Emir Sader: Tesis equivocadas sobre América Latina (y el Mundo)

Reproducimos este texto reciente del sociólogo brasileño Emir Sader. La traducción es nuestra y puede contener errores (esperamos que no muchos).

1. La crisis actual lleva al fin del neoliberalismo y de la hegemonía norteamericana, lo cual llevará al fin del capitalismo.

La mayor equivocación de esta visión es considerar que un modelo, una hegemonía o un sistema social se termina sin que sea derrumbado y/ o substituido por otro. Dependerá de las alternativas que proponga y sea capaz de construir el Sur del mundo u otro bloque alternativo. El neoliberalismo no terminó, se moderó con grados de apoyo estatal.
2. Se puede y se debe «cambiar el mundo sin tomar el poder».

Los proyectos de transformación profunda de la sociedad «desde la base» sin derivar de ahí la alteración de las relaciones de poder no han dado lugar a ningún proceso real de transformación de las sociedades latinoamericanas. Al contrario, los movimientos sociales -como el caso boliviano- que transforman su fuerza social en una fuerza política, son los que protagonizan los verdaderos cambios en el mundo.

3. El Estado Nacional se tornó un elemento conservador.

Los gobiernos progresistas de América Latina se valen del Estado para regular la economía, inducir el crecimiento económico y desarrollar políticas sociales -entre otras funciones, mientras los gobiernos neoliberales desguazan el Estado, transforman al mínimo sus funciones y dejan abierto el espacio para el mercado. Los proceso de integración regional y las alianzas en el Sur también tiene a los Estados como protagonistas indispensables.

4. La política se tornó intrascendente.

Falsa afirmación. Los gobiernos progresistas de América Latina rescatan el papel de la política y el Estado. Si no lo hubieran hecho, no podrían haber reaccionado de la forma que lo hicieron durante la crisis.


5. Hay millones de «inempleables» en nuestras sociedades.

Esta afirmación, originalmente de Fernando Henrique Cardoso, busca justificar los gobiernos oligárquicos, que siempre gobernaron para una parte de la sociedad, excluyendo a los más pobres, que ahora, bajo el pretexto de un supuesto «desempleo tecnológico», prescindiría de gran parte de los trabajadores. Los gobiernos progresistas retoman la idea de combinar el desarrollo económica con la elevación constante del empleo formal y el aumento del poder adquisitivo de los salarios.

6. Los movimientos sociales se deben mantener autónomos en relación a la política.

Los movimientos sociales que obedecieron a esta visión de construcción de hegemonías alternativas, se aislaron a sí mismos (cuando no desaparecieron directamente de la escena política), durante el traspaso de la fase de resistencia a la de construcción de alternativas. En cuanto el movimiento indígena, en Bolivia, formó un partido -el MAS- disputaron y eligieron a su líder como presidente de la república. En otros países, los movimientos sociales participan del bloque de poder de los gobiernos progresistas, manteniendo su autonomía, pero participando directamente de la disputa por la construcción de una nueva hegemonía política.

7. Se sale del neoliberalismo por el socialismo.

Hay quienes afirmaron que de la llegada del capitalismo a su límite -ya sea por la mercantilización general de las sociedades, o por la hegemonía del capital financiero- con el modelo neoliberal, sólo se saldría por el socialismo. Sin tener en cuenta las regresiones de la construcción del socialismo en las últimas décadas, no sólo el desprestigio del socialismo en sí mismo, sino del Estado, la política, las soluciones colectivas, el mundo del trabajo, entre otros.

Los cambios introducidos por el neoliberalismo -entre ellos, la fragmentación social, el «American Way of Life» como forma dominante de la sociabilidad- representan obstáculos a ser vencidos en una larga y profunda lucha política e ideológica para volver a colocar al socialismo en la agenda.

