brillante.
Udi: brillante.
Atte,
Ignatius
Caparrós puede decir lo que quiera y puede llamar a la Sra. Presidente como le plazca.Pero hay estilos, hay formas y las de Caparrós son las de un engreído, que mira por sobre el hombro, más que nada a los humildes, a la gente sencilla que tiene sus creencias y desprecia a sus dirigentes. Esto me cansé de verlo en el programa televisivo de otro genio de las letras universales, el agudo Lanata, el que lucha contra el poder omnímodo del Estado y nos quiere hacer creer que los que hacen guita en el mundo privado son decentes y trabajadores.
En fin, los que elogian y defienden a Caparrós tienen derecho a hacerlo; cada cual elogia y defiende a quien puede
Reverso
Si ignorase las condiciones políticas en que se gesta la democracia, podrías señalar algo más que ingenuidad. No es el caso, estas son las condiciones. Ahora, insistir en adjetivar a la democracia de «burguesa» me parece una obviedad infantil, propia de quien sigue releyendo «La cuestión judía» y no procesa que la cosa es un poquito más compleja, que existen relaciones de fuerza que delimitan el campo de lo históricamente posible. Porque, te comento, no perdimos por casualidad, ni se perdió unicamente en este territorio. Se perdió en todos lados, y se salió como pudo.
El relato histórico nunca va a estar completo. La historia de los grupos subalternos, señala Gramsci, se completa y unifica unicamente en el momento de su liberación. Allí podremos discutir en un café, con menos heridas que lamer.
Muchos intelectuales, de los mejores que tenemos, se han negado a la revisión de sus ideas, en un gesto que no juzgo. Alguno me señalaba «no voy a revisar esto bajo la imposición de la dictadura». No me parece mal. Pero esos mismos intelectuales (Viñas, Rozitchner, etc.) saben que, en tal caso, quedan indefectiblemente al margen del curso histórico – social. Porque revisar, repensar, volver a mirar, es el grado cero del pensamiento.
En cuanto a la definición de guerra y la realidad de la guerra, es cierto, algunas cosas no se cumplen nunca. Pero no creo que debamos equiparar lucha armada a guerra, sin pasar, por ejemplo, por la discusión sobre si fue una guerra civil. Si no lo fue, entonces, ¿de qué «guerra» hablamos?
Por lo demás, la significación de Caparrós en este debate es doble:
1) es el co autor de un libro que no leí, pero cuya importancia no puedo desconocer.
2) no estamos discutiendo lo que dice, estamos discutiendo el fondo: «¿fue una guerra?», «¿qué es esta democracia que tenemos?». Ese debate, me parece, vuelve a la entrada de Tomás válida per se. Y también al resto de los comentarios, que cada uno aporta desde saberes, experiencias o convicciones.
En mi caso, por cierto, tengo 29 años, de modo que soy de la generación de la «democracia burguesa». Para peor, nací el año del mundial, 1978, el día en que el maoísmo perdía la mayoría en China.
Toda discusión que involucre lo sucedido durante la dictadura es compleja, y en los comentarios se reflejan esa multiplicidad de puntos de vista.
Lo que me molesta de la nota de caparrós es que «utiliza» un topico serio y complejo como la memoria de los setenta (que merece una discusión profunda y despojada de intenciones non sanctas)para hacer gala de un exasperante anti-kirchnerismo y poner en el tapete que la politica de derechos humanos del Gobierno no se origina en la franqueza sino en un espurio interés politico. Algo tipico de Caparrós y del diario en el que publica,pero planteo insustancial y de principismo moral que a esta altura, cansa por su mezquindad analitica y por la mala leche que encierran sus palabras.
Ah,Caparrós escritor es un oximoron.
Dice María Esperanza, «Los derechos humanos también son cuestión de las generaciones post-83, y antes que nada, porque la democracia es ante todo nuestra». Efectivamente, palabra por palabra. La lucha por el juicio y castigo no la llevaron adelante las organizaciones guerrilleras, sino los familiares de los desaparecidos. Y los que, con más o con menos años, nos criamos en democracia, la vivimos, no como una derrota, (aunque lo sea, no sólo en la ecuación socialismo – capitalismo, sino también en la no menos importante, democracia – mercado, por el desmantelamiento del Estado y del aparato productivo), sino como la condición fáctica de nuestra actividad política. Actividad que no tuvimos que realizar con el fusil en la mano, porque desgraciadamente quienes lo intentaron estaban muertos o alejados de la vida política.
La pelea, entonces, fue diferente. Fue, como señalan más arriba, una pelea por el discurso, atada a la pelea por los intereses económicos que se ven representados por el terrorismo de Estado y el terrorismo económico. Fue una pelea en el marco de una sociedad que nunca quiso, y no quiere ahora tampoco, asumir sus culpas, sector por sector.
