Últimamente estoy percibiendo algo así como un quiebre generacional en la politología argentina. Un quiebre generacional, sobre todo, con respecto a la valoración del populismo y/o el latinoamericanismo Me pregunto si esto es así en todas las otras ciencias sociales (incluyendo historia), o si es algo particular de mi disciplina.
Creo que este quiebre se expresa en la existencia de sentidos comunes marcadamente diferentes para quienes tienen, digamos, por poner un límite algo arbitrario, más de cincuenta, y quienes tienen menos de esa edad.
Cuento una pequeña anécdota. En una reunión de investigadores, muy relajada e informal, un conocido politólogo (conocido de verdad) contó no me acuerdo qué historia de las últimas elecciones que habían ocurrido, medio un cachito, y remató con esta frase «pero claro, por supuesto nadie de los que están en esta habitación votamos nunca al peronismo.» Los que teníamos treinta y pico o cuarenta y pico nos miramos. Varios entre nosotros habíamos votado al peronismo, o habíamos pensado en hacerlo, o en todo caso no lo habíamos hecho no suponíamos que era una regla universalizable.
El sentido común, el relato hegemónico de la ciencia política argentina desde 1983 hasta acá es (o era) antipopulista, antimarxista, liberal, republicano, reformista, socialdemócrata, en ese orden. Y es además un sentido común admirador de los sistemas políticos de Europa y EEUU. Metodológicamente, este sentido común opera con el «método de la comparación estilizada»: se toma como punto de llegada una visión idealizada de Europa o EEUU, y se mide con una regla metafórica cuánto nos falta para llegar a ese punto ideal. El esquema de análisis viene dado de antemano.
Obviamente, esto tiene que ver con el origen de la disciplina en el país: la ciencia política argentina se vio a sí misma luego de 1983 como parte de un proyecto refundador del país cuyas bases serían la construcción de una democracia liberal moderna, institucionalizada, y purificada de los excesos del pasado, excesos tanto populistas como izquierdistas. No casualmente, muchos de los padres fundadores de la disciplina son gente que durante los setenta cambiaron a Marx por Gramsci y durante los ochenta cambiaron a Gramsci por Bobbio.
(Para decirlo de otra manera: la ciencia política acá aún no ha tenido sus Cátedras Nacionales.)
Sin embargo, me parece (es una intuición) que este sentido común se ha resquebrajado entre los más jóvenes.
Ahora, sin embargo, entre los politólogos /y politólogas) más jóvenes es posible encontrar gente con una mayor simpatía, o al menos menos horror, frente a las experiencias latinoamericanas contemporáneas, para quien ahora no es anatema votar al PJ, y que se sienten bastante entusiasmado con el momento político latinoamericano. Gente seria, digamos, gente con doctorados en EEUU o Europa, gente que cobra, inclusive, Conicet, o tiene una beca de la Agencia.
Obviamente, también se encuentran politólogos jóvenes que son absolutamente opositores al gobierno, que no votarían ni muertos al PJ, que se alinearon a favor del campo en el último conflicto, y que entienden que el problema mayor de Latinoamérica es dejar pasar las oportunidades de la globalización.
Pero ahora, otra vez, sospecho, estas son posiciones polemizables y adversariales entre sí; ninguna de ellas constituye un sentido común monolítico aprobado a priori. O sea, si uno entra en una habitación llena de gente de menos de ciencuenta, ya no puede largarse a hablar como si el sentido común que todos comparten fuera absolutamente monolítico: la gente que está ahí puede ser simpatizante kirchnerista, o no; puede ser socialista, o no; puede ser liberal, o laclausiano, o marxista, y otro montón de cosas.
Tal vez esto se deba a una mayor rutinización de la democracia y de la competencia partidaria: mientras la generación fundadora tiende a ver todos los conflictos políticos como momentos heroicos en donde se juega, otra vez, el futuro de una democracia precaria a la que hay que defender de los desvaríos populistas (y populares, que para eso están los partidos políticos, ¡caramba!) para los jóvenes son tensiones al interior de una democracia que se vive como ya consolidada.
O tal vez me equivoque.
Veo el mismo panorama que vos. Ojo que para los de menos de 25 el peronismo es el menemismo y el duhaldismo y todavía se ven resabios del viejo gorilismo. Al mismo tiempo hay algo de antipolítica y de ideología «integración al mundo», pero a nivel general se vive un momento de fructíferas divergencias y madurez.