8. La alternativa a los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay está a la izquierda, no a la derecha.

El fracaso de los intentos por construir alternativas radicales, a la izquierda de esos gobiernos, confirma que la polarización política se da entre los gobiernos progresistas y las fuerzas de derecha.

Esto ha significado que, a menudo, los sectores ideológicamente situados a la izquierda de los gobiernos -a veces conscientemente- se asocien al bloque de la derecha. Esto termina por definirlos, en la práctica, como enemigos de los gobiernos progresistas.

9. Los procesos de integración actual son de naturaleza «capitalista».

Esta visión descalifica todos los procesos de integración regional porque no se dan mediante una ruputra con el mercado capitalista internacional, ya que representa la integración en el marco de la sociedad capitalista, incluyendo no sólo a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, sino también Venezuela, Bolivia y Ecuador. Si no se entiende la importancia de crear espacios de intercambio alternativos a los Tratados de Libre Comercio, no se entiende la importancia de la lucha por un mundo multipolar que debilite la unipolaridad imperial norteamericano, y no se entiende cómo el Alba puede promover formas de intercambio alternativas al mercado, en la dirección que el Foro Social Mundial llama «comercio justo», solidario, de complementariedad y no de competencia.

10. Existe una izquierda buena y una izquierda mala.

Quien sostiene esta posición quiere una izquierda dividida, tratando de cooptar a los sectores más moderados y aislar a los radicales. La izquierda es anti-neoliberal y está contra los TLC´s, privilegia las políticas sociales por sobre los ajustes fiscales, con los matices que tenga cada uno de los gobiernos progresistas.

11. El actual es un período de retroceso para América Latina.

Algunos sectores, con criterios desvinculados de la realidad concreta, difunden visiones pesimistas y desalentadoras sobre América Latina. A veces se utiliza el criterio de la posición de los movimientos sociales de cada país en relación a los gobiernos para definir si se ha avanzado o no, en lugar de definir la naturaleza de esos movimientos en función de la posición que tienen respecto de esos gobiernos.

Subordinan lo social a lo político, sin tomar nota de los extraordinarios avances del continente, especialmente comparándolo con la década anterior y el marco internacional, profundamente marcado por el predominio conservador. El pesimismo es un producto del aislamiento social, de quien está al margen de las formas concretas en las que avanza la historia del continente.

12. En elecciones como la uruguaya, brasilera o argentina, para la izquierda da lo mismo quien gane.

Algunos dicen esto como si la victoria de Lacalle o de Mujica representase la misma cosa para Uruguay y para AMérica Latina, como si el retorno de los tucanes (tucanes: miembros Partido Social Demócrata de Brasil) o la victoria de Dilma tuviese el mismo sentido, como si la sustitución de los Kirchner por Duhalde, Reutemann, Cobos o algún otro prócer de la derecha significara lo mismo para el país.

Consideran que se tratarían de “contradicciones interburguesas”, sin mayor incidencia, desconociendo el alineamiento de las principales fuerzas políticas y sociales de cada uno de los dos lados, especialmente respecto a las posiciones de la profundización y extensión de los procesos de integración regional o de los tratados de libre comercio, de la prioridad de las políticas sociales o del ajuste fiscal, del papel del Estado, de la actitud en relación a las luchas sociales, al monopolio de los medios privados, al capital financiero, entre otros temas, que diferencias claramente los dos campos.

13. El nacionalismo latinoamericano contemporáneo es de carácter «burgués».

Desde que resurgioeron las ideologías nacionalista en América Latina, como Hugo Chávez, mucha gente se apresuró a compararlo con Perón, a descalificarlo como «nacionalismo burgués» o simplemente como nacionalista, que nada tenía que ver con la lucha anti-capitalista, etc. Se utilizan, también, clichés, sin hacer un análisis concreto de las situaciones concretas.

