Con espíritu deportivo

A los argentinos a menudo se nos describe como agrandados. Un chiste que circula en España dice: «El mejor negocio es comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que él cree que vale». Esto se refiere a lo que muchas personas piensan de sí mismas. Pero si se les pregunta a los argentinos por los políticos que los representan, arreciarán las críticas. Pensar así sobre los políticos no se diferencia mucho de tener una visión negativa (¿o prefieren que diga no-positiva?) sobre la sociedad en su conjunto. Los políticos emergen de ella y son además, elegidos por ella. Además en general las críticas incluyen lo que «venimos haciendo mal por decadas», con lo cual queda más claro que los reproches están dirigidos, sino a la sociedad toda, por lo menos a una gran parte de ella. Quien habla así, de alguna manera mira desde afuera nuestros «terribles males». Aún cuando parezca incluirse diciendo: «lo que nos pasa es…», el solo hecho de tener «lucidez» para esa crítica, parece elevarlo un escalón por arriba de quienes «se obstinan en defender lo indefendible». Así el problema consistiría en que el resto de la sociedad es; ignorante, corrupta, inútil o el epíteto que más les guste. Esta puede ser una posición individual o grupal, según sean uno o varios los que «la tienen clara». Me pregunto, ¿es verdad que Argentina es un «desastre»?

Una comparación habitual en los últimos años se ha presentado con Chile y Brasil. En Artepolítica se está hablando de todo esto aquí y aquí. Por eso me pregunté también, ¿Es verdad que Chile y Brasil son: «Paises en serio», «tienen políticas de estado», etc?

Como respuesta a estas preguntas, me pareció interesante realizar algunas comparaciones entre estas tres sociedades, sobre la base de datos que sean lo más objetivos posibles. Verificar cuánto hay de real y cuánto no, en las críticas que se hacen a nuestro país. Elegí los siguientes parámetros : salud, educación, economía, seguridad y calidad democrática. En todos los casos procuré la mayor fiabilidad y actualidad posible, por supuesto si alguno de los comentaristas tiene datos para agregar o contraponer, sería interesante que lo haga. También agrego muchas referencias a otros paises, para ubicar mejor nuestra situación respecto del mundo.

ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO

Estos son informes que elaboran las Naciones Unidas. El último que contiene un ranking, puede verse aquí (cuadro de la pag. 247 del archivo pdf.). Incluyen distintas variables de salud, economía y educación. Para no extenderme en el post, voy a tomar el coeficiente que ellos extraen tras promediar las distintas variables. A quién le interese el detalle de cada variable, está todo en el enlace.

Este índice separa a los paises en tres niveles, desarrollo alto, medio y bajo. Argentina, Chile y Brasil, se encuentran entre los paises de desarrollo alto, que son los primeros 70. Argentina está en el puesto 38° del mundo, es el mejor de latinoamérica, con un índice de: 0.869. Chile, puesto 40° con: 0,867. Brasil, puesto 70° (es el último país que entra en «desarrollo alto»), con: 0.800. Para contextualizar todo esto menciono otros paises y sus respectivos coeficientes: Islandia, puesto 1° con: 0.968. Cuba, puesto 51° con 0.838. Colombia, puesto 75° con 0.791. India, puesto 128° con 0.619. Sierra Leona, puesto 177° con 0.336.

Para entender un poco estos números, digamos que la diferencia entre Chile y Argentina es ínfima, son paises de desarrollo humano equivalente. En cambio, la diferencia entre estos dos y Brasil, es parecida a la que nos llevan a su vez, paises como: Bélgica 17° (0.946), Italia 20° (0.941) o Alemania 22° (0.935).

Ahora vamos a ver la evolución desde 1975 (cuadro de la pag. 252). ¿Qué habrá pasado? ¿Unos mejoraron y otros empeoraron? ¿Estancamiento? No, todos mejoramos. Pero nosotros lo hicimos más lentamente, veamos: Chile: de 0.708 a 0.867 mejoría: 0.159, Brasil: de 0.649 a 0.800 mejoría: 0.151 Argentina: de 0.790 a 0.869 mejoría: 0.079. Durante estos años avanzamos a la mitad del ritmo que alcanzaron nuestros paises hermanos. En defensa de Argentina puede decirse aquí, que estando más arriba en la pirámide, es más difícil subir (si la alfabetización de un país es 97% es más difícil de mejorar que si es de un 87%, por poner un ejemplo). Para probar esta afirmación veamos como subieron otros: Estados Unidos: de 0.870 a 0.951 mejoría: 0.081. Dinamarca: de 0.875 a 0.949 mejoría: 0.074 (observemos que nuestro avance fue a un ritmo similar que el de Dinamarca o Estados Unidos, aquí vale la salvedad que hice recién, esta vez en beneficio de ellos, es más difícil mejorar, si se está más arriba). Egipto: de 0.434 a 0.708 mejoría: 0.274. Corea del Sur: de 0.713 a 0.921 mejoría: 0.208. Honduras: de 0.528 a 0.700 mejoría: 0.172. Estos paises mejoraron el doble o el triple que Dinamarca o Estados Unidos. Esto es natural porque tenían muchas más cosas que mejorar. Algo de ese efecto beneficia a Chile y Brasil en comparación con Argentina.

SEGURIDAD

Los datos esta vez son extraidos de dos artículos periodísticos diferentes que básicamente coinciden y se complementan. Aquí uno y Aquí el otro.

Se trata de la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes. Veamos: Argentina 5,3 Chile 1,9 Brasil 27 (sí, sí, no hay error, no es 2,7, es 27, el quintuple que Argentina). Contextualicemos viendo otras partes del mundo: Europa promedio: 8,9. Los paises más desarrollados de Europa, oscilan entre 1 y 2, España 2,7. Estados Unidos: 5,9 (es decir, menos seguros que nosotros). Africa y Asia no aparecen en estas notas. El peor dato que tengo es El Salvador 55,3.

Pese a que uno de los artículos habla del empeoramiento de la inseguridad en latinoamérica, hace la siguiente salvedad: «en el conjunto de Iberoamérica hay países que han logrado reducir su tasa de homicidios hasta porcentajes europeos, como es el caso de Argentina (en 2006 la tasa se situó en el 5,3), Uruguay (4,3) y Chile (1,9).»

CALIDAD DEMOCRÁTICA

Evidentemente aquí los números serán menos precisos. Voy a tomar un ranking de la revista inglesa The Economist que se puede ver aquí . Está basado en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo; libertades civiles; funcionamiento del gobierno; participación política y cultura política.