Te vas a encontrar con sorpresas en los próximos años con los pibes de Ciencia Política. Creeme
María Esperanza: ¿Por qué los cientistas políticos habrían de funcionar distinto a su marco de referencia generacional? ¿Acaso los inmunizan en sus respectivas universidades contra la estupidez? Hay gente, le aseguro, a la que la lectura de ciertos autores la confunde mas, vea.
saludos
Si hay un germen de lo que vos y Julian dicen…
…varios momentos «nac&pop» recuerdo: desde gente que regresa del 1er mundo hablando pestes y volcada al latinoamericanismo, hasta peronistas que se animan a salir del closet….
El otro día, en una charla universitaria, los más jóvenes (promedio 19 a 23 años) estaban usando repetidas vez al adjetivo peronista como insulto, dentro de su lenguaje. Y para mi sorpresa hubo varios (apenas más grandes) salieron a corregirlos. Marco la diferencia de edad porque como Julian veo esa tendencia como rasgo de «madurez», en el sentido más llano de la palabra.
Aunque estoy alejado del medio universitario como para opinar, hay algo que me llama la atención.
Es la frase de que lo politólogos «…cambiaron a Marx por Gramsci…», como si el sardo hubiera sido otra cosa que la continuación de la reflexión marxista para las condiciones políticas de los «eslabones fuertes de la cadena» en Occidente.
Posiblemente lo que tengas en mente sea el derrotero de Portantiero y el Club de Cultura Socialista a partir de «Los usos de Gramsci». Pero en ese caso habría que precisar que se trataba de una determinada operación de esterilización (y algunos de ellos venían de las cátedras nacionales) .
Curiosamente, para los ideólogos de la derecha por la misma época, también era Gramsci el nombre del espectro que amenazaba insidiosamente con infiltrarse y disolver los «valores tradicionales». Concretamente, era la principal acusación que hacían a los intelectuales alfonsinistas.
Finalmente, para mi sorpresa -y confieso mi ignorancia-, me vengo a enterar por Artemio de que Gramsci también nutría teóricamente los intentos de Cooke por articular la experiencia peronista con una perspectiva conceptual que permitiera insertarla en el marco de los movimientos revolucionarios tercermundistas de los ’60.
En suma, me parece que habría que rescatar varios elementos de la reflexión gramsciana (así como la de Trotsky sobre los bonapartismos progresistas en los países periféricos) para complementar los intentos de revaloración teórica del populismo.
Después de todo, el primer artículo de La Barbarie que me llamó la atención, hace casi dos años, fue uno de Pablo que ponía paños fríos a la identificación apresurada entre Kirchnerismo y populismo. ¿se acuerdan?
http://labarbarie.com.ar/2006/el-kirchnerismo-no-es-un-populismo/
MEC,
Cuando leia tu post me acordé de uno que escribió Mendieta sobre el conflicto del campo que hablaba de como había incidido este conflicto en la sociedad dividiendo parejas, amigos, familias…
Si bien es cierto que lo que se rompe es el sentido común que señalás (especialmente por el sesgo social que solía tener la gente que se dedicaba a la ciencia política un tiempo atrás) me parece que de lo que da cuenta es que efectivamente la política vuelve a cobrar sentido, vuelve a ocupar un lugar y es llamativo que suceda cuando ya casi no quedan espacios de militancia «progresista» o «de izquierda» con un proyecto popular propio, como quizás (a lo mejor… haciendo un esfuercito) pudo haberlo en los setenta.
Creo que el concepto de «universidad» y del espacio académico ha cambiado también (por suerte). La imagen del «intelectual socialista» se desdibujó y se hizo más permeable a otras experiencias (liberales o populistas) y a otras prácticas (vinculadas con la extensión y la investigación y ya no sólo la docencia).
Son tiempos interesantes para vivir y pensar la política…
Yo creo que el apoyo del mundo de las ciencias sociales (perdonenme la generalización, pero un mundo predominantemente ubicado en la izquierda, como la mayoría de los usuarios de artepolítica), al peronismo se debe a que hoy en día el peronismo, gracias al Kirchnerismo, es considerado por muchos la izquierda verdaderamente existente.
Son bastante similares a los miembros de la UCeDe que a pesar de una larga historia de antiperonismo, se taparon la nariz, y le dieron su apoyo a Menem, la derecha realmente existente en los 90.