El nacionalismo de los gobiernos como el de Venezuela, Bolivia o Ecuador, que recuperan para el país sus recursos naturales fundamentales, son parte de la plataforma antineoliberal y anticapitalista de esos países. Cada fenómeno adquiere una naturaleza distinta, conforme al contexto en que está inserto, cada reivindicación, de acuerdo al gobierno, asume un carácter diferente.

En el caso del nacionalismo en América Latina, promueve aún más los procesos de integración regional, teniendo así un carácter no sólo nacional, sino latinoamericanista.

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29 comentarios en «Emir Sader: Tesis equivocadas sobre América Latina (y el Mundo)»

  1. Muy buen artículo, estoy de acuerdo con Sader en todos los puntos.
    No entiendo bien las críticas de David de Ugarte (link del primer comentario). Dice que no se sabe con quién discute el texto de Sader, pero él se opone a cosas fundamentales del texto, lo dice así: “Pero niego la mayor: el estado nacional no es un avance en esta época en ningún lado. Es más cuanto más nacional-más basado en el principio de nacionalidad- peor”.
    No sé por qué es tan importante decir con quién se está discutiendo, pero dado que el mismo no está de acuerdo, bueno, el texto discute, por ejemplo, con David de Ugarte y los que piensan como él.

  2. Es un muy buen texto. Coincido con los puntos 1, 2, 4, 6, 8, 9, 12 y 13. Con los puntos 3, 5 y 11 no coincido, pero porque no percibo que haya sectores que sostengan esas posturas; si los hubiera, entonces sí estaría de acuerdo con Sader. El punto 10 es un postulado de la derecha —que siempre trata de diferenciar al PT brasileño, el FA uruguayo y la Concertación chilena de los «réprobos» gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela—, no de la izquierda. Y el punto 7 no me quedó muy claro.

  3. Bueno, la cosa es que uno no saca una respuesta, una pretendida refutación a algo que nadie dice ni ha dicho. Para mi lo interesante de este texto de Sader es que, aún ninguneando y sin enlazar ni poner nombre siquiera, reconoce que hay una «izquierda» llamémosle libertaria de momento, que rechaza el nacionalismo, el estado nacional como horizonte de lo político y que piensa en términos comunitarios y de autonomía comunitaria, es de suponer que transnacionales.

    Esta es la noticia… No creo que Sader me esté respondiendo a los indianos o a los libros que hemos publicado, como dice Sergio, sino a quienes en su entorno «piensan como nosotros». Comprenderéis que la existencia de esos que piensan como nosotros es lo interesante para mi, no un nuevo listad del viejo discurso nacionalista :)

    1. David, lo que quise decir es que creo que está «respondiendo» (las comillas son porque creo que este «responder», es simplemente una manera elegida para escribir sobre ciertos temas) muchas cosas diferentes, que piensan sectores diferentes; en este sentido, en algún ítem responde cosas que piensa tu sector, no quise decir que específicamente haya respondido a libros publicados por ustedes. De hecho creo que no está respondiendo solo a la izquierda. Como bien señala Martín L más arriba, en el punto 10 responde a un postulado de la derecha, ya que esa no suele ser una crítica por izquierda. En el 5, dice explicitamente que responde a algo dicho por Cardoso, tampoco responde allí a la izquierda, sino a la derecha. Lo que menciona en el 2, refiere al libro de Holloway, «cambiar el mundo, sin tomar el poder», allí es izquierda, pero muy identificada con un autor y un texto específico.
      En mi caso estoy muy de acuerdo con lo que plantea, que en todo caso me parece lo interesante para discutir, y no tanto el modo que eligió para expresar sus puntos de vista.