El artículo divide a los paises en 4 grupos: 1)Democracia plena 2)Democracias imperfectas 3)Regímenes híbridos 4)Regímenes autoritarios.

Chile en el puesto 30°, Brasil en el puesto 42° y Argentina en el 54° son democracias imperfectas, categoría que se extiende entre el puesto 29° y el 82°. Otros paises: Suecia 1°, Estados Unidos 17°, Gran Bretaña 23° (todos estos democracias plenas), Italia 34°, Colombia 67°, (Democracias imperfectas)Turquía 88°, Venezuela 93° (regímenes híbridos)Cuba 124° y Corea del Norte 167° (regímenes autoritarios).

En este ítem sería posible argumentar desde paises como Venezuela o Cuba, que la soberanía o independencia respecto del imperio (si se comparan con Colombia, por ejemplo), son valores a tener en cuenta. Argentina si se compara con Chile que, por ejemplo, tiene TLC con Estados Unidos, podría aducir algo similar en una escala menor. Sin embargo mi idea en este post es prescindir de este tipo de polémicas y aceptar este rubro en los términos de los valores socialdemócratas. Solo lo aclaro para señalar que este rubro no es tan fácilmente cuantificable como los anteriores.

CONCLUSIONES

Creo que está claro que en el clásico Argentina-Brasil, los de la verdeamarela sumaron otra derrota a la reciente de los juegos olímpicos. Con Chile fue más duro, estuvimos un poco por abajo. De todas maneras mi impresión general es que son injustificadas las quejas excesivas respecto de nuestro país, aún contra los números del primer mundo. Por supuesto que las sociedades en general y la nuestra en particular, aún tienen mucho por mejorar y no es bueno conformarse, pero creo que es la hora de dejar de hablar de «sucesiones de fracasos», «un país que no aprende» y todo tipo de rezongos interminables en relación con Argentina. Somos parte de una humanidad que trata de mejorar, que tropieza, se levanta, vuelve a tropezar y vuelve a levantarse. Seguramente ni más, ni menos que los otros. Pero el camino será más fácil si lo miramos con un poco de optimismo y espíritu deportivo.

30 comentarios en «Con espíritu deportivo»

  1. Interesante. Y ni hablar si pensamos en términos de acceso a servicios de salud, servicios educativos, etc. Es indudable que los últimos treinta años han sido de declive relativo (perdimos diferencia respecto de los países vecinos, en algún punto incluso fuimos superados por ellos. Pero, por ejemplo, inseguridad: se trata de un fenómeno global, fruto de políticas de reducción de lo público y exclusión social. Es por eso que el índice castiga a Estados Unidos pero, en esa línea, nos coloca relativamente lejos de los países top europeos.
    La pregunta es: ¿a quién le resulta funcional que percibamos de este modo la realidad? ¿Quién o quiénes se benefician, y por qué?
    No sé si se entiende el planteo, creo que no, es tarde, y tuve un día raro, pero… las representaciones sociales juegan una función que les da sentido. No son completamente falsas, de hecho no sirve juzgarlas en el plano de la veracidad. Son como los mitos: lo importante es la función que cumplen en el imaginario colectivo.

  2. Ezequiel: Sí, creo entender lo que querés decir. Podría responderte que en la medida que una sociedad es percibida negativamente por sus miembros, es fácil luego deslizar eso hacia culpabilizar a sus gobernantes y continuar por explicarnos que debemos protegernos de ellos achicando el estado en diversas formas. Sin embargo, te soy sincero, no logro ver esto como algo decididamente intencional ni mucho menos. Es posible que cierta prédica desde los medios estimule esa visión sutilmente, pero se lo adjudico más a cierta actitud quejosa relacionada desde hace mucho con los argentinos y el tango por ejemplo. Ahora no lo tengo muy presente porque lo lei hace mucho, pero si no me equivoco algo de esto trataba el libro: «El Hombre Que Esta Solo y Espera» de Scalabrini Ortiz.
    Una función que creo que cumple este mito de la «Argentina desastre» es el que expongo en el post, quién cree en él, de algún modo se siente mejor que los demás, porque nunca termina de incluirse en el desastre, al señalarlo, de algún modo se pone afuera.

  3. Sergio, me parece que cuando se habla de políticas de estado se refieren por ejemplo a la la exploración petrolera o a la capacidad de Brasil para haber pasado de la época «neoliberal» a la época «populista» sin que su política exterior pendulara demasiado.

    De todos modos entiendo que muchas de estas políticas hacen al crecimiento de Brasil y no necesariamente al desarrollo, sobre todo del núcleo duro que habita en las favelas, donde el estado no puede ni entrar.

    Pero en todos los casos creo que estas políticas dependen de un estado fuerte, no se si grande, pero fuerte. Acá tenemos empresas como ENARSA, que pierde por goleada contra PETROBRAS o PDVSA.

  4. Yo creo hay que tener en cuenta la evolucion de estos paises, no su situación actual per si.
    Como estaba posicionado Chile hace 30 años atras en latinoamerica y como esta posicionada hoy?
    El índice de desarrollo humano es para tener una idea general de como estar el pais, pero yo no lo pondría como la estadística TOP a tener en cuenta.

    Como ha sido la evolucion de la pobreza en Chile?
    Como ha sido la evolucion de la pobreza en Brasil?
    Son paises que han logrado bajar significativamente sus niveles de pobreza a lo largo del tiempo.
    Muy hace poco salio la noticia de que Brasil por primera vez logro tener una pobreza por debajo del 25%.
    Chile tiene el índice de pobreza mas bajo de la region.
    Mientras que la Argentina todo al reves. Hace 30 años la pobreza no llegaba ni al 10% y hoy tenemos entre un 25%-30%.

    Es solo un discurso de los medios o una realidad la mejora de estos paises?

    Que Brasil sigue teniendo graves problemas estructurales, no cabe duda. Y los va a seguir teniendo. Nadie hace magia.
    El tema que todo indica que estan mejorando, mientras que nosotros ni siquiera es que estamos estancados, estamos empeorando.

    Y ni que hablar de la estabilidad política/económica que han conseguido, especialmente Chile.
    Si comparamos las crisis políticas de Argentina con las de Chile, lo de este pais es un chiste.

    Mi sensación con estos paises, es que ellos han conseguido ponerse de acuerdo en que modelo de pais quieren. Mañana podría asumir la oposición en Chile y no va a cambiar a grandes rasgos, la política económica del pais. Mismo Brasil.
    Esto permite un horizonte de previsibilidad y estabilidad, que permite progresar.