No es imposible que el sucesor de Cristina sea un peronista de derecha que despotrique contra los años del Kirchnerismo, de la misma forma que Kirchner despotrica contra los años 90.
Si eso sucediera, muchos de los izquierdistas que hoy apoyan a Kirchner, podrían desilucionarse con el peronismo, convencerse de que el peronismo nunca va a ser la solución que ellos quieren.
Después de todo, creo que la mayoría habría votado a Alfonsín y no a Luder, y que habrían sido opositores al peronismo en los 90.
Por lo que esa situación que percibís tal vez sea circumstancial y pueda revertirse. Pero tal vez lo contrario ocurra, en este país nunca se sabe lo que va a pasar.
María Esperanza:
Creo que nos guste o no, de alguna forma somos hijos de nuestra época y eso se aplica también a la formación académica, más aún en nuestras disciplinas «ideográficas». Los problemas a resolver a finales de los 80 eran muy diferentes a los problemas a resolver a finales de los 90 y a los de hoy día. Las camadas nuevas se nutren principalmente de las temáticas del pasado reciente y eso probablemente modifique el perfil con el cual salen los egresados independientemente del plan de carrera.
Por otra parte, el trayecto que hayas recorrido durante la carrera de alguna manera influye en tu visión profesional. Curse la carrera entre 92 y 96 en sociales(UBA) cuando estábamos aún todos juntos y arreciaba la cascoteada neoliberal. Por motivos múltiples curse de mañana y tarde alternativamente y era increíble notar la diferencia ideológica en las cátedras (no creo que la explicación sea el turno pero me llamó la atención) Haya autores que sólo se leen en determinadas cátedras y si no pasas por ahí, ni te enteras.
Finalmente, si no venís de cuna peronista pero tene? la cabeza abierta, el peronismo es como el tango… lo empezas a querer a medida que te vas haciendo mayor.
Saludos.
Estoy muy de acuerdo con lo que decís de la resignificación del populismo, y me parece un avance muy pero muy positivo.
También hay otra cuestión, creo que lo planteaba Julián. Hay entre nosotros -los alumnos- un alto grado de apolítica y anti-política. Sigue existiendo esa sensación de que la única realidad son las teorías demócrata liberales y que todo lo que se aleja es el barro de la política. Y hay pocos dispuestos a embarrarse.
Muy buena la reflexión, y muy necesaria.
Buen post MEC. Para mi la mirada es de la de los que tenemos 50 añitos. Para nosotros, durante el proceso, la CP estaba prohibida y no existía la carrera, las Ciencias Políticas se daban en la UTN, mi caso, en Ingeniería Qúimica. Todo el PC en Medrano estaba en IQ, los presidentes del centro de estudiantes del 83 y sucesivos salieron todoos de esa carrera.
Me causa gracia la carrera CP, como algo que se estudie. Muy pocos de lo que la han estudiado la militan, o la aplican a los votos propios.
Mónica Bifarielo, docente de CP en la UNR y funcionaria de primera línea de Binner comenta que la mayoría de los alumnos de CP no quieren someterse a la pugna de los votos y prefieren «asesorar» al político de turno.
También veo que hay entre los profesionales de CP eso del profesional, de no quemarse, de no jugarse, de no innovar, para respaldar «el título», como cuida el ingeniero que el puente no se caiga.
Pero debería haber, como debería haber en la ingeniería, aquellos que planeen y tiren puentes imposibles, que desafíen a la gravedad política, pero también veo que todos están mas preocupados por llegar a fin de mes y en no perder el trabajo, que en llegar hasta la otra orilla.
Esta mezquindad individualista, sin embargo, no es propia de las CP, es la pesada herencia del neoliberalismo, es causa de la desafiliación social que impide que el mas loquito, el mas osado, el que esté en mejor estado físico, vaya en búsqueda del arriero y salve a los que todavía sobrevivimos en la cumbre de los andes.
Las discusiones, típicas de AP antes se daban dentro del PC, en el PI, entre uno de allí y otro de afuera, pero no eran del ámbito académico. A los veteranos nos parece extraño que ahora sí lo sea y aplaudimos. Ahora bien, lo que falta hacer, como siempre faltó, es bajar el discurso a los popular.
En ese campo todavía mandan otros.