  4. «En su ya clásico libro La razón populista, Laclau intentaba alejarse de la percepción eurocéntrica del populismo como un régimen político tendiente a menguar los valores de la democracia representativa. “El populismo es simplemente un modo de construir lo político”, escribía. Se trata de un discurso que divide a la sociedad e interpela a los de abajo, confrontándolos con los que detentan el poder. En el populismo, hay “una dicotomización del espacio público”, aunque no tiene un signo político determinado. Puede ser de izquierda o de derecha. Para Laclau, “populistas fueron tanto el fascismo italiano como el maoísmo”.
    Ver nota completa acá
    http://sur.elargentino.com/notas/ernesto-laclau-puede-haber-congresos-con-una-voluntad-antidemocratica

  5. No comparto los conceptos de Sader. Pareciera ser que la solucion a los problemas sudamericanos es la polarización progresismo-neoconservadurismo, el desarrollo de una fuerte burguesia nacional bajo el paraguas estatal y el populismo como método. Considero que en Bolivia aparece una dinamica que escapa de esos conceptos y que es la institucionalizacion de lo plurinacional y el camino de autonomia de las comunidades, el adelgazamiento de estado-nación en definitiva.
    Las burguesias y especialmente las potencias transnacionales se estan acomodando muy bien al modelo que plantea Sader. Cuando se olvida la necesidad de emancipacion que late en estas tierras desde hace 500 años no podemos hablar de progresismo.
    Si este es el modelo, que reconozco mejor que el de los 80-90, no es suficiente, hay que ir por mas sin conceder espacio al cipayismo en el camino.
    Las organizaciones sociales deberian permanecer ajenas a la manipulacion estatal porque son el nucleo de la resistencia y el factor de organizacion politica mas autentico.
    Salud, libertad y revolución social.

    1. Puede ser cierto que ese sea el camino que esté siguiendo Bolivia pero la cuestión es justamente indagar si ese camino es el correcto: el de la diversificación del poder y el estado «aparente».
      O, por el contrario, quizá desde una visión más pragmática, pueda entenderse que sin unificar fuerzas, el que toma la lanza es el cipayismo.
      A veces pienso que se idealiza un poco el comunitarismo, pretendiendo el purismo cultural y político, cuando quizá estas comunidades permanecieron ajenas al estado justamente porque jamás tuvieron posibilidad de participar en la organización política desde arriba.
      Me acuerdo que estando en la plaza central de Cochabamba se juntaban campesinos de distintas comunidades a discutir si esperaban a que Evo cumpliera con la promesa electoral de la reforma agraria o si debían apurarla por las armas.
      Yo soy de los que piensan que deben esperarlo para no abrir otro frente de batalla.

  6. Martín L: Hay sectores en la Argentina que dicen que este Estado es conservador. Yo creo que este texto, en nuestro país, se aplica a la «Constituyente Social» de Víctor De Gennaro y aledaños, a lo que hay que sumarle en algunas partes la «izquierda sojera» en sus expresiones más patéticas.
    David: Ahí lo hemos dicho, en nuestros países, donde tenemos gobiernos contradictorios, el Estado «va para adelante». Aquí caló el discurso de Toni Negri cuando no había nada, pero luego se reconstruyó un Estado y la cosa empezó a caminar. Claro que tenemos sectores de izquierda que te dicen que como aún hay sectores «conservadores» en la coalición de Gobierno y como hay «contradicciones» varias, entonces todo es de derecha y conservador. Y no es así. Sader discute con ellos, con los que dicen que Lula es un mero «entregador». Y no es cierto, ha dejado porciones enteras de políticas públicas sin tocar (lo que hace el Banco Central brasileño, sobre todo), pero se ha metido con otras. Todos nuestros gobiernos «van para adelante» en el sentido de no seguir los dictados del consenso de Washington en forma automática, ni de Washington en cuestiones vinculadas a las relaciones internacionales.
    Perramus: ¿Qué «adelgazamiento de estado-nación» en Bolivia? Te cuento que García Linera es prologuista del último libro de Sader que leí. Y aún recuerdo a Evo mandándole al Ejército a los pozos de gas. No se me presenta muy «adelgazado» ese Estado. Y Evo tuvo que construir un partido, contar porotos y tomar el poder. Tomar el poder tomando el poder, no «sin tomar el poder».
    Acá cuando se quedan sin argumentos de América Latina te hablan de Evo Morales como si hubiera bajado de un plato volador y no me parece que sea así.
    Saludos