    Mientras que en Argentina, todo es conflicto. Cada presidente que asume, borra la gestion anterior. Y tenemos una crisis terminal cada 10 años.
    Seguimos discutiendo de nac & pop, neoliberalismo, peronismo, progresismo y bla bla bla.
    Se desecha y critica la búsqueda de consenso del progresismo blanco bajo la excusa de que la política es confrontación y violencia.

  5. Muy buen trabajo Sergio. Esta actitud que se manifiesta en estos blogs: tolerancia, inclinación a escribir los pensamientos, análisis serios como este, desapasionamiento, predisposición a leer el pensamiento de otros,… es la clave para esa nueva Argentina que necesitamos. Creo que esto que hacemos entre unos 1000 o 2000 tipos que rondamos en torno a los blogs y foros, es mucho más importante de que lo que la mayoría suponen. Mantengamos eso: el respeto por las ideas de otros, la tolerancia, el mirar la realidad como se ve desde distintos ángulos, etc. Esto, creo que es la principal palanca del progreso.

  6. Adrian: Entiendo lo que decís, sin embargo creo que los análisis tienen que abarcar un espectro amplio. Si nos centramos en una cosa específica, como el petróleo, de acuerdo, Brasil sale ganando, pero si vemos el conjunto de cosas que hacen a una sociedad, es evidente que en otras cosas salimos ganando nosotros, sino estos números serían distintos. Te recuerdo (y a todos en general) que en desarrollo humano, en el archivo PDF se puede ver el detalle rubro por rubro, aquí solo coloqué el promedio que sacan de analizar las siguientes 7 variables: Esperanza de vida al nacer, índice de esperanza de vida, tasa de alfabetización de adultos, tasa combinada de matriculación primaria, secundaria y terciaria, índice de educación, PBI per capita, índice del PBI.
    Esteban: Me parece que los números te cansaron y dejaste de leer el artículo pronto. Le dedico un párrafo significativo a la evolución. Es cierto que aquí Brasil y Chile avanzaron más rápido que Argentina, pero Argentina contrariamente a lo que se cree, también avanzó y desde una posición más elevada, lo cual es más difícil, comparo con otros países también. Por favor leelo. En cuanto a tu “sensación”, la verdad es que no le asigno mucho peso comparada con estos datos. Al índice de desarrollo humano (que como le dije a Adrián, mide 7 valores relacionados con salud, economía y educación) le agrego tasa de homicidios y calidad democrática. En cuanto a evolución en el rubro tasa de homicidios, por ejemplo, nosotros y Chile mejoramos, pero Brasil empeoró (también está en el post, esto como un comentario del artículo).
    Horacio: Muchas gracias. Ojalá tengas razón como todos los que hacemos esto esperamos y los blogs sigan creciendo. Es un espacio que descubrí hace poco y me parece interesantísimo, para leer y para expresarse.

  7. Enfocar estas cuestiones con «espiritú deportivo» (es decir, tratando de «ganarle» al otro) no es muy productivo. Es claro que Argentina todavía tiene un nivel de vida igual o superior a Brasil o Chile. Medilo con el indice de desarrollo humano, con el PBI per cápita, PPP, lo que quieras y te a dar que Argentina está en general un poco por arriba o igual. El asunto es que la comparación es más reveladora si ves la evolución desde principios del siglo XX hasta ahora: Brasil empieza MUY abajo en PBI/cápita (la tercera parte o así) y Argentina y Uruguay estaban más o menos al nivel de Canadá, Australia, etc. (la periferia del imperio británico). Pero sobre todo después de la segunda guerra mundial, Brasil empieza a ganar terreno y Australia, Canadá, etc. se distancian (y mucho). El «catching up» de Brasil se enlenteció un poco desde los 70 pero no perdieron terreno. En cambio, Argentina y Uruguay se quedaron con respecto a sus «países comparables». Por eso, aunque la performance de los últimos años no es TAN distinta, se ven las cosas de forma tan diferente.

  8. Sergio: muy bueno el post.
    Agrego algo sobre los comentarios.
    Adrián compara a Enarsa con Petrobras, y yo coincido en la conclusión: Petrobras le lleva años luz de distancia.
    Ahora bien, si, al igual que en el caso del IDH, observamos la evolución de ambas compañías, tenemos que decir que Petrobras hace 4 años ya era una de las compañías más importantes del mundo, con inversiones en todos los países petroleros de Sud América, mientras Enarsa era creada ex-nihilo, después de que el huracán neoliberal arrasara con todos los desarrollos nacionales y estatales en la materia (tenemos ahí, digo, en el análisis del huracán neoliberal, que no llegó con tanta fuerza al norte, tal vez, una causa de por qué Brasil en este asunto anda mejor que Argentina).
    Sin embargo, hoy Petrobras y Enarsa trabajan en un plan de exploración conjunto de la plataforma submarina argentina, con la certeza de que es posible que la cuenca petrolera encontrada en la plataforma brasilera continúe aqui. Mientras tanto, sin mucha publicidad, se inicia en el Golfo San Jorge el primer intento de exploración de la plataforma submarina patagónica después de mucho tiempo. Hecho histórico, que esperemos no quede trunco como las veces anteriores.

    Ahora, una consideración sobre el «milagro petrolero» verde amarelho. Es posible que la calidad del petroleo obtenido haga que los costos de destilación y refinación sean elevados (en realidad, se obtendría, de ser así, menos combustible por barril de petroleo). A esto se suma el costo de extracción que significa trabajar en pozos off-shore. ¿Cuánto tendrá que salir el barril de petroleo para que la inversión sea rentable? Lógicamente, lo sabremos, si todo sale bien y el próximo presidente yanqui no decide ajustar las cuentas fiscales con demasiada brutalidad, a partir de 2012.
    El tema es que si se encuentra petroleo de otra calidad en otros países antes, es posible que a Brasil le convenga más importar combustible que explotar su cuenca. Salvo que quieran subsidiar la actividad, cosa que está reñida con el clima inversor agradable, más conocido como «investment grade».
    No todo es tan fácil y lindo como parece.
    Perdón por la longitud del comentario.
    Saludos