Qué buenos comentarios. Roberto, estoy de acuerdo con tu interpretación de Gramsci, pero ojo, esa no es la interpretación de Portantiero et al.
Max Chames, en sociales en Sociales había una gran diferencia enter mañana y noche, porque a la mañana iban los alumnos que no tenían que trabajar.
Primo Louis: de acuerdo.
Charlie: estoy totalmente de acuerdo, el óptimo para el politólogo es es asesor, es decir, un tecnócrata. Pero el problema es que ahí ganan a palos los economistas, que tienen una «ciencia» más legitimada socialemente.
Y bueno, si esas discusiones hoy se dan acá, hemos cumplido con el objetivo de AP.
exacto… había dos carreras de ciencia política con perfiles distintos
cito como ejemplo Sociología Política (Rubinstein-Kvaternik) Teoría Política Contemporanea (Garcia Delgado-Cheresky)
Ahora me pregunto…
¿Esa diferencia ideológica reflejaba de alguna forma la diferencia de públicos hacia las cuales iba dirigida?
¿Qué impacto pudo tener en la carrera posterior de los egresados?
¿Sabén si hay algún estudio de inserción de graduados de mediano plazo?
Max Chames: no sé cuál era exactamente la causa, pero había dos perfiles distintos. Y no creo que haya ningún estudio así.
Interesante tu idea, María. Es probable que haya un «corte generacional», tal y como vos lo planteás. Y creo que tiene que ver con eso que planteás que es el origen y el objetivo de la carrera de CP: proveer de cuadros «técnicos» para el funcionariado estatal (a la manera de la Ecole de París). Cuando ese «consenso» con la «democracia representativa/ globalizadora» se fisura (no me animo a decir que se rompe) es esperable que sean las generaciones «jóvenes» (menos permeadas por ese consenso) las que arranquen con el cuestionamiento… Bah, creo…
Yo que vengo de Socio, percibo algo parecido, aunque el corte se da en un sentido distinto… menos generacional, más «teórico» y más «antiperonista».
En Socio predomina más una especie de «postmodernismo anarquista» a lo Derrida o a lo Deleuze. Una especie de ensayismo que es muy seductor sobre todo en los inicios de la carrera. Y si creo que el peronismo sigue siendo «mala palabra» (al menos hasta que terminé yo).
Radicales y troskos están sobrerrepresentados, al menos en las cátedras de la UBA.
Me parece
Salduos
Y no están los que sin ser marxistas no votan ni votaron peronismo pero sí apoyan algunos procesos latinoamericanos? Aclaron que existen)
Ayer en una ponencia sobre Cuestión social y democracia que dieron tres trabajadores sociales (ahora no recuerdo los nombres) se dijo que algo que se estaba viendo en la facultad era cierta homogeneización del alumnado, porque las clases altas se estaban yendo a la educación privada. No sé…para pensarlo también respecto a ese resquebrajamiento del sentido común liberal.
(PD: Cómo tientan unas buenas cátedras nacionales!)
María Esperanza: Con esta frase tuya: «Para decirlo de otra manera: la ciencia política acá aún no ha tenido sus Cátedras Nacionales.» te comportás metodológicamente igual que aquellos a los que criticás. ¿Por qué habría de haber cátedras nacionales? La pregunta vale tanto así como la que vos te hacés acerca de que no hay ninguna razón esperar que Sudamérica tenga que llegar a ser como Europa o Estados Unidos. La diferencia estaría en que «lo nacional» es más débil como para pretender su lugar académico.
Podemos entender la aceptación del peronismo por las nuevas generaciones por un argumento de base y superestructura. ¿Hace cuántos años que gobierna en peronismo? Si caminamos estas calles, tomamos estos trenes, nos enamoramos en estas esquinas, vamos aceptando esta realidad. En ese sentido es interesante el pensamiento de Laclau ya que arriba a una condicional aceptación de estos movimientos políticos latinoamericanos contemporáneos pero basándose en argumentos serios, teóricos de fondo, que no dejan de escrutar el comportamiento de esos actores políticos en terreno real y que a su vez no se dejan engañar por los símbolos que esgrimen para legitimarse.
Posiblemente estemos viviendo un momento en el cual las maneras de pensar lo político viven una tensión entre el pensamiento y la reflexión heredada (ya sea desde la academia hasta el sentido común) y las partícularidades propias de este momento Latinoamericano. Al conceptualizar el populismo, el liberalismo, la izquierda, la derecha, etc, no hacemos más que reproducir esa tensión.