    1. Si, y yo recuerdo a García Linera mandando a reprimir a los campesinos de Huanani (por tanto, el responsable de las 2 muertes) y también lo recuerdo diciendo que los trabajadores bolivianos son «contrarevolucionarios» por llamar a la huelga general para conseguir un aumento salarial (romper con el techo que puso el «gobierno revolucionario» de Evo de 5%!!!!!!!) y por oponerse a un proyecto de ley que impulsa el gobierno de Evo y Linera para prohibir la organización sindical de los trabajadores estatales.

      El Estado dentro del marco de las relaciones sociales capitalistas, es capitalista, por más vueltas que le quieran dar, esto es así. El proyecto que defienden se llama «conciliación de clases», «nacionalismo burgués».

      1. Perdón, ¿y alguien dijo que no, que el Estado no es capitalista? Sí, es capitalista, ¿y? Perdón si no mido en el izquierdómetro.

        Algún día podrían dar una experiencia histórica «de verdadera izquerda» que sea de este siglo. Digo, como para emparejar con los que nos hacemos cargo de alguna serie de procesos históricos.

      2. No, izquierdómetro no, solamente que sos capitalista, avalás la explotación capitalista, el hambre y las desigualdades, nada más (ni nada menos) que eso.

        En cuanto a lo de «verdadera izquierda» y «este siglo» no se si te referís al siglo XXI que solamente lleva 10 años, tranquilo, no te apures, para apurados ya estamos los que luchamos todos los días por el Socialismo, los contrarevolucionarios (como vos) mejor tienen que rogar para que no triunfemos.
        Además, ¿quién dice que no me hago cargo (y reivindico) procesos históricos?, que no reivindique los procesos que reprimen trabajadores no significa que no reivindique ningún proceso histórico.

      3. Perdón revolucionario por mi error. Bueno, del siglo pasado, entonces. ¿Alguna experiencia para reivindicar, concreta que haya durado más de seis días?, ¿algún proceso entero sin que «al final llegó al gobierno y se hizo de derecha y pasó a traidor de la causa del socialismo»?

        Y si soy capitalista -y avalo las explotaciones y la Fundación Felices los Niños y todo eso que vos decís que avalo- es porque las alternativas del socialismo fracasaron y las únicas sociedades más o menos justas realmente existentes se dieron en el marco del capitalismo. Háganse carga alguna vez, hermano.

      4. Claro, reivindico la Revolución Rusa, la organización más democrática que ha conocido la humanidad que fueron los soviets (y que no sólo se dieron en Rusia, sino también en muchos lugares del mundo, entre ellos aca, de forma incipiente, estos fueron las coordinadoras interfabriles, los cordones industriales de Chile, los consejos en Portugal, etc, etc); y reivindico toda revolución, es decir, todo proceso que haya expropiado a los expropiadores, todo Estado Obrero a pesar de ser deformados, por eso reivindico y sostengo las conquistas de la Revolución Cubana (a pesar de no coincidir con su estrategia ni con su deformación intrínseca a la propia estrategia foquista o guerrillerista).

        Y listo, eso era lo único que quería leer, tu confesión de capitalista, con todas las implicancias que tiene esa definición tajante y bien concreta.

      5. Nadie está negando la violencia, solamente que hay una gran diferencia, Trotsky era el dirigente del primer ejército de trabajadores del mundo, luchaba contra 17 ejercitos de los paises imperialistas, estaba en una guerra civil y había expropiado a los capitalistas, jajaja. Hay una pequeña diferencia, además Trotsky (y no Trotsky ni Lenin, el gobierno de los soviets de obreros, campesinos y soldados) mandó a reprimir una insurreción de «pequeños propietarios de tierra» (me hace acordar no se por qué a De Angeli) apoyados por los «anarquistas», fue una represión a los sectores que defendían la propiedad privada; hay una pequeña diferencia con el caso de García Linera, aquí (en Bolivia me refiero) reprimen a los obreros y los que defienden la propiedad privada son los supuestos «revolucionarios».