  9. Sergio, MUY BUN POST. Igual, me mantengo, yo te podría citar a Sarmiento, Mitre, Pellegrini, Sáenz Peña, y todos ellos sonarían algo locos diciendo que en doscientos años la Argentina habrá superado al Reino Unido y será sólo comparable a los Estados Unidos. Esa corriente de ideas yace entre los escritores de nuestra inteligencia (se escribe distinto, pero…) hasta los años treinta. Es la idea de un «destino manifiesto», pero en versión criolla, que se cae, me parece, con la Argentina agroexportadora, vuelve con el primer peronismo, y después directamente ingresa en un cono de sombras.
    Analicemos los ejemplos.
    Scalabrini Ortiz escribe sus trabajos principalesya bajo los augurios nefastos de la Década Infame. El hombre que está solo y espera es de 1931, gobierna Uriburu, se volvió al fraude, los radicales están proscriptos, etc.
    En cuanto al tango, es, ciertamente, una narrativa de la nostalgia. El barrio, la minita, los amigos, la traición, los viejos tiempos… y en los primeros, que vuelva el Restaurador (no pro casualidad, algunas de esas letras se volvieron a escuchar después de 1955). Tango estrictamente político: de nuevo, Discépolo, Cambalache (1935) para poner el ejemplo obvio. O sea, el tango como manifestación cultural es una narrativa de la nostalgia, ante el ascenso de una sociedad moderna, donde no se respetan las lealtades «naturales», pero como discurso social, es posterior a la crisis del 30.
    Es en los momentos de crisis cuando se potencia el examen pesimista respecto del futuro.
    En el presente, el discurso sobre el aparente «fiasco argentino» oculta una complejidad: presupone que no deberíamos estar así. Esa «excepcionalidad» argentina se mantiene, pero ahora axiológicamente invertida: se agarra, por un lado, de esa vieja latencia de un «destino manifiesto», una supuesta «oportunidad perdida», que tiene por referencia, no ya los años de buena distribución del ingreso y alto crecimiento del peronismo, sino, peor aún, el mítico «Granero del Mundo», releído como una suerte de paraíso absoluto. Un día, si me agarran realmente de mal humor, me voy a poner a postear sobre las bellezas de ese «granero» hasta destruirlo simbólicamente y echar sal sobre sus ruinas. Por ahora, me conformo con remitirte al Informe Bialet Massé. Mirá este artículo, lo cita cortito.
    http://www.noticiasdelsur.com/nota.php?nota=11038

    Es, entonces, en el contraste entre lo que muchos argentinos creen que el país «debería ser» -o bien, entre lo que creen que fue y merece ser- y su realidad presente, donde ancla, me parece, la crítica de la realidad. Lo escuchás incluso entre los sectores del progresismo, que te tiran: «¿pero cómo puede ser, si este era un país rico?».
    Sorprende en esos sectores porque debieran saber que la riqueza no es algo dado, natural, sino el resultado de un patrón de acumulación y distribución, que en nuestro caso no puede ser más regresivo.
    Y, en los noventa, el discurso sobre la oportunidad perdida tuvo un blanco distintivo: el Estado. Ahora, en la última década, le apunta a los «políticos» (sontodoslomismo, quesevayantodos, dejenderobar). Son discursos, no completamente intencionales, pero que no resisten el menor análisis.

  10. Estamos de acuerdo Mariano, lo de ENARSA no fue una critica solo al Kirchnerismo, es también una critica a la destrucción de YPF y a la privatización y exportación del petroleo. Cosa que me parece una locura porque exportás petroleo cuando todavía alcanza y es barato, para después tener que importar cuando se esté acabando y sea carísimo.

    Pero mi punto es que hay países en los que tengas gobiernos de derecha, izquierda o milicos, hay ciertos ejes que siempre se van a mantener. Ya me veo que cuando dejen el poder los Kirchner, el que asume saca el Ministerio de Ciencia porque lo creo Cristina.

  11. Adrian: igual yo te entendí. Me agarré de la comparación que hiciste vos para agregar lo demás. No lo sugerí como un desacuerdo.
    Un abrazo.

  12. Charrua: El espíritu deportivo no es solamente tratar de ganarle al otro. La foto que ilustra el post, aunque no la elegí yo, representa exactamente lo que quiero decir. Releé las frases finales y vas a ver que estoy lejos de referirme exclusivamente a lo competitivo.
    En cuanto a la evolución desde principios de siglo, el análisis de Ezequiel me parece muy bueno, te agrego las siguientes cosas: En cuanto a la diferencia de evolución con Australia y Canada, creo que hay dos factores fundamentales, uno es que ellos repartieron la tierra en pequeñas parcelas mientras aquí Roca la regaló a unos pocos terratenientes. La segunda es que ellos hicieron un esfuerzo de industrialización que en la Argentina solo se intentó en los gobiernos de Perón y Frondizi, ambos interrumpidos por golpes militares. Respecto de Chile y Brasil, si el período en el que más nos descontaron fue entre la segunda guerra mundial y los años 80, los tres paises tuvimos predominantemente gobiernos militares. No puedo asegurarlo pero es posible que los militares chilenos y brasileños hayan sido tan asesinos como los nuestros, pero menos vende patria. En la comparación entre Videla y Pinochet creo que es así, aunque no tengo datos fehacientes sobre la economía chilena durante esos años. De todos modos lo central de mi análisis es mostrar que frases como “cada vez peor” o “mientras ellos avanzan nosotros retrocedemos”, son falsas, además, nuestra distancia con Brasil es actualmente muy pronunciada, no es cierto que estemos parecido.
    Mariano: Gracias. Muy buen aporte lo del petróleo, tema que básicamente desconozco.
    Ezequiel: Gracias. Coincido, en especial con la distancia entre el “debería ser” y la realidad. Obviamente tanto la queja como el tango son producto de una sociedad, en mi primer comentario solo les quitaba el carácter de intencionales, como si fueran un plan, pero si los vamos viendo punto por punto en las distintas épocas, sin duda había motivaciones y discursos que los favorecían.
    Adrián: No digo que no pase un poco lo que vos decís, solo que los números me muestran que tampoco puede haber tanta diferencia en ese sentido.