Pero lo cierto es que el principio de la culpa colectiva tampoco ayuda demasiado. Y hoy, en una lectura que peca de retrospectiva, porque todo juicio histórico es teleológico y acontece ex post, reconozco que: a)todo uso del pasado es lamentable, pero tambien que todo avance en esta cuestión pasa por un cierto uso. Lo hizo Alfonsín, pasó en los noventa, pasa ahora; b) Más consciente de la vulnerabilidad intrínseca de las opciones «realmente existentes» frente a la democracia «burguesa», la prefiero como un logro, aún si me parece más que correcto señalar que no es el logro que esperaban los militantes de los años setenta, ni en un 5%. Casi tan terrible como el hecho de que algo pueda ser, simultáneamente, un logro y una imposición, es que la sociedad haya respaldado, y en buena parte, siga respaldando, la política económica de Martínez de Hoz.
Pero eso no lo escribe Caparrós.
Ezequiel: decís varias cosas, responderé algunas.
1) Yo cité y objeté tu presentación de la actual democracia como un logro «nuestro». La democracia post-83 se basa en la matanza de las bases políticas más progresistas del país y en la destrucción del aparato productivo. Vos decís: pese a todo, la veo como un logro, porque es la mejor de las opciones existentes a mediano plazo. Yo distinguiría entre logros e imposiciones, porque me parecen cosas excluyentes y, pese a tu elegíaco reclamo, no percibo el sentido ni la posibilidad de ver en ellas algo idéntico.
2) Mi ingenua insistencia en el carácter burgués de la democracia, con todo lo infantil y decimonónica que sin dudas es, tiene sin embargo la utilidad de prevenir errores conceptuales más o menos curiosos, como en el que incurrís cuando pretendés que «democracia-mercado» es una antinomia (como sí lo es capitalismo-socialismo). Vos sabés mejor que yo que mercado y democracia no sólo no se oponen, sino que se llaman recíprocamente. Salvo que para vos «el mercado» sea «el monstruo financiero», «las corporaciones» o algún fantasma sociológico-paranoide así, pero desecho esta posibilidad porque te imagino universitario, y sobre todo, nada ingenuo. (No solamente Viñas debe repensar su discurso, propongo.)
3) Tengo la sensación de que ves en mí un criptomontonero que desecha por proyanqui toda voluntad de revisar el pasado de la guerrilla de los 70. Deploro haber dado a entender eso. Yo estoy a favor de la política de DDHH del gobierno, me conmuevo ante la prisión común de Menéndez, y además considero que el rotundo fracaso de los años 70 merece una crítica táctica que recurra a Lenin, a Hegel y a Clausewitz.
4) Menguo ahora mi voluntad irónica, después de haber emparejado la tuya. En todos los temas inmediatos de la vida política nacional, creo que estamos de acuerdo. En cuestiones más amplias quizás no, pero lamentablemente no tenemos, y quizá no tengamos, ocasión de probarlas de veras. Doy una última idea. Mi comment anterior, pero también otros que hice en este sitio, tiene el propósito de cuestionar cierta idea sociológicamente arraigada según la cual la democracia sería un parnaso filosófico-político que nos llevará a una sociedad mejor. Como ya dije, ante Cecilia Pando, ante «dolores la petisa», yo defiendo la democracia burguesa, porque es mejor que la dictadura burguesa. Pero en el frente interno, digamos con vos y otros, me parece bueno tener presentes el techo demasiado bajo que resulta ser la democracia (por burguesa). Ya sé que es lo que hay y que si no pasaron unas retenciones de mierda, menos vamos a socializar la tierra. Pero tampoco le veo el sentido a la adoración trágica de nuestro factum. Saludos.
Reverso:
totalmente de acuerdo. De todos modos, siempre supe que teníamos 98 acuerdos y dos disidencias. Una sería que, efectivamente, el poder de la democracia burguesa frente al capital monopolista disminuye, lo cual es una condición estructural, a la vez que abre otras posibilidades, concretamente, de radicalización. La otra es generacional, que era lo que trataba, torpemente, de señalar. Mi generación nació bajo la derrota comno dato y valoró la democracia como logro. El proceso a las Juntas Militares va en esa línea. Kirchner, de algún modo, también. Ahora, yo no le diría eso a mi viejo, militante de los setenta, para quien 1984 fue la derrota histórica más calamitosa de la historia. ¿Por qué? Porque él vivió los dos procesos, yo uno solo. El nació en 1951, yo en 1978. Por lo demás, siempre pensamos muy parecido, salvo en lo que hace a la vivencia personal, que no me podés transmitir, ni yo entender cabalmente. Un abrazo.