      6. Es verdad, una rebelión de la marina rusa en 1921 para pedir elecciones en el soviet copado por los bolcheviques es muy similar a un reclamo por impuestos a la exportación en Argentina de 2009.

        ¡Sartori, una tablita de estiramiento de conceptos para el camarada!

      7. O sos un ignorante o sos un cínico, informate bien cuál era la composición social propia de las «rebeliones» en la Rusia Bolchevique; lee un poquito para ver cuantos militantes tenía el partido Bolchevique y fijate si tenía la posibilidad de «copar» un Soviet.

      8. Además, no te vi repudiar los asesinatos del «gobierno revolucionario» de Evo y Linera, como tampoco de la represión del «gobierno nacional y popular» que «nunca reprime» pero los cagó a palos 14 veces a los trabajadores del Casino, o los re cagó a palos con un operativo gigante a los trabajadores de Kraft.

  7. Es así: Tibiecito García Linera para vos ¿no? Claro que es conciliación de clases. Es conciliación de clases hasta que le metés el dedo en el culo a uno que tiene guita. Y ahí te quiero ver.
    Los que se presentan como revolucionarios lo más cerca que estuvieron de meterle el culo a alguien es cuando se abrazaron a Biolcati. Pensalo.
    Todo esto dicho en el mejor de los sentidos, claro.
    Saludos

    1. Revolucionarios son los que no sólo «le meten el dedo en el culo» a al que tiene guita, son revolucionarios los que los expropian. El Che, Lenin, Trotsky, etc. Los que asesinan trabajadores y los llaman «contrarevolucionarios» por luchar por aumento de salarios mayores al 5% y por oponerse a que les saquen el derecho a organizarse sindicalmente, esos no lo son.

    2. Claro, lo que pasa es que no le meten el culo a los que tienen guita, los defienden, transan con ellos; eso que ustedes llaman «hacer política», que no es más que negociar para que después la derecha tenga más fuerza, por eso después los aplastan a los populismos.

      En cuanto a las lacras que marcharon con las patronales agrarias, tenés toda la razón, pero no me hago cargo de semejante barbaridad, semejante muestra de descomposición. Pero te comento (para alegría de todos) que esas corrientes (PCR y MST) que marcharon con las patronales agrarias y que se sacaban fotos con el patrón De Angeli y Bussi (perdón, con z era no?) están cada vez más descompuestas, en proceso de desaparición.

      Pero también te comento que son estas corrientes las que apoyan «críticamente» los procesos que vos apoyas, los nacionalismos burgueses de Chavez y Evo. Son estas organizaciones las que se proponen «unir al campo popular», etc.

      El marxismo revolucionario jamás marchó ni marchará con ningún sector patronal.

      1. Jajaja, ¿y eso es por que vos lo decís?, mira que lo vienen diciendo desde que Marx escribió sus primeras obras eh. Sobre todo se cansaron de decirlo luego de la caida de los paises del «socialismo real» o los estalinismos europeos. También se cansaron de gritar a los cuatro vientos que «la clase obrera no existe más», el «trabajo se va a abolir» y demás pavadas.

        Sigan decretando la muerte del marxismo, total, el populismo tiene larga vida, sobre todo por que seguirán fracasando olímpicamente de forma cíclica (es decir, con momentos de crecimiento y otros de caida) ya que no entienden ni el propio funcionamiento del modo de producción del que son defensores.

  8. Me parece interesante lo de Sader pero son discusiones menores. Placenteras, pero menores. Quien plantea «El nacionalismo latinoamericano contemporáneo es de carácter “burgués”? Quien usa categorias tan deshidratadas?

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