  13. Sergio: Muy bueno el post. Insiste en un punto de vista comparativo que los argentinos no solemos tener. Comos escriba de la CEPAL y el PNUD hice informes semejantes durante muchos años, por lo que no me sorprenden los datos. Lo que me sigue intrigando es la persistencia en muchos argentinos de una actitud que el viejo Kalman Silvert (Sociología UBA, a principios de los 60) llamaría muy poco nacionalista, entendiendo por tal cosa falta de lealtad a la sociedad, al Gobierno y al Estado de que se forma parte.Este bajísimo nivel de nacionalismo contrasta con el existente en otros países, incluidos los latinoamericanos. He dado unas cuantas vueltas por nuestro continente y nunca escuché en ningún lado que se diga tan a menudo «este país es una mierda». Mucho menos que un nacional de alguno de esos países lo diga en el exterior; esa tan difundida falta de respeto por su sociedad y su Estado es un privilegio específicamente argentino. ¿Cuáles son las causas de este fenómeno que influye de manera tan negativa en nuestra capacidad de acción colectiva? Puede ser que el deterioro relativo de las últimas décadas explique en parte esa actitud (tanto en comparación con otros países como con el ideal de país que teníamos) pero me parece que existen otras causas. Ante todo, creo que esta actitud predomina mucho más en los estratos medio y alto que en el bajo. Y aquellos son los que definen el humor nacional por su muy importante presencia en los medios de comunicación y en el mundo intelectual. Se necesitarían estudios más detallados para saber a ciencia cierta de dónde surge y qué mantiene esa actitud a lo largo del tiempo. Si tuviera que elegir algunas líneas de análisis me inclinaría por estas dos: la presencia contestaria del movimiento peronista y el origen inmigratorio relativamente reciente de gran parte de la clase media. Rechacé por mucho tiempo esta última hipótesis, bien antigua por cierto,pero la estoy reevaluando después de un reciente viaje al sur de Italia (de donde provino mi padre, por otro parte) Creo que en el sur de Italia se dan actitudes sociopolíticas bien parecidas a las argentinas. Hace muchas décadas (siguen los recuerdos) un antropólogo estadounidense (Banfield), que anduvo estudiando a los calabreses, la llamó «familismo amoral»: sólo se tiene verdadera lealtad con la propia familia. En relación a las otras formas de asociación, desde la local a la nacional, predomina la amoralidad, la falta de normas, el todo vale. ¿Alguna semejanza con lo que sucede en Argentina? Y que decir de otras grupos inmigratorios, como el judío, que en gran proporción tienen mayor lealtad con Israel que con Argentina. Este grupo tiene sus razones, muy entendibles, pero con su actitud debilitan el sentido de comunidad nacional en su país de origen.¿Cuantos miembros de la clase media tienen pasaporte español?

  14. Sergio: Coincido con los otros comentaristas en que es un post inteligente y bien razonado. Pero, como me sucede a menudo con los de Artepolítica, me parece que está hecho desde un determinado enfoque (lo que es inevitable) que no percibe la posibilidad de otros (lo que no debería serlo).
    Ud. examina los índices de calidad de vida, seguridad e ainda mais de Brasil y Chile comparados con los nuestros, determina que no estamos tan mal – en realidad, mucho mejor que Brasil – y trata de hallar explicaciones a la extendida «visión negativa» que tenemos los argentinos de nuestra sociedad. Lo que sugiere me parece válido; como lo que dice Ezequiel M. sobre las representaciones. Algo me sorprende Adolfo, que habla (un tópico muy común, por otro lado) de «bajo nacionalismo», el «origen del sur de Italia» y el «grupo judío». Dígame Don Adolfo, por casualidad, su apellido materno ¿no es Schickelgruber? Es un chiste, aclaro. En realidad, encuentro muy apropiada su cita «sólo se tiene verdadera lealtad con la propia familia. En relación a las otras formas de asociación, desde la local a la nacional, predomina la amoralidad, la falta de normas, el todo vale». La diferencia con Brasil surge, pienso, de una menor legitimidad del Estado y una mayor mobilidad social, pero ese es otro post.
    HAY OTRO ENFOQUE, que – en mi opinión – es donde apuntan Adrián, Esteban y Charrúa. En la tarea de la construcción de una nación-estado, o, con más precisión, en la tarea de construir estructuras sociales y un estado como instrumento de una nación, muchos argentinos perciben que hemos quedado atrasados. Y – a mi entender – esta percepción es correcta.
    En un sábado lluvioso, no me siento impulsado a buscar cifras. Pero como una imagen del enfoque al que apunto, quiero plantear la hipotética opción que hubiese tomado un chino en China. Ciertamente, en todos los índices que hacen a la calidad de vida y a la libertad, China está por debajo de nuestro país. Aún en el plano puramente económico, está por debajo en la mayoría de los índices, «per cápita», claro. Salvo en uno: En la capacidad de determinar su propio futuro como comunidad nacional. ¿Es importante? Yo creo que sí.
    De todos modos, encaremos el asunto como esa hipotética opción: el chino habría podido elegir un camino que respetara más los valores democráticos, el que aparentemente intentó – por ejemplo – Gorbachov en Rusia, o Allende en Chile. O tal vez podría inclinarse por un camino que contemplara mejor el bienestar de las masas que el capitalismo salvaje que finalmente eligió como socio, o respetase más el medio ambiente. La duda entonces es si China – entre USA, Rusia y Japón – hubiera tenido mejores posibilidades de hacer respetar el camino elegido que las que tiene hoy, con el que eligió.
    Nuestras opciones, para bien y para mal, no son las de ese chino. Igual, en Argentina queda como el eco, o la nostalgia, de una vocación de libertad y grandeza. Sentimos que Brasil está más cerca de ese camino, y Messi no alcanza para compensarnos.
    Un abrazo,
    Abel

  15. Adolfo: Gracias. Me parece muy significativo lo que decís acerca de la repetición de la frase: “este país es una mierda”. Durante el conflicto reciente asistí a una cena de esas en las que hablan varias personas. Uno de los que agarró el micrófono empezó diciendo esa frase y hubo unos cuantos aplausos y ningún silbido. Todo parecía indicar que la crítica era hacia el gobierno, aunque pudo haber sido a los cortes, el tema es que no en cualquier lado alguien hace esto y es aplaudido. Y realmente a ese tipo de actitudes no les veo nada de constructivo.
    En cuanto a los motivos, aquí se han dado algunas razones como posibles, vos agregás otras, pero como vos mismo decís serían necesarios estudios muy detallados para dar una respuesta, sobre todo, porque es muy probable que sean una suma de factores. Sí tengo claro que la fuerte actitud autocrítica no está hecha de un modo constructivo y la frase que citaste me parece el mejor ejemplo de eso.
    Abel: Gracias. Lo que mencionás del otro enfoque para mi tiene que ver con la aclaración que hago en el ítem calidad democrática, (si no es así corregime) en donde expreso que para mi la independencia de acción es un valor pese a que no lo voy a medir en este caso. Entiendo que podamos salir desfavorecidos respecto de algunos países en este rubro, para mi Cuba sería el más evidente, les podemos ganar en muchas otras cosas, pero es difícil sentirnos tan soberanos como ellos. Lo que ocurre es que no logro ver del mismo modo a Brasil o a Chile, es decir, personalmente no tengo nada en contra de agregar ese parámetro, no lo hice porque es más polémico e impreciso, pero si lo agrego no creo que Chile o Brasil sean los países contra los que saldríamos perjudicados.