Creo, en particular, que las nuevas generaciones de personas que se dediquen a la política (ya sea desde la reflexión, la investigación, la práctica, etc.) tienen la posibilidad (histórica, si se quiere) de formular tanto proyectos (y proyecciones) como nuevas conceptualizaciones. En este sentido creo que, no solo nos vamos a encontrar con diferencias entre generaciones, sino también dentro de la misma generación.
Lejos de vivir el consenso, hoy nos encontramos con un excelente escenario de debate.
MEC: Tu análisis es interesante. Ojalá se esté dando un quiebre de ese discurso dominante desde el 83 que mira con repugnancia al populismo, negando en ese gesto una mirada historica y política de lo nacional y latinoamericano que anide en lo genuinamente popular de acuerdo a lo que fueron nuestros derroteros historicos. Decís que «la ciencia política acá aún no ha tenido sus Cátedras Nacionales.» No puedo más que concordar con esto, y eso forma parte de un deliberado bastardeo del pensamiento y los intelectuales nacionales, condenados a ser piezas de museo por la hegemonía de los «estudios culturales» y el Club Socialista.
Recuperar la perpectiva nacional es parte de un reparación de los discursos «derrotados» por las secuelas de la post-dictadura.
Con respecto al peronismo, creo que en los jóvenes persiste la idea de que «eso» es lo de los ultimos 25 años, y no lo anterior al 76. Es decir peronismo asimilado a corruptela, clientelismo y ni por asomo a la idea de movimiento popular.
saludos
María:
Estoy totalmente de acuerdo con vos. Soy de La Plata, una ciudad muy de clase media urbana y con muchos profesionales que les da verguenza votar al peronismo, mejor dicho al kirchnerismo, aunque cuando hubo que votar a Menem, todos fueron atras de él, inclusive ganó en el 2002¡. Yo soy abogado, acá no hay Cs. Políticas, y en está facu fue donde se dieron muchos de los grandes debates de las diferentes corrientes propgresistas de nuestra historia. En estos días cuando llegás los carteles de franja de invitan a firmar en contra de las retenciones…Hoy para aquellos que dicen representar al pueblo, dígase los jóvenes de izquierda, el peronismo no es una opción. Lamentablemente a muchos de ellos se los vio con la Ripoll en la plaza del teflón. Habrá que empezar a nueclearse para defender una receta nacional que de un nuevo discurso más relacionado con nuestras verdaderas necesidades, y éste es un buen espacio para hacerlo.
Inti
En esto también hay resabios de un prejuicio que viene del siglo XIX en ciertos sectores sociales de nuestro país, que consiste en considerar que lo que viene de afuera siempre es mejor que lo que pueda hacerse (o pensarse) acá.
En este sentido, considero que la falta de libertades y el apropiamiento por parte de casi todos los regímenes de facto, de una «cultura nacional» acartonada, vacía y conservadora, eyectó a las distintas generaciones en su juventud, de todo aquello que oliera a «nacional» o «autóctono».
Así, por ejemplo, hubo que esperar a que en los 90´ algunos grupos de rock recuperaran algo así como el «folklore», y luego también el tango, para que esas expresiones artísticas sean apropiadas y por lo tanto resignificadas por la juventud.
Da para largo, pero es sólo tirar una idea…
Coincido con Luker.
Me parece que la explicación hay que buscarla fuera de las aulas universitarias, y tiene que ver con una idea del kirchnerismo como la izquierda realmente existente.
Me acuerdo de un post de Eva Row en el que contaba que por su formación marxista antes de 2001 se hubiera cortado las manos antes de votar al peronismo.
Creo que es un camino bastante transitado y que, durante el conflicto con el campo, se hizo más evidente aún.
Por último, perteneciendo a la generación sub-30, este post me hizo sentir joven. Sin estar dentro de la categoría 30/50, no he votado aún al peronismo, pero sí he pensado hacerlo… ¿2009? Es probable.