Che, loco, me secuestraron el discurso… Otra que los expedientes X.
Bueno, tampoco la pavada.
En otro foro me tocó también dar una opinión sobre la nota de Caparrós, y es la siguiente:
«Lo que sucede es que Caparrós, tal vez inconscientemente, se encuentra en estos ultimos años haciendo su propio descargo moral. Enfrentando a sus fantasmas. Y lo hace como lo hacemos todos: de la manera que puede y le da. Creo (y que me perdone Martín si no es así) que se mezclan en él varias culpas imaginarias: Haber sobrevivido, no profundizar su compromiso en el momento que pudo hacerlo (es decir, no ingresar a Montoneros y rajarse a Europa); y varios descubrimientos: comprender por fin que más allá de la desigualdad de fuerzas y de la ingenuidad realmente las organizaciones armadas hicieron una «guerra», la «desmitificación» de la inocencia del pueblo argentino; etc.
Y finalmente la comprensión política (que lo obliga a esta franqueza tardía) de que a los sobrevivientes, si bien no queremos pasar a la historia como demonios, tampoco nos gusta (ni nos interesa) que nos consideren ángeles».
Sin embargo, creo que el autor del comentario en este foro está mezclando chicha con limonada, y desparrama mierda que viene de otra letrina.
Se queja porque, según él, Caparrós afirma que
Cita:
«La única manera de hablar de los desaparecidos, la verdadera la pura la “neutral” y objetiva (¿otro más que se traga el cuentito de la objetividad, él, tan amante de su subjetividad?), es decir que fueron guerrilleros, que quisieron tomar el poder, que lo quisieron hacer a través de la lucha popular».
Y si, tal vez no es la única verdadera. Pero es la única honesta, y en ese punto Caparrós dice la verdad. Porque la otra es decir que fuimos «jovenes ingenuos e idealistas engañados por las conducciones traidoras». Y esa es la manera hija de puta. Esa es la manera de los dos demonios, que el autor del comentario parece no interpretar ciertamente.
El «fueunaguerra», como el lo escribe -negándolo- no es una trampa. Es una estupidez. Y deja claro que (posiblemente) es uno de los tantos militantes periféricos que se aguantaron (o no) el garrón sin entenderlo, sin comerla ni beberla. Una cosa es no avalar la conducta inmoral, asesina, delincuencial de la dictadura. Otra es lloriquear preguntándose «¿porqué nos pegaron si nosotros eramos buenitos?».
Por supuesto que fue una guerra. Una guerra desigual, en la que nosotros, estúpidamente, nos embarcamos por militarismo y soberbia, abandonando los criterios de lucha popular y prolongada que sosteníamos. Una guerra imposible de ganar tal como fue planteada, en la que les entregamos a los milicos la bandera de la «pacificación del país», pensando que el pueblo no la iba a «comprar».
Una guerra idiota, porque pensamos que éramos el embrión de un ejército popular que solamente existió en nuestras fantasías, y cuya concreción nosotros mismos frustramos por nuestra impaciencia, nuestra inexperiencia y nuestra altanería.
Una guerra justa, pese a todo, porque fuimos el resultado de 18 años de proscripciones, de represión al pueblo, de entrega del país.
Una guerra que fue una masacre, no solo porque el enemigo fuera «malo» (que lo era) sino porque nosotros fuimos ineptos.
Teniendo claro eso, hay que tener claro otra cosa, para no caer en «los dos demonios»: a los milicos no se los juzga por haber luchado contra nosotros. Se los juzga (y se los condena) por «la forma» en que lucharon.
Sería absurdo que la oligarquía antinacional y la burguesía entreguista no hubieran enviado a su ejército lacayo a luchar contra nosotros. Ellos querían un país, y nosotros otro distinto. Lo ilícito fue «cómo» lo hicieron, no el «porqué».
Caparrós no dice en ningún lugar que «éramos terroristas». Esa inferencia la hace el perejil que escribe, que evidentemente en su pacatería pequeño burguesa asimila «guerrillero» con «terrorista».
Cualquiera puede hablar del pasado. haya participado o no. Pero lo mínimo que puede pedírsele es que piense lo que dice.
Por nuestra parte, todos los que estuvimos ahí queremos a los genocidas y torturadores en cana. Pero por los motivos correctos.
Y por último: no necesitamos defensores como este forista -el sí, ingenuo- que pretende hacernos un favor y sin siquiera darse cuenta denigra a los miles que cayeron creyendo que morían por un país -un futuro- mejor.
En realidad, no necesitamos defensores.
Que quede claro: No nos arrepentimos de haber combatido. Nos arrepentimos de haber perdido.