  16. Sergio: Tu trabajo es muy loable y revelador en cuanto a algunos mitos de orden cuantitativo sobre crecimiento e indicadores sociales. Pero esto por sí mismo no nos dice nada sobre los contenidos estructurales de esos indicadores y de ese crecimiento. Me refiero a composición de las clases en relación a la producción, propiedad, renta y concentración de los capitales y su relación con el Estado.

    Creo que el aspecto más peliagudo para analizar en el mediano plazo es el de cómo han cambiado esos componentes y en qué medida el crecimiento en los países comparados contiene calidades diferentes de desarrollo. Un caso notorio es el de la famosa «burguesía nacional» desmantelada desde el ’76 en comparación con su homóloga paulista. Recién una vez elucidado este cuadro podríamos incorporar un juicio relativo a las subjetividades patrióticas que insinúa Adolfo o la más pertinente autonomía nacional que plantea Abel.

    Tal vez la ocasión propicia para plantear estos temas sería el posteo prometido por Ezequiel. Entonces, podríamos analizar cómo el Estado argentino fue organizado por una burguesía unificada comercial-financiera (secundariamente agropecuaria) estrechamente dependiente de sus socios europeos, tenazmente opuesta a la reorientación mercadointernista surgida entreguerras. Disputa que no se dio en Brasil y Chile. En el primero, porque el Estado actúa como árbitro entre oligarquías competitivas (del caucho, azúcar, café, agropecuaria minera e industrial); en el segundo, porque retiene, a nombre de la burguesía, la renta minera nacionalizada por Allende. Esto es muy esquemático, lo sé, y seguramente podrá ser discutido por otros con más conocimientos que yo.

    Por el momento, me conformaría con evitar que quede sin contestar la hipótesis étnico-cultural de Adolfo (más allá de la ironía de Abel). La respuesta es muy sencilla:
    1) Los inmigrantes italianos del Sur que inmigraron a USA se adaptaron al patriotismo republicano imperial dominante allí como los de cualquier otro origen.
    2) La procupación por Israel que ves en los judíos argentinos puede ser (discutiblemente) cierta en cuanto a la fracción visible en torno a las instituciones comunitarias que no abarca a más del 10% de sus integrantes. Al resto no lo ves porque no acostumbran pronunciarse en inquisitorias sobre doble lealtad. En todo caso, mucho más pertinente sería preguntarle a los argentinos de ciertas clases y cualquier origen sobre sus lealtades a los Mercados financieros globalizados ¿no te parece?

  17. Roberto: Tu comentario y lo que venimos charlando, me sugiere una tesis. Si bien hay muchos datos que a mi entender prueban que Argentina no es ningún desastre, pareciera haber cierto consenso entre los comentaristas, en que países como Chile o Brasil son capaces de mantener en el tiempo políticas que benefician al país, más allá de banderías políticas, por lo menos en una medida mayor a la que podemos hacerlo nosotros. Esto implicaría cierto amor por su país que aquí es menor en promedio. La tesis es: los principales responsables de que seamos un país menos coherente que Chile o Brasil, son precisamente aquellos que al llenarse la boca con elogios a otros países (mientras tienen en la punta de la lengua la frase «este país es una mierda») están menos dispuestos a trabajar por el progreso de este.

  18. Es muy buena la recolección y análisis de datos, pero no creo que sirvan como evidencia de lo que se está hablando. El tema es que estamos admirando de estos países ciertas políticas que no tienen un impacto inmediato en, por ejemplo, el desarrollo humano. Eso seguramente vendrá después. Si decimos que sentimos vergüenza por la desmantelación de la fábrica militar de aviones en Córdoba, y envidiamos el desarrollo que Brasil llevó a cabo con Embraer, no es que envidiamos que ellos le vendan aviones a Europa y Estados Unidos, sino que envidiamos el desarrollo tecnológico que eso implica. El impacto de esto en la sociedad, a corto plazo, es nula, pero a largo plazo abre un sinfín de posibilidades para cada sector que de él pueda derivarse. Lo mismo sucede con Petrobras, cuánto tiempo tuvieron que invertir en exploración hasta cosechar sus frutos? Y ahora quién sabe cuánto pasará hasta que el ciudadano común de Brasil sienta ese impacto?

    Hay ciertos aspectos que son difíciles de ponderar en estadísticas y números fríos. La moral de un pueblo es tan importante como difícil de medir. O acaso la sensación de crisis inminente con la que vivimos en Argentina no nos afecta para el desarrollo? Si en Brasil no existe esta sensación, y por ende todos suben su apuesta, es justo mirar con desprecio y decir “ah, son mucho menos desarrollados que nosotros, no hay nada bueno que pueda aprender de ustedes”?.

    No le rindo pleitesía a nadie, pero negar ciertos logros acomodando el enfoque de la realidad a nuestros deseos, me parece que no suma. Seguimos en Argentina esperando al mesías que resuelva todo de un día para el otro, y ese paradigma no deja ver cuánto hay que hacer pensando a largo plazo, y esta misma dificultad paradigmática es la que nos lleva a hacer los disparates que vienen sucediendo en el país hace tanto tiempo. Con tal de no pensar a largo plazo, preferimos vivir mentiras y para eso coleccionamos ilusiones. Creimos vivir la realidad de que 1 peso era 1 dolar, y ahora nos quieren hacer creer que la inflasión es del 0,0001%. Y dale que va. Hay que zafar ahora, y el mañana qué importa?

  19. J.K.: Tu comentario es contradictorio. Primero decís que: «Es muy buena la recolección y análisis de datos, pero no creo que sirvan como evidencia de lo que se está hablando.El tema es que estamos admirando de estos países ciertas políticas que no tienen un impacto inmediato en, por ejemplo, el desarrollo humano.» Entonces pienso que vos hablás de comparaciones a corto plazo, un año o dos, para las cuales tendrías razón, mis números no sirven. Mis datos tienen que ver con una comparación extendida en el tiempo y me parecen útiles porque mucha gente compara situaciones de largo plazo. Pero un rato después descubro que te pasaste a esos mismos: «Seguimos en Argentina esperando al mesías que resuelva todo de un día para el otro, y ese paradigma no deja ver cuánto hay que hacer pensando a largo plazo, y esta misma dificultad paradigmática es la que nos lleva a hacer los disparates que vienen sucediendo en el país hace tanto tiempo. Con tal de no pensar a largo plazo, preferimos vivir mentiras y para eso coleccionamos ilusiones.»
    Entonces te digo: Los datos que puse aquí demuestran que esto último es falso. Los que coleccionan ilusiones de una «Argentina disparatada», son justamente los que hablan como vos. Los números son contundentes. Si tus críticas son justamente de CORTO PLAZO, entonces mis datos no sirven para responder a eso.