Tengo 39 y he votado al peronismo un par de veces (las dos de Kirchner) y una dudosa (habría que ver como se toma el voto a Bordón). He ido a las marchas en apoyo al gobierno en el conflicto con el campo…y aunque, como ven, no le hago asco al peronismo ni al populismo, no entiendo esa idealización de las «cátedras nacionales» (creo que el concepto mismo supone una esencialización absurda de lo nacional) ni la desvalorización del pensamiento sobre el pensamiento de Gramsci o sobre la sociedad y la historia argentina de tipos como Aricó o Portantiero. Pero bueno, yo soy de socio y no de ciencia política y puede ser que allí haya llegado lo más formalista (los textos sobre la transición) del Negro…Pero creo que si uno lee lo que escribió sobre la tradición socialista o sobre los cambios en la Argentina en los 30, o incluso algunos de sus textos sobre el gobierno de Kirchner, no se lo puede equiparar con el antiperonismo del que parecen hablar en varias de las intervenciones. Me parece que confunden a Portantiero con Aznar.
Ricardo.
Diego: Hay mucho, y muy bueno, de pensamiento político nacional y latinoamericano. Alguien me decía que se había graduado de Ciencia Política en la UBA y no había leído nunca el Facundo. ¿Es Sarmiento menos que Hobbes? Seguro. ¿Es menos que Condorcet? No creo. ¿Es Portantiero menos que Bobbio? No creo.
Cresto, estoy de acuerdo, aunque no estoy tan cerca de socio.
Tomás, no se están yendo a las privadas, ya se han ido. Una pelea que las universidades nacionales se resisten a dar, muy a mi pesar.
Ventarrón: sí, me doy cuenta. Para mi treinta y poco somos los jóvenes, y en realidad estamos más cerca de ser viejos chotos…
muy bien, una buena lectura de la realidad, aunque tengo dudas cuanto hay de deseo tras de ese analisis. lo generacional no creo que sea un elemento de corte sino lo es en terminos de formacion y por dar ejemplos concretos de politologos peronistas conocidos salidos de uba con funciones ejecutivas elevadas Abal Medina y Arroyo, mas alla de la historia familiar de Abal, la realidad es que son dos sub 50 socialdemocratas made in flacso y son dos muchachos que estan formando a las nuevas camadas. comparto plenamente lo de las catedras nacionales, pero aparte del contenido hay que ver quien las da por que siguiendo a Hernandez Arregui a los universitarios los forman docentes universitarios formados a su vez en el sistema permitido por los poderosos para asegurar la reproduccion y que tambien podriamos analizar siguiendo a althuser y sus aparatos ideologicos del estado quien escribio despues de nuestros muchachos nacionales y populares. recomiendo leer a Rodolfo Kusch un vedado por la historia o un maldito mas como define galasso. Entendamos a nuestra america desde nosotros mismos mestiza y hedienta eso es el peronismo ojo que hablo de peronismo y no PJ
Sé que soy un sapo de otro pozo en este blog colectivo. Para mí es un desafío y además me gusta la gente que hay aquí. Yo también fui a la universidad pública (72-76)y aprobé 18 materias de Psicología, antes de aburrirme de la Psicología, las agrupaciones de «izquierda», la seductora sonrisa de Juan Carlos Portantiero (en ese entonces, Psicología se cursaba en Filosofía y Letras, y había materias comunes con Socio)y, finalmente, de las redadas de la dictadura (aunque aquí no era aburrimiento). Les puedo hablar del único momento argentino en que la UBA tuvo cátedras nacionales, cuando el rector era nada menos que Rodolfo Puiggrós. Antes y después, nada. Todo el universo de la intelligentzia se repartió y SE REPARTE AHORA entre conservadores fascistas (especialmente en Derecho) y liberales de derecha a izquierda. Sinceramente, María Esperanza y los otros (salvo Luciano) creo que no es posible ya (en 2008) suponer que en la Argentina existe alguna izquierda que no sea el peronismo. Lo digo en serio y sé que lloverán las puteadas. Me refiero a la doctrina, antes que enarbolen a Menem. No hay en el mundo ningún movimiento de izquierda que no esté conformado por trabajadores obreros y campesinos. Ese núcleo duro es del peronismo desde el 45. Antes era otra cosa, pero murió. Lo que no murieron son las caracterizaciones equivocadas. Un estudiante izquierdista de la UBA termina hoy subido al palco con De Angeli. Ojo, también en