Y si, tal vez no es la única verdadera. Pero es la única honesta, y en ese punto Caparrós dice la verdad. Porque la otra es decir que fuimos “jovenes ingenuos e idealistas engañados por las conducciones traidoras”. Y esa es la manera hija de puta. Esa es la manera de los dos demonios, que el autor del comentario parece no interpretar ciertamente.
Hendrix: sigo sin entender por qué hay que hablar de guerrilleros, por qué solamente si digo que son guerrilleros son honestos. A mí lo que me interesa es que hay unos tipos que, aprovechando la excusa de que vos te creíste haciendo la revolución, secuestraron y torturaron a un montón de pibes, al mismo tiempo que instalaron el embrión de un nuevo modelo de país. Yo no creo en «los jovenes ingenuos» pero creo que te confundís si pensás que los dos demonios consiste en pensar el Estado contra los jóvenes ingenuos. Es, justamente, lo contrario.
Y lo demás, no sé. A vos te parece una cosa, a mi otra. Yo no quise defender a nadie. Yo digo que cuando condenan a Menéndez hay otras cosas para decir, más que «estoy de acuerdo con Menéndez». Mi error, probablemente, fue haber puesto mi edad en los comentarios. Porque ahora vas a salir con que yo «no la vivi», y que solamente quienes la vivieron tienen autoridad para hablar. Yo contra eso no discuto, no lo contesto.
Bajá un cambio, acá tenés la libertad de decir «honestamente» cómo fue la verdadera y única realidad contada por ustedes mismos. Mientras, los perejiles hacemos lo que podemos.
Tomás, no te calentés por la violencia de un forista, o diez. Cada uno expresa lo que piensa como puede. En todo caso, me preocupa el uso que hace el forista Hendrix de la primera persona del singular. ¿Cuántos caben, participando realmente, en ese «nos»? Se puede pensar como Caparrós, pero sospecho que aparece la voluntad de representarlos a todos, y acá cada uno representa su palabra.
Y, Hendrix, Marcelo Koenig se inició en Solidaridad, fue Guardia de Hierro, y se educó con la gente que te disparaba en los años 1973 – 1976. Yo que vos, lo vuelvo a mirar. Bajá un cambio.
Peor estoy yo, en todo caso, que aparezco citado en un texto en inglés por algo que no dije, que es que la generación de los setenta aspirara a los derechos del combatiente en guerra regular.
Como podrás constatar, no lo dije en ningún momento, y me consta que no era así. Otro tema es el uso del término guerra, que me parece poco útil. O hablamos de guerra civil, que nadie toma como categoría, o hablamos de una táctica no convencional de combate tomada por sectores que, expuestos a veinte años de violencia desde arriba, consideraron justo responder. Pero eso mo entra al diccionario como «guerra». Podemos hablar de «lucha armada», pero guerra supone dos estados, reglas, mutuo reconocimiento, declaración formal, etc.
Y no es semántica, porque si fuera una guerra, cabría a lo sumo hablar de «crímenes de guerra», que se juzgaban, hasta ayer, en fuero militar, y no de crímenes de lesa humanidad o genocidio.
Por lo demás, Hemdrix, apelo a tu conocimiento histórico. En diciembre de 1975, ¿qué poder real tenían los grupos armados?
En marzo de 1976, con dichos grupos casi fuera de combate, el golpe no respondió solamente, a la necesidad de exterminarlos, sino principalmente a la voluntad de desestructurar a la sociedad, desindustrializar el país, desarmar la economía, destruir el poder sindical en las fábricas, acabar con las organizaciones civiles. No parece la agenda de una guerra. Parece la agenda de un genocidio.
De nuevo, bajá un cambio. El enemigo es Menéndez. El enemigo es Martínez de Hoz. Acá no hay nadie que represente ese pensamiento.
Este es un artículo de Pilar Calveiro, bastante razonable
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=71173&titular=ética-política-y-violencia-
«un texto en inglés por algo que no dije, que es que la generación de los setenta aspirara a los derechos del combatiente en guerra regular.»
dije «certain rights » no
«a los derechos del combatiente en guerra regular.»
«He says that there was no war but there were fighters, fighters who had legitimate expectations of being able to exercise certain rights and that these rights were systematically denied them by their enemy as a way of fighting “it”.»
Ponelo como quieras, no dije que ellos esperasen derechos. Lo niego.
Qué feo es cuando dicen que dijiste lo que no dijiste, ¿no? Todo bien, Eamonn, ojalá un día podamos tomar un café, y conversar más tranquilos. No, no dijiste eso, pero yo tampoco. La torta, la partimos al medio.
Dos links, las palabras sobran
http://www.infobae.com/notas/nota.php?Idx=396472&IdxSeccion=0
El otro es el video con la apelación al fuero militar de Menéndez. Si fue una guerra…