  20. Sergio: sigo insistiendo, con tu indulgencia, en un tema. Cuando escuchamos el discurso del tipo «esto en Estados Unidos no pasaba» (Magdalena frente al atentado a la AMIA, ¡cuak!), «este país es una porquería», las cosas que NO se dicen me hacen ruido. ¿Por qué debería ser distinto? ¿Qué tenemos que ver nosotros con Estados Unidos, o con España, o con Australia?
    Y sin embargo, se compara y se compara. Yo no vi algo similar en otros lares, no veo a los brasileños diciendo que su país es un desastre, y me pregunto si el problema no reside en las expectativas.
    Es decir, ¿por qué debería ser distinto?
    Y acá es donde ingresa la percepción, parcialmente real, parcialmente mítica, de la «excepcionalidad argentina». Digo parcialmente real, porque efectivamente, de tus datos se desprende un decrecimiento relativo en los últimos treinta años. Pero, pero, el elogio no va a los sesenta. «Pensar que este país lo tenía todo», es una frase que invariablemente remite a los «años dorados» de la Argentina agroexportadora, al granero del mundo, o, más acá, a la dilapidación peronista («el Banco Central estaba lleno de oro»). Ahí es donde digo que juega el componente mítico – ideológico.
    En un discurso reciente en el Senado, Morales acusó a la presidente de «haberse permitido cuestionar a la generación del ochenta», es decir, al país agroexportador.
    Insisto, ya cediendo el derecho a que el otro se impaciente: ese es un componente ideológico, un acto de propaganda. Y una falacia histórica a gran escala.

  21. Entiendo lo de JFK, creo que el se refiere a que el «desarrollo» no necesariamente se va a ver reflejado en el corto plazo en ìndices sociales.
    La pelìcula que hay que mirar es que estos paìses, cada uno a su modo, se estan desarrollando, y que simultànemaente van mejorando sus ìndices sociales, que Chile, a pesar de que muchos se llenan la boca hablando de sus desigualdades y de su salud y educaciòn, ya nos alcanzòy nos esta superando, y que Brasil se esta arrimando.
    Pero lo imporetante es que paralelamente a eso se estan desarrollando.
    No quisiera que el rìo Pranà se transforme en el Rìo Grande.

  22. Ezequiel: De acuerdo, yo no quito ese componente mítico ideológico, pero tampoco lo considero excluyente, precisamente por lo que vos decís, ocurre aquí y no por ejemplo en Brasil. La mayoría de las propagandas ideológicas de los sectores dominantes, son muy fácilmente comparables en distintos países de latinoamérica, con una que otra diferencia podemos hacer analogías de épocas de gobiernos militares que combatían el «peligro comunista» o épocas de neoliberales que achicaban el «estado ineficiente», etc. En cambio esto es particularmente nuestro, por eso creo que, aún siendo como vos decís, un acto de propaganda, tiene que ver con nuestras características, en parte con los «años dorados» que citás, pero lo que digo es que revela algo más que lo que se le podía asignar al «Plan Condor» o luego al «consenso de Washington». En este caso, no dudo que influyen seriamente actores ideológicos con motivaciones concretas, pero que aprovechan particularidades que ya estaban presentes en nuestra sociedad, no me parecen tanto cosas «planeadas», como discursos que aprovechan actitudes que se encuentran constantemente con la potencialidad para ser desarrolladas. En este sentido es que creo que es un tema más complejo y probablemente multicausal, aunque de ninguna manera rechazo las causas que vos mencionás. Creo que solo tengo una pequeña diferencia con tu visión, y es porque al ser un tema tan largo en el tiempo (en nuestra charla nos remontamos a tangos y libros de los años 30), para mi ya es algo más que un «plan», ya es parte de «nuestra» forma de pensar, entendiendo que no nos incluye a todos y que además puede modificarse, pero que está muy arraigada. Por ejemplo, lo que digo en el post sobre el «argentino agrandado» es probable que se haya generado en esos años dorados, con los ricos agroexportadores que se la pasaban la mitad del año en Europa. Luego, hay descendientes de esos argentinos que ya no tienen la misma riqueza para sentirse mejores o sectores de la clase media que se mimetizan con el personaje sin tener posesiones, entonces necesitan despreciar su propia sociedad para retomar algo de esa «superioridad». Todo esto estaría basado en las mismas cosas que vos decís, pero ya no puedo hablar de un plan, se van transformando en condicionantes sociales que adquieren «vida propia», por decirlo de algún modo. Lejos de impacientarme, te agradezco la charla, de todas maneras nuestra diferencia de posición en este tema me parece bastante sutil, como te decía recién, pensá que yo acepto todas tus hipótesis, solo que en este caso el tema me parece que no se reduce a eso.

  23. La referencia que hice a la lealtad primaria que, a mi juicio, la mayoría de los judíos argentinos otorga al Estado de Israel generó un par de críticas que quisiera responder de manera rápida. Abel: su chiste sobre si mi apellido materno no sería Schickelgruber me resultó muy ofensivo. Algo así como ¿No tendrá usted algún antecesor nazi? ¿Acaso las actitudes de la comunidad judía argentina no pueden discutirse racionalmente, como las de cualquier otra?
    Roberto: creo que la lealtad hacia el Estado de Israel no abarca sólo una minoría de la misma.Por cierto, me baso sólo en observaciones personales. Tengo muchos amigos judíos, la mayoría de ellos ex compañeros de estudios en Filosofía y Letras. Con ellos no puedo criticar las políticas internas e internacionales que lleva a cabo el Gobierno de Israel porque ello acarrería el fin de nuestra amistad. De ese tema no se habla. Me dirían Schickelgruber, como Abel. Alguna vez les dije: mis antecesores son italianos y católicos, ¿debería entonces apoyar a Berlusconi? Claro, ser judío es otra cosa, mucho más profunda desde el punto de vista de los sentimientos comunitarios, que se refleja en el apoyo prioritario al Estado de Israel. Esos sentimientos refuerzan la legitimidad que otorgan a ese Estado, y garantiza que lucharían por su sobrevivencia. Y las razones que están detrás de estas actitudes me parecen obvias: la persecución histórica que han sufrido en la mayoría de los Estados nacionales en que han vivido. Pero lo que en términos de legitimidad es bueno para el Estado de Israel no lo es para el Estado Argentino. En fin, este tema es un detalle en el problema que planteaba Sergio. Mi respuesta relativamente larga se debe al «chiste» de Abel sobre sino no tendría un pasado familiar ligado al nazismo (recuerde Abel lo dicho por Freud acerca de los «chistes»)