Venezuela es así. La Universidad, la intelectualidad, la intelligentzia entera está en contra de Chávez. Pero el pueblo no. Y ese es el secreto. Populismo viene de pueblo, no de cenáculos. Nicolás Casullo lo explica bien en su libro «Cuestiones». Si en nuestras universidades (salvo el período 73-75) hubiéramos tenido cátedras nacionales, hoy muchos cincuentones se reirían de la socialdemocracia, del stalinismo y obviamente del trotskismo, todas antigüedades impracticables. Las revoluciones en Latinoamérica las hicieron los trabajadores. Inclusieve la cubana ¿O eran universitarios los fidelistas de la década del 60? ¿Cómo iban a serlo, si recién había sido alfabetizado el país? Eran recolectores de remolacha azucarera, campesinos. No los intelectuales que escuchamos ahora. Esos están para defender la doctrina y por eso Fidel luchó por la educación. Pero ninguno hizo la revolución ni se planto jamás ante el imperio como lo hicieron los trabajadores. En la Argentina fue igual, sólo que los hijos de los obreros peronistas terminaron en la Universidad (gracias al peronismo) y rápidamente se conviertieron en gorilas. No olvidemos aquí que el primer peronismo duró diez años y que, obviamente, su tarea quedó inconclusa. La Cuba Fidelista cumplirá 50 años el próximo 8 de enero. Ahí puede estar la clave. Descubrir el populismo es bueno para la Argentina. Peronismo es populismo, no ahora, siempre lo fue (salvo Carlitos, eh). Y en toda Latinoamérica fueron procesos populistas los que dejaron huella, incluyendo a Cuba. Torrijos en Panamá. Velasco Alvarado en Perú. Getulio en Brasil. Juan José Torres en Bolivia. Allende en Chile. Y ahora Evo Morales, Correa, Chávez, y hasta Lula. De todos modos, hay libros que descansan fuera de la Universidad y que aun pueden sere leídos fuera de ella (como hice yo, harto de liberalismo de izq/der). Tiro algunos nombres: HERNÁNDEZ ARREGUI, PUIGGROS, COOKE, SCALABRINI, JAURETCHE, FERMÍN CHÁVEZ, JOSÉ MARÍA ROSA, RAMOS, etc. Se hizo largo. No creo, de verdad, que las cosas pasen en o por la Universidad. Los partidos grandes se dirimen en las fábricas y/o en el campo, pero específicamente en la calle. Los estudiantes argentinos tuvieron siempre poca calle. Odian a D’Elía, por ejemplo, y el Gordo es capaz de poner patas para arriba a cualquier punterito estudiantil que leyó cien vez a Marx y ninguna a José Hernández. Antes de irme a la banquina, me parece que la autora del post está «descubriendo» que los investigadores (Conicet), los de la reunión docente, sus compañeros de siempre, y ella misma, toma al peronismo como a un gato de cinco patas o entelequia parecida. Como yo creo que todos son inteligentes (y leídos) me parece que la cosa viene por el «no quiero entender». Suena más sincero. Y ahí, sí, hay un dejo de gorilismo proveniente de todas esas escuelas sin cátedras nacionales, y de lo que mamá y papá hicieron de nosotros. Muchos padres peronistas también.
María Esperanza:
Varias cuestiones para agregar me genera tu respuesta. Portantiero y Bobbio beben sino de las mismas aguas de fuentes familiares; allí está la tradición de la filosofía política moderna que es una sola. Negri debe estar más lejos de Bobbio que lo que está Portantiero. Con ese privilegio hacia Portantiero por sobre Bobbio estás corriendo el riesgo de privilegiar a un pensador no por lo que escribió sino por su origen personal. Casullo cita de modo tan variopinto como Deleuze, pero es menos lúcido, simplemente.
Otra cosa, Sarmiento. Civilización y barbarie hasta en la sopa se ve en la UBA. Y ni que hablar de la apropiación «popular» que se hizo de esa oposición dialéctica que todavía hoy en día es canon. Conclusión: Sarmiento y sus hijos están presentes y que no nos quepa la menor duda de que lo están porque éste a pesar de sus idas y venidas sigue siendo el mismo país que los vio nacer a todos ellos. Ni en Uruguay ni en Chile tiene esa genealogía tamaña preponderancia, para no ir más lejos donde ni siquiera existen.
Me sorprende gratamente este artículo. Recuerdo una de las primeras reuniones en la Biblioteca Nacional en la que se nos pidió a los asistentes, en primer lugar, que tratáramos de volver acompañados de sub30; pero después, mirando alrededor, esa misma persona agregó: «bueno .. por lo menos, sub40».