    Como argentino y me agradaría mucho que aunque fuera una minoría de los ciudadanos argentinos apoyara a su país como lo hacen los judíos con el Estado de Israel. Cierto, esa actitud

  24. Sergio, brillante, dijiste hasta con las comas y los puntos algo que siempre tuve en la cabeza y no atiné a expresar con tanta corrección…

    … Sin embargo, hoy en día tengo que dar lugar a la salvedad de Ezequiel Meler en el primer comentario. Esos indices son sólo una percepción o interpretación de la realidad, quizá con intenciones honestas (o no) meticulosas y cabales (o no).

    Por otro lado esta el tema de la educación. Más alla de cualquier otro problema creo que es ahi donde Argentina está haciendo más agua o por lo menos, empeorando, da igual si para caer por debajo del nivel de sus vecinos o igualarse con ellos.
    Es lo más grave porque es de lo que trata del futuro.

  25. Julián: Gracias.
    LeonardoF: Gracias. En cuanto a la educación, tengo la misma percepción que vos, pero como tengo miedo que estemos siendo engañados (intencionalmente o no), decidí recurrir a los gráficos de Naciones Unidas. Los que refieren a la educación comienzan en la página 283 del artículo citado en el post.
    Hay muchos ítems, pero lamentablemente si queremos evaluar la evolución, hay varios en los que de Argentina no había datos de los años 90 (los gráficos contrastan 91-2005 por ejemplo). Te pongo las cifras de los que sí marcan evolución: Gasto Público como % de PBI: 1991-3.3% 2005-3.8% Alfabetización adultos: 1994-96.1 2005-97.2
    Encontré otra página: http://www.eclac.org/publicaciones/xml/5/30305/PSE2007_Cap3_Educacion.pdf
    Con estos datos: jóvenes 20-24 años que completaron la secundadria: Argentina (Gran Buenos Aires) 1997: 49.9
    2005: 69.2
    De verdad me gustaría saber si hay datos de algún tipo en los que digan que estamos empeorando, porque en todos los que encuentro, más lento o más rápido mejoramos. Y lo digo con sorpresa, de verdad no esperaba encontrar estos indicadores.

  26. Estimado Sergio:
    Lo lamento. Como me pasa a menudo con Artepolítica (hace pocos días con Alejandro): No es que estamos en desacuerdo, sino que hablamos de cosas diferentes.

    Antes de tratar de aclararlo, quiero pedir disculpas a Adolfo. Alguien que se llama Adolfo y propone una explicación étnico-cultural para algo, deja picando para la joda… y mi inclinación por la ironía hizo el resto. Fue un error mío tratar con ligereza un tema que tiene una carga emocional importante. Resumiendo: acepto, claro, que los factores étnico-culturales existen; no creo que sean la explicación única de nada. En este aspecto, concuerdo con el comentario de Roberto.

    En el tema del post: Creo que plantea un tema muy rico, el de las actitudes y afirmaciones de los argentinos en relación a su propio país, de su poca vinculación con los hechos objetivos, y, muy importante, su influencia en la misma realidad que pretenden describir. En los comentarios también se encuentran aportes valiosos a esto. PERO, «los paranoicos también son perseguidos a veces». Yo planteo que hay motivos reales para sentirnos insatisfechos con lo que la sociedad argentina y en particular su Estado han construído hasta hoy, a partir no de una inexistente excepcionalidad, sino de datos objetivos, algunos geográficos (8º país del mundo en extensión, p. ej.) y otros sociales (los indicadores que Ud. mismo, Sergio, detalla). Insatisfacción con elementos tan básicos y tan importantes como la capacidad de mejorar en forma más o menos constante esos indicadores y la de defender (material y políticamente) lo ya conseguido.
    Entonces, lo que yo entiendo por «independencia de acción» en el plano internacional (al final, el decisivo: desde hace muchos siglos, «Marte juzga a los príncipes» allí) es aparentemente muy distinto de lo que Ud. hace referencia en el ítem «calidad democrática». No se me ocurriría Cuba como un ejemplo de eso; no como reflexión, positiva o negativa, en el gobierno cubano, sino en el simple hecho que Cuba no puede soñar en contar con una Embraer, una Petrobras, o construir un submarino nuclear. Argentina sí puede aspirar a tenerlos; en algún momento, tuvo sus equivalentes. Brasil los tiene. Ése es el aspecto en que hago hincapié yo, y, me parece, algunos de los otros comentaristas.
    Para que quede más claro mi planteo, voy a agregar que creo que Argentina sólo puede plantearse con realismo – en el mundo de hoy (el de los dos últimos siglos, para ser preciso) – objetivos de esa magnitud en el marco de una unión sudamericana de naciones, de la cual una alianza sólida de Brasil y Argentina es la llave imprescindible (acompañada de otra relación estrecha entre Argentina y Venezuela – con o sin Chávez – para evitarnos ser satélites de Brasilia). Estos objetivos son deseables en sí mismos – porque no veo nada malo en una patria fuerte, sino también para conseguir y defender la mejora de esos indicadores sociales que Ud. menciona.
    Cordialmente,
    Abel

  27. Sergio : muy buen trabajo compartivo (je parece que lo estuviera evaluando). Es tan complejo establecer indicadores y casi imposible ponerse de acuerdo sobre cual es mas «real». Coincido con lo que han dicho varios. Lo importante es ver de donde se parte: Chile no desarmó un modelo semiindustrial como la Argentina y entonces el impacto de las reformas es mucho menor, por ejemplo. Respectod e calidad democràtica es dudoso: Chile mantiene la constitución de la dictadura y las minorías políticas no tienen representación; hay tres personas pertenecientes a la comunidad mapuche presas por terroristas (tomaron un tierra fiscal o privada y se les aplicó la ley antiterrorismo). Acá hay millones de injusticias (nadie lo duda), pero esas dos son institucionalizadas.
    Salutti

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