A riesgo de desviarme del tema del post, recomiendo cliquear en el link a la nota de Pablo en La Barbarie que dejé en mi primer comentario y seguir hasta el comentario 22 de Manolo.
Impresiona ver como predice en 2006 la cristalización de un movimiento populista de derecha de base rural, sus motivaciones y componentes.
Creo que directamente habría que pedirle que se largue con un seminario de análisis político oracular, que seguro que en la UBA no se consigue.
Mono Gatica: no sera demasiado exagerado y categórico decir o sostener que «no es posible ya (en 2008) suponer que en la Argentina existe alguna izquierda que no sea el peronismo» y afirmar que el peronismo menemista no fue populista, me parecen mas expresiones de deseos absolutamente sujetivas que una realidad comprobable.
Quizás sea que el espectro político en nuestro país este absolutamente corrido a la derecha, pero quizás sea una percepción mía, nomas.
Saludos Cordiales.
El espectro político del país está corrido a la derecha porque no se asumió todavía que en la Argentina no es posible suponer que exista alguna izquierda fuera del peronismo.
Roberto: Tenés razón, es increible la descripción que hace Manolo del movimiento rural, un año y medio antes, lo describe como si lo estuviera viendo. Pensar que Lilita se vanagloriaba porque en algún lado dijo «julio maravilloso» y no se sabe si se refirió al mes o a Cobos. Si Lilita llega a tener un acierto como el de Manolo…¿quién se encarga de explicarle que no tiene línea directa al cielo?
Mono Gatica; Prada también boxeaba bién.Perón aplaudía a los dos y no se perdío ninguna pelea.Ya hace tiempo que el marxismo se reconcilió con el peronismo.Cristina citó el 18 Brumario,por poner un ejemplo práctico.Hay que leerlo, ayuda.
El Kirchnerismo al cual adhiero críticamente,es otra etapa del peronismo.El peronismo así en abstracto no es nada.Hubo muchos peronismos.Con el de Isabel-Lopez Rega,nó gracias!Con la jp de los 70,sí.Y el Peronismo de base y el FRP de los norteños de Armando Jaime.Sin dialectica no se entiende el peronismo,ni el radicalismo.Reducionismo significa reducir la mirada social que es siempre compleja.
Pero algo lo veo claro,no todos los que dicen que leen a Marx-Engel y demas santos del cielo no siempre son de izquierda,eso se vé en la práctica.En el conflicto del campo,Don Chicho y Napoleón,la Vima Rural con Pino Solanas!Dios mío y los Rodrigues Saa y Menen,no son peronistas? Hay de todo en la viña del Señor!Todo mezclado,todo mezclado como en el poema de Guillén.El movimiento nacional y popular el tan ansiado tercer movimiento histórico,lo están construyendo peronistas y noperonistas.No preguntés que etiquetas tienen preguntá que hacen en la practica.No hay otra.
Y ahora se viene la segunda,como en la samba.El viernes la ofensiva comienza otra etapa.La derecha de vuelta encabezada por los dueños de la tierra se larga a la calle.Se acabó,o con nuestro gobierno democrático o con los golpistas de guante blanco.
Me voy a leer Tumini,www.libresdelsur.org.ar,me gustan como están trabajando,es que la Juana Azurduy es una buena motivación.Y llegó el momento de demostrar quién es quién,se vienen los tractores y nos quieren pasar por encima.
No pasarán!
Acabo de leer el comment de Manolo que sugirió Roberto.
Desde hoy Manolo es nuestra Carrió -me mata Manolo si lee esto – haciendo profecías, sólo que él es absolutamente acertado!
Cuando explica el pasado me la paso peleándome con sus posts, pero a partir de este momento cuando hable del futuro le voy a poner todas las fichas a lo que diga!
María Esperanza, muy acertada tu observación. Doy clase hace 15 años y hace 11 en sociales UBA. Ningún politólgo con cerebro de neutra facultad podías ser peronista. Los de menos de 25 no vivieron el menemismo y en ocasiones son menos gorilas, no siempre.
Un historiador argentino mas o menos conocido, le dijo a una amiga (haciendo referencia a los intelectuales del 50 en adelante) «porque intelectuales peronistas no hay» (y no se estaba riendo)
Saludos